The Project Gutenberg EBook of Expedicion de Catalanes y Argoneses al Oriente, by D. Francisco De Moncada This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at www.gutenberg.org Title: Expedicion de Catalanes y Argoneses al Oriente Author: D. Francisco De Moncada Release Date: September 23, 2004 [EBook #13516] Language: Spanish Character set encoding: ASCII *** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EXPEDICION DE CATALANES Y *** Produced by Virginia Paque and Jose Mendez EXPEDICION DE CATALANES Y ARAGONESES AL ORIENTE por D. FRANCISCO DE MONCADA BIBLIOTECA MILITAR ECONOMICA EXPEDICION DE CATALANES Y ARAGONESES AL ORIENTE BIBLIOTECA MILITAR ECONOMICA COLECCION DE LOS MEJORES AUTORES MILITARES ANTIGUOS Y MODERNOS, NACIONALES Y EXTRANJEROS Y DE ALGUNOS OTROS DE CIENCIA E HISTORIA MILITAR. PUBLICADA Bajo los auspicios DEL EXCMO. SR. TENIENTE GENERAL D. Eduardo Fernandez de San Roman Marques de San Roman Director. D. Emilio Valverde Y Alvarez Cuarta seccion. OBRAS DE HISTORIA MILITAR Expedicion de Catalanes y Aragoneses, contra Turcos Y Griegos. POR D. FRANCISCO DE MONCADA EDICION DE 1777. A DON JUAN DE MONCADA. ARZOBISPO DE TARRAGONA Por obedecer a V.S. Ilustrisima he puesto en orden esta breve Historia, que la soledad de una aldea me la puso entre las manos con el deseo natural de conservar memorias casi muertas de la patria, que merecen eterna duracion. Recogi lo que pude de papeles antiguos de Cataluna, y ayudado de sus escritores y de los Griegos he procurado sacar esta EXPEDICION que los nuestros hicieron a Levante, libre de dos terribles contrarios, descuido de los naturales y propios hijos, y malicia de los extranjeros, enemigos de nuestro nombre y gloria, que parece que andaban a porfia cual de ellos seria el autor de su muerte. Halleme desocupado; y asi reconoci por obligacion el salir a su defensa; si esta ha sido bastante no lo puedo asegurar, porque las armas, que son las antiguas memorias y autores, con que me opuse, andan tan confusos y faltos, que apenas me dieron el socorro necesario. Pero ya que no se entera, ni como ella fue descrita a la posteridad, quedara por lo menos renovada con mas larga relacion de la que los antiguos Catalanes nos dejaron; cuyo descuido nacio de parecerles que los hechos tan esclarecidos la fama los conservara con mayor estimacion que la Historia, y que el tiempo no las pudiera oscurecer. Guardeme Dios a V.S. Ilustrisima muy largos anos. Barcelona 3 de Noviembre de MDCXX. EL CONDE DE OSONA AL LECTOR Si no tuvieramos tan repetidas pruebas del descuido, con que antes de ahora se han mirado los mas preciosos monumentos de nuestros mejores Escritores, pudiera serla la presente obra, a quien ni la dignidad de su Autor, ni la grandeza del asunto, ni la elegancia del estilo pudieron eximir de la fatal suerte que otras de no inferior merito han experimentado. Lo cierto es que desde el ano de MDCXXIII en que salio a luz, no ha vuelto a imprimirse; y asi por su rareza solo era conocida de algunos curiosos con no poco menoscabo de la gloria inmortal que por su esfuerzo invencible supieron adquirirse los Catalanes y Aragoneses en su famosa Expedicion contra Turcos y Griegos. Hazanas tan memorables merecian una pluma delicada que las escribiese segun correspondia. Tal era la de DON FRANCISCO DE MONCADA, no menos celebre por la espada, que por la pluma; y digno de ser tan conocido, como merece la grandeza de su ingenio y de su alto nacimiento. Y asi nos parece muy debido no omitir en este lugar las curiosas noticias, que de su vida y escritos nos dejo recogidas DON VICENTE JIMENO en los Escritores del Reino de Valencia (t. i. p. 326 y 327.) obra trabajada con mucha puntualidad, erudicion y juicio. iOjala tuvieramos otras iguales a esta de los demas Reinos de Espana!. Dice pues: DON FRANCISCO DE MONCADA, tercero Marques de Aytona, Conde de Osona, Senor de las Baronias de Oz, Aljafarin, Callosa, Tarbena, y otras: segundo Julio Cesar en la valentia de la Espada y rasgo de la pluma; nacio en la ciudad de Valencia, siendo su abuelo Don Francisco, primer Marques de Aytona, Virrey de este Reino; y fue bautizado en la Iglesia Parroquial de San Esteban Protomartyr en la pila de San Vicente Ferrer, Lunes a 29 de Diciembre del ano 1586. Fueron sus padres Don Gaston de Moncada, segundo Marques de Aytona, Virrey de Cerdena y Aragon, Embajador en la Corte de Roma; y Dona Catalina de Moncada, Baronesa de Callosa. Desde sus tiernos anos se habia dedicado D. FRANCISCO al estudio de las letras, y de las lenguas Latina y Griega. Cason con Dona Margarita de Castro y Alagon, Baronesa de Laguna, y Vizcondesa de Isla; y tuvieron por hijo y sucesor a Don Guillen Ramon de Moncada, a quien D. Nicolas Antonio llama, no Oton como dice Rodriguez sino Gaston, (lo corrige despues en el mismo tomo, llamandole Guillen Ramon) el cual fue Virrey de Galicia, Gobernador de la Corona en la menor edad de Carlos II y Escritor como Don Francisco su Padre-. Fue D. FRANCISCO Consejero de Estado y Guerra, Embajador Real en la Corte de Alemania, cerca del emperador Ferdinando II. Mayordomo Mayor de Dona Isabel Clara Eugenia, Infanta de Espana, Senora propietaria de los Estados de Flandes, y despues de la muerte de esta Princesa Gobernador de los mismos Estados por el Rey Felipe IV, y Generalisimo de sus Armas, mientras no fue a gobernarlas el Cardenal Infante Don Fernando, hermano del Rey. Los elogios que se merecio con sus valerosas hazanas y acreditado gobierno fueron tantos, que apenas hay historiador que le mencione, que no prorrumpa en alabanzas suyas. Murio de enfermedad; pero coronado de laureles y en brazos de la fama, en el campo de Goch de la Provincia de Cleves en el ano 1635, despues de haber derrotado dos ejercitos enemigos, a los 49 anos de edad. Las obras que escribio son estas. Expedicion de Catalanes y Aragoneses contra Turcos y Griegos. En Barcelona por Lorenzo Deu 1623 en 4.º La publico siendo Conde de Osona, que era el Titulo del Mayorazgo de su Casa. Vida de Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio. Se imprimio despues de la muerte del Autor en Francfort por Gaspar Rotelio 1642 en 16. Genealogia de la Casa de los Moncadas. La inserto Pedro de Marca, Autor Frances, grave y noticioso en su Historia de Bearne, impresa en Paris el ano 1640 como atestigua el Maestro Fray Joseph Gomez de Porres, Carmelita. El mismo Conde la envio a Pedro de Marca el cual imprimio tambien dos Cartas latinas que el Conde le habia escrito. Esta Genealogia, en la cual habla de los Condes de Bearne, son las Notas MSS que le atribuye D. Nicolas. Antigueedad del Santuario de Monserrate. Acuerdan esta obra Gomez y Rodriguez. Hasta aqui JIMENO. A cuyas noticias, si no temieramos alargar demasiado esta prefacion, pudieramos anadir otras y varios elogios de nuestro Autor, que pueden verse en la Biblioteca Valentina del citado M. Fray Joseph Rodriguez; sin embargo no podemos dejar de admirar, que ni estos dos eruditos, ni Nicolas Antonio, que en su Biblioteca Espanola apenas deja de dar a cada obra y Autor el merecido elogio no le hiciesen de las del nuestro con la debida puntualidad; acaso porque no lograrian leerlas, por ser tan raras. La que ahora vuelve a salir a luz, merece con razon el elogio que le da el Marques de Mondejar en la carta a la Duquesa de Averio, en que hace juicio de los mas principales Historiadores de Espana, impresa por Don Gregorio Mayans al fin de las Advertencias de Mondejar a Mariana, Sec.. XIX. P. 114 llamandola cultisimo libro. A la verdad yo no hallo ninguno, que en su genero le haga ventaja; aunque entre en su numero el de la Guerra de Granada de D. DIEGO DE MENDOZA; porque si se consideran las prendas que deben adornar una historia, en ambas se hallan en sumo grado; si la elegancia y pureza de estilo, en que algunos dan el primer lugar a MENDOZA entre los Escritores Espanoles, no es inferior en esto MONCADA; antes bien me parece el de este mas dulce y sin mezcla de afectacion alguna. De suerte que el primero parece haberse propuesto imitar a Salustio y Tacito; y asi unas veces ama la oscuridad, y otras deja dislocadas y sin sentido las clausulas; sino es que esto sea mas bien vicio de los Codices que del Autor; pero MONCADA imitando a Julio Cesar en la pluma, como lo habia hecho con la espada, es tan puro y elegante como el; porque nuestra lengua como hija de la Latina es capaz de admitir todos sus primores; y no le es inferior en la ciencia militar, y en los consejos politicos que a menudo mezcla con oportunidad. En el Prologo al Lector, que preceda a la primera edicion, advierte el impresor, que por ausencia del Autor se habian cometido algunos defectos, que solo su presencia podia haber remediado; en esta se ha procurado enmendarlos en lo posible, sin faltar a la exactitud y circunspecion, con que debe procederse en los trabajos ajenos. LIBRO PRIMERO. PROEMIO. Mi intento es escribir la memorable Expedicion y Jornada, que los Catalanes y Aragoneses hicieron a las Provincias de Levante, cuando su fortuna y valor andaban compitiendo en el aumento de su poder y estimacion, llamados por Andronico Paleologo Emperador de Griegos, en socorro y defensa de su imperio y casa. Favorecidos y estimados en tanto que las armas de los Turcos le tuvieron casi oprimido, y temio su perdicion y ruina; pero despues que por el esfuerzo de los nuestros quedo libre de ellas, mal tratados y perseguidos con gran crueldad y fiereza barbara; de que nacio la obligacion natural de mirar por su defensa y conservacion, y la causa de volver sus fuerzas invencibles contra los mismos Griegos, y su Principe Andronico; las cuales fueron tan formidables, que causaron temor y asombro a los mayores Principes de Asia y Europa, perdicion y total ruina a muchas naciones y Provincias, y admiracion a todo el mundo. Obra sera esta, aunque pequena por el descuido de los antiguos, largos en hazanas, cortos en escribirlas, llena de varios y estranos casos, de guerras continuas en regiones remotas y apartadas con varios Pueblos y gentes belicosas, de sangrientas batallas y victorias no esperadas, de peligrosas conquistas acabadas con dichoso fin por tan pocos y divididos Catalanes y Aragoneses, que al principio fueron burla de aquellas Naciones, y despues instrumento de los grandes castigos que Dios hizo en ellas. Vencidos los Turcos en el primer aumento de su grandeza Othomana, desposeidos de grandes y ricas Provincias de la Asia menor, y a viva fuerza y rigor de nuestras espadas encerrados en lo mas aspero y desierto de los montes de Armenia. Despues vueltas las armas contra los Griegos, en cuyo favor pasaron, por librarse de una afrentosa muerte, y vengar agravios que no se pudieran disimular sin gran mengua de su estimacion y afrenta de su nombre. Ganados por fuerza muchos Pueblos y Ciudades, desbaratados y rotos poderosos ejercitos, vencidos y muertos en campo Reyes y Principes, grandes Provincias destruidas y desiertas, muertos, cautivos, o desterrados sus moradores; venganzas merecidas mas que licitas. Thracia, Macedonia, Tesalia, y Beocia penetradas y pisada a pesar de todos los Principes y fuerzas del Oriente, y ultimamente muerto a sus manos el Duque de Athenas con toda la nobleza de sus vasallos, y de los socorros de Franceses y Griegos ocupado su estado, y en el fundado un nuevo senorio. En todos estos sucesos no faltaron traiciones, crueldades, robos, violencias, y sediciones, pestilencia comun, no solo de un ejercito colecticio y debil por el corto poder de la suprema cabeza, pero de grandes y poderosas Monarquias. Si como vencieron los Catalanes a sus enemigos, vencieran su ambicion y codicia, no excediendo los limites de lo justo, y se conservaran unidos, dilataran sus armas hasta los ultimos fines del Oriente, y viera Palestina y Jerusalen, segunda vez las banderas cruzadas. Porque su valor y disciplina militar, su constancia en las adversidades, sufrimiento en los trabajos, seguridad en los peligros, presteza en las ejecuciones, y otras virtudes militares las tuvieron en sumo grado, en tanto que la ira no las pervirtio. Pero el mismo poder que Dios les entrego para castigar y oprimir tantas naciones, quiso que fuese el instrumento de su propio castigo. Con la soberbia de los buenos sucesos, desvanecidos con su prosperidad, llegaron a dividirse en la competencia del gobierno; divididos a matarse, con que se encendio una guerra civil, tan terrible y cruel, que causo sin comparacion mayores danos y muertes, que las que tuvieron con los extranos. CAPITULO I. Estado de los Reinos y Reyes de la casa de Aragon por este tiempo. Antes de dar principio a nuestra historia, importa para su entera noticia decir el estado en que se hallaban las provincias y Reyes de Aragon, sus ejercitos y armadas, sus amigos y enemigos; principios necesarios para conocer donde se funda la principal causa de esta expedicion. El Rey Don Pedro de Aragon, a quien la grandeza de sus hechos dio renombre de Grande, hijo de Don Jaime el Conquistador fue casado con Gostanza hija de Manfredo Rey de Sicilia, a quien Carlos de Anjou con ayuda del Pontifice Romano, enemigo de la sangre de Federico Emperador, quito el Reino y la vida. Quedo Carlos con su muerte Principe y Rey de las dos Sicilias, y mas despues que el infeliz Coradino, ultimo Principe de la casa de Suevia, roto y deshecho, vino preso a sus manos, y por su orden y sentencia, se le corto la cabeza en publico cadahalso, para eterna memoria de una vil venganza, y ejemplo grande de la variedad humana. Don Pedro Rey de Aragon no se hallaba entonces con fuerzas para poder tomar satisfacion de la muerte de Manfredo y Coradino, ni despues de ser Rey le dieron lugar las guerras civiles, porque los Moros de Valencia andaban levantados, y los Barones y Ricos hombres d Cataluna estaban desavenidos y mal contentos; y tambien porque mostrandose enemigo declarado de Carlos, provocaba contra si las armas de Francia, y las de la Iglesia, formidables por lo que tienen de divinas; los Reinos de Sicilia y Napoles lejos de los suyos, sus armas ocupadas en defenderse de los enemigos mas vecinos. Todas estas dificultades detenian el ofendido animo del Rey, pero no de manera, que borrasen la memoria del agravio. En unas vistas que tuvo con el Rey de Francia Filipe su cunado, entrevino Carlos hijo del Rey de Napoles, y deseando el Rey de Francia que fuesen amigos y se hablasen, siempre Don Pedro se escuso, y mostro en el semblante el pesar y el disgusto que tenia en el corazon, de que todos quedaron mal satisfechos y desabridos, y sin duda entonces Carlos se previniera y armara, si creyera que las fuerzas del Rey de Aragon fueran iguales a su animo y pensamiento. Pero el cielo se las dio bastantes para tomar entera y justa satisfacion de la sangre inocente de Coradino por medios tan ocultos, que no se supieron hasta que la misma ejecucion los publico. Los miseros Sicilianos incitados de la insolencia Francesa, desenfrenada en su afrenta y deshonor, tomaron las armas, y con aquel famoso hecho que comunmente llaman Visperas Sicilianas, sacudieron de la cerviz publica el insufrible yugo de los Franceses, y de Carlos, que injustamente los opremia, dejandoles al arbitrio y sujecion de ministros injustos; causa que las mas veces produce mudanzas en los estados, y casos miserables en sus Principes. Acudio luego Carlos con poderoso ejercito a castigar el atrevimiento y rebeldia de los subditos. Ellos viendo cerrada la puerta a toda piedad y clemencia, pusieron la esperanza de su remedio y amparo en Don Pedro Rey de Aragon, que en esta sazon se hallaba en Africa, como verdadero Principe Christiano, con ejercito victoriso y triunfante de muchos Jeques y Reyes de Berberia, asistidos de la mayor parte de la nobleza y soldados de sus Reinos. Llegaron ante su presencia los Embajadores de Sicilia, llenos de lagrimas, luto y sentimiento; bastantes con esta triste demostracion a mover no solo el animo de un Rey ofendido por particular agravio, pero el de cualquier otro que como hombre sintiera. Acordaronle la muerte desdichada de Manfredo, y la afrentosa de Coradino, facilitaronle la venganza con ayuda de los pueblos de Sicilia, tan aficionados a su nombre y enemigos del de Francia. Ultimamente le propusieron el estado peligroso de su libertad, vidas y haciendas, si no les amparaba su valor; por que ya Carlos estaba sobre Mecina, y amenazaba el rigor de su castigo un lastimoso fin a todo el Reino. Movido de estas razones y de las que su venganza le ofrecia, acudio antes que su fama a Trapana con todo su poder, y fue con tanta presteza sobre su enemigo, que apenas supo Carlos que venia, cuando vio sus armas, y se hallo forzado a levantar el sitio y retirarse afrentosamente a Calabria. Con este hecho el Pontifice como amigo, y el Rey de Francia como deudo, descubiertamente se mostraron favorecedores de Carlos, y enemigos de Don Pedro, y tomaron contra el las armas. El Rey de Castilla que por el deudo y amistad debiera ayudarle, se salio a fuera, y se inclino a seguir el mayor poder. Don Jaime Rey de Mallorca, su hermano, tambien le desamparo, dando ayuda y paso por sus estados a sus contrarios, aunque se escuso con las debiles fuerzas de su Reino, desiguales a la defensa y oposicion de tan poderoso enemigo; disculpa con que muchas veces los Principes pequenos, encubren lo mal hecho, atribuyendo a la necesidad lo que es ambicion. Don Pedro con esto se hallo sin amigos, solo acompanado de su valor, fortuna, y razon de satisfacer el ultraje y afrenta de su casa. Al tiempo que le juzgaron todos por perdido, vencio a sus enemigos varias veces, reforzados de nuevas ligas y socorros, todo los deshizo y humillo en mar, en tierra. Mantuvo el nombre de Aragon en gran reputacion y fama, y fue el primer Rey de Espana, que puso sus banderas vencedoras en los Reinos de Italia, sobre cuyo fundamento hoy se mira levantada su Monarquia. Hechado Carlos de Sicilia, intento con mayor poder reducirla a su obediencia, y en esta hubo grandes y notables acontecimientos; pero siempre la casa de Aragon, se aseguro en el Reino con victorias, no solo contra el poder de Carlos, pero de todos los mayores Principes de Europa que le ayudaban. Murieron ambos Reyes competidores en la mayor furia y rigor de la guerra, y por derecho de sucesion heredo a Carlos Rey de Napoles, su hijo primogenito del mismo nombre, que en este tiempo se hallaba preso en Cataluna. A Don Pedro Rey de Aragon sucedieron sus dos hijos, Alfonso mayor en los Reinos de Espana, Jaime en el de Sicilia. Prosiguiose la guerra hasta la muerte de Alfonso, que por morir sin hijos fue Don Jaime llamado a la sucesion, y hubo de venir a estos Reinos, dejando en Sicilia a Don Fadrique su hermano, para que la gobernase y defendiese en su nombre. Despues de su vuelta a Espana Don Jaime, recuperadas algunas fuerzas de sus Reinos, renuncio el de Sicilia a la Iglesia, temiendo que las armas Castellanas, Francesas y Eclesiasticas a un mismo tiempo no le acometiesen, y persuadido de su madre Gostanza, que como mujer de singular santidad, quiso mas que su hijo perdiese el Reino, que alargar mas tiempo el reconciliarse con la Iglesia. Enviaronse a Sicilia para poner en efecto la renunciacion Embajadores de parte de Don Jaime y de Gostanza, y entregar el Reino a los Legados del Pontifice Romano. Pero la gente de guerra y los naturales indignados de la facilidad, con que su Rey renunciaba lo que con tanto trabajo y sangre se habia adquirido y sustentado, y les entregaba tan sin piedad a sus enemigos, de quien forzosamente habian de temer servidumbre y muerte; pareciendoles a los Sicilianos cierto el peligro, y a los Catalanes y Aragoneses mengua de reputacion, que lo que no pudieron las armas de sus contrarios alcanzar en tantos anos, se alcanzase por una resolucion de un Rey mal aconsejado, volvieron a tomar las armas, y oponiendose a los Legados, persuadieron a Don Fadrique como verdadero sucesor del padre y del hermano, que se llamase Rey, y tomase a su cargo la defensa comun. Fue facil de persuadir un Principe de animo levantado, en lo mas florido de su juventud, y que por otro medio no podia dejar ser vasallo y sujeto a las leyes del hermano: ocasion bastante, cuando no fuera ayudada de tanta razon, a precipitar los pocos anos de Don Fadrique. Llamose Rey, y como a tal le admitieron y coronaron. Previnose para la guerra cruel que le amenazaba, asistido de buenos soldados, y del Pueblo fiel y pronto a su conservacion, teniendole por segundo libertador de la Patria. Opusose luego a Carlos su mayor y mas vecino enemigo, al Papa que amparaba y defendia su causa, y al Rey Don Jaime, que de hermano se le declaro enemigo, cuyas fuerzas juntas le acometieron y vencieron en batalla naval, con que la guerra se tuvo por acabada, y Don Fadrique por perdido. Pero la oculta disposicion de la providencia Divina, que algunas veces fuera de las comunes esperanzas muda los sucesos para que conozcamos que sola ella gobierna y rige, Don Fadrique se mantuvo en su Reino, con universal contento de los buenos, asombro y terror de sus enemigos, y gloria de su nombre. Deshizose poco despues la liga, por apartarse de ella Don Jaime Rey de Aragon, con gran sentimiento y quejas de sus aliados, porque sin las fuerzas de Aragon parecia cosa fatal y casi imposible vencer un rey de su misma casa, y la experiencia lo mostro, pues apartado Don Jaime de la liga, siempre los enemigos de Don Fadrique fueron perdiendo, y el acreditandose con victorias, hasta forzarles a tratar de paces quedandose con el Reino; cosa que de solo pensarla se ofendian. Concluyeronse despues de algunas contradicciones, y se establecieron con mayor firmeza con el casamiento, que luego se hizo de Leonor hija de Carlos con Don Fadrique, con que el Reino quedo libre y sin recelo de volver a la servidumbre antigua, y el Rey pacifico senor del estado que defendio con tanto valor. El Rey Don Jaime su hermano sustentaba sus Reinos de Aragon, Cataluna, y Valencia con suma paz y reputacion, amado de los subditos, temido de los infieles, poderoso en la mar, servido de famosos capitanes, aguardando ocasion de engrandecer su corona a imitacion d sus pasados. El Rey de Mallorca Principe el menor de la casa de Aragon gozaba pacificamente el senorio de Mompeller, Condados de Rocellon, Cerdana, y Conflent, dificiles de conservar, por esta divididos, y tener vecinos mas poderosos, entre quien siempre fueron fluctuando sus pequenos Reyes; pero por este tiempo vivia con reputacion, y con igual fortuna que los otros Reyes de su casa. CAPITULO II. Eleccion de General. Tenian los Reinos de Aragon, Mallorca y Sicilia el estado que habemos referido, cuando los soldados viejos, y Capitanes de opinion, que sirvieron al gran Rey Don Pedro, a Don Jaime su hijo, y ultimamente a Don Fadrique en esta guerra de Sicilia, juzgandola ya por acabada, hechas las paces mas seguras por el nuevo casamiento de Leonor con Fadrique, vinculo de mayor amistad entre los poderosos, en tanto que el interes y la ambicion no le disuelven y deshacen, deshecho causa de mas viva enemistad y odios implacables, pareciendoles que no se podia esperar por entonces ocasion de rompimiento y guerra, trataron de emprender otra nueva contra infieles y enemigos del nombre cristiano en Provincias remotas y apartadas. Porque era tanto el esfuerzo y valor de aquella milicia, y tanto el deseo de alcanzar nuevas glorias y triunfos, que tenian a Sicilia por un estrecho campo para dilatar engrandecer su fama; y asi, determinaron de buscar ocasiones arduas, trances peligrosos, para que esta fuese mayor y mas ilustre. Ayudaban a poner en ejecucion tan grandes pensamientos dos motivos, fundados en razon de su conservacion. El primero fue la poca seguridad que habia de volver a Espana su patria, y vivir con reputacion ella, por haber seguido las partes de Don Fadrique con tanta obstinacion contra Don Jaime su Rey y senor natural; que auque Don Jaime no era Principe de animo vengativo, y se tenia por cierto, que pues en la furia de la guerra contra su hermano no consintio que se diesen por traidores los que le siguieron, menos quisiera castigar a sangre fria lo que pudo, y no quiso en el tiempo que actualmente le estaban ofendiendo, siguiendo las banderas de su hermano contra las suyas. Pero la Majestad ofendida del Principe natural, aunque remita el castigo, queda siempre viva en el animo la memoria de la ofensa; y aunque no fuera bastante para hacerles agravios, por lo menos impidiera el no servirse de ellos en los cargos supremos: cosa indigna de lo que merecian sus servicios, nobleza y cargos administrados en paz y guerra. El segundo motivo, y el que mas le obligo a salir de Sicilia, fue ver al Rey imposibilitado de poderles sustentar con la largueza que antes, por estar la hacienda Real y Reino destruidos por una guerra de veinte anos, y ellos acostumbrados a gastar con exceso la hacienda ajena como la propia cuando les faltaban despojos de pueblos y ciudades vencidas. Como entre ambas cosas cesaron hechas las paces, y fenecida la guerra, juzgaron por cosa imposible reducirse a vivir con moderacion. El Rey Don Fadrique, y su padre y hermano, con su asistencia en la guerra, y como testigos de las hazanas, industria y valor de los subditos, pocas veces se enganaron en repartir las mercedes; porque dieron mas credito a sus ojos, que a sus oidos, y siempre el premio a los servicios, y no al favor. Con esto faltaban en sus Reinos quejosos y mal contentos, pero no pudieron dar a todos los que le sirvieron estados y haciendas, con que algunos quedaron con menos comodidad que sus servicios merecian. Pero como vieron que los Reyes dieron con suma liberalidad y grandeza lo que licitamente pudieron a los mas senalados Capitanes, atribuyeron solo a su desdicha, y a la virtud, y valor incomparable de los que fueron preferidos, el hallarse inferiores. Estas fueron las causas que movian los animos en comun para tratar de engrandecer en nuevas empresas y conquistas. Los mas principales Capitanes que animaban y alentaban a los demas, fueron cuatro, debajo de cuyas banderas, sirvieron Roger de Flor Vicealmirante de Sicilia, Berenguer de Entenza, Ferran Jimenez de Arenos, ambos ricos hombres, y Berenguer de Rocafort; todos conocidos y estimados por soldados de grande opinion. Comunicaron sus pensamientos entre sus valedores y amigos, y hallandoles con buena disposicion y animo de seguirles en cualquier jornada, se resolvieron de emprender la que pareciese mas util y honrosa. Para la conclusion de este trato se juntaron en secreto, y antes de discutir sobre su expedicion, quisieron darle cabeza; porque sin ella fuera inutil cualquier consejo y determinacion, faltando quien puede y debe mandar. Con acuerdo comun de los que para esto se juntaron, fue nombrado por General Roger de Flor Vicealmirante, poderoso en la mar, valiente y estimado soldado, practico y bien afortunado marinero, persona que en riquezas y dinero excedia a todos los demas Capitanes; causa principal de ser preferido. CAPITULO III. Quien fue Roger de Flor. Nacio Roger de Flor, a quien los nuestros eligieron pro General y suprema cabeza, en Brindiz de padres nobles, su padre fue Aleman, llamado Ricardo de Flor, cazador del Emperador Federico su madre Italiana, y natural del mismo lugar. Murio Ricardo en la batalla que Carlos de Anjou tuvo con Coradino, cuyas partes seguia, por ser nieto de Federico su Principe y senor. Carlos insolente con la victoria, despues de haber cortado la cabeza a Coradino, confisco las haciendas de todos los que tomaron las armas en su ayuda. Con esta perdida quedo Roger y su madre con suma pobreza, y con la misma se crio hasta la edad de quince anos, que un caballero Frances, religioso del Temple, llamado Yassaill, se le aficiono con ocasion de asistir en Brindiz, con el Alcon nave del Temple, cuyo Capitan era. Navego juntamente con el Roger algunos anos, y gano tan buena opinion en el ejercicio que profesaba, que la Religion le recibio por suyo, dandole el habito de fray sargento, en aquel tiempo casi igual al de caballero. Con el Roger comenzo a ser conocido y temido en todo el mar de Levante, al tiempo que Prolemayde, dicha por otro nombre Acre, se rendio a las armas de Melech Taseraf Sultan de Egipto, Roger, como refiere Pachimerio, era uno de los asistian en un Convento del Temple; y viendo que la ciudad no se podia defender, recogio muchos Cristianos en un navio, con la hacienda que pudieron escapar de la crueldad y furia de los Barbaros. No le faltaron a Roger enemigos de su misma Religion, que envidiosos de sus buenos sucesos, le descompusieron con su Maestre, haciendole cargo que se habia aprovechado por caminos no debidos a su profesion, y defraudado los derechos comunes, y alzadose con todos los despojos de saco de Acre; que como ya esta celebre y famosa Religion se hallaba en su ultima vejez, y cerca de su fin, sus partes se habian enflaquecido con los vicios de la mucha edad y tiempo. La envidia, la avaricia, y ambicion habian ocupado sus animos en lugar del antiguo valor, y de la mucha conformidad, y piedad Cristian, que los hizo tan estimados y venerados en todas las Provincias. Quiso el Maestre con esta primera acusacion prenderle, pero Roger tuvo alguna noticia de estos intentos, y conociendo la codicia de su cabeza, y ruindad de sus hermanos, no le parecio aguardar en Marsella, donde a la sazon se hallaba, sino retirarse a lugar mas seguro, y dar tiempo a que la falsa y siniestra acusacion se desvaneciese. Retiroso a Genova, donde ayudado de sus amigos, y particularmente de Ticin de Oria, armo una galera, y con ella fue a Napoles, y ofreciese al servicio de Roberto Duque de Calabria, a tiempo que se prevenia y armaba para la guerra contra Don Fadrique. Hizo Roberto poco caso de su ofrecimiento, y del animo con que se le ofrecia, juzgandole por tan corto como el socorro. Obligo a Roger este desprecio a que se fuese a servir a Don Fadrique su enemigo, de quien fue admitido con muchas muestras de amor y agradecimiento: efectos no solo de su animo generoso, y condicion apacible para con los soldados, pero de la fuerza de la necesidad de la guerra; porque no fuere cordura desechar al que voluntariamente ofrece su servicio en tiempos tan apretados, como en los que corren riesgo la vida y libertad, y cuando se apartan los mayores amigos, y obligados. El que llega a ser amigo en los peligros y cuando el Principe es acometido de armas mas poderosas, sin obligacion de naturaleza y fidelidad de subdito, debe ser admitido y honrado, aunque le traiga su propio interes, o algun desprecio, o agravio del contrario, que cuanto mas ofendido, mas util y seguro sera su servicio. Fuese luego encendiendo la guerra entre Roberto y Fadrique, y Roger acreditose en ella con importantes servicios, socorriendo diversas veces plazas apretadas del enemigo, y con la pequena armada, que llevaba a su cargo, impidiendo la libre navegacion de los mares y costas de Napoles, con que llego a ser Vicealmirante, y en menos de tres anos hizo cosas tan senaladas, que fue una de las mas principales causas de conservar a su Principe en Sicilia, alcanzando juntamente para si nombre inmortal, y riquezas mas que de vasallo. En este estado se hallaba Roger cuando le tomaron los Catalanes y Aragoneses por General en la empresa que intentaban. CAPITULO IV. Determinan los capitales su jornada, y suplican al Rey les favorezca. Los Capitanes trataron con el nuevo General cual seria la mas conveniente y provechosa empresa, y resolvieron de comun parecer de ofrecerse al Emperador de los Griegos Andronico Paleologo casi oprimido de las armas de los turcos; porque a mas de que Andronico se tenia por cierto que buscaba socorros de naciones extranjeras, dudoso de la fidelidad de los suyos, era Principe que tenia poca correspondencia con el Papa, a quien Roger temia por haber maltratado en tiempo de guerra las Provincias de la Iglesia, y siempre vivia con recelos de que el Papa pidiese a Don Fadrique su persona como de Religioso Templario, para vengarse de el entregandole a su Maestre y Religion. Y aunque no se podia esperar de la grandeza de Don Fadrique hecho tan feo, pero como los Reyes alguna veces no miden sus intereses con lo que deben a su estimacion y fama, olvidan con facilidad los servicios por otras mayores conveniencias. Y pudiera ser que rehusando Don Fadrique el entregar a Roger, fuera ocasion de rompimiento y guerra; y asi no quiso Roger poner a Don Fadrique en nuevos cuidados, ni su libertad en peligro si se quedara en Sicilia. Pachimerio dice que el Papa se le pidio a Don Fadrique, y que juzgando no ser justo entregar a quien tambien le habia servido, ofrecio entonces de escribir y rogar al Emperador Andronico le trajese a su servicio; porque de esta manera saldria honrado de sus tierras, y el Papa no podria quejarse de que el amparaba los fugitivos de las Religiones. Pero en este caso me parece dar mas credito a Montaner; porque al principio de este capitulo escribe Pachimerio, que si en esta relacion se apartare de la verdad, no tendra la culpa el escritor, sino la fama de quien el lo supo, y como la que corria entre los Griegos de nuestras cosas, era siempre falsa, no se le debe de dar credito en lo que difiere de Montaner, y facilmente en este caso les podemos conciliar; porque solo difieren, en que Pachimerio da por constante que el Papa pidio la persona de Roger a Don Fadrique, y Montaner dice que se temio el caso, pero no que sucedio; y asi no fue mucho que la fama de tan lejos anadiese lo demas. Despues de haber resuelto todos la jornada, y platicado por algunos dias los medios mas convenientes para su ejecucion, dieron cargo a Roger que hablase a Don Fadrique, y le descubriese sus intentos, y le suplicase de parte de todos que los favoreciese, porque no fuera justo que se tratara publicamente, sin haber precedido su consentimiento y gusto. Roger vino a Mesina, donde el Rey estaba, poco despues de concluido su casamiento con Leonor hija de Carlos; y acabadas las fiestas y regocijos de las bodas, hablando en secreto con el Rey, le dijo, como los Catalanes y Aragoneses se querian salir de Sicilia, y pasar a Levante, no tanto por el beneficio comun de todos ellos, como por la quietud y provecho que le resultaria si le dejaban un Reino tan trabajado por las guerras pasadas libre de carga tan molesta y pesada, como eran ellos en tiempos de paz: que sus personas las tendria siempre a su devocion, y que cuando importase, le vendrian a servir de los ultimos fines de la tierra; pero que por entonces le suplicaban facilitase su jornada, y les ayudase con su autoridad y fuerzas; paga bien merecida a sus servicios. Respondio el Rey, que advirtiesen que la resolucion que habian tomado de salir de Sicilia aunque le estaba bien para su conservacion, no para su fama, porque muchos podrian entender que su salida era trazada por su orden, para quedar libre de sus obligaciones; y que eran de tal calidad las que el reconocia, que por este medio no se podia librar de ellas sin conocida nota de ingrato. Pero si la esperanza de mayores acrecentamientos les llamaba a nuevas empresas, y estaban resueltos, que el les asistiria y ayudaria con sus fuerzas, con que ellos fuesen testigos y publicasen la verdad del hecho, y que primero aventurara el Reino y la vida, que faltara a la obligacion de tan senalados servicios; pero que la estrecheza del tiempo por los excesivos gastos de la guerra, no daba lugar a que el premio igualase a su deseo. Digna respuesta de Principe tan esclarecido, tanto mas de estimar, cuando es mas rara en los Principes la virtud del agradecimiento, y satisfacer grandes servicios cuando son tales que no se pueden pagar con ordinarias mercedes. Roger estimo en nombre de todos tan senalado favor, y la honra que les hacia, y fuese luego a dar razon a los Capitanes de lo que el Rey habia respondido, y entendido por ellos, lo celebraron y agradecieron con alabanzas. Fue Don Fadrique uno de los mas senalados Principes de aquella edad, por la grandeza de su animo, y gloria de sus hechos, cuyo valor deshizo y quebranto las fuerzas unidas para su ruina de Italia, Francia, y Espana, y el que a pesar de todos sus competidores quedo con el Reino de Sicilia para si, y su posteridad, en quien hoy felizmente se conserva. No pudo suceder a Don Fadrique cosa que mas le importarse para la seguridad y quietud de su nuevo reinado, que librar a su pueblo de las contribuciones y alojamientos de huespedes tan molestos, como suelen ser los soldados mal pagados. Despues que las paces y parentesco desterraron la guerra, por mantenerla daban los pueblos de Sicilia con mucha liberalidad sus haciendas a los soldados, que los defendian y amparaban contra Carlos a quien temian; pero despues que con la paz se les quito este miedo, comenzaron a sentir la mala vecindad de los soldados, y a desavenirse con ellos; disgustos que forzosamente habian de causar danos gravisimos, si la nueva expedicion no les atajara. CAPITULO V. Embajada de los nuestros al Emperador Andronico, y su respuesta. Roger y las demas cabezas principales del ejercito resolvieron, que luego se enviasen dos Embajadores al Emperador Andronico a proponerle su servicio. Hicieronse las instrucciones, asistiendo a ellas con otros Capitanes Ramon Montaner, uno de los escritores de mayor credito, que intervino siempre en los consejos y ejecuciones mas graves de esta expedicion. Entregaronse a dos caballeros, cuyos nombres el tiempo y el descuido dejaron envueltos en tinieblas, para que luego partiesen a Constantinopla, y diesen su embajada de parte de toda la nacion. Llegaron en breves dias con una galera reforzada de Roger. Sabida su venida, y con alguna noticia de la Embajada que traian, fueron recibidos de Andronico con agradecido semblante y muestras de mucho amor. Propuso uno de los dos Embajadores, el mas antiguo en anos, su embajada: que los Catalanes y Aragoneses despues de hechas las paces entre Carlos Rey de Napoles, y Don Fadrique Rey de Sicilia, a quien ellos servian, determinaron no buscar reposo en su patria, sino acrecentar con nuevos hechos la gloria militar y fama adquirida en las pasadas guerras: que tenian para esto fuerzas bastantes en numero y valor, soldados ejercitados por una larga y peligrosa guerra, Capitanes conocidos por sus victorias y nobleza de sangre; que en nombre de todos ellos le ofrecian su ayuda contra los Turcos con doblado gusto y aficion, por ocupar sus armas a favor de la casa de los Paleologos, amigos unicos de la de Aragon, cuando sus partes estaban muy caidas, y dilatar su Imperio, destruyendo juntamente el de los enemigos del nombre Cristiano, que con tanta audacia y orgullo le querian establecer en las Provincias usurpadas al Imperio Griego. Quedaron los Emperadores contentisimos con la no esperada embajada y ofrecimiento de los Catalanes, a su parecer tan importante a sus intereses, porque entendieron que aquellos mismos, que se les venian a ofrecer, eran los que con tanto espanto y temor de toda Italia ganaron y sustentaron el Reino de Sicilia. Agradecio con palabras magnificas el gusto con que toda la nacion le ofrecia servir, y con el mismo les recibio. Quiso que luego se platicasen las condiciones con que habian de militar; y asi los Embajadores pidieron conforme sus instrucciones el sueldo para la gente de guerra, y que a Roger se le diese el titulo de Megaduque, y por muger una de sus nietas, porque queria con tales prendas asegurarse mas en su servicio. Andronico sin alterar ni mudar cosa de las que le pidieron, las concedio, sin reparar en la calidad y estado de Roger desigual al de su nieta; pero toda esta desigualdad pudo igualar la reputacion de la gente, que como General gobernaba, y verse el Griego tan oprimido de las armas de los Turcos, y poco seguro de la fidelidad de los suyos. Vivia ciego y desterrado en una aldea Bitinia Juan Lascar, legitimo sucesor del Imperio, y aunque inutil para ocuparle, viviendo el, era la posesion de Andronico tiranica, y causa muy justificada para tomar las armas los mal contentos del gobierno presente; y asi lleno de temores y recelos, le fue forzoso valerse de naciones extranjeras para la guerra y defensa de su persona. Recibio en su servicio diez mil Massegatas, a quien el vulgo llama Alanos, gente barbara de costumbres, Cristianos en la fe mas que en las obras. Tenian su morada de la otra parte del Danubio, y reconocian por senores a los Scitas de Europa. Embiaron primero al Emperador su embajada ofreciendo servirle. Nicephoro Gregoras Autor Griego de aquellos tiempos refiere lo mucho que Andronico la estimo con estas mismas palabras: Fuele tan agradable al Emperador como si viniera del cielo. Decia que todos los Griegos le eran sospechosos y enemigos, y asi continuamente procuraba amistades y ligas con los extranos, que ojala nunca lo hiciera. Tambien recibio en su ejercito muchas companias de Turcoples que dejaron a Sultan Azan, y se bautizaron. Todas estas ayudas las deseaba Andronico, y las estimaba como grandes; y asi la que los nuestros le ofrecian no se puede con palabras encarecer la estimacion que hizo de ella, por ser de gente tan aventajada a las demas que le servian, y tan temida en aquellos tiempos. Remitio Andronico los dos Embajadores a Roger concertando el casamiento, y le llevaron las insignias de Megaduque, que es lo mismo entre nosotros General de la mar: dignidad grande de aquel Imperio, pero no de las mayores. CAPITULO VI. Senala sueldo el Emperador a la gente de guerra, y hace muchas honras y mercedes a su Capitanes. Senalo Andronico las pagas segun la diferencia de las armas y ocupacion, cuatro onzas de plata cada mes a los hombres de armas, a los caballos lijeros dos, y lo mismo a los pilotos y gente de mandoneros una onza, y que siempre que llegasen a la costa de alguna Provincia del Imperio, se les diesen cuatro pagas, y cuando quisiesen volver a sus casas juntos, o divididos, se le librasen dos para el viaje. George Pachimerio Autor Griego, cuyos fragmentos ilustran mucho esta relacion, aunque enemigo grande de los Catalanes, dice, que las pagas de los Catalanes eran doblado mayores que las de los Turcoples, y Massagetas: con que claramente se muestra la estimacion que se hizo de la milicia Catalana y Aragonesa, pues con tan excesiva diferencia la aventajaron a todos los que servian en su Imperio. De las pagas, entretenimientos y ventajas que ofrecio a la nobleza y Capitanes, no senalan los Historiadores cosa con particularidad, solo el oficio y dignidad de Megaduque de Roger, y el de Senescal en Corberan de Alet. De donde sospecho que su gusto era el que limitaba sus pagas y sueldo; porque segun adelante veremos, los Generales pedian a su voluntad el dinero, con solo senalar la cantidad, sin que para esto hubiesen de dar cuenta a los contadores, y ministros de la hacienda de Andronico. Los embajadores volvieron a Sicilia, y hallaron a Roger en Licata donde aguardaba su vuelta, y sabido el buen despacho que traian se fue luego a ver con el Rey, a darle razon del honroso acogimiento que Andronico hizo a sus Embajadores y cuan largo andaba en ofrecerles mercedes. Publicose la jornada, y los Capitanes recogieron su gente en Mecina, donde la armada se aprestaba, que en pocos dias estuvo en orden para navegar. Era la armada de treinta y seis velas, y entre ellas habia diez y ocho galeras, y cuatro naves gruesas, la mayor parte armadas con dinero del Rey, y de Roger, que para la ejecucion de esta jornada gasto la hacienda que adquirio en las guerras pasadas, y tomo veinte mil ducados de los Genoveses en nombre del Emperador Andronico. Fue mucho menos el numero de la gente de lo que se creyo; por que los dos Berengueres de Entenza, y Rocafort no pudieron juntarse con Roger, ni seguirle, porque difirieron su partida para el siguiente ano. Berenguer de Entenza esperaba nuevas companias de gentes de Cataluna para acrecentar sus fuerzas, y pasar con mayor reputacion. Berenguer de Rocafort se detenia en unos Castillos de Calabria, y reusaba el entregarlos al Rey Carlos de Napoles, hasta quedar enteramente satisfecho de lo que se le debia por razon de su sueldo. Roger aunque le falta de estos dos Capitanes le pudiera con justa causa detener, por ser una de las mas principales partes de su ejercito, determino partirse, y embarco su gente el dia que tenia aplazado. El Rey, a mas de los navios y galeras que les dio para su viaje, les mando proveer de vituallas y bastimentos, y el dinero que pudo, un Principe que el reinar solo conocio las fatigas y peligros. Este fue el premio que se dio a la milicia mas invencible y victoriosa de aquella edad, y que sirvio por largos veinte anos a tres Reyes, Pedro, Jaime y Fadrique, alcanzando de sus enemigos cinco victorias navales, tres en tierra, sin otros encuentros notables, y sin las expugnaciones de fuertes y grandes pueblos, y otros defendidos con loable obstinacion y valor increible. Tal era la moderacion de aquellos tiempos, bien diferente de lo que hoy tenemos, pues vemos soldados que apenas han visto al enemigo, cuando ya juzgan por cortas las mayores mercedes. CAPITULO VII. Parte de Sicilia la armada, y que gente y milicia fue la de los Almugavares. Embarcose toda la gente en el puerto de Mecina, y antes de salir del Faro, se tomo muestra general, y se hallaron segun Montaner, efectivos 1500 hombres de cabo para el servicio de la armada, sin los oficiales, y cuatro mil infantes Almugavares. Niceforo Gregoras, Autor poco fiel en algunos de estos sucesos, dice, que Roger paso solo mil hombres a Grecia, pero George Pachimerio ya concuerda con Montaner, y afirma que fueron ocho mil los que pasaron. Este, a mi parecer, es el verdadero numero; porque seis mil y quinientos soldados de paga, es cierto que llegaron hasta el numero de ocho mil con los criados y familia de los Capitanes, y Ricos hombres. Y aunque estos dos Autores no concordaran, la fe de Niceforo fuera siempre dudosa; porque a Roger siendo Capitan de solos mil hombres, no me puedo persuadir que Andronico le hiciera Megaduque, y le casara con su nieta, sin haber precedido servicios. No parecera ageno del intento, pues toda nuestra infanteria fue de Almugavares, decir algo de su origen. La antigueedad madre del olvido, por quien han perecido claros hechos y memorias ilustres, entre otras que nos dejo confusas, ha sido el origen de los Almugavares; pero segun lo que yo he podido averiguar, fue de aquellas naciones barbaras que destruyeron el Imperio y nombre de los Romanos en Espana, y fundaron el suyo, que largo tiempo conservaron con esplendor y gloria de grande majestad, hasta que los Sarracenos en menos de dos anos le oprimieron, y forzaron a las reliquias de este universal incendio, que entre lo mas aspero de los montes, buscase su defensa, donde las fieras muertas por su mano les dieron comida y vestido. Pero luego su antiguo valor y esfuerzo, que el regalo y delicias tenian sepultado, con el trabajo y fatiga se restauro, y les hizo dejar las selvas y bosques, y convertir sus armas contra Moros, ocupadas antes en dar muerte a fieras. Con la larga constumbre de ir divagando, nunca edificaron casas, ni fundaron posesiones en la campana, y en las fronteras de enemigos tenian su habitacion y el sustento de sus personas y familias: despojos de Sarracenos, en cuyo dano perpetuamente sacrificaban las vidas, sin otra arte ni oficio mas que servir pagados en la guerra, y cuando faltaban las que sus Reyes hacian, con cabezas y caudillos particulares corrian las fronteras, de donde vinieron a llamar los antiguos el ir a las correrias, ir en almugaveria. Llevaban consigo hijos y mujeres, testigos de su gloria, o afrenta, y como los Alemanes en todos tiempos lo han usado, el vestido de pieles de fieras, abarcas, y antiparas de lo mismo. Las armas una red de hierro en la cabeza a modo de casco, una espada, y un chuzo algo menor de lo que se usa hoy en las companias de arcabuceros, pero la mayor parte llevaban tres o cuatro dardos arrojadizos. Era tanta la presteza y violencia con que los despedian de sus manos, que atravesaban hombres y caballos armados, cosa al parecer dudosa si Desclot y Montaner no lo refirieran, autores graves de nuestras historias, adonde largamente se trata de sus hechos, que pueden igualar con los muy celebrados de Romanos y Griegos. Carlos Rey de Napoles, puesto ante su presencia algunos prisioneros Almugavares, admirando de la vileza del traje, y de las armas, al parecer inutiles contra los cuerpos de hombres y caballos armados, dijo con algun desprecio, que si eran aquellos los soldados con que el Rey de Aragon piensa hacer la guerra. Replicole uno de ellos, libre siempre el animo para la defensa de su reputacion; Senor, sin tan viles te parecemos, y estimas en tan poco nuestro poder, escoje un caballero de los mas senalados de tu ejercito, con las armas ofensivas y defensivas que quisiere, que yo te ofrezco con sola mi espada y dardo de pelear en campo con el. Carlos con deseo de castigar la insolencia del Almugavar, aplazo el desafio, y quiso asistir y ver la batalla. Salio un Frances con su caballo armado de todas piezas, lanza, espada, y dardo. Apenas entraron en la estacada cuando le mato el caballo, y queriendo hacer lo mismo de su dueno, la voz del Rey le detuvo, y le dio por vencedor y por libre. Otro Almugavar en esta misma guerra, a la lengua del agua, acometido de veinte hombres de armas, mato cinco antes de perder la vida. Otros muchos hechos se pudieran referir, si no fuera ajeno de nuestra historia, el tratar de otra largamente. La duda que se ofrece solo es del nombre, si fue de nacion, o de milicia en sus principios. Tengo por cosa cierta que fue de nacion, y para asegurarme mas en esta opinion, tengo a George Pachimerio autor Griego, cuyos fragmentos dan mucha luz a toda esta historia, que llama a los Almugavares descendientes de los Avares, companeros de los Hunos, y Godos, y aunque no se hallara autor que opuestamente lo contradiga, por muchas leyes de las partidas se colige claramente, que el nombre de Almugavar era nombre de milicia, y el ser esto verdad no contradice lo primero, porque entre ambas cosas puede haber sido. En su principio, como Pachimerio dice, fue de nacion, pero despues como no ejercitaban los Almugavares otra arte ni oficio, vinieron ellos a dar nombre a todos los que servian en aquel modo de milicia, asi como muchas artes y ciencias tomaron el nombre de sus inventores. Pero dudo mucho que hubiese quien se agregase a los Almugavares, milicia de tanta fatiga y peligro, sin ser de su nacion, porque la inclinacion natural les hacia seguir la profesion de los padres; ni hay hombre que pudiendo escoger siguiese milicia, que desde la primera edad se ocupase con tanto riesgo de la vida, descomodidad, y continuo trabajo. Nicephoro Gregoras dice, que Almugavar es nombre que dan a toda su infanteria los Latinos; asi llaman los Griegos a todas las naciones que tienen a su Poniente, pero no hay para que contradecir con razones falsedad tan manifiesta, y mas contra un autor tan poco advertido en nuestras cosas como Nicephoro. Salio la armada de Mecina, y con prospera navegacion llego a Malvacia puerto de la Morea, donde fueron bien recibidos y ayudados con algun refresco por orden del Emperador. Antes de salir llegaron cartas suyas en que mandaba a Roger que apresurase la navegacion. Partio alegre la gente con el refresco, y en pocos dias la armada arribo a Constantinopla, por el mes de Enero indicion segunda, segun Pachimerio, con universal regocijo de la ciudad viendo las armas que les habian de amparar, y defender. Andronico, y Miguel Emperadores, y toda la nobleza Griega, con mucho amor y muestras de sumo agradecimiento les recibieron, y honraron. Mando luego Andronico desembarcar toda la gente, y que alojase dentro de la Ciudad en el barrio que llamaban de Blanquernas, y el siguiente dia se repartieron cuatro pagas como estaba concertado. CAPITULO VIII. Roger Se casa. Pelean Catalanes y Genoveses dentro de Constantinopla. Pareciole al Emperador Andronico que convenia a su seguridad y credito, dar a entender que los ofrecimientos hechos a los nuestros se habian de cumplir con mucha puntualidad, y para que esto se mostrase luego con las obras, dio principio por lo que parecia mas dificil, que fue el casamiento de Roger con su sobrina Maria, con que todos quedaron satisfechos, juzgando por ciertas las demas mercedes como inferiores y mas faciles de cumplir. Hicieronse las bodas con la solemnidad de personas Reales; porque el valor de Roger pudo igualar la nobleza de la mujer. Era Maria hija de Azan Principe de los Bulgaros, y de Trene hermana de Andronico, de quince anos de edad, hermosa y por extremo entendida. Entre el mayor placer y gusto por la boda, sucedio un alboroto y pendencia entre Catalanes y Genoveses, que casi fue batalla muy sangrienta, nacida como muchas veces acontece de pequena causa, y aunque Pachimerio dice, que fue sobre la cobranza de los veinte mil ducados que prestaron a Roger en Sicilia, y que por sosegarlos ofrecio el Emperador de pagarlos, pero la mas cierta ocasion de la pendencia fue, que un Almugavar discurriendo por la ciudad dio ocasion a dos Genoveses, viendole solo, que se burlasen con mucha risa de su traje, y figura; pero el animo militar del Almugavar mal sufrido en los donaires y motes cortesanos, mas osado de manos que de lengua, les acometio con la espada, y travo la pendencia. Acudieron de una y otra parte valedores y amigos, estando ya los animos prevenidos y alterados como sospechosos, y con esto las fuerzas de entre ambas naciones se encontraron para su total ruina y perdicion. Los Genoveses sacaron su bandera o guion, y acometieron los cuarteles de los Almugavares repartidos en el barrio de Blanquernas. Nuestra caballeria reconociendo el peligro de sus Almugavares, dividida en tropas, cerro con la gente Genovesa mal ordenada. Con esto se dio lugar a que los Almugavares saliesen de sus alojamientos, y se juntasen para tomar satisfacion de quien tan injustamente los maltrataba. Peleose de una y otra parte con obstinacion, hasta que los Genoveses, muerto su Capitan Roseo del Final, se fueron retirando con notable perdida y dano. Andronico de las ventanas de su Palacio atento y con gusto miraba la pendencia cuando los Genoveses levemente fueron mal tratados, y algunos muertos, y con palabras mostro su animo mal afecto contra ellos; pero cuando vio que los Almugavares con su acostumbrado rigor iban degollando cuanto se les ponia delante, temio que todos los Genoveses de Constantinopla no muriesen aquel dia; cosa peligrosa para su conservacion, porque dependia de ellos la paz de su Imperio. Tienese por cierto que Andronico quisiera sacudirse el yugo de Genoveses si pudiera con seguridad, pero era dificil por tener ellos el poder dividido para que se pudiera oprimir a un tiempo, y si consintiera que los de Constantinopla perecieran, fuera irritar las otras fuerzas que quedaban enteras; y asi con ruegos y promesas pidio a los Capitanes que recogiesen y retirasen los suyos, y George Pachimerio refiere, que mando Andronico a Esteban Marzala gran Drungario y Almirante, que fuese a quietar el tumulto, y apaciguar las partes, y que fue muerto y despedazado. Finalmente la presencia y autoridad de Roger, y de los otros Capitanes pudo tanto, que obedecieron todos, y con mucho peligro les retiraron, porque habian sacado sus banderas con animo de acometer a Pera, y saquearla, juntando a su venganza su codicia. Era esta poblacion de Genoveses, dividida por un estrecho cerco del mar de la Ciudad de Constantinopla, llamado de los antiguos Cuerno de Bisancio, y hoy de los Turcos y Griegos Galata. Retirados y sosegados los nuestros, les mando el Emperador en agradecimiento de su puntual obediencia librar una paga. Quedaron muertos de los Genoveses en la Ciudad cerca de tres mil, y aunque lo peor llevaron ellos entonces, fue causa de mayores danos en lo venidero para los nuestros, porque con esto quedo irritada una nacion emula y poderosa, que importaba su amistad para conservar nuestras armas en aquel Imperio; porque en estos tiempos era grande y temido su poder en todo el Oriente, arbitros de la paz y la guerra. Tenian ilustres Colonias y Presidios en Grecia, en Ponto, en Palestina, armadas poderosas, poseian muchas riquezas adquiridas con su industria y valor, y absolutamente eran duenos del trato universal de Europa, con que mantenian fuerzas iguales a las de los mayores Reyes, y Republicas. Con esto llegaron a ser casi duenos del Imperio Griego. En este tiempo cuando los Catalanes llegaron a Constantinopla, y reconociendo las fuerzas que traian, les parecio a los Genoveses peligrosa la vecindad de sus armas; y asi siempre se mantuvo entre estas dos naciones aborrecimiento y enemistad implacable que duro muchas edades, hasta que el valor de entre ambos se fue perdiendo, juntamente con el Imperio del mar, y ceso la emulacion por cuya causa muchas veces con varia fortuna se combatio. CAPITULO IX. Pasa la armada a la Natolia, y hecha la gente en el cabo de Artacio. Con el peligro de la pendencia entre Catalanes y Genoveses, advirtio Andronico los que pudieran suceder, por tener dentro de la Ciudad diferentes y varias naciones armadas, y ofendidas, que con menos ocasion que la vez pasada vinieran sin duda a rompimiento. Llamo a nuestros Capitanes, y les explico brevemente el fusto que tendria de ver sus armas en el Asia, amparando su miserables y Cristianos pueblos, oprimidos de los Turcos, y quitada la ocasion de nuevas pendencia y desordenes. Roger con sus Capitanes ofrecio que embarcaria su gente luego. Pero para que su partida fuese con mas gusto, y el ejercito quedase satisfecho, y seguro de tener en la armada ciertos los socorros y retiradas, le suplicaron nombrase por General de ella algun Caballero, o Capitan que fuese de su nacion, para que dependiesen de ellos, temiendo que Andronico diese este cargo a Griegos o Genoveses; y fuera cosa peligrosa para su seguridad tener el socorro en poder de gente extrana, con quien siempre hay emulacion y competencias; ocasion de graves pendencias y danos, y mas en los socorros de mar, tan sujetos a las mudanzas del tiempo, que puede la ruindad y malicia de un General retardar el socorro, y hallar razon que disculpe y apruebe lo mal hecho, atribuyendo al tiempo y a peligros imaginados su tardanza. Andronico cumplidamente satisfizo a la demanda, dando el cargo de General de la armada con titulo de Almirante a Fernando de Aones Caballero de conocida sangre, y gallardo por su persona, y juntamente quiso que se casase con una parienta suya, para que el nuevo parentesco diese mas autoridad a su cargo. El titulo de Almirante en aquel Imperio no era tan supremo como lo fue entre nosotros, por que estaba sujeto al Megaduque, y de el recibia las ordenes. Mando el Emperador, que un insigne Capitan de Romeos que se llamaba Marulli, hombre de sangre y estado, fuese siguiendo las banderas de Roger con su gente, y Gregorio con la mayor parte de los Alanos hiciese lo mismo. Embarcose el ejercito en los navios y galeras de su armada, y atravesando el mar de Propontide, dicho hoy de Marmora, tomaron tierra en el cabo de Artacio, poco mas de cien millas lejos de Constantinopla, lugar acomodado para la desembarcacion de la caballeria. A este cabo llama Montaner Artaqui, y los antiguos Artacio, no lejos de las ruinas de la famosa ciudad de Cizico. Llego Roger con la armada, y supo que los Turcos aquel mismo dia habian querido ganar una muralla, o defensa de media milla de largo, puesta en la parte que el cabo se continua con la tierra firme, y que dejaron el combate, mas por la fortaleza del sitio, que por el valor de los que la defendian. Estiendese este cabo, desde esta defensa, o muralla algunas leguas dentro del mar, y en el hay muchas poblaciones, y abundantes valles, fertiles colinas. Era en los tiempos antiguos Isla, pero despues se vino a cerrar con las arenas. Con el aviso cierto que Roger tuvo, de que los Turcos habian acometido el reparo y defensa del cabo, y que no podian estar muy lejos, diose prisa a desembarcar la gente, y envio luego a reconocer el campo de los enemigos, y dentro de pocas horas se supo como estaban alojados seis millas lejos entre dos arroyos, con sus mugeres, hijos y haciendas. En aquel tiempo los Turcos, no olvidados aun de las costumbres de los Scitas, de quien se precian suceder, vivian la mayor parte, y la mas belicosa en la campana, debajo de tiendas y barracas, mudandose segun la variedad del tiempo, y comodidades de la tierra. Tenian puesta su mayor fuerza en la caballeria, gobernada por Capitanes y Principes de valor, no de sangre, a quien obedecian mas por gusto que por obligacion. Tenian perpetua guerra con los vecinos, sin orden militar, a imitacion de los Alarabes, que hoy poseen el Africa. Esta forma de vivir tuvieron, desde que dejaron las riveras del rio Volga, y entraron en la Asia menor, hasta que la vileza de las naciones de la Asia, y Grecia les dio credito y reputacion. A las Monarquias y naciones, sucede lo mismo que a los hombres que nacen, crecen y mueren. Nacio Grecia cuando se defendio de Jerjes, y cuando su valor deshizo el poder de tan numerosos ejercitos, y forzo al barbaro Monarca, que se retirase vencido, y pasase el estrecho de mar del Helesponto en una pequena barca, que poco antes soberbio y desvanecido humillo con puente. Tuvo su aumento, cuando las armas de Alejandro pasaron mas alla del Ganges, y los limites y fines inmensos de la misma naturaleza no lo fueron de su ambicion. Fue su muerte, cuando las armas de los Barbaros, por flojedad de sus Principes, y poca fidelidad de sus Capitanes, le pusieron en dura servidumbre. En este tiempo que Andronico ocupaba el Imperio de Oriente, los Turcos se dividieron, y hubo entre ellos algunas guerras civiles, pero por el consejo y autoridad de Orthogules se sosegaron, remitiendo a la suerte sus pretensiones, que como reviere Gregoras, y Chalchondilas, se dividieron por suerte las Provincias entre siete Capitanes, pretensores todos al gobierno universal. Dio la suerte a Caramano la parte mediterranea de la Provincia de Frigia hasta Cilicia, y Philadelphia, aunque algun autor quiere, que este no fuese de los siete Capitanes, y que solo reino en Caria: a Carcano la parte Frigia, que se estiende hasta Esmirna: a Calami y a su hijo Carasi, la Lidia hasta Misia Bitinia, y las demas Provincias junto al monte Olimpo, cayeron en la suerte de Otomano, que en aquella edad comenzo a ser temido, y a levantar poco despues su Monarquia, venciendo y sujetando los demas Tiranos de las Provincias que vamos nombrando; con que quedo absoluto senor y Principe de todas ellas. La Patagonia, y las demas tierras que caen a la parte del Ponto Euino, las ocuparon los hijos de Amurat. En esta forma hallaron los nuestros repartida el Asia, y a los Turcos senores de ella: que fue grande ayuda para nuestras victorias el estar sus fuerzas divididas. CAPITULO X. Vencen los Catalanes y Aragoneses a los turcos. Por el aviso que Roger tuvo de como los Turcos estaban cerca, temiendo perder tan buena ocasion si advertidos de la llegada de los nuestros se previnieran, o retiraran, junto el campo, y en una breve platica les dijo, como el siguiente dia queria da sobre los alojamientos de los enemigos, faciles de romper por estar descuidados. Propusoles la gloria que alcanzarian con vencer, y que de los primeros sucesos nacia el miedo, o la confianza, y que la buena o mala reputacion pendia de ellos. Mando que no se personase la vida sino a los ninos, porque esto causase mas temor en los Barbaros, y nuestros soldados peleasen sin alguna esperanza d que vencidos pudiesen quedar con vida. Dispuesto el orden con que se habia de marchar, dio fin a la platica. Oyeronle con mucho gusto, y aquella misma noche partieron de sus alojamientos a tiempo que al amanecer pudiesen acometer a los Turcos. Guiaba Roger con Marulli la vanguardia con la caballeria, y llevaba solos dos estandartes, en el uno las armas del Emperador Andronico, y en el otro las suyas. Seguia la infanteria hecho un solo escuadron de toda ella, donde gobernaba Corbaran de Alet Senescal del ejercito. Llevaba en la frente solas dos banderas, contra el uso comun de nuestros tiempos, que suelen ponerse en medio del escuadron como lugar mas fuerte y defendido. La una bandera llevaba las armas del Rey de Aragon Don Jaime, y la otra las del Rey de Sicilia Don Fadrique; porque entre las condiciones que por parte de los Catalanes se propusieron al Emperador, fue de las primeras, que siempre les fuese licito llevar por guia el nombre y blason de sus Principes, porque querian que adonde llegasen sus armas, llegase la memoria y autoridad de sus Reyes, y porque las armas de Aragon lastenian por invencibles. De donde se puede conocer el grande amor y veneracion que los Catalanes y Aragoneses tenian a sus reyes, pues aun sirviendo a Principes extranos, y en Provincias tan apartadas, conservaron su memoria, y militaron debajo de ella: fidelidad notable, no solo conocida en este caso, pero en todos los tiempos. Porque no se vio de nosotros Principe desamparado por malo y cruel que fuese, y quisimos mas sufrir su vigor y aspereza, que entregarnos a nuevo senor. No fue preferido el segundo al primogenito. Siempre seguimos el orden que el cielo, y naturaleza dispuso, ni se altero por particular aborrecimiento o aficion, con no haber apenas Reino donde no se hayan visto estos trueques y mudanzas. Pasaron los nuestros a media noche la muralla, o reparo que divide el cabo de tierra firme, y al amanecer se hallaron sobre los Turcos, que como en parte segura, y a su parecer lejos de enemigos, estaban sin centinelas, reposando dentro de sus tiendas con descuido y sueno. Cerro Roger y Marulli con la caballeria, metiendose por las tiendas y flacos reparos que tenian con grande animo. Siguieronle los Almugavares con el mismo, dando un sangriento y dichoso principio a la nueva guerra. Los Turcos a quien la furia y rigor de nuestras espadas no pudo oprimir en el sueno, al ruido de las armas y voces despertaron, y con la turbacion y miedo que semejantes asaltos suelen causar en los acometidos, tomaron las armas para su defensa, pero fueron pocos, divididos y desarmados, con que su resistencia fue inutil y sin provecho contra el esfuerzo y gallardia de nuestra gente, que ya lo ocupaba todo. Pelearon los Turcos con desesperacion, viendo a sus ojos despedazar y degollar a sus mas caras prendas, de gente que ni aun por el nombre conocian. Alcanzose cumplidisima victoria, dejando en el campo muertos de los Turcos tres mil caballo, y diez mil infantes. Los que quedaron vivos fueron los que reconociendo con tiempo el desorden y perdida, y que los Catalanes eran impenetrables a los golpes de sus dardos, se pusieron en seguro con la huida, y el que querer muchos hacer lo mismo despues les causo mas presto la muerte, por que ocupados en retirar sus hijos y mujeres, dejaban la batalla, y luego perecian. La presa fue grande, y los ninos cautivos muchos. Refiere Niceforo, Griego de nacion, y enemigo declarado de la nuestra, el espanto y terror que causo en los Turcos este primer acometimiento con estas mismas palabras: "Como los Turcos vieron el impetu feroz de los Latinos, (que asi llama a los Catalanes) su valor, su disciplina militar, y sus lucidas y fuertes armas, atonitos y espantados huyeron, no solo lejos de la ciudad de Constantinopla, pero mas adentro de los antiguos limites de su Imperio." Nuestra gente siguio el alcance poco rato, por no tener la tierra conocida, y volvieron aquella misma noche al cabo, por tener el alojamiento reconocido y seguro. CAPITULO XI. Retirase el ejercito par invernar en el cabo de Artacio sus alojamientos. Dieron aviso al Emperador del buen suceso de su victoria, enviando cuatro galeras con riquisimos presentes para entre ambos Principes, Andronico y Miguel, y en nombre de los soldados se envio a Maria muger del Megaduque Roger lo mas precioso y rico de la presa. Causo notable admiracion entre los Griegos la brevedad con que se alcanzo tan senalada victoria, y el pueblo la celebro con alabanzas, libre del temor de los Turcos, que insolentes con las victorias alcanzadas de los Griegos de la otra parte del estrecho amenazaban la Ciudad, con los alfanges desnudos; pero casi toda la nobleza, que como fuera justo debiera mostrarse mas agradecida a tan grande beneficio, manifesto el veneno de sus animos, que la envidia de la agena felicidad no dio lugar a que se pudiese mas encubrir. Los privados de Andronico, y las personas de mayor estimacion de su nacion, comenzaron a temer nuestras fuerzas, juzgandolas por superiores a las que ellos tenian, y que dentro de casa tanto poder en manos de extranjeros era cosa peligrosa. Estas platicas y discursos las alentaba el Emperador Miguel, incitado de un oculto sentimiento que causo en su animo la victoria, porque algunos meses antes habia pasado el estrecho con un ejercito poderosisimo, y por miedo de los Turcos o poca seguridad de los suyos, se retiro con gran perdida de su reputacion, sin travar ni aun una pequena escaramuza con el enemigo; y como los Catalanes siendo tan pocos vencieron a los que el no se atrevio acometer con tan excesivo numero de gente, de esto nacio su corrimiento, y de el un grande aborrecimiento y deseo de nuestra perdicion. Los Principes sienten mucho que haya quien se les iguale en valor, y aun en la dicha aborrecen a quien se les aventaja, porque el poder no sufre virtud y partes aventajadas en ageno sujeto, y mas cuando en su competencia sucede el aventajarse. Si una baja y vil emulacion de un Principe en hacer versos causo la muerte a Lucano, ?Cuanto mayor fuera si de valor y fortuna se compitiera? Y asi no se debe tener por Captan cuerdo el que intenta una empresa errada por su Principe, si ya n quiere competir con el del Imperio. Con el buen suceso que tuvieron no trataron de pasar adelante, ni seguir la victoria: cosa que les hizo perder reputacion, y fue ocasion de hacer muchos excesos en aquella comarca, que irritaron gravemente el animo de los naturales y Griegos. Cuando quisieron entrar la tierra a dentro, comenzo el primer dia de Noviembre a entrar con tanto rigor el invierno, con vientos frios y agua que les detuvo. Los rios por sus crecientes sin poderse vadear, la campana esteril llena de enemigos, los caminos dificiles por donde se habia de marchar para socorrer a Philadelphia, eran causas bastantes para diferir cualquier empresa. Roger con el parecer y consejo de sus Capitanes se resolvio de invernar en Cizico, lugar acomodado por la fortaleza del sitio, y abundancia de las vituallas, y porque el ano siguiente fuese menos embarazosa la salida que si hubieran de partir de Grecia, y embarcar y desembarcar la caballeria tantas veces, cosa de suyo tan molesta. Dieron luego aviso al Emperador de esta resolucion y aprobola con mucho gusto, porque era lo que mas le convenia, por tener el ejercito alojado en la frente del enemigo, y apartado de Constantinopla y de los demas pueblos Griegos, donde no faltaran quejas y pesadumbre, aunque cerca de tres meses anduvieron alojados por Asia sin efecto, trabajando la tierra con insoportables contribuciones. Mando Andronico que con mucha diligencia se llevasen por mar las vituallas que no se hallaban en el cabo, con que pasaron los nuestros un invierno muy apacible. El Megaduque Roger envio con cuatro galeras por su mujer Maria. El orden que se tuvo en los cuarteles para escusar pendencias entre los soldados y sus huespedes, fue el siguiente. Los soldados nombraron seis de su parte, y los de la tierra otros tantos, para que de comun parecer y acuerdo se pusiese precio a las vituallas: porque encareciendose mas de lo justo fuera gran descomodidad para los soldados, y dandose a un precio muy bajo no resultase en notable dano de los huespedes, a mas que faltara el comercio y provision ordinaria que acudia de todas partes con abundancia. Ordenose a Fernando Aones Almirante, que con la armada fuese a invernar a la isla de Jio, puerto seguro y vecino de las Costas enemigas. Es el Jio isla de las mas senaladas del mar Egeo, por nacer en ella sola el Almaste, cosa que nego naturaleza a las demas partes de la tierra. CAPITULO XII. Ferran Jimenez de Arenos se aparta de los suyos. Las cosas de mar y tierra, concertadas en la forma dicha, se pasaba el invierno con sosiego y mucha conformidad, pero luego nuestras fuerzas se fueron enflaqueciendo con algunas divisiones y discordias civiles. Ferran Jimenez de Arenos, caballero de gran linage, y buen soldado, se desavino con Roger sobre el gobierno de sus gentes, y pareciendole desigual la competencia, se aparto del ejercito con los suyos, y volviendose a Sicilia, pasando por Athenas se quedo a servir a su Duque, que le recibio agradecido, y honro con cargos militares, en cuyo servicio se detuvo hasta que la necesidad de sus amigos en Galipoli le llamo y volvio a juntarse con ellos, aventurando como buen caballero la libertad y la vida. Pachimerio dice, que la ocasion de apartarse Ferran Jimenez de Roger fue, porque muchas veces le advirtio que reprimiese y castigase los soldados, y como vio que en esto no andaba como debia, se aparto de su compania con los que le quisieron seguir. iNotable fuerza de inclinacion, que apenas se apartaba el peligro de las armas extranjeras, cuando ya las competencias y guerras civiles se encendian entre ellos!. En abriendo el tiempo, el Megaduque Roger, y su muger Maria se fueron a Constantinopla con cuatro galeras a tratar con el Emperador de la jornada, y a pedirle dinero para hacer pagamento general antes que el ejercito saliese en campana. Miguel estaba en Constantinopla, y queriendo Roger visitarle y darle razon de lo que pensaba hacer aquel ano, no le dio lugar, porque se tenia por ofendido del mal tratamiento que habia hecho a los de Cizico sus vasallos. Esto dice Pachimerio. Lo cierto es, que Roger alcanzo de Andronico el dinero con tanta largueza, que pudo dar dobladas pagas; liberalidad grande, si la falta de hacienda y dinero con que se hallaba, permitiera que se le pudiera dar este nombre. Tienese por virtud heroica en un Principe la liberalidad si en ella concurren dos calidades, tener que dar, y que se lo merezca a quien se da, y cualquiera de estas dos que falte no es liberalidad sino injusticia; y asi aunque Andronico repartio las mercedes en personas de grandes merecimientos, como le falto la primera calidad, que es tener que dar, tuvose por muy excesivo este donativo, y por hierro muy grave, porque estaba el fisco y camara Imperial tan destruida, que no podia acudir a las pagas ordinarias, ni a otros gastos forzosos del Imperio. No hay cosa mas perniciosa que el dinero recogido para la defensa comun, desperdiciarle en gastos voluntarios, y cuando la necesidad aprieta, acudir a nuevas impuestos y pechos, dando por razon y causa justa el aprieto la falta que nace de sus excesos y demasias. Las imposiciones son justas, cuando es forzosa la necesidad que obliga a ponerlas, pero cuando el Principe consume la hacienda con dadivas o gastos impertinente y excesivos, ninguna justificacion pueden tener, pues solo proceden de sus desordenes o descuidos. Trataron Roger, y el Emperador de como se habia de hacer la guerra aquel ano, y Andronico solo le encargo el socorro de Philadelphia, lo demas dejo al arbitrio de los demas Capitanes y suyo; porque desde lejos y antes de las ocasiones mal se puede ordenar lo que conviene, ni tomar parecer cierto en cosas tan inciertas y varias como se ofrecen en una guerra. Dejo Roger a su mujer Maria en Constantinopla, y navego con sus cuatro galeras la vuelta del cabo el primer dia de Marzo del ano mil trescientos tres. Luego que llego se pasaron las cuentas con los huespedes, tomose muestra general, y se hallo que los soldados en poco mas de cuatro meses, que fue el tiempo que invernaron, habian gastado las pagas de ocho, y algunos de un ano. Sintio Roger el exceso y desorden de los soldados, que como Capitan prudente y practico, conocio el mal, aunque como dependia su autoridad del arbitrio de los soldados, no se atrevio a poner el remedio que convenia, porque no se disminuyese o perdiese. Mal puede un Capitan conservar un ejercito con puntual y estrecha obediencia, si el poder y fuerzas con que los ha de castigar le dan ellos mismo; de que nace la insolencia y libertad. Roger conociendo el tiempo, satisfizo los huespedes, pagando todo lo que habian gastado en mantener los soldados, y no quiso se les descontase de su sueldo; y asi les quedo libre el dinero de las cuatro pagas, que luego les dio, y tomando Roger sus libros de las raciones y cuentas, donde constaba de los gastos excesivos que los soldados habian hecho, los quemo en la plaza publica de Cizico, con que quedaron todos obligados y agradecidos a su liberalidad. Los autores Griegos dicen que Cizico y toda su comarca quedo destruida por las crueldades y robos de los Catalanes, y que temiendo el Emperador Andronico que Roger no alargase el salir en campana, por la mala disciplina y poca obediencia de los soldados, envio su hermana a los ultimos de Marzo a Cizico, para que exhortase a Roger su yerno saliese con el ejercito, pues el tiempo y la ocasion convidaban a la guerra, y los soldados recien pagados saliesen con mas gusto. CAPITULO XIII. Parte el ejercito a socorrer a Philadelphia y vencen a Caramano Turco General de los que la tenian sitiada. El deseo que tenia Roger de salir en campana, ayudado de la persuasion de su suegra, hizo que luego se pusiese en ejecucion la salida, y asi se senalo para los nueve de Abril. Estando apercibiendose ya todos para el viaje, dos Massagetas o Alanos esperando en un molino que les moliesen un trigo, llegaron algunos Almugavares a tratar con descompostura una mujer que estaba dentro a tomar la harina, salieron a la defensa los Alanos, y entre otras razones que dieron contra Roger su capitan fue decir: que si les daban tales ocasiones, harian del Megaduque Roger lo que hicieron del gran domestico. Este fue Alejos Raul, que en una fiesta militar le mataron estos a traicion de un flechazo. Refirieron estas palabras a Roger, y por su mandado o consentemiento aquella misma noche los Almugavares dieron sobre los Alanos, y si la oscuridad de la noche y el cuidado de los vecinos nos les defendiera, los degollaran todos. Murieron muchos, y entre ellos un mozo valiente hijo de George, cabeza de los Alanos. A la manana volvieron a troparse, y quedaron los Catalanes superiores habiendo muerto mas de 300 Alanos; y si no temiera a los vecinos de Cizico, a quien por los malos tratamientos tenian irritados, que no tomasen las armas, y se pusiesen de parte de los Alanos, lo hubieran sin duda degollado a todos. Por este caso se aparto la mayor parte de los Alanos del ejercito de Roger; solo quedaron con el hasta mil, que con promesas y ruegos los detuvieron. Roger quiso con dinero aplacar al padre por la muerte del hijo, pero Gregorio menosprecio el dinero, y al agravio del hijo muerto se anadio la afrenta del ofrecimiento: con que el barbaro quedo irritado, aunque encubrio la ofensa para mayor venganza. Este suceso alargo la partida hasta los primeros de Mayo, que salieron de Cizico seis mil con nombre de Catalanes, mil Alanos, y las companias de Romeos debajo del gobierno de Marulli; pero todos sujetos, y a orden de Roger. Iva tambien Nastago gran Primicerio. Llegaron con estas fuerzas a Anchirao, y de alli con gran valor y confianza, que si lo dice Pachimerio, fueron a sitiar a Germe; lugar fuerte donde los Turcos estaban, y entendida por ellos la resolucion, con sola la fama de su venida dejaron el lugar, y se retiraron. Pero no pudo ser esto tan a tiempo, que su retaguardia no fuese gravemente ofendida de los Catalanes. De alli pasaron a otro lugar que la historia de Pachimerio no le nombra, solo dice que estaba dentro para su defensa Sausi Crisanislao famoso soldado y Capitan de Bulgaros, a quien mando ahorcar con doce de sus soldados los mas principales, sin decir con certeza la ocasion de este castigo; solo se presume, que habrian defendido mal algun lugar que estaba a su cargo, o entregado alguna fortaleza, y queriendo Sausi disculparse atraveso razones con Roger, que le movieron a meter mano a la espada, y herirle, y despues fue entregado a los que le habian de ahorcar. Los Capitanes Griegos detuvieron la ejecucion, y alcanzaron de Roger el perdon; porque le advirtieron el disgusto que tendria el Emperador Andronico si castigase un hombre de tanta calidad, y tan buen soldado, sin haberle dado razon. Era Crisanislao uno de los capitanes Bulgaros que prendio Miguel padre de Andronico en la guerra de la Chana, y detenido gran tiempo en prision fue puesto en libertad por Andronico, y honrado en cargos militares, y en gobiernos de Provincias, y entonces se hallaba en esta parte de Frigia ocupado en servicio del Emperador. Luego de alli paso el ejercito a Geliana camino de Philadelphia, donde le llego aviso a Roger de algunos lugares fuertes que ocupaban los Turcos, significandole la violencia que padecian, y por carta le suplicaban les ayudase, pues eran Romeos que se dieron a la fuerza del tiempo, y que se querian levantar contra los enemigos. Roger les respondio que estuviesen de buen animo, que el les socorreria. Con esto paso adelante a meter el socorro en Philadelphia, que era el principal intento que llevaban, Caramano Alisurio que la tenia sitiada, cuyo gobierno se extendia por esta Provincia, con el aviso que tuvo de la venida del ejercito de los Catalanes, levanto el sitio con la mayor parte de su ejercito, y camino la vuelta de ellos, con deseo de vengar la rota del ano antes que los Catalanes dieron a sus companeros. Esto parecio que le convenia, y no aguardarlos sobre Philadelphia; ciudad grande, y con gente armada, que animada del ejercito amigo saldria a pelear. Dejo algunos fuertes guarnecidos, con que le parecio que los de la ciudad no intentarian el salir, pero dos millas lejos al amanecer se reconocieron de una y otra parte, y se pusieron en orden para pelear. El ejercito de los Turcos llegaba a ocho mil caballos y doce mil infantes Caramanos todos, los mas valientes y temidos de toda la nacion, superiores en numero a los nuestros, pero muy inferiores en el valor, en la disciplina, en la ordenanza militar, y en las armas ofensivas y defensivas; solo habia igualdad en el animo y deseo de pelear. Roger dividio en tres tropas su caballeria, Alanos, Romeos y Catalanes, y Corbaran de Alet, a cuyo cargo estaba la infanteria, la dividio en otros tantos escuadrones, y hecha senal de acometer se envistieron con gallardo animo y bizarria. Travose la batalla muy sangrienta para los Turcos, por que los Catalanes mas practicos en herir, y mas seguros por las armas de ser ofendidos, hacian grande dano en ellos con muy poco suyo. Junto a los conductos de la ciudad fue donde mas reciamente se envistieron. Pero los Turcos valientes y atrevidos no dejaban por todos los caminos que podian de ofender a los nuestros, y poner en duda la victoria, que hasta al medio dia anduvo varia; pero el valor acostumbrado de los Catalanes la hizo declarar por su parte con notable dano de los Turcos. Escaparonse huyendo hasta mil caballos, de ocho mil que entraron en la batalla, y solos quinientos infantes, y Caramano Alisurio se retiro herido. De los nuestros perecieron ochenta caballos, y cien infantes. Rehechos sus escuadrones, pasaron la vuelta de Philadelphia, siguiendo lentamente al enemigo, y temiendo alguna gran emboscada de sus copiosos ejercitos. Los Turcos de los fuertes, sabida la rota, los desampararon, y fueron siguiendo su Capitan vencido. Fue la presa y lo que se gano en esta batalla, segun Montaner, de mucha consideracion. Con esta victoria comenzaron a levantar cabeza las ciudades de Asia, viendo que los nuestros habian dado principio a su libertad, que los Turcos tenian tan oprimida. Llego esta opresion a tanto extremo, que les quitaban las mujeres y los hijos para instruirles en su secta. Profanaban los templos y monasterios tan antiguos, donde habia depositados tantos cuerpos de Santos, y grande memoria de nuestra primitiva Iglesia que tanto florecio en aquellas Provincias, trocando el verdadero culto en falsa y abominable adoracion de su profeta. Pero como por los justos juicios de Dios estaba ya determinada la destruicion y servidumbre de todo aquel Imperio y nacion, fue de poco provecho para alcanzar entera libertad todo lo que los nuestros hicieron, antes parece que se confirmo con esto su perdicion; pues cuando los grandes remedios no curan la dolencia porque se dan, es casi cierta la muerte. Nuestros Capitanes se detuvieron antes de entrar en Philadelphia, reconociendo algunos lugares vecinos adonde se pudieron haber retirado y rehecho; pero todo lo hallaron libre de los Turcos; a quien el miedo hizo alargar muchas leguas. CAPITULO XIV. Entra en Philadelphia el ejercito victorioso. Gananse algunos fuertes que el enemigo tenia cerca de la ciudad, y dan segunda rota a los Turcos junto a Tiria. Libres los de Philadelphia del sitio, que tan apretados les tuvo por el valor de las armas de los Catalanes, salieron a recibir el ejercito los magistrados y el pueblo, con Teolepto su Obispo, varon de rara santidad, y por cuyas oraciones se defendio Philadelphia mas que por las armas del ejercito que la guardaba. Entraron las tropas de nuestra caballeria primero, con los estandartes vencidos y ganados de los Turcos. Seguian despues el carruaje lleno de los Despojos enemigos, y gran numero de mujeres y ninos cautivos, y algunos mozos reservados para el triunfo de la entrada. Las companias de infanteria eran las ultimas, y en medio de ellas las banderas y los Capitanes mas senalados, con lucidisimas armas y caballos, que como cosa nunca vista de los de Asia, les causo grande admiracion. No hubo en aquella entrada soldado por particular que fuese, que no vistiese seda o grana, aunque en aquel tiempo los Turcos no usaban trajes costosos, pero entre los despojos de los Griegos habian alcanzado gran cantidad de ropa y vestidos de mucho precio, que en esta victoria se cobraron. Detuvieronse quince dias en la ciudad, entretenidos con las fiestas y regocijos que se les hicieron; porque fue cosa notable el amor y el respecto con que les trataron los naturales, como quien reconocia de ellos la libertad y la vida que tan aventuradas las tuvieron. La necesidad siempre es agradecida, pero con el beneficio que recibe, seacaba. Roger salio de Philadelphia a poner en libertad a algunos pueblos de que estaban apoderados los Turcos, y entre otros a Culla algunas leguas mas adelante hacia el Levante de la Ciudad; pero sabida la retirada y huida de su ejercito, se retiraron los turcos. Los naturales los recibieron abiertas las puertas, como quien escapaban de tan dura servidumbre, pareciendoles que con esto alcanzarian perdon de haberse entregado antes facilmente a los Turcos. Roger perdono la multitud del pueblo, pero castigo gravemente a muchos. Corto la cabeza al Gobernador, y al mas principal viejo del regimiento condeno a la horca. Estuvo un rato pendiente de ella sin morir, y atribuyendolo a milagro cortaron la soga los que estaban presente, y le libraron. Volvio el ejercito a Philadelphia, y segun Pachimerio dice, Roger recogio muchos ducados, y se hizo contribuir mas de lo que debiera; por sentirse ya en la Ciudad la falta de bastimentos, por ser muy populosa de suyo, y tener dentro el ejercito, despues de haber padecido un largo sitio que fue tan apretado que una cabeza de jumento se vendio por un precio increible. Nastago Duque y Primicerio del Imperio, que militaba en este ejercito con Roger, se aparto de el y se fue a Constantinopla, porque no podia ver como Griego maltratar a los naturales, y las demasias que Roger hacia con ellos; y asi llegado a Constantinopla quiso que el Emperador le yese, y como esto se le nego por los deudores y amigos de la mujer del Megaduque, a l que yo puedo entender, se fue al Patriarca, y por su medio el Emperador dio oidos a las quejas que traia contra Roger, de que se encendio en el Palacio una gran discordia entre los amigos y emulos del Megaduque. Parecio a los Capitanes del ejercito que convenia hechar primero al enemigo de las Provincias maritimas, porque no quedase poderoso a las espaldas, y porque la vecindad de su armada les diese mas fuerzas y seguridad. Con esta determinacion partieron luego de Philadelphia para Niza, Ciudad de Licia, y de alli a Magnesia la que esta en la ribera del rio Meandro, donde apenas llego Roger cuando dos ciudadanos de Tiria vinieron a pedirle socorro diciendo; que la Ciudad no estaba bastantemente fortificada que pudiese defenderse de los terribles asaltos del enemigo, y que si el socorro se tardaba, era cierto el perderse: que los Turcos con poco cuidado se podian coger a tiempo que estuviesen derramados por aquellas vegas, y hacer alguna buena suerte, con grande honra del ejercito y provecho suyo: que en llegando la noche se retiraban a los bosques, y salido el sol volvian a talar y destruir la campana. Roger con la mayor presteza y diligencia que pudo tomo la gente mas desembarazada y suelta, y fue la vuelta de Tiria para meterse dentro de ella antes del dia. Llego a ser tan buen tiempo, que los Turcos ni le pudieron descubrir, ni sentir, habiendo caminado treinta y seis millas en diez y siete horas. Vino la manana, y los Turcos comenzaron a bajar a la llanura, y llegarse a la ciudad, y ya estaban cerca de las puertas para hacer sus acostumbrados acometimientos, cuando Corbaran de Alet Senescal salio a rebatirlos con doscientos caballos y mil infantes. Cargo sobre ellos con tanta gallardia, que les rompio y degollo la mayor parte, pero la que quedaba entrera en reconociendo a los nuestros se fue retirando hacia la aspereza de la montana. Corbaran les siguio con parte de la caballeria; pero como los caballos de los turcos estaban desembarazados, y los nuestros cargados con el peso de las armas, llegaron a la falda del monte a tiempo que los Turcos temerosos y cuidadosos solo de sus vidas, habian dejado los caballos, y mejorandose de puesto, porque tomaron los altos de donde mejor se podian guardar y ofender, impidiendo la subida a sus enemigos. El Senescal con mejor animo que consejo, mando que se apeasen los suyos, y el hizo lo mismo, y acometio segunda vez a los Turcos; pero como ellos estaban en lo alto, y tenian algunos reparos con piedras, y flechazos defendian la subida, y tiraban golpes mas seguros y ciertos a los que mas se senalaban, Corbaran, como valiente y esforzado caballero, era de los que mas les apretaban por su persona, y para subir con mas ligereza, y andar mas suelto, se quito las armas, despues el morrion, ocasion de su muerte; porque le dieron un flechazo en la cabeza, de que luego murio, con cuya perdida los demas se retiraron. Con la muerte de tal Capitan trocose la victoria de este dia en tristeza y sentimiento; porque perder una buena cabeza suele causar algunas veces inconvenientes y danos de mayor consideracion, que no lo es el provecho que resulta de la victoria que se adquiere con su muerte. Sintiolo Roger mucho, que le tenia concertado de casar con una hija suya, y puesta en su persona su mayor esperanza. Perdio la vida Corbaran con mas honroso fin, que los demas Capitanes, porque cayo con la espada en la mano, y en la misma victoria, y no por manos de traidores como otros companeros suyos. Es corto el discurso de los hombres que se tiene por gran desdicha lo que se pudiera contar entre los prosperos sucesos de la vida. Previnole a Corbaran una muerte honrada a otra cruel y afrentosa, pues corriera, como es de creer, el mismo riesgo que los demas Capitanes. Enterrandole en un templo dos leguas de Tiria, a donde dice Montaner, que estaba el cuerpo de San Jorge. Hicieronle compania diez Cristianos, que solos murieron en aquel encuentro. Levantaronle un sepulcro de marmol, y honraronle con grandes obsequias, pues solo para cumplir con su memoria se detuvieron ocho dias. De Tiria despacharon orden a su armada, que estaba en la Isla del Jio, para que lo mas presto que pudiese pasase a Tierra firme de la Asia, y que se detuviese en Ania aguardando segunda orden. CAPITULO XV. Llega Berenguer de Rocafort con su gente a Constantinopla, y por orden del Emperador se junta con Roger en Epheso. Berenguer de Rocafort llego de Sicilia por este tiempo a Constantinopla con algunos vajeles y dos galeras, y con dos cientos hombres de a caballo, y mil Almugavares, habiendo cobrado ya del Rey Carlos el dinero que le debia, y restituido los castillos de Calabria que estaban en su poder. Mandole luego Andronico, que navegando la vuelta de la Asia, procurase juntar sus fuerzas con las de Roger; y asi con mucha brevedad llego al Jio, adonde hallo a Fernando Aones de partida, y juntos llegaron a Ania, de donde avisaron a Roger don dos caballos ligeros de la venida de Rocafort con los suyos. Llego esta nueva antes de salir de Tiria, y causo generalmente en todo el campo grandisimo contento, asi por la gente que Rocafort traia, que era mucha y escogida, como por la opinion que tenia de muy valiente y esforzado Capitan. Envio luego Roger a visitarle con Ramon Montaner, y con orden de que se partiese luego de Ania, y viniese a Epheso, dicha por otro nombre Altobosco. Partio Montaner con una tropa hasta de veinte caballos, y con alguna gente practica, para que le guiasen por caminos desviados, por no encontrarse con los Turcos, que ordinariamente corrian la tierra, y salteaban los caminos mas pasageros. Valiole a Montaner poco esta diligencia y cuidado, porque muchas veces hubo de abrir camino con la espada; llego al fin a la Ciudad de Ania libre de estos peligros. Dio a Rocafort la bien venida de parte de los suyos, y le dijo lo que Roger ordenaba acerca de su partida. Rocafort obedecio, y dejando para la guarnicion de la armada quinientos Almugavares, con lo restante de la gente tomo el camino de Epheso, adonde llego acompanado de Montaner dentro de dos dias. Esta ciudad es una de las mas senaladas de toda el Asia por su famoso templo dedicado a la diosa Diana. Fue no solamente reverenciada de los romanos, pero de los Persas y Macedones, que tuvieron antes el Imperio, y todos conservaron sus inmunidades y derechos, sin que se mudasen jamas mudandose los Imperios: tanto era el respecto con que veneraban los antiguos las cosas que se persuadian que tenian algo de divinidad y religion. Pero el mayor titulo que esta Ciudad tiene para ser famosa y celebrada, es haber puesto en ella el Apostol y Evangelista San Juan los primeros fundamentos de la fe. De este Santo referire lo que Montaner escribe, que por referirlo en esta misma historia, no parece ageno de la nuestra. Dicen que en esta Ciudad de Epheso esta el sepulcro donde San Juan se encerro cuando desaparecio de los mortales, y que poco despues vieron levantar una nube en semejanza de fuego, y que creyeron que en ella fue arrebatado su cuerpo, porque despues no parecio. La verdad de esto no tiene otro fundamento mayor que la tradicion de aquella gente, referida por Montaner. El dia antes de San Juan, cuando se dicen las visperas del Santo, sale un mana por nueve agujeros de un marmol que esta sobre el sepulcro, y dura hasta poner del sol del otro dia, y es tanta cantidad, que sube un palmo sobre la piedra, que tiene doce de largo y cinco de ancho. Curaba este mana de muchas y graves dolencias, que con particularidad las refieren Montaner. Despues de cuatro dias que Rocafort y Montaner llegaron a Epheso, entro tambien Roger con todo el ejercito. Alegraronse todos de ve a Rocafort amigo y companero en todas las guerras de Sicilia, por el socorro que les traia, que hallandose lejos y en tierras enemigas fue de grande importancia, y aumento mucho las fuerzas de los Aragoneses. Diosele luego el oficio de Senescal que vaco por muerte de Corbaran, y para que en todo le sucediese, le dio Roger su hija por mujer, habiendo sido primero concertada con Corbaran; porque con este nuevo parentesco aseguraba Roger la condicion y aspereza de Rocafort, aparejada para intentar cosas nuevas. Diole cien caballos para la gente que traia, con armas de a caballo, y cuatro pagas. En Epheso, dice Pachimerio, que Roger y los Catalanes hicieron notables crueldades para sacar dinero, cortando miembros, atormentando, degollando los desdichados Griegos, y que en Metellin un hombre rico y principal llamado Macrami fue degollado, porque prontamente no quiso dar cinco mil escudos que le pidieron: licencia militar y atrevimiento ordinario en gente de guerra mal disciplinada. Roger, todo el dinero, caballos y armas que recogio de las contribuciones de las ciudades vecinas envio a Magnesia con una buena escolta; porque en esta ciudad como la mas fuerte de aquellas provincias, determino poner su asiento para invernar. De Epheso se fueron todos juntos a la Ciudad de Ania, adonde estaba Fernando Aones con la armada. Hicieronles un grande recibimiento a Roger y a Rocafort los soldados que se hallaban en Ania, saliendoles a recibir con grande alegria y regocijo; porque ya les parecia que juntos eran bastantes a recuperar el Asia, hechando de ella a los Turcos. Roger agradecio y satisfizo este buen recibimiento, dando una paga a todos los soldados de la armada; y porque Tiria quedaba desarmada y sin defensa, determinaron que se enviase alguna gente para su seguridad. Fue Diego de Oros hidalgo Aragones, buen soldado, con treinta caballos y cien infantes; porque con esto les parecia que quedaria en defensa la Ciudad y su comarca, fiando mas en la reputacion de sus armas, que en el numero de la gente: que muchas veces alcanza la reputacion lo que no pueden las fuerzas. CAPITULO XVI. Reprimen los nuestros el atrevimiento de Sarcano Turco. Llegan nuestras banderas a los confines de la Natolia y Reino de Armenia. Tuvieron nuestros Capitanes consejo del camino que tomarian, y concordaron todos en que volviesen otra vez hacia las Provincias Orientales y pasados los montes, entrasen en Pamphila, adonde les parecio que estarian las mayores fuerzas de los Turcos, y habria ocasion de venir con ellos a batalla, que este fue siempre el intento principal que se llevaba; porque siendo nuestro ejercito tan pequeno, no se podia hacer la guerra a lo largo, y ocupar Ciudades y lugares, habiendo de dejar en ellas guarnicion, porque era dividir y deshacer sus fuerzas; y asi parecio siempre acertado caminar la vuelta de los Turcos, y pelear con ellos. Pero en tanto que se trataba de poner en ejecucion la salida, Sarcano Turco con saber que el ejercito de los Catalanes estaba dentro de la Ciudad, se atrevio a correr su vega llevando a sangre y fuego cuanto se le puso delante. Pago presto su atrevimiento y locura; porque salieron los nuestros sin aguardar orden, ni esperar los Capitanes: tanto les ofendia la osadia de este Barbaro, y dieron con tanta presteza sobre el y los suyos, que aunque luego quiso retirarse, no pudo sin mucho dano, porque se hallo tan empenado que hubo de pelear para huir. Siguieron los nuestros el alcance hasta la noche, y volvieron a la Ciudad con nuevos brios, dejando muertos en la campana de los enemigos mil caballos y dos mil infantes: cosa apenas creida de los que quedaron dentro de la ciudad, porque la salida fue muy tarde, y con mucho desorden. Roger y los demas Capitanes considerando cuan danosa les pudiera ser la detencion, si los soldados advirtieran el peligro de la jornada y camino que intentaban, con el gusto de la victoria pasada, quisieron que dentro de seis dias marchase el campo. Partieron de Ania, y atravesaron la Provincia de Caria, y todo aquel inmenso espacio de Provincias que estan entre la Armenia y el mar Egeo, sin que hubiese enemigo que se les opusiese. Marchaba el campo segun la comodidad de los lugares muy de espacio, consolando los pueblos Cristianos, y animandoles a su defensa, y con universal admiracion de todos los fieles eran recibidos los nuestros, alegrandose de ver armas Cristianas tan a dentro, las cuales los que entonces vivian jamas vieron en sus Provincias, aunque su deseo siempre las llamaba y esperaba; pero la flojedad de los Griegos nunca les dio lugar a que las viesen, hasta que el valor de los Catalanes y Aragoneses se las mostro. CAPITULO XVII. Pelean con todo el poder de los Turcos los Catalanes y Aragoneses en las faldas del monte Tauro, y alcanzan de ellos senaladisma victoria. Poco antes que llegasen a las faldas del monte Tauro, que divide la Provincia de Cicilia de Armenia la menor, hicieron alto, y trataron de que primero se reconociesen las entradas y pasos peligrosos, sospechando siempre, como sucedio, que el enemigo no les aguardase. En tanto que esto se consultaba, nuestra caballeria que reconocia la campana, descubrio el ejercito enemigo que aguardaba el nuestro entre los valles de las faldas del monte. Tocose arma en ambos ejercitos, y los Turcos viendose descubiertos, y que su traza habia salido vana y sin fruto, se resolvieron luego de salir a lo llano, y acometer a los nuestros que venian algo fatigados del camino, antes que pudiesen descansar ni mejorar de puesto. Habia en el campo de los Turcos veinte mil infantes, y diez mil caballos, y la mayor parte de ellos eran de los que habian escapado de las rotas pasadas. Tendiose su caballeria por el lado izquierdo, y la infanteria por el derecho la vuelta del campo Cristiano. Opusose Roger con su caballeria a la del enemigo, que por la frente y costado cerro con la nuestra. Rocafort con su infanteria, y Marulli hizo lo mismo, habiendo primero los Almugavares hecho su senal acostumbrada en los encuentros mas arduos, que era dar con las puntas de las espadas y picas por el suelo, y decir: despierta hierro; y fue cosa notable lo que hicieron aquel dia, que antes de vencer, se daban unos a otros la enhorabuena, y se animaban con cierta confianza del buen suceso. Travose la batalla en puesto igual para todos, con grandes y varias voces, peleandose valerosamente, porque pendia la vida y libertad de entre ambas partes de la victoria de aquel dia. Si los nuestros quedaran vencidos por ser poco practicos en la tierra, y tener tan lejos la retirada, fuera cierta su muerte, o lo que se tuviera por peor quedar cautivos en poder de aquellos Barbaros ofendidos. Los Turcos tenian tambien igual peligro; porque los naturales de aquellas Provincias Cristianas a donde estaban, viendoles rotos y vencidos, les acabaran sin duda, satisfaciendo en ellos una justa venganza. En el primer encuentro, por la multitud y numero infinito de los Barbaros, se corrio gran riesgo, y estuvo la victoria muy dudosa, pero cobraron nuevo animo y vigor; porque los Capitanes repitieron segunda vez el nombre de Aragon, y desde entonces parece que esta voz infundio en los enemigos temor, y en los nuestros un esfuerzo nunca visto. Y como ya de una y otra parte se habia llegado a los golpes de alfanjes y espadas, en que los nuestros tenian tanta ventaja por las armas defensivas, luego se comenzo a inclinar la victoria por nuestra parte. Los Catalanes ejecutaban en los vencidos su rigor y furia acostumbrada en las guerras contra los infieles, que aquel dia en los Turcos todo fue desesperacion, ofreciendose a la muerte con tanta determinacion y gallardia, que no se conocio en alguno de ellos muestras de quererse rendir, o fuese por estar resueltos de morir como gente de valor, o porque desesperaron de hallar en los vencedores piedad. En tanto que sus brazos pudieron herir siempre hicieron lo que debian, y cuando desfallecian con el semblante y los ojos mostraban que el cuerpo era el vencido, no el animo. Los nuestros no contentos de haberlos hecho desamparar el campo, les siguieron con el mismo rigor que pelearon en la batalla. La noche y el cansancio de matar dio fin al alcance. Estuvieron hasta la manana con las armas en la mano. Salido el sol, descubrieron la grandeza de la victoria, grande silencia en todas aquellas campanas, tenida la tierra en sangre, por todas partes montones de hombre y caballos muertos, que afirma Montaner, que llegaron a numero de seis mil caballos, y doce mil infantes, y que aquel dia se hicieron tantos y tan senalados hechos en armas, que apenas se pudieran ver mayores; y con encarecer esto no refiere alguno en particular, con grande injuria y agravio de nuestros tiempos, pues tales hazanas merecieran perpetua memoria. Quedo con tanto brio nuestra gente despues de esta victoria, y tan perdido el miedo a las mayores dificultades, que pedian a voces que pasasen los montes, y entrasen en la Armenia, porque querian llegar hasta los ultimos fines del Imperio Romano, y recuperar en poco tiempo lo que en muchos siglos perdieron sus Emperadores; pero los Capitanes templaron esta determinacion tan temeraria, midiendo, como era justo, sus fuerzas con la dificultad de la empresa. CAPITULO XVIII. Con la entrada del invierno vuelven los nuestros a las Provincias maritimas. Rebelanse los de Magnesia, poneles sitio Roger, pero llamado de Andronico, le levanta, y llega a la boca del estrecho con todo el ejercito. Detuvieronse ocho dias en el lugar de la victoria, y fueron pocos para recoger la presa. Prosiguieron su camino hasta un lugar que Montaner llama Puerta del hiero; termino, y raya de la Natolia y Armenia. Detuvose tres dias Roger dudoso del camino que tomarian, pero al fin viendo cerca el Otono, y hallandose tan a dentro de las Provincias que aun no estaban bien aseguradas a su devocion, se resolvio con el parecer de sus Capitanes, de volver a la Ciudad de Ania, y pasar en ella el invierno, hasta que fuese tiempo de salir en campana; pues aquel ano se habia roto cuatro veces al enemigo, y recuperado tantas Provincias. Nicephoro dice, que por faltar las espias y gente practica en la tierra dejaron de pasar adelante; porque sin ella fuera cosa muy peligrosa, y Roger era tan diestro Capitan, que no se aventurara temerariamente. Hacinase las jornadas muy cortas, porque no pareciese que la retirada era por algun temor, caminando por los puestos que tenian ya reconocidos a la ida. En esta retirada cargan los Historiadores Griegos a los nuestros de insolentes y crueles, que hicieron mas dano en las Ciudades de Asia que los Turcos enemigos del nombre Cristiano; y aunque creo que fueron algunos los danos, pero no tantos como ellos lo encarecen. Porque el tiempo que los nuestros estuvieron en Asia, fue muy poco, y este le ocuparon siempre en vencer y alcanzar senaladas victorias de sus enemigos, de donde les resultaba infinita ganancia de las presas que hacian, que eran tantas, que algunas veces las dejaban, o por no poderlas llevar, o por estimarlas en poco; pero yo doy por verdadero lo que dicen los Griegos, mas no por eso se les puede quitar la gloria de sus victorias. ?Que ejercito se ha visto que diese ejemplo de moderacion y templaza, y mas el que alcanza muy a tarde sus pagas? No hay duda que un ejercito amigo mal disciplinado, es tan danoso en una Provincia como el del enemigo; y asi los Griegos la mayor parte de sus historias entretienen en las quejas de estos danos, encareciendolos mas de lo que debe un Historiador. Veniase el ejercito retirando hacia Magnesia, donde Roger tenia la mayor parte de sus riquezas y tesoro, cuando les llego aviso de los de Magnesia, como Ataliote su Capitan se habia rebelado; y degollado la guarnicion de los Catalanes que Roger habia dejado, y alzadose con sus tesoros que habia recogido dentro de la Ciudad. El caso paso de esta manera. Magnesia era una Ciudad fuerte y grande, y por entre ambas cosas dificil de ganar si los animos de los naturales estaban unidos. Sucedio que Roger mal advertido les entro a pedir, que para cuando el volviese le tuviesen a punto caballos y dinero para socorrer su gente. Ellos valiendose del aborrecimiento que los Alanos, que estaban dentro, tenian a los Catalanes, y movidos de la codicia de hacerse duenos de los tesoros que Roger habia recogido, se resolvieron de tomar las armas, y rebelarse. Comunicado su consejo con Ataliote, y aprobado por el, les parecio ponerle en ejecucion; porque como antes vivian a modo de Ciudad libre, temian venir en sujecion. Los ciudadanos eran muchos y armados, los Alanos tambien, y los graneros con abundancia de trigo, armas, dineros y otros pertrechos militares; finalmente recibiendo fe y juramento entre si de valerse unos a otros, pasaron a cuchillo parte de los Catalanes que estaban dentro, parte prendieron, y los pusieron en carceles muy seguras. Con esto se confirmaron en su rebelion; porque no hay cosa que mas la asegure un hecho semejante, cuando la atrocidad quita la esperanza del perdon. Este hecho no le parece al Griego Pachimerio que lo refiere digno de vituperio, antes lo aprueba y alaba; con que claramente se debe tener por apologia mas que por historia la suya. Sabida la rebelion de los de Magnesia por Roger, quiso castigarla luego; y asi con parte de los Alanos que le seguian, de los Romeos, y con todos los Catalanes fue a poner sitio a la ciudad para castigarla, como merecia tan fea maldad. Hizo venir con notable diligencia maquinas y artificios para batirla, y a pocos dias dio un asalto general, en que fueron rebatidos los nuestros con grande mofa y escarnio de los cercados, y a Roger con palabras injuriosas le afrentaban. Quiso Roger romperles los conductos, pero ellos advertidos hicieron una salida con que impidieron el efecto. El cerco se continuaba, y en ese mismo tiempo les vino un despacho de Andronico en que les mandaba, que dajado el sitio de Magnesia, viniese a juntarse con Miguel su hijo, para socorrer al Principe de Bulgaria cunado de Roger, porque un tio suyo se le habia levantado con parte del estado, y estaba en punto de perderse si no se le acudia presto con socorro. Tengo por muy cierto, que este levantamiento fue fingido por Andronico, por dar alguna razon aparente para sacar los nuestros de Asia, de quien temio siempre, que acreditados con tantas victorias se alzarian con ella, negandole la obediencia, y para obligar mas a Roger, le puso delante el peligro de su cunado. A estos danos vive sujeto el Capitan que sirve a Principes tiranos o pequenos, en quien siempre la sospecha y recelos tienen el primer lugar en sus consejos. Dichoso el que obedece y sirve a grande y poderoso Monarca, en cuya grandeza no puede caber ofensa nacida del aumento de su vasallo. Para tener por ciertos estos movimientos, me hace gran dificultad el ver que no trata Nicephoro de ellos, antes bien da diferente causa porque los nuestros no pasaron adelante con sus victorias, que fue el miedo grande de Andronico, y sin duda este fue el que detuvo la buena dicha de los nuestros, y el que impidio que no se restaurasen todas las Ciudades y Provincias del antiguo Imperio de los Romanos. Estas son las mismas palabras de Nicephoro: "Roger, despues de haberse juntado en consejo, resolvio de replicar al Emperador, y en tanto ver si podia ganar a Magnesia, pero la resistencia de los de dentro fue de manera, que Roger se hubo de retirar con perdida de reputacion y gente, y aunque llego a tratar de concierto con ellos, con solo que le volviesen el dinero, no lo pudo alcanzar. Por esto y porque los Alanos se despidieron, trato Roger de levantarse del sitio, dando por disculpa que el Emperador se lo mandaba; pero muchos no dejaron de tener un oculto sentimiento de salir de aquellas Provincias sin castigar los Magneositas, y dejar lo que habian ganado a la furia y rigor de los Barbaros, que luego las habian de ocupar viendolas sin defensa. No faltaban entre los soldados ordinarios algunos, que con secretas platicas alteraban los animos para nuevos movimientos, diciendo: ?Que nos importaba haber vencido tantas veces, si se nos quita el premio de las manos? ?Para esto salimos de nuestra tierra, y del regalo de la patria; para tener por recompensa del peligro de la vida tantas veces aventurada una pequena paga? ?Despues de ganada una Provincia sacarnos de ella, y darnos por galardon de tantos servicios una nueva y peligrosa guerra? Los Capitanes y la demas gente de lustre aunque disimulaban, y en lo exterior se dejaban enganar, sentian mal de esta partida, y creyeron que mas habia nacido de los recelos de Andronico, que de los movimientos de Bulgaria. Llegaron los nuestros a la ciudad de Ania, y de alli tomaron el camino hasta la boca del estrecho por todas aquellas Provincias maritimas, navegando siempre la armada al paso que ellos marchaban por tierra. Con esta orden llegaron al Cabo que esta en el estrecho, en frente de Galipoli, que Montaner llama Boca de Aner. Avisaron de alli al Emperador como estaban a punto para embarcarse, aguardando nueva orden para partirse. Quedo contentisimo Andronico de que los Catalanes le hubiesen obedecido, y alabandoles por cartas su puntualidad en cumplir sus ordenes, les hizo saber como los movimientos de Bulgaria con solo la fama de que venia el ejercito de los Catalanes se sosegaron." Esto es lo que dice Montaner; Pero Pachimerio parece que refiere con mas verdad la ocasion que tuvo Andronico en este segundo despacho de decir que ya estaba todo sosegado; porque Miguel Paeologo su hijo a persuasion de los Griegos ofendidos, y de los soldados de otras naciones que tenia en su servicio, que como inferiores en numero y valor temian a los Catalanes, escribio a su padre Andronico que no queria que Roger se juntase con su ejercito, porque temia guerras civiles, y que la insolencia de los Catalanes no la pudiera sufrir, si con la misma libertad que en Asia habian de proceder y vivir, y que Gregorio cabeza de los Alanos estaba con el ofendido por la muerte de su hijo, y que viendo a Roger y a los suyos, seria ocasion de algun gran rompimiento. Con esto Andronico le parecio que seria conveniente buscar algun medio para que esto se compusiese; y asi mando a su hermana Irene, y a su sobrina Maria, que se fuesen luego a Galipoli, y tratasen con Roger, que dajando la mayor parte de su ejercito en Asia, con solos mil hombres escogidos pasase a juntarse con Miguel. Consulto el caso Roger con los mas principales Capitanes, y a todos les parecio cosa peligrosa el dividir sus fuerzas, y sospecharon luego que esto no fuese principio de alguna muy grande traicion; y asi Roger respondio a su suegra, que el no se hallaba con animo bastante de persuadir a los Catalanes que se dividiesen, pasando mil de ellos a Grecia, y que los demas quedasen en Asia. La suegra volvio al Emperador, y le dio razon de lo que habia pasado con su yerno. Con esto se acabo la guerra de Asia en poco mas de dos anos; corto espacio de tiempo para tan senalados hechos, bastantes a ilustrar un siglo entero. CAPITULO XIX. Alojase el ejercito en la Thracia Chersoneso, y Roger parte a Constantinopla. Embarcose el ejercito en las galeras y navios de su armada, y siguiendo el orden que tenian del Emperador Andronico, atravesaron el estrecho, y desembarcaron. Toda la gente en la Thracia Chersoneso, tomando por plaza de armas y principal cabeza de sus alojamientos a Galipoli, Ciudad en aquel tiempo tenida por la mas principal de la Provincia, puesta casi a la boca del estrecho que mira al Norte. Estiendese este Isthmo o chersoneso de Tracia setenta millas a lo largo, y seis en ancho, y en algunas partes menos de tres. Por la parte del Oriente le bana el mar del estrecho, llamado de los antiguos Helesponto, que divide la Europa del Asia. Cinele el mar Egeo por la parte del ocaso y medio dia, y por el Setentrion el mar del Propontide, llamado en nuestros tiempos de Marmora. Fue en lo pasado este Isthmo morada de los Cruseos, y hubo en la parte que se continua con la Tierra firme Lisimachia, celebre por su fundador Lisimaco, que le dio el nombre, y Sexto, lugar conocido por los amores de dos infelices amantes. Pero al tiempo de los Catalanes y Aragoneses llegaron a esta Provincia apenas parecian sus ruinas; solo en las de la antigua Lisimachia habia un castillo llamado Ejamille, y muchas aldeas y poblaciones pequenas a donde los nuestros se alojaron en tanto que pasaba el rigor del invierno, tomando, como tengo dicho, a Galipoli, Ciudad de mediana poblacion, por principal fuerza y presidio para la defensa comun. Guardose el mismo orden en los alojamientos que el ano antes se tuvo en el cabo de Artacio, quedando al parecer todos satisfechos y sosegados, se fue Roger a Constantinopla con cuatro galeras, y con parte de la infanteria mas escogida a verse con el Emperador Andronico, y darle la enhorabuena de la restauracion de tantas provincias del Asia, y recibir juntamente mercedes y honras debidas a tantas victorias. Llegaron a la ciudad los nuestros acompanando su General, y con universal admiracion de todos les recibieron y acompanaron hasta el Palacio, donde el Emperador con demostraciones y palabras nunca antes usadas le honro, y Roger despues de haberle dado entera relacion del estado de las Provincias que puso en libertad, le pidio dinero para hacer pagamento general. Repondio el Emperador con mucho cumplimiento, diciendo, que era muy debedo a su valor no dilatar pagas tan bien ganadas, y que el se las mandaria librar luego. Pero aunque esta respuesta en lo exterior fue la que Roger podia desear, quedo el Emperador muy desabrido de esta demanda, porque despues de tan grandes presas, y despojos riquisimos de las Provincias conquistadas, pedirle luego una pequena paga, era senal de una codicia insaciable, y que dificilmente todo el poder del Imperio Griego la pudiera satisfacer. Lo que alcanza el soldado en premio de la victoria sirve mas para el gusto que para la necesidad, y asi se distribuye con mucha largueza en juegos, en camaradas, y en banquetes; pero la paga se estima siempre como cosa que se da en precio de su trabajo, y de su sangre, y acude con ella a su necesidad, y siente mucho que esta se le niegue, o se dilate, y mas cuando el Principe gasta con gran largueza en una vana ostentacion de su Magestad, y deja de acudir a esta obligacion, en la cual se funda y apoya la verdadera grandeza de los Reyes. CAPITULO XX. Berenguer De Entenza con nuevo socorro llega a Constantinopla, donde se le dio el cargo de Megaduque, y a Roger le ofrecieron el de Cesar. Roger quedo en la Ciudad algunos dias solicitando al Emperador su despacho, y a los ministros de su hacienda que maliciosamente ocultaban el dinero, y ponian dificultades y estorbos en los medios y arbitrios que se daban para su cobranza: artes usadas siempre de los que manejan hacienda de Principes. Aunque en esta detencion concurria el Emperador. En este medio llego a Galipoli Berenguer de Entenza, hombre conocido por su sangre y valor, llamado con grande instancia del Emperador Andronico, que aunque Berenguer tenia ya ofrecido que le vendria a servir, envio segunda vez por el con embajada particular, ofreciendo hacerle muy aventajadas mercedes. Partio de Mecina Berenguer solicitado de este segundo llamamiento, y llego a Grecia con algunas galeras, y cinco bajeles armados, y en ellos mil Almugavares, y trescientos hombres de a caballo, toda gente muy lucida. Detuvose en Galipoli diez dias, donde fue recibido con notable gusto de toda la nacion, hasta saber lo que Roger ordenaba, a quien envio dos caballos para que le diesen aviso de su llegada. Holgose mucho Roger de tener a Berenguer de Entenza en su compania, porque habia entre los dos estrechisima amistad, y grandes obligaciones para conservarla. Escribiole que viniese luego a Constantinopla, porque el Emperador querria honrar su persona como se contenia en dos cartas del mismo Emperador, con sellos pendientes de oro, que juntamente con la suya le enviaba. Con esto Berenguer de Entenza se fue a Constantinopla, y luego acompanado no solamente de Roger, y de todos los de nuestra nacion, pero tambien de muchos Griegos principales, que en publico profesaban nuestra amistad, entro en el Palacio Imperial. Recibiole Andronico con semblante alegre, pero con ocultos temores y sospechas, porque los Catalanes se aumentaban, no solo en reputacion, pero con nuevos suplementos de gente. Y aunque Andronico procuro con particular instancia, que Berenguer viniese a servirle, fue antes que los Catalanes alcanzasen tantas victorias de los Turcos. Pero despues que por ellas crecio su estimacion, tuvo por sospechosa compania tan poderosa dentro de su casa, y Pachimerio dice, que el Emperador no le quiso recibir a su sueldo, porque venia con mas companias de gente que el pedia. Roger de Flor entre las muchas partes que le hicieron famoso, fue el ser agradecido, y reconocer en publico sus obligaciones a Berenguer de Entenza, que en los tiempos que pobre y desvalido llego a Sicilia, le amparo y ayudo a levantar su fortuna. Pidio licencia al Emperador para renunciar el oficio de Megaduque en Berenguer, dando por motivo su valor y nobleza igual a la de los Reyes, y que caballero de tan alta sangre era justo que tuviese el primer lugar en el ejercito. Berenguer de Entenza con igual correspondencia suplico al Emperador, que el titulo de Cesar que le ofrecia fuese servido de darle, a Roger; persona de tantos servicios, y por el casamiento de su nieta adoptado en la casa Real, pocas veces usada, no solo en los tiempos presentes, pero ni en los antiguos, donde la moderacion y templaza parece que tuvieron alguna estimacion. Roger poderoso en riquezas, acreditado con victorias, estimado por el nuevo parentesco, Berenguer por sangre y por valor ilustre, parece que entre ambos pudieran tener razon de pretender el supremo lugar, pero las mismas calidades que les debieran incitar a la emulacion, fueron las que les moderaron, juzgando por muy aventajadas las agenas, y por muy inferiores las propias. El siguiente dia despues de la llegada de Berenguer, asistiendo toda la nobleza de la Corte, asi extranjeros como naturales, Roger de Flor, habida licencia de Andronico, se quito el bonete, insignia de su dignidad de Megaduque, y juntamente con el sello, baston y estandarte de su oficio, le entrego a Berenguer; rehusolo, y sin duda no lo admitiera, si el Emperador resueltamente no se lo mandara. Causo en los Griegos gran admiracion la cortesia de Roger, y Andronico la celebro, y honro con otra mas senalada merced, ofreciendo a Roger titulo de Cesar, uno de los mayores de su Imperio; con que entre ambos quedaron obligados, y los Griegos ofendido de ver que Andronico diese el titulo de Cesar desusado ya en aquel imperio por sospechoso a los Principes. En los tiempos antiguos, cuando florecio el Imperio Romano, llamar a uno Cesar, era senalarle por su sucesor, como lo es entre los Emperadores occidentales el Rey de Romanos, en Francia el Delphin, y en nuestra Espana el Principe. Pero declinado ya el poder de los Romanos, despues de dividido el Imperio, los Emperadores Griegos daban solamente el titulo de Cesar, sin algun derecho de sucesion; pero siempre quedo estimado este oficio, puesto que solo era sombra de lo que fue. Tuvose despues por el primero, hasta que la dignidad de Sebastocrator fue preferida, cuando Alejos Commeno dio su segundo lugar en el Imperio a Isacio. Esta tambien perdio despues su precedencia y autoridad, cuando el mismo Alejos, por quedar sin hijo varon, caso su hija primogenita Irene, con Alejos Paleologo, dandole titulo de Despota, que es lo mismo que llamarle a uno senor, y fuera sin duda Emperador si no muriera antes que su suegro; de suerte que la dignidad de Cesar en aquel Imperio es la tercera, por ser la primera la de Despota, y la segunda la de Sebastocrator. Dice Curopalates que estas tres dignidades no tienen particular ocupacion a que acudir, y que al Cesar le llaman senor; palabra tenida por soberbia, y debida solo a Dios en los tiempos antiguos aun de los mismos Emperadores, pues leemos de Augusto, de Tiberio, y de algunos otros que jamas consintieron que les llamasen senores. Tratavanle de Magestad al Cesar, el bonete que llevaba era de oro y grana, y su remate casi como el del Emperador, la capa de grana, las media y zapatos de color celeste, y la silla como la del mismo emperador, pero sin aguilas, iba junto al Emperador en las publicas entradas y acompanamientos, y vivia dentro de su Palacio. Todo este suceso que se ha referido es conforme se saca de lo que Montaner en su historia, y Berenguer en sus relaciones no dejo escrito. Pero George Pachimerio en el cap. II del libro 12 refiere con alguna variedad este suceso; y asi me ha parecido no confundirlo con lo de arriba, ya que no los podia conciliar, para que el que lo leyere pueda con claridad hacer juicio de lo que le pareciere mas verdadero. Determinado ya el Emperador de recibir a Berenguer de Entenza, le envio a llamar muchas veces, que se decia estaba en Galipoli, y para asegurarle le envio sus patentes con sellos pendientes de oro, en que le prometia con juramento, que queriendose quedar le trataria con buena voluntad, y animo amigable, y que cuando se quisiese ir no lo impediria. Berenguer recibidos los despachos, con la fe y palabra del Emperador, se fue a Constantinopla con dos navios, pero llegado, no quiso salir fuera de ellos, y envio el aviso al Emperador de su llegada. Mandole luego al Emperador llamar, y le envio coches y caballos para que entrase con mucha autoridad y honra, pero Berenguer ni quiso salir de los navios, ni obedecer, pidiendo que el Emperador le enviase en rehenes a su hijo el Despota Juan. Parecio esto mal asi al Emperador, como a todos, pues no se fiaba de su palabra y juramento; y asi le dejo muchos dias en los navios. Finalmente llegandose el dia de Navidad le envio a llamar, diciendole que estuviese de buen animo pues le habia asegurado con su fe y palabra. Estuvo dudoso mucho tiempo, hasta que se desengano, y se fue al Emperador, de quien fue magnificamente recibido, pero siempre se retiraba a los navios, a donde el Emperador tuvo siempre cuenta de regalarle. El dia de Natividad le tomo al Emperador el juramento de fidelidad, y con esto le dio la dignidad de Megaduque del Senado, y le dio la vara dorada, invencion nueva del Emperador, y le vistieron al modo y uso de Senador, con que dejo sus navios, y se fue a posar a Cosmidio donde estaban sus Catalanes, que algunos de ellos fueron tambien honrados con titulos y mercedes grandes; y desde entonces Berenguer tuvo grandes autoridad con los privados, y en los consejos de Andronico. En el juramento de fidelidad que hizo Berenguer disimulo su engano, dando muestras de verdad y llaneza; pues habiendo de jurar que seria amigo de los amigos del Emperador, y enemigo de sus enemigos, exceptuo a Fadrique de los enemigos, porque decia que le habia jurado antes amistad. Esto parecio a los inteligentes que encerraba en si algun gran secreto, mas de lo que exteriormente parecia; otros lo tomaron bien, diciendo que como fue fiel a Fadrique, asi lo seria al Emperador, con que gano opinion y gloria, siguiendo la sentencia de Platon, de cuanta importancia sea el parecer bueno y justo para ganar opinion, y poder enganar. CAPITULO XXI. Los Genoveses persuaden al Emperador la guerra contra los Catalanes, y Miguel Paleologa hace lo mismo, y alborotase en Galipoli la gente de guerra. Los Genoveses de Pera, que poco antes fortificaron y engrandecieron con fosos y murallas, fueron los primeros que hicieron sospechosas nuestras armas, y pusieron duda en nuestra fidelidad, diciendo al Emperador Andronico, que tenian nuevas de Poniente, que se preparaba una grande y poderosa armada para acometer las Provincias del Imperio a la primavera, y que esto lo tenian por cierto por manifiestas conjeturas; y que los Catalanes que antes estaban en su servicio, y los que despues con Berenguer de Entenza vinieron, estaban unidos para su dano, y no para su defensa, porque se correspondian secretamente con los de Sicilia; y que el hermano bastardo de Don Fadrique Rey de Sicilia se entendia que venia con doce navios para juntarse con ellos, y que para entonces aguardaban el declararse, y poner en ejecucion sus intentos. Estos fueron los embustes con que los Genoveses quisieron destruir los Catalanes, y ellos introducirse, y hacerse muy confidentes, y celosos del bien comun del Imperio. Aconsejaron a Andronico, segun dice Pachimerio, que acometiese desde luego a los Catalanes con guerra descubierta; que ellos tenian cincuenta navios en orden, y que con otros tantos que se armasen por el Emperador, o se les diese dinero a ellos, aunque fuese en largos plazos, los pondrian ellos en la mar; y que a esto solo les movia ver a los Griegos maltratados, la tierra que ya tenian por patria maltratada y destruida de los que vinieron para defenderla. No dio el emperador por entonces credito a los Genoveses, creyendo que eran quimeras fingidas de su maldad y envidia, nacida desde que pusieron los Catalanes el pie en Grecia. La fe y juramento prestado de los Catalanes tambien lo aseguraba; pero respondioles que agradecia su cuidado, y lo que se dolian de los trabajos de los Griegos. Mandoles que callasen, y que el consultaria lo que se debia hacer, y que consultado lo ejecutaria. En este mismo tiempo la honra y merced que Andronico hizo a Berenguer, irrito el animo de Miguel Paleologo para nuestra ruina, y persuadido de los Griegos comenzo luego a tratar de ella, intentando para esto todos los medios mas eficaces que pudo, atropellando leyes divinas y humanas. Estaban los Griegos tan envidiosos y soberbios, que con rabia y furor increible, aunque con algun secreto, andaban maquinando traiciones y alevosias; con lengua y manos solicitaban a Miguel ya mal afecto contra nosotros, encareciendo la gran reputacion de las armas de los Catalanes, y que ocupaban los supremos cargos de su Imperio, en grande mengua de su Magestad, y deshonor suyo. Creyeron siempre los Griegos que nuestros Catalanes fueran como los Alanos y Turcoples, que no se les levantaban los pensamientos a mas que vivir con una triste y miserable paga; pero cuando vieron provehidos en ellos los oficios de Cesar, Megaduque, Senescal y Almirante, y que tenian brios para aspirar a los que quedaban, advirtieron su dano, y comenzaron a sentirse de que las fuerzas y honras del Imperio se pusiesen en manos de extranjeros. Al tiempo que entre los Griegos corrian estas platicas y sentimientos, los soldados de los presidios por parecerles que la paga se dilataba, maltrataron a los Griegos de los pueblos donde estaban alojados: mal forzoso de la guerra, y que dificilmente el rigor militar de los mas insignes Capitanes lo ha podido atajar. Miguel Paleologo atento a todas las ocasiones de calumniar toda nuestra nacion, se valio de esta, para persuadir a su padre, diciendo: que si no se atajaba luego la insolencia de los Catalanes, seria la total perdicion del Imperio, y de su casa, porque no contentos con la paga y sueldos tan excesivos, y con los despojos riquisimos del Asia, oprimian los pueblos amigos para satisfacer su codicia; que no por haber vencido a los Turcos quedaba el Imperio libre de servidumbre, si se esperaba mas insufrible, y cruel de los Catalanes, en cuya mano estaba puesta la libertad comun: que en vano la habia recuperado su abuelo Miguel Paleologo, hechando a los Latinos del Imperio, si segunda vez se les habia de entregar voluntariamente: que esto estaba muy cerca de suceder si no se atajaba su insolencia: que les quedaban aun sus fuerzas a los Griegos si sus trazas saliesen vanas para que de cualquier manera se oprimiese a los Catalanes: que la obligacion en que le habian puesto con librar sus Provincias de los Turcos, ya su arrogancia y mala correspondencia lo habia borrado, y sus victorias merecian nombre de agravios, no de servicios, pues en vez de establecer sus armas en una segura paz el Imperio, hacian nueva guerra a los pueblos amigos con intolerables contribuciones, y malos tratamientos. Andronico apretado de la persuasion del hijo, y de sus privados, que continuamente con quejas y sentimientos lloraban la miseria de los Griegos en tanto deshonor suyo, mostro luego contra los Catalanes el efecto de su platicas, respondiendo a Roger, y a Berenguer que le pedian dinero para la guerra, que no les queria pagar hasta que hubiesen pasado a la Asia, y diesen principio a la guerra; lenguaje nunca antes usado de Andronico, que hasta entonces fue mas largo en hacerles merced, y darles dinero, que solicitos ellos en pedirle. La respuesta de Andronico llego a los oidos de los de Galipoli, y fue tan grande el alboroto y motin que causo en todo el campo, que forzaron a los Capitanes a tomar las armas para acometer los lugares del Imperio, y apoderarse de algunas fuerzas y presidios. En tanto que Andronico dilataba el darles satisfacion, mostraron gran sentimiento de sus dos Capitanes Roger y Berenguer, por parecerles que con su peligro y sangre se querian engrandecer, y que por no disgustar al Emperador de quien esperaban sus mayores acrecentamientos, no le apretaban como debieran, para que se les diese a ellos pagas tan bien merecidas. Estas sospechas llegaron a tanto, que resolvieron de enviar Embajadores al Emperador, pidiendo que les pagasen, y que continuarian su servicio con mucha fidelidad, castigando los excesos de los que se atreviesen a ofender y maltratar los pueblos amigos. Esta embajada tan cortes, dice Pachimerio que fue por el miedo que tuvieron del ejercito de Miguel Paleologo, que se habia juntado para reprimir su atrevimiento y osadia. Recibida del Emperador esta embajada, luego le parecio imposible el satisfacer por las grandes pagas que le pedian, pero por no llegar a rompimiento, y a una guerra declarada, les remitio a Berenguer de Entenza, para que por su medio se quietasen con darles parte del dinero que le pedian. Contentaronse por entonces con el dinero que se les dio, y con el se fueron a Galipoli donde ya habia llegado Roger con su mujer, suegra y cunado, que quisieron acompanarle, y tambien, a lo que yo sospecho, por tener Roger cerca de si a Irene su suegra y hermana del Emperador, como en rehenes, por si acaso contra el se quisiese proceder como rebelde, cuando el alboroto y motin pasara mas adelante. CAPITULO XXII. Pagase la gente de guerra por orden de Andronico con moneda corta, de donde nacieron nuevos alborotos. Forzado Andronico, de la necesidad, con astucia y fraude Griega, mando librar la moneda de plata que se dio a los Embajadores para hacer el pagamento, muy menoscabada, y falta en mas del tercio de su antiguo valor, y quiso que la recibiesen los soldados como si fuera muy entera. Los capitanes poco advertidos del engano, facilmente se dejaron persuadir, y solicitados de los soldados que casi amotinados pedian sus pagas, tomaron el dinero, y le trajeron a Galipoli, donde se tomo muestra, y repartio con quejas y sentimientos; pero al fin con solo el nombre de que los pagaban, aunque conocieron la falta, se sosegaron. Diferentemente lo hicieron los Genoveses poco despues, que concertados con el Emperador por cierta cantidad de dinero den envidiar su armada contra los Catalanes, pagandoles con esta misma moneda se la volvieron a enviar, y deshicieron la armada. Cuando los Aragoneses y Catalanes contentos con el dinero de las pagas quisieron pagar los huespedes Griegos, y darles entera satisfacion, reusaron recibir la moneda al precio que se les daba, y como la comida y sustento necesario no sufre dilaciones, forzaban a los Griegos a que se las diesen, y recibiesen la moneda. Con esto se fueron alterando los Griegos, y los Catalanes a buscar la comida con las armas, con que todos los pueblos de aquella comarca quedaban desiertos. Andronico con infinitas quejas de los desordenes y demasias de los soldados, se inclino a seguir el parecer de su hijo, y poner remedio eficaz y violento a tantos danos. Pudieranse atajar, si la diversidad de cabezas que habia en nuestro ejercito, tuvieran entera autoridad con los subditos, y ellos estuvieran unidos; porque siempre, que un Principe usa de trazas tan indignas de su obligacion, como fue dar a los Catalanes moneda tan falta por su antiguo precio, y no mandar con universal edicto que la recibiesen todos los subditos de su Imperio al mismo precio, es dar ocasion cierta de venir a rompimiento el pueblo y la milicia. Tienese por cierto que este medio fue trazado por entre ambos Emperadores Andronico y Miguel, para que los Catalanes maltratasen a los Griegos, y ellos ofendidos tomasen las armas para su venganza, con que les parecio que los Catalanes quedarian perdidos, y ellos libres de su obligacion. Salio bien la traza, porque los nuestros faltos de dinero, se entraban por las aldeas y pueblos grandes, y se hacian contribuir, y en hallando resistencia, con la acostumbrada licencia militar maltrataban de manos y de lengua a quien se les oponia. Nicephoro Autor Griego, como de la parte ofendida, cuenta largamente los excesos de aquella milicia, y muchos mas Jorge Pachimerio, que dando lugar a su pasion, muerte con mayor malignidad; Pero Montaner niega que los Catalanes se mostrasen implacables y crueles con los Griegos; antes dice que les ayudaban y socorrian, porque con la furia de los Turcos, los fieles de las Provincias de la Asia, huyendo de tan cruel servidumbre, se recogian a Constantinopla, y perecian en los muladares de hambre y de miseria, sin que a los Griegos les moviese a lastima la desdicha de los que tenian por companeros y amigos; y que los Catalanes con mucha liberalidad y largueza socorrian a muchos que padecian en este comun trabajo. El credito que se debe dar a estos Historiadores el que leyese esta relacion puede facilmente ser juez, precediendo primero la noticia de sus caridades. Nicephoro y Pacimerio Griegos, y en muchas partes poco cuidadosos de escribir la verdad, ofendidos por comunes y particulares agravios de los nuestros, lejos de las ocasiones, Montaner espanol, testigo de vista de todos estos sucesos, y que la llaneza de su estilo, y del tiempo que escribio, parece que aseguran la verdad de los acontecimientos que refiere. El emperador Andronico temiendo que Roger descubiertamente no tomase las armas contra el, y siguiese la voluntad de los Catalanes, ofendidos del engano que hubo en las monedad de sus pagas, quiso que el Principe Maruli general de los Romeos que militaban con Roger en el Oriente, fuese de su parte a traerle a Constantinopla, y le asegurase de su voluntad, que siempre habia sido de hacerle merced, y engrandecerle, y juntamente le ordeno que dijese a su hermana Irene que se viniese con el, por parecerle que tendria autoridad con el hierno para persuadirle lo que importase. Llego con esta embajada Maruli a Galipoli, y Roger claramente le respondio que no pensaba salir de Galipoli sin hacerse mas sospechoso a los suyos con asistir en Constantinopla. Irene tambien se escuso por la falte de salud, que no le daba lugar de ponerse en camino. Con esto Maruli volvio a Constantinopla, y desengano al emperador, que si no pagaba el ejercito por entero no habia de tratar de conciertos. Con todo este desengano porfio segunda vez por medio de su hermana, a persuadirle que pasase al Oriente con algun socorro que le enviaria, porque Philadelphia estaba en mayor aprieto que el ano antes, y que la necesidad que padecian no perdonaba aun a los muertos. Bien quisiera Roger obedecer al Emperador, pero los soldados estaban mas irritados que nunca, y si Roger entonces mostrara gusto de darsele al Emperador peligrara su autoridad y vida. En este tiempo Berenguer de Entenza, viendo que todo estaba lleno de sospechas y miedos, y que los Griegos le miraban como Catalan, y los Catalanes entraban en desconfianza de su fe, porque estaba cabe el Emperador en lugar tan supremo, y que aquello no podia ser sino estando de su parte, aprobando lo mal que el Emperador lo hacia con ellos; finalmente estando ya las cosas de los Catalanes, y Andronico, en terminos que no se podia estar neutral, ni ser medianero entre estas diferencia sin gran riesgo de perderlos a todos, Berenguer se resolvio de acudir a su primera obligacion, y preferir a su particular acrecentamiento el publico honor y estimacion de la nacion, que estaba cerca de perderse. Pidio licencia a Andronico para volverse a Galipoli, y aunque el Emperador con ruegos y dadivas le procuro detener, no dejo de embarcarse en dos galeras que tenia al puerto de Blanquernas por la puerta del Emperador, y dice Pachimerio, que se embarco con el semblante triste, y que mostraba el combate de pensamientos que llevaba. De la galera volvio a enviar al Emperador treinta vasos de oro y plata que le habia dado, y anade el mismo autor, que las insignias de la dignidad de Megaduque las arrojo en el mar, mostrando que desde entonces renunciaba la amistad del Imperio. Esta accion que en los Griegos se condena por muy infame y vil, fue la mas digna de alabanza que este gran caballero hizo en el Oriente, porque ni las honras ni los cargos no le pudieron apartar de lo justo; ejemplo grande para los que quieren introducirse con dano del bien publico, y reputacion de la patria, como a muchos acontece, que olvidados de lo que deben a su sangre y a su naturaleza, la dejan maltratar por pequenos intereses, que las mas veces de las veces de ellos no les queda sino solo la infamia por premio de su ruindad. Estando ya para partirse Berenguer, el Emperador le envio a llamar muchas veces, sin que pudiese creer que Berenguer le dejaria. Ofrecieronle al Emperador ciertos hombres de Malvasia de acometer las dos galeras de Berenguer, y vengar la poca estimacion que hacia de su amistad, y juntamente cobrar ellos una galera, que tenian a partido en servicio de Berenguer, pero el Emperador no permitio que se ejecutase, porque penso reducirle. Aquella noche Berenguer se hizo a la vela, y se vino a Galipoli, donde hallo todas las cosas llenas de mil sospechas y recelos. CAPITULO XXIII. Da el Emperador Andronico en feudo a los Capitanes Catalanes y Aragoneses las Provincias del Asia. El Emperador deseaba dividir los Catalanes entre si, para despues poderles castigar mas a su salvo. Volvio a persuadir a Roger lo que antes por medio de Canavurio familiar ministro de Irene su suegra, el cual despues de ir y venir muchas veces de Constantinopla a Galipoli, concerto el mayor negocio para los Catalanes, que se pudo desear para su grandeza y aumento, si como se les ofrecio se les cumpliera; pero la insolencia de los soldados, la envidia de los Griegos, la instancia del hijo troco el amor y aficion que Andronico tenia a nuestras cosas en mortal aborrecimiento; y asi se determino entre el Emperador y su hijo dar aparente y honrosa satisfacion a los Catalanes, y ocultamente trazar su perdicion y ruina; aunque esto no lo dicen los Historiadores, dejase facilmente entender por lo que despues se hizo. Andronico por medio de este Canavurio, forzado del temor de las armas de los Catalanes, y del socorro que la fama habia publicado que venia de Sicilia, y que con tan largas pagas estaba el fisco y camara imperial destruida, y que las rentas del Imperio no eran suficientes para los gastos ordinarios y forzosos, y que como a Principe le tocaba prevenir el remedio, y ellos como Capitanes obligados y amigos debian ayudarle a poner en ejecucion lo que a todos les importaba igualmente. Al fin se concerto entre el Emperador y Roger, despues de largas y pesadas consultas, lo siguiente. Que desde luego diese Andronico las Provincias de la Asia en feudo a los Ricos hombres, y caballeros Catalanes y Aragoneses, con obligacion que siempre que fuesen llamados y requeridos por el, o por sus sucesores, acudiesen a servirle a su costa, y que el Emperador no estuviese obligado a dar despues de la conclusion de este trato sueldo a la gente de guerra, solo les habia de socorrer cada un ano con treinta mil escudos, y con ciento veinte mil modios de trigo, dandoles el dinero de las pagas corridas hasta el dia de este concierto. Con este trato quedaron nuestras cosas, al parecer, en suma grandeza; porque los Catalanes se vieron senores de todas las Provincias de Asia, asi por darselas el Emperador en paga de sus servicios, como porque las ganaron con las armas, y libraron de la servidumbre de los Turcos: titulos que cualquiera de ellos era bastante a darles el derecho de senorio de todas ellas. Esta fue una de las cosas mas senaladas de esta expedicion, y que mas puede ilustrar la nacion Catalana y Aragonesa; pues cuando los Romanos, vencido Mithridates, ganaron el Asia, alcanzaron una de sus mayores glorias, y lo que el valor de tantos famosos Capitanes y ejercitos conquisto en muchos anos, lo adquirieron los nuestros en menos de dos, y si con enganos y traiciones no les atajaran su fortuna, quedaron absolutos senores y Principes de la Asia, y quiza si se conservaran, detuvieran los Turcos en sus principios, y no les dieran lugar a dilatar ni engrandecer los limites inmensos del Imperio que hoy poseen. Estos conciertos se juraron delante de la imagen de la Virgen, costumbre antigua de aquel Imperio. En esta donacion concuerdan Pachimerio y Montaner, solo el Griego difiere en una circunstancia, porque dice, que Andronico exceptuo algunas ciudades, que no quiso que se incluyesen en la donacion. CAPITULO XXIV. La gente de guerra con mayor furia que antes se alborota, porque tiene alguna desconfianza de Roger. El Emperador Andronico para cumplimiento del juramento hecho, envio a Teodoro Chuno que llevase a Roger los conciertos firmados y sellados con sellos de oro, y treinta mil escudos, y las insignias de Cesar, y que el trigo estaba ya recogido para entregarle a quien Roger ordenase. Caminaba la vuelta de Ripi Teodoro, y como cuerdo y practico junto a Ripi se detuvo, porque supo que las cosas de Galipoli, y de los catalanes se iban empeorando. Resolvio de no pasar adelante hasta saber de cierto el estado de las cosas, a mas de que temia a Roger por estar ofendido de un hermano suyo que estaba en Cancilio, de donde muchas veces habia salido con gente armada en su dano. Asi parece que por cierta providencia envio a Canavurio que fuese antes a la hermana del Emperador, para que primero a ella le diese aviso de lo que pasaba, y juntamente volviese a sagnificarle la disposicion y estado del nuevo motin, porque su persona y el dinero no lo queria aventurar sin mas seguridad de la que tenia. Paso adelante, caminando siempre muy despacio, para dar tiempo a Canavurio que se pudiese informar, y volverle a encontrar antes del peligro. Junto a Brachialio tuvo nuevas llenas de sospechas, porque tuvo aviso que Roger no recibiera las insignias de Cesar por no hacerse mas sospechoso a los suyos, de quien ya comenzaban a tener alguna desconfianza, por verle rico y honrado, y ellos defraudado de su sueldo. Temio Teodoro, y resolvio de asegurarse, retirandose al fuerte de Ripi donde estuvo algunos dias. Como vio que no se sosegaba la gente, temio que si los Catalanes entendieran que el estaba en Ripi con treinta mil escudos, no le acometiesen para quitarle el dinero; y asi una noche con gran secreto con todos los recaudos que traia se fue a Constantinopla, y dio razon al Emperador de lo que le habia detenido, y forzado a volver atras sin ejecutar su orden. Roger juzgo que convenia para su reputacion, y seguridad satisfacer al ejercito de las sospechas viles de su fe, y asi ordeno a las principales cabezas del ejercito que se viniesen a Galipoli, dejando aseguradas las plazas que tenian a su cargo, Juntos todos les dijo, que los trabajos y peligros que habian padecido por el aumento y bien de la nacion Catalana y Aragonesa, no merecian tan mala correspondencia como tener duda de su fidelidad: que el habia probado su intencion en la guerra de Sicilia, sirvieron al Rey, y gobernando siempre gente Catalana, y con ser aquellos tiempos tan sospechosos, nadie se atrevio a ofenderle: que en las guerras del Asia habia acudido a la obligacion que fue llamado, y que el Emperador aunque le habia hecho muchas honras, no las tenia el por iguales a sus servicios, y cuando lo fueran, que el no era hombre que por correponder a ellas olvidaria las obligaciones que tenia en primer lugar: que el Emperador le queria hacer Cesar, y que el no queria mas recibir honras sin que a ellos se les diese entera satisfacion, y que por solo venirles a socorrer y animar habia salido de Constantinopla, y dejado al Emperador que le queria detener y acrecentar; que el estaba resuelto de correr la fortuna que ellos, y que si el Emperador con su ejercito les acometiere, procuraria por el juramento hecho ceder si pudiese a su rigor, pero que cuando conviniese, forzosamente habian de venir a las armas, y las suyas siempre se habian de emplear en la defensa comun contra los Griegos. Con esta platica Roger aseguro su credito, y los Catalanes satisfechos de sus sospechas, y asi con el reconocimiento que siempre, le dieron disculpa de los recelos mal fundados de algunos. En este mismo tiempo sucedio para mayor descredito de nuestras armas, que los Turcos acometieron la Isla del Jio, que estaba a cargo de Roger y los suyos, y casi toda ella la tomaron, sino fueron algunos que se pudieron retirar a la fortaleza en cuarenta barcos que pudieron juntar, y estos tambien se perdieron lastimosamente rotos y deshechos de una furiosa tormenta junto a la Isla de Sciro. Con esta perdida los animos de los unos y de los otros se fueron irritando. Los Griegos porque les parecio que los Catalanes, ya que les molestaban tanto con las ordinarias contribuciones, no fuesen bastantes para defenderles del rigor y sujecion de los infieles; los Catalanes tambien atribuyeron esta perdida a la dilacion de Andronico, en no cumplirles lo que tantas veces se les habia ofrecido, y que si se les pagara con tiempo, pudieran ellos acudir a su obligacion, y defender lo que estaba a su cargo; la falta de dinero les obligo a que con mayor desorden le fuesen a buscar por todos los lugares de Thracia. CAPITULO XXV. Concluyese el trato de pasar al Oriente, y Roger recibe las insignias de Cesar, y dinero. A los oidos de los Emperadores Andronico y Miguel llego lo que Roger publicamente dijo; y ofendidos gravemente, quisieron con el ejercito que tenian junto en Andrinopoli acometer el de los Catalanes, pero Andronico a persuasion de Azan cunado de Roger; a quien poco antes habia dado la dignidad de Panipersebastor, mando a su hijo que no lo ejecutase, esperando siempre por medio de su sobrino reducir a Roger, a quien Azan escribio la justa indignacion del Emperador, y que la mayor disculpa que podria dar seria pasar el ejercito en Asia, y comenzar la guerra. Respondio Roger a su cunado, y al Emperador en la misma conformidad y escribio: que la necesidad le habia obligado a dar de palabra satisfacion a todo el ejercito, porque si no lo hiciera, se acabaran de confirmar en sus sospechas, y que sin duda le mataran: que el siempre seria fiel y reconocido a las muchas honras y mercedes que de su mano habia recibido, y que si de lengua le habia ofendido fue, porque los Catalanes no le ofendieran con efecto, tomando por cabeza otro Capitan que libremente les dejara ejecutar su impetu; que se sirviese de socorrerles con algo, porque de otra manera no se atrevia a reducirlos, porque el apenas tenia mil hombres que le obedeciesen. Con esta carta el Emperador volvio a mandar a su hijo que no les ofendiese, pero que impidiese sus correrias. Azan que deseaba conservar a su cunado Roger, persuadio al Emperador que le volviese a enviarlo que Teodoro Chuno poco antes le llevaba, y que con esto pasaria a la Asia, y asi el Emperador le envio las insignias de Cesar, y el dia de la resurrecion de Lazaro, fue vestido y aclamado por Cesar, y se le dieron treinta y tres mil escudos, y cien mil modios de trigo, pero resueltamente le mando el Emperador que despidiese toda la gente, solo se quedase con mil hombres. Roger mostro con aparente demostraciones que obedecia, pero con secreto disponia sus consejos para cualquier acontecimiento. Envio a Berenguer de Entenza parte de su gente que ya estaba declarado por rebelde y enemigo del Imperio; la otra envio a Cizico Metellin donde ya habia guarnicion de Catalanes. Recogio, a mas del trigo que el Emperador le daba, otra mayor cantidad de la que los Catalanes recogieron de las contribuciones. CAPITULO XXVI. Partese Roger a verse con Miguel Paleologo, contradicelo Maria su mujer, y los demas Capitanes. En este tiempo que los Catalanes andaban llenos de tantos temores y esperanzas, ya Andronico y Miguel trazaban de que manera podian hacer un castigo senalado en ellos, y castigar con sumo rigor su atrevimiento; que aunque esto claramente no lo dicen los Historiadores Griegos, el efecto lo publico, y descubrio su alevosia. La desdichada suerte de Roger abrio el camino para que esto se ejecutase, con gran seguridad de los Griegos, y notable perdida nuestra. Llegose el tiempo de la partida de Grecia para proseguir la guerra, y Roger determino de ir a verse con Miguel Paleologo para darle razon de lo que se habia tratado con su padre en materia de la guerra, y pedirle dinero, como Nicephoro dice. Pero Maria mujer de Roger, y su madre y hermanos, que como ladrones de casa conocian bien la condicion de los suyos, sentian muy mal de esta ida, y Maria, como a quien mas le importaba, advirtio a su marido en secreto que no se fuese, ni se pusiese voluntariamente en las manos de Miguel, y que no ofreciese la ocasion a quien con tanto cuidado la buscaba; que advirtiese cuan huerfana quedaba ella, cuan desamparados los suyos si faltase su gobierno; que no fiase tanto de su animo; que no diese credito a sus palabras, nacidas no solo de su cuidado pero de ciertas y seguras senales que tenia de que Miguel Paleologo procuraba su ruina. Todas estas razones acompanadas con lagrimas y ruegos dijo Maria a su marido Reger, porque como Griega, y persona tan intima de la casa del Principe, aunque se recelaba de ella porque no descubriese sus trazas, como todo este recto llegaban a su noticia muchas, que como mujer cuerda y cuidadosa de la vida del marido pudo advertir, y descubrir algo de lo que se maquinaba contra el. Hizo poco caso Roger de sus consejos, y ella cuanto menos recelo descubria en el marido, tanto mas crecia su cuidado, y procuraba intentar algunos medios para persuadirle; y el que debiera ser mas eficaz, fue llamar a los capitanes mas principales del ejercito, y descubrioles sus justas sospechas, para que pidiesen a Roger que suspendiese su ida de Andrinopoli para visitar a Miguel Paleologo. Al fin todos los Capitanes juntos a instancia de Maria, cuyas sospechas no les parecian vanas, fueron a Roger, y le pidieron que dejase, o si quiera, difiriese la jornada hasta estar mas asegurado y satisfecho del animo de Miguel. Respondioles resueltamente que por ningun temor que le pusiesen delante dejaria de hacer su viage, y cumplir con obligacion tan forzosa como visitar a Miguel, y quien debia el mismo respecto que al Emperador su padre; que si antes de partir de Grecia para la jornada de Asia no se le daba razon de todos sus consejos y determinaciones, era darle ocasion desavenirse con ellos, cosa de grande incoveniente para la conservacion de todos ellos, que los recelos de Maria su mujer nacian del amor y temor de perderle, y que pues eran sin otro fundamento no era justo que le detuviese. Llamado Roger de su fatal destino, ni advirtio su peligro, ni advertido lo temio. Muchas veces por mas avisos que un hombre tenga no puede escapar de la muerte y fines desastrados; aunque Dios nos advierte con senales manifiestos y claros, puede tener una loca confianza que nos quita el discurso para que no veamos los peligros donde esta determinado nuestro fin y castigo. En este caso de Roger, ni su buen discurso, ni el conocimiento grande de la naturaleza de los Griegos, ni los avisos de su mujer, ni los ruegos de los suyos, pudieron detenerle para que voluntariamente no se entregase a la muerte. Resuelto ya de partirse, Maria su mujer con todos los de su casa no quiso quedarse en Galipoli, porque como tenia por cierta nuestra perdicion, no le parecio aventurarse, pues la obligacion de asistir en Gailipoli faltaba con ausentarse su marido. Mando Roger que Fernando Aones con cuatro galeras la llevase a Constantinopla, y el con trescientos caballos, y mil infantes, dejando en su lugar a Berenguer de Entenza. Camino la vuelta de Andrinopoli; dicha por otro nombre Orestiade, Ciudad principal de Thracia, y Corte de muchos Emperadores y Reyes, y que entonces lo era de Miguel, Zurita quiera que Andrinopoli y Orestiade sean lugares diversos, porque no llego a su noticia que esta Ciudad tenia entrambos nombres, Nicephoro la llamo Orestiade con el nombre mas antiguo, y Montaner Andrinopoli, que fue el mas moderno; y el que entonces le daban los Griegos, y el que hoy conserva con poca diferencia. Supo el Emperador Miguel a 22, de Abril como el Cesar Roger venia, porque Azan su cunado se lo hizo saber. Alterose extranamente Miguel de esta venida, y con un caballero de su casa le envio a preguntar, una jornada antes que llegase, si el Emperador su padre se lo habia mandado o el movido de su sola voluntad. Respndio el Cesar con palabras llenas de humildad que solo iba para darle obediencia, y mostrar la servitud que le debia, y juntamente para conferir con el el viaje que habia de hacer al Oriente. Con esta respuesta se sosego Miguel, y mostro que gustaba de su venida. Envio luego a recibirle con la benignidad y cortesia que convenia. Era Miercoles de la segunda semana de la Pascua que llaman de Santo Thomas. Viose aquella misma noche con el Emperador, de quien fue recibido y acariciado con grandes demostraciones de amor. CAPITULO XXVII. Matan a Roger con gran crueldad los Alanos, estando comiendo con los Emperadores Miguel y Maria, y a todos los que fueron en su compania. Con el buen acogimiento que Miguel hizo a Roger y a los suyos, creyeron que las sopechas de Maria fueron sin fundamento, y vivian tan sin cuidado ni recelo del dano que tan vecino tenian, que divivididos y sin armas discurrian por la Ciudad como entre amigos y confederados. Estaban dentro de ella los Alanos con George su General, cuyo hijo mataron en Asia los Catalanes. Estaban tambien los turcoples, parte debajo del gobierno del bulgaro Basila, la otra obedecia a Meleco. Los Romeos estaban debajo del gran Primicerio Casiano, y del Duque y gran Principe de Companias llamado Etriarca. Todos estos tuvieron por sospechosa la venida de Roger, y que solo venia a reconocer las fuerzas de Miguel, con pretesto de darle la obediencia, y segun ellas disponer sus consejos. El que mas alteraba y movia los animos contra Roger y los Catalanes, era George cabeza de los Alanos; que con deseo de tomar satisfaccion intentaba todos los medios que podia; finalmente, o fuese por solo su motivo, o con permision y orden del Emperador Miguel; el dia antes de partida de Roger, estando comiendo con el Emperador Miguel y la Emperatriz Maria, gozando de la honra que sus Principes le hacian, entraron en la pieza donde se comia George Alano, Meleco Turcople con muchos de los suyos Gregorio; el primero cerro con Roger, y despues de muchas heridas con ayuda de los suyos le corto la cabeza, y quedo el cuerpo despedazado entre las viandas y mesa del Principe, que se presumia habia de ser prenda segurisima de amistad, y no lugar donde se quitase la vida a un Capitan amigo, y de tantos y tan senalados servicios, huesped suyo, pariente suyo y como tal, honrado en su casa, en su mesa y en presencia de su mujer y suya. No se pudieron juntar, a mi parecer, mayores circunstancias para acrecentar la infamia de este caso, hecho por cierto indigno de lo que tiene nombre y obligaciones de Principe, que las mas principales son las que mas se apartan de parecer ingrato y cruel, aunque es verdad que los Principes raras veces se reconocen por obligados, y cuando se tienen por tales, aborrecen la persona de quien les tiene obligados, pero esto no llega a tanto que perdiendo de todo punto el miedo a la fama, descubiertamente le acaben y destruyan. Lo cierto es que comunmente puede mas en un Principe un pequeno disgusto para castigar, que grandes y senalados servicios para perdonar, o disimular algunas ofensas de poca, o ninguna consideracion. ?Pero que maldad hay que no acometa un Principe injusto si se le antoja que importa para su conservacion? Porque el juicio y castigo de Dios a quien solo se sujetan y temen, le miran tan de lejos, que apenas le descubren no acordandose por cuan flacos medios vienen a ser castigados, pues la mano de un hombre resuelto suele quietar Reynos y vidas. Este desastrado fin tuvo Roger de Flor de edad de 37 anos, hombre de gran valor, y de mayor fortuna, dichoso con sus enemigos, y desdichado con sus amigos, porque los unos le hicieron senalado y famoso Capitan, y los otros le quitaron la vida. Fue de semblante aspero, de corazon ardiente, y diligentisimo en ejecutar lo que determinaba, magnifico, liberal, y esto le hizo General, y cabeza de nuestra gente; pues con las dadivas grangeo amigos que le pusieron en este puesto, que fue uno de los mayores, fuera de ser Emperador, o Rey, que hubo en aquellos tiempos. Dejo a su mujer prenada, y despues pario un hijo que Montaner refiere que vivia en el tiempo que el comenzo su historia. Nicephoro solo dice, que junto al palacio del Emperador Miguel le mataron, sin decir por cuyo orden fue, ni quien lo hizo; pero Pachimerio concuerda con Mantaner en lo mas esencial, porque refiere, que salido el Cesar fuera de la Camara Imperial, despues de haber comido con los Emperadores, le envistieron los Alanos de George, y que Roger viendose acometido se retiro hacia donde estaba la Emperatriz Augusta, y cayo muerto junto a ella, atravesado de una estocada por las espaldas, y que cuando le llego la nueva a Miguel, que estaba en otro cuarto de su palacio, del suceso de Roger, y que todo estaba alborotado por las muertes que los Alanos ejecutaban en los Catalanes descuidados, perdio casi el sentido, y pregunto si la Emperatriz habia recibido algun dano y si estaba segura; pero luego supo la ocasion de la muerte de Roger, y mando que George viniese a su presencia, y le pregunto la ocasion que habia tenido para hacer la muerte de Roger, y que le respondio. Que porque el Imperio tuviese un enemigo menos. Asi disculpa Pachimerio esta maldad; pero ya que Miguel expresamente no fue Autor de esta muerte, pero por lo menos la consintio, y dejo de castigarla, con que se hizo participante del delito. No se satisfacieron los Alanos con solo la muerte de Roger, porque al mismo tiempo acometieron todos los Catalanes y Aragoneses que estaban en su compania, y con atroces muertes los despedazaron, y dice Pachimerio, que Miguel mando a su tio Teodoro que detuviese a los Alanos y a las demas naciones, que encarnizadas con nuestras sangres salieron de Andrinopoli a degollar todos los que topasen de nuestra nacion, que habia muchos alojados por aquellas aldeas, y que esto lo hizo Miguel porque temio que los suyos no fuesen vencidos, y que su impetu no les perdiese. Con esto me parece que claramente se descubre el animo de Miguel, que fue sin duda de acabarles a todos. Toda la gente de acaballo que estaba junta acometieron a todos los Catalanes y Aragoneses dentro de la ciudad, y fuera de ella; pero algunos heridos y maltratados tomaron las armas, y perdieron la vida que les quedaba con igual dano del enemigo. Escaparon solo tres caballeros de esta lastimosa tragedia, puesto que Nicephoro dice, que escapo la mayor parte. El uno se llamaba Ramon Alquer, hijo de Gilabert Alquer natural de Castellon de Ampurias, los otros dos eran Guillen de Tous, y Berenguer de Roudor de Llobregat, los demas aunque no murieron luego, fueron entonces puestos en hierros, y despues con mayor crueldad quemados, como despues se referira por relacion de Pachimerio. Estos tres caballeros defendiendose valerosisamente ganaron una Iglesia, y apretandoles mucho en ella, se hubieron de retirar a una torre de ella, peleando con tanta desesperacion desde lo alto que no fue posible, por masque se procuro, matarles ni rendirles. Miguel despues de haber ejecutado su crueldad, quiso ganar fama de piadoso y clemente, y asi mando que nadie les ofendiese, y dioles salvo conducto para volver a Galipoli. Nicephoro difiere algo de Montaner en este hecho, porque dice, que Roger fue con solos doscientos caballos a Andrinopoli, y no para solo verse con Miguel, y darle cuenta de lo que se habia determinado en materia de la guerra, como Montaner escribe, sino para pedirle dinero, y cuando lo rehusase hacerselo dar por fuerza. Estas son palabras de Nicephoro, y a lo que yo puedo entender dichas con poco acuerdo de lo que antes habia referido, que Miguel estaba en Andrinopoli con un poderoso ejercito, y no parece que un Capitan tan prudente como Roger, a quien los mismos Griegos llaman, siempre que se ofrece ocasion, hombre de gran prudencia, hiciese tan gran desatino, como lo fuera ir con solos trescientos de a caballo a amenazar un Emperador, que se hallaba dentro de una Ciudad grande, y con un ejercito poderoso. CAPITULO XXVIII. La gente de guerra toma descubiertamente las armas contra los Griegos, y en diferentes partes del Imperio se matan los Catalanes y Aragoneses. La gente de guerra que estaba con Berenguer de Entenza y Rocafort, les parecio tentar el ultimo medio para que Andronico les pagase. Enviaron al Emperador tres embajadores, para que resueltamente le dijesen, que si dentro de quince dias no se les acudia con parte de lo mucho que se les debia, les era forzoso apartarse de su servicio, dar lugar a que sus armas alcanzasen lo que su razon y justicia nuca pudo. Recibio el Emperador estos tres Embajadores, que fueran Rodrigo Perez de Santa Cruz, Arnaldo de Moncortes, y Ferrer de Torrellas, y en presencia de la mayor parte de sus Consejeros y Ministros, y con mucha aspereza les dijo: que el Imperio de los Griegos no estaba tan acabado y destruido, que no pudiese juntar ejercitos poderosos para castigar su atrevimiento y rebeldia, y aunque eran muchos los servicios que le habian hecho en la guerra de Oriente, ya los habian borrado con sus excesos y demasias, y con la poca obediencia y respeto que tenian a su corona: que el haria lo que tocaba y fuese razon; en lo demas les aconsejaba, que no se precipitasen con desesperacion a lo que tan mal les estaba, y que no pidiesen con violencia lo que con la misma se les podia negar; que la fidelidad de que ellos tanto se preciaban se perdia, si las mercedes se pedian por fuerza a su Principe. Sin querer oir su respuesta, ni dar lugar a mas satisfaccion, les mando el Emperador, que con mas acuerdo se resolviesen y le hablasen. Despues dentro de pocos dias llego la nueva a Constantinopla de la muerte de Roger, y de algunas crueldades que los nuestros hicieron en Galipoli, y el pueblo se levanto contra los Catalanes, segun dice Pachimerio; pero Montaner refiere, que en un mismo tiempo en todas las Ciudades del Imperio se degollaron los Catalanes por orden de Andronico, y Miguel. Puede ser que en esto Montaner ande algo apasionado, atribuyendo toda la culpa a los Emperadores; pero lo que yo tengo por cierto, que el pueblo irritado ejecuto esta maldad y ellos no la atajaron. En Constantinopla se levanto el pueblo, y acometio los cuarteles a do estaban los Catalanes, y como si fueran a caza de fieras les iban degollando y matando por la Ciudad. Despues de haber degollado muchos, fueron a casa de Raul Paqueo, pariente de Andronico, y suegro de Fernando Aones el Almirante, y pidio el pueblo que luego se les entregasen los Catalanes que habia dentro; y porque esto no se hizo tan presto como ellos quisieron, pegaron fuego a la casa con que se abraso todo cuanto habia dentro, y aqui tengo por cierto que los tres Embajadores y el Almirante perecieron. El Patriarca de Constantinopla salio a reprimir la multitud amotinada, y sin hacer efecto con mucho peligro se retiro. La mayor dificultad que se ofrecio para no poder oprimir a los Catalanes todos a un tiempo, fue por estar Galipoli bien defendido, y los que estaban alojados en las aldeas con las armas en la mano, y mas adbertidos que los otros que estaban en diferentes partes. Miguel temiendo que los de Galipoli sabida la muerte de Roger no le acometiesen, mando que el gran Primicerio fuese con todo lo grueso del ejercito sobre Galipoli. Ejecutose luego, y con la caballeria mas ligera se enviaron algunos Capitanes, para que les acometiesen antes que pudiesen ser avisados. Cogieron a la mayor parte divididos por sus alojamientos, en sus lechos, y en sumo descanso; porque entre los que tenian por amigos les parecia inutil el cuidado de guardarse. Entro esta caballeria por algunos casales, pasando por el rigor de la espada todos los Aragoneses y Catalanes que toparon. Las voces y gemidos de los que cruelmente se herian y mataban, avisaron a muchos que se pudieron poner en seguro, y la codicia de los vencedores, que ocupados en el robo dejaban de matar, tambien dio lugar a que muchos se escapasen. En Galipoli, aunque lejos, se sintio el ruido y voces confusas, con que los nuestros tomaron las armas, y quisieron salir a reconocer la campana, y certificarse del dano que temian; pero Berenguer de Entenza y los demas Capitanes detuvieron el impetu de los soldados, que en todo caso querian que se les diese franca la salida; y como la obediencia de aquella gente no estaba en el punto que debiera, no se atrevio Berenguer a enviar algunas tropas a batir los caminos, y tomar lengua, porque temio que tras de ellas seguiria el resto de la gente, y quedaria Galipoli sin defensa, de cuya conservacion pendia la salud comun. Discurriase variamente entre los nuestros la causa de tanto alboroto en las campanas y caserias vecinas de Galipoli. Decian unos que los Griegos oprimidos de la gente militar se habrian conjurado, y tomado las armas para alcanzar su libertad; otros que atravesando aquel angosto espacio de mar los Turcos, acometian sin duda a nuestros cuarteles; pero en esta variedad de discursos jamas pudieron atinar la verdad de caso tan inhumano. Con la noche y confusion del caso algunos de los nuestros llegaron a Galipoli libres, y solo dieron noticia de que dentro de sus casas, en sus alojamientos, habian sido acometidos de gentes militar y armada. CAPITULO XXIX. Berenguer de Entenza, y los que estaban dentro de Galipoli, sabida la muerte de Roger, deguellan todos los vecinos de Galipoli, y el campo enemigo los sitia. Estando en esta turbacion tuvieron aviso cierto de la muerte de Roger, y de la universal matanza de los Catalanes y Aragoneses en Andrinopoli, y juntamente de la que en la comarca de Galipoli se ejecutaba por orden de Miguel. Fue tanta la rabia y corage de los Catalanes, que dice Nicephoro, y concuerda con el Pachimerio, aunque Montaner lo calla, que mataron a todos los vecinos de Galipoli, no perdonando a sexo ni edad, y Pachimerio encarece mas la inhumanidad del caso diciendo; que hasta los ninos empalaban: fiereza y maldad abominable si fue verdad, aunque se puede dudar por ser Griega y enemigo este Autor. Pero si en algun exceso tiene lugar la disculpa fue en este, pues con el impetu de la colera la ejecutaron contra los Griegos que tuvieron delante, en satisfacion de otra mayor crueldad hecha por ellos con mucho acuerdo y sin causa. Desde este punto todo fue crueldad rabia, y furor de entreambas partes, que parece que la guerra no se hacia entre hombres sino entre fieras. Pero sin duda que las crueldades de los Griegos excedieron sin comparacion a las que hicieron los Catalanes, porque nunca violaron el derecho de las gentes, ni ofendieron a sus enemigos de bajo de palabra, ni seguro; aunque en otras cosas los nuestros anduvieron muy sobrados, y no guardaron las leyes de una guerra justa; pero la ocasion de esto fue no quererlas guardar los Griegos, con que quedan bastantemente disculpados los Catalanes y Aragoneses en esta parte, pues forzosamente la guerra se hubo de hacer con igualdad. Juntaronse los Capitanes con harta confusion y sentimiento a tratar de su remedio. Estaban en un estado tan lastimoso, que aun los mismos enemigos se podian compadecer de su miseria. Perdidos todos sus servicios, con que algun tiempo pensaba alcanzar quietud y descanso; perdida la reputacion por el castigo, porque con el se habia dado ocasion para que todo el mundo les tuviese en poco, pues tras tantas victorias merecian tal premio; muertos gran parte de sus amigos, y su muerte a los ojos. Hallabase a la sazon Galipoli sin bastimentos, y sin fortificacion alguna, cuando los enemigos que allegaban al numero de treinta mil infantes, y catorce mil caballos, entre las tres naciones de Turcoples, Alanos y Griegos se pusieron casi sobre sus murallas, amenazando a los nuestros un lastimoso fin; porque el Emperador Miguel junto las fuerzas que pudo de Thracia y Macedonia, a mas de la gente que ordinariamente llevaba sueldo del Imperio; y para dar mas calor se salio de Andrinopoli, y se fue a Panphilo, y de alli envio al gran Duque Eteriarca a Basila, y al gran Bausi Humberto Palor a Brachialo cerca de Galipoli, para apretar mas los cercados. La primera resolucion que se tomo fue fortificar el arrabal, porque el enemigo no le ocupase, y no llegase sin perder gente y tiempo, cubierto de las casas, a nuestros fosos y murallas, aunque en esto no dejaba de haber dificultad por ser grande el espacio de los arrabales, y desigual para su defensa el pequeno numero de nuestra gente. Hecho esto, determinaron de enviar Embajadores al Emperador Andronico, que en nombre de toda nuestra nacion se apartasen de su servicio, y le retasen, para que ciento a ciento, o diez a diez conforme el uso de aquellos tiempos combatiesen en satisfaccion de su agravio, y de la muerte afrentosa de Roger, y de los suyos, hecha tan alevosamente por Miguel su hijo, y por los demas Griegos. Enviaronse un caballero que Montaner llamado Siscar, y a Pedro Lopez Adalid, y dos Almugavares, y otros tantos marineros; que eran de todas las diferencias de milicia que habia en nuestro ejercito; y esto fue antes que se supiese en Galipoli la muerte de los tres Embajadores primeros, que fueron por orden de Berenguer de Entenza. En tanto que se esperaba la ultima resolucion de Andronico por medio de estos Embajadores, el enemigo poderoso en la campana apreto el sitio de Galipoli, y los nuestros con su valor acostumbrado, con salidas y escaramuzas ordinarias le fatigaban y detenian. CAPITULO XXX. Tienen los nuestros consejo, siguese el de Berenguer de Entenza, no por el mejor, pero por ser del mas poderoso. Habia entre los capitanes de Galipoli diversas opiniones sobre el modo de hacer la guerra; y asi convino que las principales cabezas se juntasen en consejo para resolverse. Berenguer de Entenza dijo: si el valor y esfuerzo de hombres que nacieron como nosotros, amigos y companeros, en algun trabajo y desdicha pudiera faltar, pienso sin duda que fuera en la que hoy padecemos, por ser la mayor y mas cruel con que la variedad humana suele afligir los mortales, el ser perseguidos, maltratados, y muertos, por los que debieramos ser amparados y defendidos. ?De que sirvieron las victorias, tanta sangre derramada, tantas Provincias adquiridas, si al tiempo que se esperaba justa recompensa debida a tantos servicios, con barbara crueldad se ejecuta contra nosotros lo que vemos, y apenas damos credito? Por mayor suerte juzgo la de nuestros companeros que murieron sin sentir el agravio, que la nuestra que habemos de perecer con tan vivo sentimiento; porque dejar de tomar satisfacion de tantas ofensas, y retirarnos a la patria, fuera indigno de nuestro nombre, y de la fama que por largos anos hemos conservado, ni los deudos ni amigos nos recibieran en la patria, ni ella nos conociera por hijos, si muertos nuestros companeros alevosamente no se intentara la venganza, y se borrara con sangre enemiga nuestra afrenta. Las pocas fuerzas que nos quedan, avivadas con el agravio, al mayor poder se podian oponer, y mas favorecidas de la razon que tan claramente esta de nuestra parte. Vuestro animo invencible en la dificultad cobra valor, y en el mayor peligro, mayor esfuerzo. El Asia quedo libre de la sujecion de los Turcos por nuestras armas, nuestra reputacion y fama tambien lo ha de quedar por ellas; y si Grecia se admira de tantas victorias, hoy sentira el rigor de vuestras espadas que no supo conservar en su favor y defensa. Todos nos deben de tener por perdidos, o por lo menos navegando la vuelta de Sicilia con los navios y galeras que nos quedan; pero su dano les desenganara, que ni el animo les acovardo, ni el agravio antes de su venganza permitio nuestra vuelta. Defender a Galipoli, es lo que ahora nos importa, por estar a la entrada del estrecho, de donde se puede impedir la navegacion y trato de estos mares, siempre que no corrieren por ellos armadas superiores a la nuestra, y asi es forzoso buscar bastimentos y dinero para sustentarle. Los socorros tenemos lejos, tardos, y quiza dudosos, porque a nuestros Reyes ocupan otros cuidados mas vecinos. Todos los Principes y naciones que nos rodean son de enemigos, no hay que esperar otro socorro sino el que estos navios y galeras que nos quedan podran alcanzar de nuestros contrarios. Con esto haremos dos cosas importantes, buscar el sustento que nos va ya faltando, y divertir al enemigo del sitio que tanto nos aprieta, y puesto que la guerra se deba hacer como ya esta determinado, es bien que sea en parte donde los enemigos no esten tan superiores, y se pueda mas facilmente alcanzar alguna victoria, para que el credito y reputacion de nuestras armas vulva a su debido lugar y estimacion. Las costas de estas Provincias vecinas viven sin recelo, pareciendoles que nuestras fuerzas no son bastantes a defendernos en Galipoli, y en tanto que el sitio durare no dejaremos estas murallas. Este descuido parece que nos ofrece una ocasion cierta de hacerles mucho dano, si con nuestras galeras y navios acometemos estas islas y costas de su Imperio; y pues soy autor del consejo, lo sere de la ejecucion. A las ultimas palabras de Berenguer de Entenza Rocafort se levanto con semblante y voz alterada, senales de su animo ocupado de la ira y venganza, dijo: El sentimiento y pasion con que me hallo por la muerte de Roger, y de nuestros Capitanes y amigos, no es mucho que turbe la voz y el semblante, pues enciende el animo para una honrada y justa satisfacion. Por el rigor de nuestro agravio, mas que por la razon; debieramos hoy de tomar resolucion; porque en caos semejantes la presteza y poca consideracion suelen ser utiles, cuando de las consultas suelen dificultades. Retirarnos a la patria mengua y afrenta de nuestro nombre seria, hasta que nuestra venganza fuese tan senalada y atroz como lo fue la alevosia y traicion de los Griegos; y asi en este punto siento con Berenguer de Entenza; pero en lo que toca al modo de hacer la guerra opuestamente debo contradecirle, porque pareceme yerro notable dividir nuestras fuerzas, que juntas son pequenas y desiguales al poder del enemigo que nos sitia. Yo doy por cierto y constante que Berenguer robe, destruya, y abrase las costas vecinas como el ofrece; ?pero quien nos asegura que al tiempo que el estuviere corriendo los mares, los pocos que quedaren en Galipoli no sean perdidos? ?Y entonces Berenguer a donde podra su armada, donde los despojos de su victoria? ?No le queda puesto ni lugar seguro hasta Sicilia; pues yo por mas cierto tengo el perderse Galipoli si el sacare la gente que esta en su defensa para guarnecer la armada, que seguro de su victoria. Todos los Capitanes famosos ponen su mayor cuidado en socorrer una plaza que el enemigo tiene sitiada, y para esto aventuran no solo lo mejor y mas entero de su campo, pero todas sus fuerzas? ?Y Berenguer estando dentro se ha de salir? ?Quien asegura al soldado que su ida ha de ser para volver? el miedo y el recelo comun no se pueda quitar, aunque sangre y hechos claros son seguras prendas para los que nacieron como el. Nuestra venganza ya no pide remedios tan cautos y dudosos, ni a nosostros nos conviene el dilatar la guerra por ser poca antes de ser menos; ejecutemos la ira. Aventurese en un trance y peligro nuestra vida; y asi mi ultimo parecer es, de que salgamos en campana, y debemos la batalla a los que tenemos delante. Y aunque por la muchedumbre del ejercito enemigo se puede tener la muerte por mas cierto que la victoria, la causa justa que mueve nuestras armas, y el mismo valor que vencio a los Turcos vencedores de los Griegos, tambien puede darnos comfianza de romper sus copiosos escuadrones, y abatir sus aguilas como se abatieron sus lunas; y cuando en esta batalla estuviere determinado nuestro fin, sera digno de nuestra gloria que el ultimo termino de la vida nos halle con la espada en la mano, y ocupados en la ruina y danos de tan perfida gente. Prevalio este ultimo parecer en los votos de los que se consultaban por ser el mas pronto, aunque de mas peligro, y de mas gallardia; pero el poder de Berenguer de Entenza, mayor entonces que el de Rocafort, no dio lugar a que la ejecucion fuese la que determino la mayor parte. Y Ramon Montaner y dice, que las razones y ruegos de muchos no le pudieron hacer mudar de parecer. En este medio tuvieron aviso, que el Infante Don Sancho de Aragon habia llegado con diez galeras del Rey de Sicilia a Metellin e iria al archipielago, y de las mas vecinas a Galipoli. Berenguer de Entenza y los demas Capitanes enviaron luego a suplicarle viniese a Galipoli, a tomarles los homenages y juramento de fidelidad por el Rey de Sicilia. Encarecieron su peligro y el descredito del nombre de Aragon si no los socorria; subditos que le habian hecho tan ilustre y tan grande. Don Sancho mostro luego con su presta resolucion el deseo de su bien y conservacion. Partio de Medellin con sus diez galeras y vino a Galipoli, donde fue recibido con universal aplauso, creyendo que les ayudaria para tomar entera satisfacion de sus agravios, sirviendole con parte de los pocos bastimentos y dinero que tenian, y sin precisa obligacion de obedecerle, todos le reconocieron por cabeza. CAPITULO XXXI. Los embajadores de nuestro ejercito a la vuelta de Constantinopla por orden del Emperador fueron presos y muertos cruelmente en la Ciudad de Rodesto. De nuestra nacion enviados los Embajadores a fin de romper los conciertos que tenian con el Emperador, y hecho esto desafiarle, con harto peligro llegaron a Constantinopla, y puesto, ante el Bailio de Venecia, y la potestad de Genova, y de los Consules de los Anconitanos, y Pisanos, Magistrados y cabezas de estas naciones que tenian trato y comunicacion en las Provincias del Imperio, dieron las manifiestas siguientes. Que habiendo entendido que por orden del Emperador Antronico, y su hijo Miguel en Andrinopoli, y en los demas lugares de su Imperio, se habian degollado todos los Aragoneses y Catalanes que se hallaron en ellos, tanto soldados como mercaderes, viviendo ellos debajo de su proteccion y amparo por cuya satisfacion los Catalanes y Aragoneses de Galipoli estaban resueltos de morir, y que estimaban en tanto su fe y palabra, que querian antes de romper la guerra, que constase, como ellos en nombre de todos los de su nacion se apartaban de los conciertos y alianzas hechas con el Emperador; y que asi los publicos instrumentos de alli adelante fuesen invalidos y de ningun valor, y que le retaban de traidor, y ofrecian de defender lo dicho en campo, ciento a ciento, o diez a diez, y que esperaban en Dios que sus espadas serian el instrumento con que su justicia castigaria caso tan feo; pues a mas de violar la fe publica, matando los extrangeros, que pacificos y descuidados trataban en sus tierras, habian dado cruel y afrentosa muerte a quien les habia librado de ella, defendido sus Provincias, abatido sus enemigos, y engrandecido su Imperio. Que la insolencia de los soldados no era bastante causa para que contra ellos se ejecutara tan inhumana resolucion. Castigaranse los soldados culpados a medida de sus delitos, sin que sus servicios les sirvieran de moderar la pena. Dieranles navios, y con que volver a la patria, que bastante castigo fuera enviarles sin premio; pero sin perdonar a sexo ni edad llevando por un parejo inocente y culpados, malos y buenos, habia sido suma crueldad. Dado el manifiesto; el Bailio de Venecia con los demas dieron razon al Emperador de esta Embajada, y queriendo tratar de algun acuerdo, no se pudo concluir, estando los animos tan ofendidos, y cualquier palabra y fe tan dudosa; y asi se tuvo por conveniente para entreambas partes una guerra declarada que una paz mal segura; que adonde falta la fe, el nombre de paz es pretexto y materia de mayores traiciones. Respondio el Emperador, que lo sucedido contra los Catalanes y Aragoneses no habia sido hecho por su orden; y que asi no trataba de dar satisfaccion, siendo verdad que poco antes mando matar a Fernando Aones el Almirante, y a todos los Catalanes y Aragoneses que se hallaron en Constantinopla, que habian venido con cuatro galeras acompanando a Maria mujer del Cesar, a su madre y hermanos, aun Montaner aprieta mas el hecho, pues dice que el propio dia se ejecutaron estas muertes. Pidieron los Embajadores, que se les diese seguridad para su vuelta a Galipoli; fuele luego concedido, dandoles un comisario, con trato se partieron a Rodesto, treinta millas lejos de Constantinopla, y por orden del comisario que les acompanaba fueron presos hasta veinte y siete con los criados y marineros, y en las carnecerias publicas del lugar les hicieron cuartos vivos. Esta maldad me parece que puede disculpar todas las crueldades que se hicieron en su satisfaccion, porque ninguna pudo llegar a ser mayor que violar con tan fiera demostracion el derecho universal de las gentes, defendido por leyes humanas y divinas, por inviolable costumbre de naciones politicas y barbaras. Este desdichado fin tuvieron las finezas de un Capitan poco advertido. Dignas de alabanza son cuando hay seguridad en la fe y palabra del Principe enemigo, pero cuando esta dudosa, por yerro tengo el aventurarse. Nuestro Rey el Emperador Carlos V. paso por Paris y se puso en las manos de su mayor emulo, fue su confianza tan alabada como la fe de Francisco; pero si la Reyna Leonor no avisara a Carlos su hermano de lo que se platicaba, fuera la confianza juzgada por temeridad y la fe por engano, con que claramente se muestra, que alabamos, o vituperamos por los sucesos, no por la razon. Berenguer de Entenza hizo notable yerro en enviar Embajadores a Principe de cuya fe y palabra se podia dudar, porque quien con tanta alevosia y crueldad quito la vida a Roger y a los suyos, de creer es que en todo lo demas no guardara fe, ni diera por legitimos Embajadores a los que venian de parte de los que el tenia por traidores; a mas de que habiendo en los vecinos de Galipoli ejecutado tan gran crueldad, se habia de temer otra mayor siempre que la ocasion se la ofreciera. CAPITULO XXXII. Envianse Embajadores a Sicilia, y sale Berenguer con su armada, gana la Ciudad de Recrea y vence en tierra a Calo Juan hijo de Andronico. Luego que se supo en Galipoli la muerte de sus Embajadores, que no se puede con palabras encarecer lo que altero los animos, y encendio los corazones a la venganza, el verse maltratar tan inhumanamente de los que debieran ser amparados y defendidos. Cargaba todos los dias sobre Galipoli gente de refresco, y apretaban a los de dentro, mas con el impedirles que no entrasen bastimentos por tierra, que con las armas. Berenguer de Entenza, y todos los Capitanes, con la resolucion que habian tomado de no salir de Grecia sin haberse vengado, prevenian socorros, y asi les parecio que hiciesen dueno de sus armas al Rey Don Fadrique, y que le jurasen fidelidad para obligarle mas a su defensa. Este fue su principal motivo, aunque al Rey con razones de mayor consideracion, y de mayor utilidad le persuadian. Recibio el juramento de fidelidad en nombre del Rey Don Fadrique un caballero de su casa, que se llamaba Garcilopez de Lobera, soldado que seguia las banderas de Berenguer, y juntamente le eligieron por su Embajador al rey con Ramon Marquet, ciudadano de Barcelona, hijo de Ramon Marquet ilustre Capitan de mar, a lo que yo presumo, del gran Rey Don Pedro, y Ramon de Copons, para que fuesen testigos del juramento de fidelidad que habian prestado en manos de Garcilopez de Lobera, y le diesen larga relacion del estado en que se hallaban; que si en su memoria tenia sus servicios, se acordase de darles favor, pues en ellos no solamente interesaban ellos, pero su aumento y grandeza; que advirtiese la puerta que le abrian ellos para ocupar el Imperio de Oriente; y que se valiese de su venganza y desesperacion, pues ellos ya estaban aventurados. Partieronse los tres Embajadores a Sicilia, con que la gente quedo con algunas esperanzas de que Don Fadrique les socorreria; porque siempre, aunque sean muy flacas, animan y alientan a los muy necesitados. El Infante Don Sancho a la partida de estos mensajeros ofrecio, no solo de seguir y acompanar a Berenguer en la jornada que tenia dispuesta, pero asistirles con sus diez galeras hasta que se supiese el animo y voluntad del Rey. Entenza en nombre de todos acepto el ofrecimiento, y agradecio al Infante el haber tomado tan honrada resolucion, digna de un hijo de la casa de Aragon. Con esto apresuro Berenguer su partida, y embarco la gente, pero al tiempo que quiso salir, Don Sancho mudo de parecer, olvidado de la palabra que poco antes habia dado, y faltando a su mismo honor, y reputacion; cosa que causo en todos novedad, ver en tan poca distancia tomar tan diversas y encontradas resoluciones, sin haberse podido ofrecer por la cortedad del tiempo nuevos accidentes, que le pudieran obligar. Y si los pudiera haber de tal calidad que obligaran a romper palabras dadas con tanto fundamento y razon, no se puede averiguar, por lo que los antiguos no dejaron escrito la causa que pudo mover al Infante a tomar resolucion tan en descredito suyo; pero por lo que respondio a Berenguer cuando le pidio que cumpliese su palabra, que fue decir solamente, que asi cumplia el servicio de su hermano, se puede presumir que advirtio el Infante, que habia paces entre Andronico y Don Fadrique, y que sin expresa orden suya no habia de ocupar sus galeras en dano de un Principe amigo. Esto bien me parece que pudiera disculpara al Infante para no quedarse, cuando no lo hubiera ofrecido, pero empenada su palabra, y viendo maltratar los mejores vasallos y subditos del Rey su hermano, grande desconocimiento y mengua fue el no asistirles y ayudarles; porque ya Andronico, degollando a los Catalanes y Aragoneses que se hallaban en su Imperio, rompio las paces primero. Berenguer con sentimiento que debia, segun el refiere en su relacion que envio al Rey Don Jaime II. de Aragon, dijo al tiempo que se partia, cuando sus ruegos y razones no le pudieron detener, que el Infante fue como le plugo y no como hijo de su padre. No perdieron los nuestros animo con la partida de Don Sancho, ni verse desamparados de la mayor fuerza les hizo mudar parecer. Berenguer de Entenza embarco en cinco galeras, dos lenos con remos, y diez y seis barcos, ochocientos infantes, cincuenta caballos, y salio de Galipoli la vuelta de la isla de Marmora llamada de los antiguos Propontide. Llego a ella, echo su gente en tierra, y saqueo la mayor parte de sus pueblos, degollando sus moradores, sin perdonar edad ni sexo, destruyendo y abrasando los pudiera ser de algun provecho y comodidad; porque como fue esta empresa la primera que ejecutaron despues de tantos agravios, mas se dio a la venganza que la codicia. Con la misma presteza y rigor volvio Berenguer a las costas de Thracia, y continuando los buenos sucesos, despues de algunas presas de navios, acometio a Recrea, Ciudad grande y rica, y con poca perdida de los suyos la entro a viva fuerza. Ejecutose en los vencidos el rigor acostumbrado, y recogido a los navios y galeras lo mas lucido y rico de la presa, entregaron a la violencia del fuego los edificios; porque hasta las cosas insensibles y mudas quisieron que fuesen testigos y memoria de su venganza. Andronico tuvo aviso de la perdida de Recrea, en tiempo que juzgaba a los pocos Catalanes huyendo la vuelta de Sicilia, y para atajar los danos que Berenguer hacia de toda aquella ribera de mar, que los Griegos llamaban de Natura, mando a Calo Juan Despota su hijo, que con cuatrocientos a caballo, y la infanteria que pudiese recoger se opusiese a Berenguer, y le impidiese el hechar gente en tierra. Junto a Puente Regia supo Berenguer que Calo Juan venia, y el numero y calidad de sus fuerzas, y aunque en lo primero se juzgo por muy inferior, en lo segundo le parecio que aventajaba a su enemigo, y asi resolvio de hechar su gente en tierra, y recibir a Calo Juan, que avisado tambiem por sus corredores, como Berenguer con su gente habian puesto el pie en tierra, apresuro el camino, temiendo que no se retirasen, porque nadie pudiera creer, que ricos y llenos de despojos quisieran los nuestros aventurarse sino forzados. Llegaron con igual animo a envestirse los escuadrones, y en breve espacio se mostro claramente, que el valor es el que da las victorias, y no la multitud, porque los nuestros quedaron vencedores siendo pocos, y los Griegos rotos y degollados, siendo muchos. Calo Juan escapo con la vida, y llego a Constantinopla destrozado. Andronico hizo tomar las armas al pueblo, porque toda la gente de guerra estaba sobre Galipoli, y temio que Berenguer no le acometiese la Ciudad. Esta rota se dio el ultimo dia de Mayo del ano 1304. Fueron tan prontas estas victorias, y alcanzadas en tan diversas partes, y tan a tiempo, que los Griegos juzgaron por mayores nuestras fuerzas, y que no era uno solo Berenguer el que les hacia dano, sino muchos. CAPITULO XXXIII. Prision de Berenguer de Entenza con notable perdida de los suyos. Con tan dichoso principio como tuvieron nuestras armas contra los Griegos gobernadas por Berenguer de Entenza, parecio pasar adelante, y valerse de la fortuna y tiempo favorable, siendo el fin y remate de una victoria el principio de otra. Resolvieron los nuestros acometer los navios que estaban surgidos en los puertos y riberas de Constantinopla, y quemar sus atarazanas; empresas de mayor nombre que dificultad. Navegaron para ejecutar su determinacion por la playa entre Pactia y el cabo de Gano con buen tiempo; pero al amanecer, descubriendo velas de la parte de Galipoli, tomaronse pareceres sobre lo que se debia hacer, viendose cortados para volver a Galipoli, y todos conformes se metieron en tierra, y puestas en ella las proas lo mas cerca que pudieron, las popas al mar, porque en aquellas que las proas no iban guarnecidas de artilleria, la mayor defensa era lo alto de las popas. Tomaron las armas, y bien apercibidos aguardaron lo que las diez y ocho galeras intentarian, que venian a dar sobre las nuestras. Estas diez y ocho galeras eran de Genoveses, que ordinariamente navegaban aquellos mares, porque su valor, o codicia les llevaba por lo mas remoto de su Patria, como a los Catalanes de aquel tiempo. Reconocidos de una y otra parte los Genoveses fueron los primeros que les saludaron, con que los nuestros dejaron las armas, y como amigos y aliados se comunicaron y hablaron. Advirtieron luego los Genoveses por lo que oyeron platicar de los sucesos, que Berenguer habia tenido la mucha ganancia que les resultaria, y el gusto que darian al Emperador Andronico y a los Griegos, si prendiesen a Berenguer, y le tomasen sus galeras. Y juzgando por menor inconveniente romper su fe y palabra, que dejar de las manos tan importante y rica presa, enviaron a convidad a Berenguer de Entenza, dandole palabra de parte de la Senoria que no se les haria agravio, ni ultraje alguno, que viniese a honrar su Capitana, donde tratarian algunos negocios importantes a todos. Con esto Berenguer sin advertir en lo pasado, y en los danos en que su confianza le habia puesto, se fue a la Capitana, donde Eduardo de Oria con otros muchos caballeros le recibio y acaricio. Comieron y cenaron juntos con mucho gusto y amistad, tanto que Berenguer se quedo a dormir en la Capitana, prosiguiendo hasta muy tarde algunas platicas en razon de su conservacion. A la manana cuando quiso volverse a su galera, Eduardo de Oria le prendio y desarmo, y otros Genoveses hicieron lo mismo con los demas que le acompanaban y las diez y ocho galeras dieron sobre las nuestras desapercibidas y descuidadas. Ganaronse luego las cuatro con perdida de 200 Genoveses; pero la galera de Berenguer de Villamarin que tuvo algun poco de tiempo para ponerse en defensa, la hizo de manera, que con tener sobre si diez y ocho proas, no la pudieron entrar hasta que todos los que la defendian fueron muertos; sin escaparse un hombre solo; tanta fue la obstinacion con que peleando murieron en el combate de esta sola galera 200 Genoveses, y fueron mucho mas los heridos. Pachimerio dice, que los Genoveses aquella noche que llegaron a juntarse con las galeras Catalanas despacharon secretamente una de sus galeras a Pera, dandole aviso que estaban con los Catalanes, los cuales le decian que Andronico estaba indignado contra ellos, y que les queria castigar, y que les persuadian que juntos acometiesen a Constantinopla. Llegado el aviso a Pera, los Genoveses dieron razon al Emperador, y que e les ordeno que les acometiesen, ofreciendo de hacerles muchas mercedes, y asi al otro dia ejecutaron lo referido. Este lastimoso fin tuvo la jornada de Berenguer mal determinada, bien ejecutada, digan de mayor fortuna, ipero que dificilmente los consejos humanos pueden prevenir casos semejantes!. Dicurriose en la determinacion de esta jornada entre los Capitanes de los peligros que pudieran sobrevenirle, y con ser tantos y tan variados los que se propusieron, fue este accidente ni imaginado, ni previsto; con que claramente se muestra, que los juicios de los hombres aunque fundados en razon no pueden prevenir los de Dios. Al Infante Don Sancho se debe culpar, porque fue la mas cercana causa de esta perdida. Si como debiera acompanara a Berenguer, fueran las victorias que se alcanzaron mayores, los Genoveses no se atrevieran, y las fuerzas de Galipoli se aumentaran; con que la guerra se hiciera con mayores ventajas y reputacion. Berenguer con serviles prisiones fue llevado con algunos caballeros de su compania a Pera; y porque temieron que Andronico no se les quitase para satisfacer en su persona los danos recibidos, le pasaron a la Ciudad de Trapisonda, puesta en la ribera del mar de Ponto, donde los Genoveses tenian factoria, y le tuvieron en ella hasta que las galeras volvieron. Los Genoveses hicieron una cosa bien hecha; porque luego que tomaron las galeras Catalanas se vinieron a Pera, sin querer entregar ningun prisionero a los Griegos, ni vender cosa de la presa, aunque el Emperador les acaricio y honro. Con este buen suceso trato el Emperador con los mismos Genoveses, que emprendiesen de echar a los Catalanes que estaban en Galipoli, y ellos se lo ofrecieron que les diese seis mil escudos. Fue contento Andronico de darlos, y asi se los envio; pero ellos como gente atenta a la ganancia pesaron el dinero, y hallandole falto se lo volvieron a enviar. Andronico replico que les satisfaria el dano, y entonces ya no quisieron, porque informados mejor de lo que emprendian no les parecio igual paga. Supo el Emperador que traian a Berenguer preso, procuro con amenazas y ruegos que se le entregasen, y ultimamente ofrecio por su persona veinte y cinco mil escudos. Todos se le nego, temiendo, a lo que yo sospecho, que el Rey de Aragon no hiciese gran sentimiento, si Berenguer tan grande y principal vasallo suyo padeciera afrentosa muerte en poder del Emperador Andronico, el cual tento el medio mas eficaz que pudo, ofreciendo a ciertos patrones de estas galeras, para que con algun engano se le entregase, ocho mil escudo, y diez y seis pares de ropas de brodecado; pero descubierto el trato, no quisieron que Andronico tentase alguna violencia, y asi se partieron, dajando muy desbrido al Emperador. A la entrada del estrecho, Ramon Montaner de parte de los que quedaban en Galipoli llego con una fragata a pedir a Eduardo de Oria le diesen la persona de Berenguer, y ofrecio el dinero que pudieron recoger por su rescate, que fueron hasta cinco mil escudos; pero los Genoveses no quisieron, o por parecerles poca la cantidad, a lo que tengo por mas cierto, o por no irritar el animo de Andronico si ponian en libertad un enemigo suyo, en puesto que se tenia por sus mayores enemigos, de donde con mayor dano pudiese segunda vez destruir sus Provincias, y asolar sus Ciudades. Desesperado Montaner de alcanzar su libertad, diole parte del dinero que trahia, y le ofrecio que en nombre del ejercito se enviarian Embajadores al Rey de Aragon, y al de Sicilia, para que se satisfaciese agravio tan notable, como prender debajo de seguro un Capitan de Rey amigo. CAPITULO XXXIV. Los pocos que quedaron en Galipoli dan barreno a todos los navios de su armada. Preso Berenguer de Entenza, y muertos los mejores caballeros y soldados que les siguieron, quedaron solo en Galipoli con Rocafort su Senescal, mil y dos cientos infantes, y doscientos caballos, y cuatro caballeros buenos soldados, Guillen Siscar, y Juan Perez de Caldes Catalanes, y Fernando Gori, y Ximeno de Albaro Aragoneses, y con ellos Ramon Montaner Capitan de Galipoli. Este tan poco numero de gente defendio aquella plaza, y cuando supieron que Berenguer con su armada se habia perdido, y que el socorro, que esperaban habia de venir por su mano ya no tenia lugar, y aunque reconocieron el peligro cierto, no perdieron el animo, antes cobrando de la adversidad mayor esfuerzo, dieron ejemplo raro a los venideros de lo que se debe hacer en casos, donde el honor corre riesgo de que alguna mal advertida resolucion manche su limpieza, conservada largos anos sin notas de infamia. Tuvieron consejo, y en el hubo diferentes pareceres. Hubo algunos que les parecio forzoso el desamparar a Galipoli, y que tratar de defenderla era desatino. Que se embarcasen en sus navios y fuesen la vuelta de la isla de Metellin, porque con facilidad la podrian ganar, y con la misma defenderla, de donde correrian aquellos mares con mas seguridad suya, y dano del enemigo, y que sus pocas fuerzas no daban lugar a mayor satisfacion. Fue tan mal recibido este consejo de los mas, que con palabras llenas de amenazas le contradijeron, y determinaron que Galipoli se defendiese, y que fuese tenido por infame y traidor el que lo rehusase. Estimaron en tanto su determinacion, que por quitarse el poder de mudarla, barrenaron los navios, con que perdieron la esperanza de la retirada por mar, que dandoles la que abriesen sus espadas en los escuadrones enemigos. Siguieron el ejemplo de Agatocles en Africa, y le dieron a Hernando Cortes en el nuevo mundo, entreambos celebrados en la memoria de los hombres por los mas ilustres que el valor humano pudo emprender. Agatocles Rey de Sicilia paso con una armada a la Africa contra los Cartagineses. Hechada su gente en tierra, hecho a fondo sus navios, con que forzosamente hubo de vencer, o morir; pero este tenia mas confianza y razon de vencer, porque llevaba consigo treinta mil hombres, y la guerra solamente contra Cartago. Los Catalanes se hallaron pocos, lejos de su patria, y la guerra contra todas las naciones del Oriente. Superior a la mayor alabanza fue la determinacion de Cortes; porque ?quien pudo en ignotas Provincias, distando inmenso espacio de su patria, hechar a fondo sus navios, y escoger una muerte casi cierta por una victoria imposible, sino un varon a quien Dios con admirable providencia permitio que fuerse el que a su verdadero culto redujese la mayor parte de la tierra?. No quiero hacer juicio si este, o el de los Catalanes fue mayor hecho, porque pienso que son entreambos tan grandes, que fuera hacerles notable injuria, si para preferir alguno, buscaremos en el otro alguna parte menos ilustre, por donde le pudieramos juzgar por inferior. Espanoles fueron todos los que lo emprendieron, sea comun la gloria. CAPITULO XXXV. Salen los nuestros de Galipoli a pelear con los Griegos, y alcanzan de ellos senaladisima victoria. Despues de barrenados los navios, contentos de verse fuera de peligro de perder la reputacion con la retirada, dispusieron su gobierno. Dieron a Rocafort doce Consejeros por cuyo parecer se gobernase. Esta eleccion se hacia por los votos de la mayor parte del ejercito, y su poder en los consejos era igual al de Rocafort, y el ejecutaba lo que por parecer de los demas se rresolvia. Hicieron sello para sus despachos, y patentes, con la imagen de San George, y escritas en su orla estas letras: Sello de la Hueste de los Francos que reynan en Thracia y Macedonia. Prudentemente a mi juicio pusieron en lugar de Catalanes Francos, por ser nombre mas universal, y menos aborrecido, y quisieron mostrar que aquel ejercito era compuesto de casi todas las naciones de Europa contra los Griegos, y que era causa comun de todos el socorrerles. Por grandeza de animo tengo no estrecharle los hombres al nombre de su patria, porque con este nombre no se extranasen los Espanoles de otras Provincias, Italianos, y Franceses sino dilatarle por todo el orbe de la tierra; patria comun de todos los vivientes. El enemigo se venia llegando a las murallas de Galipoli y estrechaba a los sitiados, y como en las ordinarias escaramuzas, aunque con mayor dano de los Griegos, se perdia gente de nuestra parte, resolvieron de salir a pelear con todas sus fuerzas, y aventurar en un trance de una batalla su vida, y libertad; consejo que le deben seguir los que no pueden largo tiempo conservar la guerra. No se hallaron en Galipoli para salir a pelear entre infantes y caballeros mil y quinientos, puesto que Nicephoro dice, que fueron tres mil; pero el autor escribio por relacion de los Griegos a quien el temor pudo enganar, y parecer doblado el numero de los enemigos. Levantaron un estandarte antes de salir a pelear con la imagen de San Pedro pusieronle sobre la torre principal de Galipoli con grandes demostraciones de piedad, puestos de rodillas, despues de haber hecho una breve oracion al santo, invocaron a la Virgen. Al tiempo que empezaron la Salve con devotas aunque confusas voces, estando el cielo sereno les cubrio una nuve, y llovio sobre ellos, hasta que acabaron, y luego de improviso se desvanecio. Quedaron admirados de tan gran prodigio, y sintieron en sus corazones grandes afectos de piedad y religion, con que les crecio el animo, y tuvieron por cierta la victoria, pues con tan claras senales el cielo les favorecia. Reposaron aquella noche, no con poco cuidado de que fuese la ultima de su vida. Sabado por la manana que fue el siguiente, a los 21 de Junio salieron de sus murallas y reparos. El enemigo dejado por guarda de sus Reales que estaban en el siguiente, Brachilao dos millas de Galipoli parte de su ejercito con ocho mil caballos y mayor numero de infantes se adelanto a pelear. Los nuestro hecharon su caballeria por el lado izquierdo de su infanteria abrigandose por el derecho del terreno algo quebrado. Guillen Perez de Caldes, Caballero anciano de Cataluna, llevaba el estandarte del Rey de Aragon, Fernan Gori el de Don Fadrique Rey de Sicilia, que olvidados de sus Principes, jamas olvidaron su memoria. El de San George dieron a Gimeno de Albaro, y Rocafort encomendo el suyo a Guillen de Tous. Las centinelas que estaban en lo alto de las torres de Galipoli dieron la senal de acometer, porque descubrian mejor al enemigo que venia mejorandose por los collados. Cerraron de una y otra parte con gallardia y fue tanta la furia del primer encuentro, que afirma Montaner que los que quedaron dentro de Galipoli les parecio que todo el lugar venia al suelo, a semejanza de terremoto. No pudieron los Griegos contra soldados tan practicos y valientes, aunque con tanta desigualdad, salir con victoria. Dieron luego la vuelta hacia sus reales, donde pensaron rehacerse. Los que quedaron en su defensa, viendo su gente rota, salieron a detener al enemigo que con furia y rigor increible venia ejecutando su victoria. El nuevo socorro de gente descansada detuvo algo a los vencedores, porque era lo mejor del ejercito; pero repetido el nombre de San George cerraron con igual animo, y segunda vez vencieron a los Griegos, ganandoles sus alojamientos. Volvieron las espaldas Umbertos Polo Basilia, y el grande Eteriarca. Siguiose el alcance veinte y cuatro millas hasta Monocastano, degollando siempre sin resistencia alguna porque la huida les hizo dejar las armas con que apretados pudieran defenderse de los nuestros, que esparcidos, cansados y pocos, les seguian; pero la vileza de los Griegos era tanta, que refiere un Autor que por las heridas en el rostro no osaban volverle, aunque con solo este riesgo se pudieran defender; ultima miseria a que puede llegar un hombre cuando teme las heridas mas que la infamia. La mayor parte de los Griegos vencidos murieron ahogados, porque seguidos de los Catalanes de quien no esperaban buena guerra sino afrenta, y muerte, se arrojaban en los barcos y lenos de la ribera, cargando en ellos mas gente de la que pudieran llevar, con cuyo peso, con la priesa de los que entraban venian al fondo y se habrian, ayudando a esta perdida los propios Catalanes, que metidos en el agua a cuchilladas, y asidos de los bordes de los barcos, les forzaban a echarse en el agua o morir. Con la noche dejaron el alcance, y cerca de la media volvieron a Galipoli sin haber reconocido los despojos que el enemigo les dejaba, juzgando por mayor ganancia quitar vidas, y derramar sangre de los que con tanta impiedad quitaron las de sus companeros y amigos. A la manana salieron a recoger la presa, y fue de manera que tardaron ocho dias en retirarla dentro de Galipoli, vestidos de seda y oro, en aquel tiempo mas estimados por no ser tan comunes, en gran cantidad, armas lucidas, y joyas de mucho precio, tres mil caballos de servicio, y bastimentos en tanta abundancia, que en muchos dias no se pudiera temer en Galipoli falta de ellos. Murieron de los vencidos veinte mil infantes y seis mil caballos y de los nuestros un caballo, y dos infantes; no me atreviera a referirlo por parecerme caso imposible, si Autores de mucho credito no refirieran semejantes acontecimientos. Paulo Orosio escritor antiguo y Christiano, cuenta de Agatocles, que degollo con dos mil hombres treinta mil Cartagineses con su General Annon, y el perdio solos dos hombres. CAPITULO XXXVI. Previenese Miguel Paleologo para venir sobre Galipoli, los nuestros a pelear con el tres jornadas lejos, y entre los lugares de Apros, y Cipsela se da la batalla, sale de ella Miguel vencido, y herido. La buena dicha de nuestras armas puso en cuidado al Emperador Andronico, y a Miguel su hijo, porque nunca creyeron que gente tan poca se les pudiera dar, y forzarles a poner todas las fuerzas del Imperio para su ruina. Con el suceso de Galipoli, resolvieron los Emperadores de juntar sus gentes, y dar sobre los nuestros antes que pudiesen de Cataluna, o de Sicilia llegar socorros. De estas prevenciones y aparatos de guerra fueron los nuestros avisados por una espia Griega, que Montaner envio con harto recelo de que volviese, porque otras de la misma nacion, que a diversas partes se enviaron, no volvieron. Catalanes no podian servir en esta ocupacion, porque siempre eran conocidos, aunque con traje, y lenguaje Griego se procuraban encubrir. Con este aviso se resolvieron todos de salir a buscar al enemigo la tierra adentro resolucion tan gallarda como cualquiera de las otras que tomaron. No pienso yo que tantas finezas ni bizarrias se puedan haber leido en otras historias, y asi algunas veces temo que mi credito y fe se ha de poner en duda; pero advertido el que esto leyere que Nicephoro Gregoras, y Pachimerio autores Griegos, y por serlo enemigos, y Montaner Catalan concuerdan en lo que parece mas increible, tendra por verdad lo que escribimos. Montaner refiere que la principal causa que les movio a seguir este consejo fue verse ya ricos, y prosperos, y temer, que la sobrada aficion de sus riquezas, y el temor de perderlas, no les hiciera perder algo de su reputacion. Siguiendo los consejos mas cautos, y menos honrosos, dejaron en Galipoli de guarnicion donde quedaban su hacienda, mugeres y familia cien Almugavares, y partieron la vuelta de Andrinopoli, plaza de armas de aquel ejercito que se juntaba contra ellos, con firme determinacion de pelear con Miguel, aunque fuese asistido del mayor poder de su Imperio. Caminaron tres dias por Thracia, destruyendo y talando la campana; llegaron a poner una noche sus cuarteles a la falda de un monte poco aspero. Las centinelas que pusieron en los altos descubrieron de la otra parte grandes fuegos; enviaronse reconocedores, y poco despues volvieron con dos Griegos prisioneros, de quien se supo la ocasion de los fuegos, que fue por estar Miguel acuartelado con seis mil caballos, y mayor numero de infantes, entre Agros y Cipsela, dos Aldeas pequenas aguardando lo restante del campo. Quisieron algunos que aquella misma noche se atravesase la montana que les dividia, y diesen sobre los enemigos descuidados, y no me parece que aprobaron este consejo, no se por que razon; puesto que forzosamente se habia de pelear con ellos, mas facil fuera con la obscuridad y confusion de la noche aventurarse, que aguardar la manana cuando siendo tan pocos pudieran ser mejor reconocidos. Despues de haberse todos confesado, y recibido el Sacramento de la Eucharastia, hicieron un solo escuadron de su infanteria, y la caballeria dividida igualmente en dos tropas a cada lado del escuadron la suya, y otro escuadron dejaron en la retaguarda para socorrer a donde la necesidad le llamase. Caminaron la vuelta del enemigo; al salir del sol se hallaron de la otra parte de la montanuela, de donde descubrieron al enemigo mas poderoso de lo que la espia les dijo, y fue, porque dos horas antes llego la mayor parte de su ejercito que le faltaba. Reconocio el enemigo su venida y como entre infantes y caballos no llegaban a tres mil los nuestros, juzgaron que venia a rendir las armas, y entregarse a la clemencia de Miguel; y esto lo tuvieron por tan cierto que ni querian tomar las armas ni salir de sus cuarteles. Pero Miguel que con tanto dano suyo conocia por experiencia el valor de sus enemigos, saco su gente, y el se armo, y puso a caballo, ordenando los escuadrones en esta forma. La infanteria repartida en cinco escuadrones a cargo de Teodoro tio de Miguel, General de toda la milicia, que habia venido del Oriente en el cuerno siniestro puso las tropas de caballeria de los Alanos y Turcoples a cargo de Basila, en el cuerno derecho se puso la caballeria mas escogida de Thracia y Macedonia, con los Valasco y los aventureros a orden del gran Etriarca; en la retaguarda quedo Miguel con los de su guarda, y parte de la nobleza que asistia a su defensa. Acompanabale el Despota su hermano, y Senacarib Angelo, que este dia no quiso tener gente de guerra a su cargo, por hallarse ocupado en la defensa del Emperador, y tener cuidado de la seguridad de su persona. Reconocio Miguel sus escuadrones, y animados a la batalla, vinieron cerrando. Los nuestros divididos en cuatro escuadrones con gran animo y resolucion los primeros con quien se toparon fueron los Alanos Turcoples, que su caballeria envistio el primer escuadron de Almugavares, que invencible quebranto su furia, tanto, que dice Pachimerio, que luego se retiraron huyendo. Aunque Nicephoro dice, que los Masagetas y Turcoples cuando tocaron las trompetas para envestir, huyeron, porque tenian resuelto de no servir al Emperador, y los Turcoples tenian trato con los Catalanes. De cualquier manera que ello fuese, o despues de haber envestido, o antes, huyeron, y la infanteria descubierta por el siniestro lado de toda la caballeria que le sustentaba, quedo, dice Nicephoro, como la nave sin arbol y sin velas en la mayor furia de la tempestad. Parte de nuestra caballeria, que se habia juntado de Almugavares y marineros, habia desmontado y acometido a pie por aquella parte. La ocasion que tubieron para desmontar estas tropas, fue solo por hallarse inutiles en este genero de servicio, y que si no dejaran los caballos no pudieran pelear. Los demas escuadrones de infanteria, libres de la mayor parte de la caballeria enemiga que les pudiera danar, cerraron por la frente tan vivamente, que degolladas las primeras hileras donde estaban sus mas lucidos y valientes soldados, todo lo demas de la infanteria se puso en huida aunque la caballeria de Thracia y Macedonia, como la mejor y de mayor reputacion de aquellas Provincias, mantuvo por gran rato su puesto peleando con nuestra caballeria, y defendio uno de sus escuadrones que no fuese roto, hasta que los Almugavares le abrieron por el otro costado, y por la frente, y entonces su caballeria con mucha perdida dejo el puesto, huyendo la vuelta de Cipsela. Miguel, como buen Principe y valiente soldado viendo sus escuadrones rotos, y caballeria, parte retirada, y parte deshecha, y en quien tenia puesta la mayor esperanza de vencer, saco su caballo la vuelta del enemigo, y luego repentinamente quedo el caballo sin freno, y se arrojo a vuelta de los enemigos, detenido de los que estaban en su guarda hubo de subir en otro caballo, y sin tener por mal agueero el haber perdido el freno su caballo, se metia por lo mas peligroso, y con gran presteza animaba unos y socorria a otros, cuando con amenazas, cuando con ruegos, llamando a sus Capitanes y Maestres de Campo por sus nombres, que volviesen las caras, que resistiesen, que no perdiesen aquel dia con tanta mengua la reputacion del Imperio Romano. Los soldados y Capitanes, perdido una vez el miedo a su fama, y puesto en ejecucion caso tan feo como desamparar la persona del Principe, tambien la perdieron a sus ruegos y quejas, porque cuanto mayor es la infamia de un hecho, tanto mas dificil es el arrepentimiento. Entonces Miguel quiso con el ejemplo, ya que no pudo con las palabras, obligarles, y juzgando por grande afrenta no aventurar su vida por la de los suyos vuelto a los pocos que les seguian, les dijo: Ya llego tiempo, companeros y amigos, en que la muerte es mejor que la vida, y la vida mas cruel que la misma muerte. Muerase con reputacion, si se ha de vivir con infamia. Y levantando el rostro al cielo, pidiendole su ayuda, se arrojo con su caballo en medio de los nuestros. Siguieronle hasta ciento de los mas fieles, y por un grande espacio puso la victoria en duda; tanto puede en semejantes ocasiones la persona del Principe que se aventura. Hirio a muchos y mato a dos. Un marinero catalan llamado Berenguer, que en la jornada de este dia se hallo sobre un buen caballo, y con lucidas armas despojos de la victoria pasada, anduvo entre los enemigos tan bizarro, que Miguel por entrenabas causas le tuvo por algun senalado Capitan de nuestra nacion, y con deseo de mostrar su esfuerzo, se fue para el, y le dio una cuchillada en el brazo izquierdo. Resolvio sobre Miguel el marinero con tanta presteza, que sin darle tiempo de sacar su caballo, a golpes de maza le hizo saltar el escudo, y le hirio en el rostro, y al mismo tiempo le mataron a Miguel el caballo, y le tuvieron casi rendido, pero algunos de su guarda le socorrieron valientemente, y uno de ellos le dio su caballo con que se salvo. Quedando muerto por librar a su principe, Miguel perdida la mayor parte de su gente, y libre del peligro por su valor y por su dicha, se salio de la batalla, llevado mas por la fuerza de los suyos, que por su voluntad. Intento muchas veces volver a cobrar la reputacion perdida, pero siempre fue detenido, y su coraje rebento en lagrimas. Retirose dentro del Castillo de Apros, con que la victoria se declaro por nosotros. No se siguio el alcance, porque entendieron siempre que a los Griegos les quedaban fuerzas enteras para volver segunda vez a pelear, y temieron alguna emboscada, segun Pachimerio dice, y anade, que fue particular providencia de Dios el miedo que tuvieron los Catalanes de la emboscada, para detenerles que no ejecutasen la victoria, donde perecieran muchos mas; y Miguel llegara a sus manos. Contentaronse con quedar senores del campo, y aguardar la manana que les desenganaria de sus sospechas. Toda aquella noche se estuvo con las armas en la mano. Llego la manana, y reconocieron que su victoria habia sido con entero cumplimiento. Acometieron a Apros el mismo dia, que defendido solo de sus vecinos, facilmente se entro. En este lugar se detuvieron ocho dias, para que los heridos se curasen y los demas descansasen del trabajo y fatiga de la batalla. Supose luego como la gente que Miguel aguardaba, y segun los espias refirieron ya se le habia juntado antes de la batalla, y que todo estaba vencido. Perecieron, segun Montaner del enemigo diez mil caballos, y quince mil infantes; de los nuestros veinte y siete y nueve caballos. Retirado Miguel dentro de Apros, no se tuvo por seguro, y aquella misma noche se salio, y se fue a Pambhilo y de alli a Didimoto donde estaba su padre, de quien, cuenta Nicephoro que fue reprehendido gravemente, porque puso su persona tan atrevidamente en tanto riesgo, que lo que en un soldado, o Capitan se debia de alabar, en un Emperador era digno de reprehension; palabras nacidas de la aficion de un padre, mas que de lo que debiera aconsejar si no lo fuera, porque no se yo que tenga el Principe mayor obligacion de aventurarse, que la que Miguel se aventuro, cuando ve sus escuadrones deshechos, su reputacion en peligro, su gente muerta y sus estados perdidos. ?Que Principe de los celebrados en la memoria de las gentes dejo de poner su vida al mayor riesgo, cuando la importancia y la grandeza del caso es de tal calidad?. Con esta victoria, la mayor parte de la Provincia de Thracia quedo por despojos de los nuestros. Las Ciudades populosas y fuertes no padecieron en esta comun tempestad, porque siendo los Catalanes tan pocos, no se querian ocupar en asaltar murallas, donde forzosamente habian de perder gente, y si algunas tomaron, fue porque el descuido del enemigo les convido para que lo pudiesen hacer, sin aventurarse mucho. Los moradores de las aldeas y poblaciones de Griegos de toda la Provincia, sabida la perdida de su ejercito, dejaron sus casas, y sus haciendas, y el trigo que estaba ya para recoger, y peregrinando por reinos vecinos, acrecentaron el temor de nuestra venganza; y dice Pachimerio que entraba de todas parte infinita gente huyendo, y que parecia Constantinopla la espera de Empedocles. Fue ocasion esta victoria de que sucediese en Andrinopolis un caso lastimoso a los Catalanes que estaban presos desde la muerte de Roger, que llegaban al numero de sesenta. Tuvieron aviso de la victoria de Apros, animaronse a intentar su libertad. Estaban en una carcel fuerte de una torre, rompieron los grillos, y acometieron una puerta no la pudieron abrir, subieron a lo alto de la torre para reconocer algun camino de su libertad, no fue posible hallarle, y como desesperados de hallara piedad en los Griegos, desde arriba, con las armas que pudieron alcanzar, pelearon valientemente con los ciudadanos de Andrinopoli que sitiaron la torre, y la procuraron ganar a fuerza de armas, pero fue tanto el valor de los que la defendian, que no fue posible hacerles dano. Finalmente despues de heridos, los ciudadanos desesperados de poderles rendir, se resolvieron de quemar todo el edificio y torre. Dieronle fuego por todas partes, y en poco rato se encendio con gran ruina del edificio. Por entre las llamas y el fuego arrojaban piedras y dardos, y medio abrasados peleaban. Despidieronse, y abrazados unos con otros, hecha la senal de la Cruz, asi lo dice Pachimerio, se arrojaron en el fuego todos, y entre ellos dos hermanos de linage ilustre, y de animo valeroso, abrazandose con gran lastima de los circunstantes se arrojaron de la torre, y escaparon del fuego, que con mas piedad les perdono que el hierro de los perfidos Griegos, de quien fueron despedazados. Entre estos sesenta solo hubo uno que diese muestras de rendirse, a quien los otros arrojaron de la torre. Despues de haber destruido y talada la mayor parte de la Provincia, volvieron a Galipoli, acrecentados de reputacion, de hacienda, y de gente, que se les juntaba de Italianos, Franceses y Espanoles, que pudieron escapar de la crueldad y furia de los Griegos. CAPITULO XXXVII. Estado de las cosas de Andronico, y de los Griegos. En todos tiempos y edades se ha mostrado la igualdad de la justicia divina, pero en unos se ha senalado mas que en otros con el azote de alguna pestilencia, hambre, o guerra. Esta ultima se tomo para castigo de Andronico, y de los Griegos que apartados de la obediencia de la Romana Iglesia, madre universal de los que militan en la tierra, cayeron en mil errores y por ellos, y por los demas pecados que antes se siguieron, permitio Dios que los Catalanes fuesen los ministros de su ejecucion. Anadiose a los danos de la guerra, males y divisiones caseras, que entre los Principes suele ser el ultimo y mayor de los trabajos, porque con el se confunden los consejos, y se enflaquecen las fuerzas, y es un breve atajo para su ruina. Irene mujer del Emperador Andronico juzgaba por cosa indigna de su grandeza y sangre, que sus tres hijos Juan, Teodoro, y Demetrio no tuviesen parte en el Imperio de su padre por tener hijos de otra madre llamados primero a la sucesion. Miguel ya nombrado por Emperador, y Constantino Despota. Procuro por todos los medios posibles, que su marido Andronico dividiese entre sus hijos algunas Provincias de su imperio. No le fue concedida esta demanda. Volvio segunda vez a tantear otro medio mas perjudicial y danoso para el Imperio que el primero, y fue pedir que les declarase sucesores y companeros de Miguel su hermano. Negosele tambien con, que Irene mujer ambiciosa conociendo el amor grande de su marido, y que apartandose de el doblara a su constancia, y que el deseo de volverla a ver fuera mas poderoso que lo habian sido sus ruegos, fuese a Thesafonica con gran contradicion de su marido, aunque por no publicar males tan intimos y secretos, mostro en lo exterior que no le desplacia. Nunca ausencia se tomo por medio para acrecentar una aficion, antes suele ser con que la mayor se desvanece, como siempre suele esperimentarse: El amor y aficion de Andronico se fue perdiendo, y la mujer al mismo paso desesperando y cerrando la puerta a su pretension, troco los ruegos en amenazas. Admitio platicas y tratos de Principes extranjeros enemigos de Andronico. Envio a llamar a su hierno Crales Principe de los Tribalos y de Servia, casado con su hija Simonide, y le dio todas las joyas, y tanto dinero, que Nicephoro quiere, que con el se pudiera fundar renta para sustentar cien galeras, en defensa de los mares y costas del Imperio. ?Con esta division, que poder no se deshiciera? ?que Reino no se acabara? Y mas sobreviniendo un ejercito de gente enemiga, a quien el deseo de su venganza puso en la necesidad de morir, o vencer. CAPITULO XXXVIII. Los nuestros hacen algunas correrias, y toman a las ciudades de Rodesto, y Pacia. Retirados a Galipoli despues de la victoria, quedaron duenos absolutos de la campana, y Andronico sin atreverse a salir de Constantinopla, ni Miguel de Andrinopoli, tan apretados les tuvieron nuestras armas. Andronico a las quejas de tantos danos como hacian los Catalanes en sus Provincias, encogio los hombros, atribuyendo a sus pecados el castigo que Dios le enviaba y confesaba que no era poderoso para resistirles. Hasta Moaronea, Radope, y Bizia, ciento y setenta millas de Galipoli, entraban haciendo correrias, con universal temor y asombro de todas las Provincias; porque no habia lugar que estuviese libre de su furia por remoto y apartado que fuese. Las Ciudades que por su fortaleza de muros no podian ser acometidas, sentian estos males en sus vegas, y en sus jardines, quemando y talando lo mas estimado, y haciendo prisioneros a muchos de quien sacaban grandes y continuos rescates, y no solo companias enteras, pero cuatro, o seis soldados hacian estos lances. Pedro de Maclara Almugavar, que servia en la caballeria, hallandose una noche entre sus camaradas desesperado de haber perdido lo que tenia al juego, resolvio de rehacer lo perdido, y desquitarse con algun dano de sus enemigos, de que le resultase provecho. Subio a caballo, y con dos hijos que tenia, caminando siempre entre enemigos, llego a los jardines que estan pegados a Constantinopla, donde luego la suerte le puso entre manos un padre y un hijo mercaderes Genoveses. Hizolos prisioneros, y dio con ellos en Galipoli sin que persona alguna se lo estorbase, con haber veinte y cinco leguas de retirada. Hubo por su rescate mil y quinientos escudos, con que el Almugavar recompenso lo perdido, y gano reputacion de valiente y platico soldado. Estas y muchas otras correrias, refiere Montaner, que se hacian con igual felicidad y admiracion. A tanto llego el atrevimiento de los Catalanes. Viose Roma cabeza del mundo, conocida entonces en tanta grandeza y gloria, que desvanecida con sus victorias y triunfos, se atribuyo el renombre de eterna; pero las armas de los Godos y Vandalos mostraron cuan breves fueron sus glorias, y cuan falso su atributo. Lo mismo sucedio a Constantinopla cabeza del Imperio Oriental; en quien juntamente se levantaron y merecieron el poder y la piedad por el grande Constantino; en cuyos sucesores se conservo, hasta la ira de Dios se ejecuto su castigo, entregandola por despojos a naciones extranas, y en este tiempo casi forzada de pocos Catalanes y Aragoneses, a recibir leyes la que las daba a tantos Reinos y gentes. Ardia en los corazones de los Catalanes el deseo De vengar la muerte afrentosa de sus Embajadores, en los naturales y vecinos de Rodesto, donde tan inhumanamente fueron despedazados y muertos. Salieron a esta jornada hasta los ninos, en quien fue mas poderosa la pasion de su venganza, que la flaqueza de su edad. Estaba esta Ciudad ribera del mar, sesenta millas de camino por tierra de Galipoli. Para llegar a ella forzosamente se habian de dejar los nuestros pueblos enemigos a las espaldas, y esta seguridad causo descuido en los vecinos de Rodesto, porque nunca creyeron que los Catalanes se aventurarian sin tener la retirada llana y sin peligro, pero estas dificultades fueran bastantes, si el agravio no las atropellara. Al amanecer escalaron las murallas, y la entraron sin hallar Resistencia ejecutando muertes con tanta crueldad, que por este hecho primeramente, y por los demas que fueron sucediendo, quedo entre los Griegos hasta nuestros dias por refran: la venganza de los Catalanes te alcance. Esta es la mayor Maldicion que entre ellos tienen ahora la ira y el aborrecimiento: tan viva se les representa siempre la memoria de aquel estrago. Dice Montaner encareciendo el desorden que hubo por nuestra parte, que los Capitanes y Caballeros no pudieron detener ni impedir las crueldades que los vencedores ejecutaron en los vencidos, porque perdido el temor de Dios y el respeto debido a sus Capitanes, y el de su misma naturalezas, despedazaban cuerpos inocentes, por la edad incapaces de culpa; hasta los animales quisieron entregar a la muerte, porque en el lugar no quedase cosa viva. De alli pasaron a Pacia ciudad vecina, y la ganaron con la misma facilidad, y trataron con el mismo rigor. Parecioles a nuestros Capitanes ocupar estos puestos, por que la gente iba creciendo, y era ya bastante para dividirse y acercarse a Constantinopla, cuya perdicion y ruina era el ultimo fin de sus peligros y fatigas. A montaner dejaron en Galipoli solo con algunos marineros, con Almugavares, y treinta caballos. CAPITULO XXXIX. Fernan Jimenez de Arenos llega a Galipoli, entra a correr la tierra, y al retirarse derrota dos mil infantes, y ochocientos caballos del enemigo. Fernan Jimenez de Arenos, uno de los mas principales Capitanes Aragoneses que vinieron con Roger en Grecia, por algunos disgustos, como dijimos arriba, se aparto de nuestra compania. Con los pocos que le siguieron se fue al Duque de Athenas, donde se detuvo algun tiempo sirviendo en las guerras que el Duque tuvo con sus vecinos; que fueron muchas y varias; accidentes forzosos que padecen los estados pequenos que tienen por vecinos Principes poderosos. En todas ellas Fernan Jimenez gano reputacion y ocupo lugar honroso, pero el peligro de sus amigos en su animo pudo tanto, que dejo sus acrecentamientos seguros y ciertos, por socorrerles con su persona. Habida licencia del Duque, con una galera, y en ella ochenta soldados viejos, llego a Galipoli. Fue de todos recibido con notables muestras de agradecimiento. Dieronle muchos caballos y armas para poner su gente en orden, y con algunos amigos que le quisieron seguir junto trescientos infantes, y sesenta caballos, y con ellos entro la tierra adentro. Despues de haberse visto con los Capitanes que estaban en Rodesto, y Pacia, y comunicado con ellos su resolucion, camino con su gente la vuelta de Constantinopla y pasado el rio, que los antiguos llamaron Batinia, saqueo y quemo muchos pueblos a vista de la Ciudad. Andronico de los muros miraba como se ardian las casas, y creyendo que todo nuestro campo era el que tenia delante, no quiso que saliese gente, antes la puso en guarda y seguridad de Constantinopla, repartida por sus muros esperando que nuestras espadas se habian de emplear aquel dia en su ultima ruina: recelos fueron estos de Andronico bien fundados y advertidos; porque el pueblo lleno de pavor, acostumbrado al ocio, no trataba de tomar las armas para su propia defensa. La gente de guerra mercenaria de Turcoples, y Alanos, ni por naturaleza ni por beneficio obligada al servicio de su Principe, rehusaba y temia los peligros, a mas de las sospechas del trato que tenian con nuestros Capitanes. Entre estos temores y desconfianzas andaba metido Andronico, cuando supo que Fernan Jimenez de Arenos con solos trescientos era el autor de tantos danos, y que Rocafort con el grueso del ejercito andaba junto a Rodope. Entresaco Andronico de su caballeria ochocientos, y con dos mil infantes, les mando salir o cargar a Fernan Jimenez que se retiraba con riquisima presa. Salieron con buen animo y resolucion, y pasando aquella noche el rio, ocupando un puesto aventajado, paso forzoso para los nuestros, se pusieron en emboscada. Descubrieronla luego los corredores de Fernan Jimenez, y como la retirada no podia ser por otra parte, hecho alto, dijo a los suyos: Ya veis amigos que el enemigo nos tiene cerrado el paso, y que solo puede allanarle nuestro valor. Lo que en esto se interesa, no es menos que la vida nuestra en el ultimo peligro. Los contrarios que tenemos delante, son los mismos que habeis vencido tantas veces con mayor desigualdad. Su multitud solo ha servido siempre de aumentar nuestras victorias, tan segura la tenemos en esta como en las demas ocasiones pues se resuelven, segun vemos, de aguardarnos y pelear. El puesto aventajado les da confianza, olvidados de que nuestras espadas penetran defensas y reparos inexpugnables. Conozco esta gente vil que donde quiera les ha de alcanzar el rigor de nuestra justa venganza. Dicho esto hizo cerrar su infanteria de almugavares, y el con sus pocos caballos envistio las tropas de la caballeria enemiga. Peleose valientemente, pero los dos mil infantes Griegos, acometidos de los trescientos Almugavares, fueron casi todos degollados con tanta presteza, que tuvieron lugar de socorrer a Fernan que andava peleando con la caballeria, y fue tan importante su ayuda, que luego dejaron los enemigos el paso libre con perdida de 690 caballos entre muertos y presos. Victoriosos y llenos de despojos pasaron adelante y llegaron a Pacia, donde Rocafort poco antes habia llegado de correr de Rodope. CAPITULO XL. Fernan Jimenez gana el Castillo y lugar de Modico. Pareciale a Fernan Jimenez que para asegurar sus cosas, importaba tomar alguna plaza donde pudiese tener cuartel a parte del que tenia Rocafort, porque su condicion no daba lugar a que pudiesen vivir juntos. La nobleza de sangre de Fernan y su trato llevaban tras si a muchos de los que seguian a Rocafort, pero temiendo su ira como del mas poderoso, no osaban descubiertamente dejarle sin tener la seguridad de alguna plaza. Modico lugar del enemigo mas vecino, puesto a la parte del estrecho, al medio dia de Galipoli, fue lo que parecio intentar de ganarla por sorpresa; y como no les sucedio bien, pegados casi al lugar se fortificaron, y abrieron sus trincheras. Condenaban la resolucion de Fernan los bien entendidos del arte militar, porque con 200 infantes, y ochenta caballos que solos tenia, no se podria emprender cosa tan dificil como lo era ganar un pueblo, habiendo dentro setecientos hombres para tomar armas, pero la vileza de sus animos, y la constancia de los nuestros, hizo facil lo imposible. Cuando a una nacion le falta la industria y el valor, forzosamente ha de dar buenos sucesos al enemigo que la quisiere sujetar, porque ni el numero de la gente, ni la defensa de las murallas, le sirve de reparo. Los miserables Griegos de este pueblo con ser 700, y los nuestros apenas trescientos, se encerraron dentro de sus murallas como si todo el campo de los Catalanes les sitiara, sin salir a pelear ni a deshacer lo que su enemigo trabajaba para su ruina. Fernan Jimenez levanto un trabuco, y con el batio algunos dias lo que parecia mas flaco, pero tiraba piedras de tan poco peso, que no hacia dano en sus murallas fuertes, y muy levantadas. Arrimabanse escalas algunas veces, y todo fue sin fruto. Montaner de Galipoli socorria con bastimentos y vituallas; solo los nuestros cuidaban de asegurarse dentro de sus fortificaciones, dando cuidado al enemigo, y rendirle a vivir mas descuidado. Con su asistencia y pertinacia alcanzaron al fin lo que pretendian, porque los Griegos despues de largos siete meses de sitio, crecio en ellos el desprecio de sus enemigos, y al mismo paso el descuido de guardarse. Las centinelas eran pocas, y esta no muy ordinarias. El primero de Julio celebraron los Griegos dentro de su pueblo con gran solemnidad una de sus fiestas, y como el mayor de sus deleites es el de el vino, vicio que en todas las edades infamo mucho esta nacion, bebiendo de manera, olvidados de que el enemigo estaba sobre sus murallas, y atento a las ocasiones de su dano, que unos bailando, otros a la sombra durmiendo, dejaron de guarnecer las murallas como solian. Fernan Jimenez desesperado ya de que Modico se le rindiese, y de tomarle, estaba dentro de su tienda dudoso de lo que habia de hacer, cuando las voces y algazara de los que bailaban le saco de su tienda. Poco a poco se arrimo a las murallas, reconociendolas sin gente, mando que ciento de los suyos diesen una escalada, y el con lo restante acometeria la puerta. Pusose con diligencia increible esta ejecucion en efecto. Los ciento arrimaron las escalas, y subieron hasta setenta de ellos sin ser sentidos, y ocuparon tres torreones. Los Griegos despertando de su sueno tan dan danoso, tomaron las armas, incitados mas por la fuerza del vino que por su valor, y procuraron hechar de los torreones a los nuestros. En este combate ocupados todos, no acudieron a la puerta que Fernan habia acometido, y asi sin tener quien la defendiese, la puso por el suelo, y entro a pie llano por el lugar, dando por las espaldas a los que combatian los torreones. Fueronse retirando y defendiendo en las torres estrechas de las calles, y ultimamente pusieron sus seguridad en la huida, y con ella dejaron libre el lugar y el castillo a Fernan, con la mayor parte de sus haciendas. Este fin tuvo el sitio de Modico, y la dichosa pertinacia de un Aragones, en los ocho meses que duro este sitio. No hallo cosa notable de escribir de los nuestros que estaban en los demas presidios, solo ordinarias correrias la tierra a dentro para buscar el sustento forzoso. CAPITULO XLI. Dividense los nuestros en cuatro partes, Montaner rompe a George de Cristopol. Ganado el lugar, y castillo de Modico, Fernan Jimenez de Arenos le tomo por presidio y plaza suyas. Rocafort dividio su gente en Rodesto y Pacia, Montaner, escribano de racion, quedo gobernando en Galipoli, donde los bastimentos y armas de todo el campo se juntaban y prevenian. Si a los soldados de los demas presidios le faltaban armas, caballos y vestidos, acudian a Galipoli. Alli residian los mercaderes de todas naciones, los heridos, viejos, y otra gente inutil, que como lugar mas apartado del enemigo, se tenia por mas seguro. Con este modo de govierno se sustentaron los nuestros cinco anos, sin que en todas aquellas comarcas se labrase campos ni vinas, cogiendo solamente lo que la tierra naturalmente producia. Esta manera de hacer la guerra los tiempos la han mudado y mejorado, porque el principal intento no es desolar y trocar en desiertos las campanas, sino conservarlas para el uso propio; porque ganarse una Provincia para destruirla, y totalmente impedir la cultivacion de sus campos, es lo mismo que no ganarla, y mas cuando de sus frutos necesariamente se han de valer si quisieren sustentarse en ella. Por no advertir estos inconvenientes los nuestros, y no moderarse en sus crueldades, que eran las que derrotaban de los pueblos los labradores, se vieron en tanta necesidad, que con estar llenos de victorias, la falta de los viveres les saco de Thracia con mucho peligro y dano. Jorge de Cristopol, caballero rico y principal de Macedonia, venia de Salonique a Constantinopla a verse con el Emperador Andronico, con ochenta caballos. Tuvo noticia que Galipoli estaba con poca gente, y pareciendole que podria hacer algun buen lance, dejo su camino, y con buenas espias llego cerca de Galipoli sin ser sentido, y encontrose luego con algunos carros y acemilas, habian salido a hacer lena. El que los llevaba a su cargo era Marco, soldado viejo en la cavalleria. Viendose acometido tan improbisamente dijo a la gente de a pie, que se retirasen entre las paredes de un molino, y el tomo la vuelta de Galipoli. La gente de Jorge sin detenerse en ganar el molino, fueron siguiendo al soldado, para que el aviso y ellos llegasen a un tiempo, pero como mas platico Marco en la tierra, dio el aviso primero a Montaner Capitan de Galipoli, con que todos tomaron las armas y se pusieron a la defensa de sus murallas, y con catorce cavallos, y algunos Almugavares Montaner salio a reconocer el enemigo, y entretenerle mientras la gente esparcida fuera del lugar tuviese tiempo de retirarse. Toparonse luego, y Montaner hecha una pequena tropa de sus catorce cavallos, cerro con los ochenta, y peleo tan valientemente, que Jorge se retiro con perdida de treinta y seis de los suyos muertos, o presos. Fuele Montaner siempre cargando, hasta que llego al molino. Cobro las acemilas, y salvo la gente. Vuelto a Galipoli se pusieron en libertad los prisioneros, y repartieron la ganancia, a los hombres de armas veinte y ocho perbres de oro, catorce a los cavallos ligeros, y siete a los infantes. CAPITULO XLII. Rocafort y Fernan Jimenez de Arenos toman al Estanara y cobran sus cuatro galeras. Al mismo tiempo que Montaner hizo tan buena suerte contra Jorge, Rocafort, y Fernan Jimenez de Arenos juntaron la gente que estaba dividida en Pacia, Rodesto y Modico, y entraron por Thracia hacia el mar mayor, haciendo lo que siempre, pegando fuego a los lugares despues de saqueados y de talar y abrasar los frutos de las campanas, cautivar, matar y jamas aflojando en su venganza. Parecioles intentar de tomar Estanara pueblo de mucho trato, a la ribera del mar de Ponto, donde se fabricaban la mayor parte de los navios de Thracia. Atravesaron largas cuarenta leguas, entraron el lugar sin hallar resistencia; porque nunca temieron a los Catalanes estando tan apartados de sus presidios para vivir con cuidado. Ganado el lugar, acometieron los navios y galeras del puerto, que afirma Montaner que fueron cientocincuenta vajeles, y todo se les hizo llano en el mar como en la tierra. Recogieron riquisima presa, cobraron sus cuatro galeras que los Griegos tomaron en Constantinopla, cuando mataron a Fernando Aones su Almirante. Fue notable el espectaculo de aquel dia, porque turbado el orden de la misma naturaleza anegaron la tierra, rompiendo algunos diques que detenian el agua de las acequias, y en el mar pegaron fuego a los navios, sirviendo los elementos de ministros de su venganza, y saliendo de sus limites y jurisdicion para ruina de sus contrarios, parecia que volvian a su primer confusion segun andaba todo trocado. Murieron muchos quemados en el agua, otros ahogados en la tierra, solo reservaron del incendio sus cuatro galeras, que estando cargadas de despojos, y reforzadas de gente, se enviaron a Galipoli. Pasaron por el canal de Constantinopla con mayor espanto de los enemigos que peligro suyo, porque no hubo quien se les opusiese. Rocafort, y Fernan tomaron el camino de sus presidios muy poco a poco, corriendo por entrambos lados la tierra para buscar el sustento forzoso, y quitarsele a su enemigo, que desamparados los lugares se retiraba a lo mas aspero de sus montanas. Andronico sabida la perdida, no le parecieron bastantes sus fuerzas para poderla restaurar, saliendo a cortarles el camino, antes desesperado entrego sus provincias, al rigor de las armas enemigas, desconfiando, no tanto del valor como de la fe de los suyos; dano que padecen todos los Principes que por su crueldad y tirania hacen a los mas fieles desleales. En el imperio Griego se introdujeron los Principes mas por aclamacion del ejercito, que por derecho de sucesion, y como temian perder el lugar por las mismas artes que le ocuparon, andaban con perpetuos recelos y temores, asi de los subditos que se aventajaban a los demas en valor y consejo, de los ricos, de los honrados, de los bien quistos, como de los atrevidos y sediciosos; igualmente afligidos de las virtudes de los unos, y de los vicios de los otros. De esto nacieron las crueldades entre los de esta nacion, de quitar la vista, las orejas, y las narices, proscripciones, destierros, muertes por vanas sospechas imaginadas, o fingidas, para quitarse el miedo de la emulacion, y las mas veces fueron oprimidos de lo que nunca temieron. Andronico tenido por Principe de singular prudencia, a lo ultimo de sus anos, su nieto Andronico le quito el Imperio, prevenidos sus consejos por el atrevimiento de un mozo; este fin tienen siempre los reinados e imperios, que con razones politicas solamente se quieren conservar y emprender. CAPITULO XLIII. Los Catalanes y Aragoneses, por dar cumplimiento a su venganza, a las faldas del monte Hemo vencen a los Masagetas. No estaban los Catalanes y Aragoneses a su parecer enteramente satisfechos, si los Masagetas, con su General Gregorio, principal ministro de la muerte del Cesar Roger, y de los que con el iban, se retiraban a su patria, sin llevar justa recompensa del agravio que de ellos recibieron. Y como por los avisos que tubieron se supo, que los Masagetas con licencia de Andronico se volvian a su patria, cansados de los trabajos y fatigas de la guerra, prefiriendo la servidumbre y sujecion de los Scitas sus antiguos senores, a la libertad, que gozaban entre los Griegos; tanto puede el amor de la patria, que hace parecer dulce la sujecion, y libertad fuera de ella insufrible. Pareciales a los nuestros lance forzoso, puesto que le habian de buscar, salir luego en su alcance, antes que pasasen el monte Hemo, que divide el imperio de los Griegos del Reino de Bulgaria; porque fuera mal advertida resolucion, si dentro de Bulgaria les siguieran, asi por ser la retirada dificil, por la angostura de los pasos, entradas y salidas del monte, como por ser la gente de Bulgaria belicosa, y entonces amiga de Andronico. Juntos los Capitanes en Pacia, resolvieron que para esta faccion se debia hacer el mayor esfuerzo, y asi para poder sacar mas gente, desampararon a Pacia, Modico, y Rodesto; solo quedo Galipoli donde se retiraron todas la mujeres, debajo del gobierno de Ramon Montaner, con doscientos infantes, y veinte caballos. Replico Montaner diciendo, que no le estaba bien a su reputacion faltar en la jornada que todos se aventuraban, pero los ruegos del ejercito le obligaron a quedarse, y la confianza que de su persona hicieron, encargandole la defensa de sus mujeres, hijos y haciendas. Ofrecieronle del quinto de la presa un tercio, y otro para sus soldados; y con ser la ganancia cierta, y sin peligro, muchos de los soldados, la estimaron en poco, y quisieron mas seguir el ejercito, saliendo de noche a juntarse con Rocafort: a otros Ramon Montaner dio licencia, viendoles resueltos de partirse sin ella, y movido de algun interes, porque le ofrecieron partir con el la parte de la presa que les cupiese. Con esto los doscientos infantes quedaron en ciento treinta y cuatro, y los veinte caballos en siete. Las mujeres eran mas de dos mil, y asi dice el mismo Montaner: Romangui mal acompayat de homes, ben acompayat de fembres. Enviaronse con buenas escoltas a Galipoli todas las que estaban en los presidios, y luego nuestros Capitanes partieron de Pacia a grandes jornadas la vuelta de los Masagetas, a que avisados del intento de los Catalanes, apresuraron su partida pero su diligencia no pudo ser mayor que su desdicha, porque sus enemigos despues de doce dias de camino les alcanzaron antes de pasar el Hemo. Los reconocedores del campo de los Catalanes una tarde descubrieron el de los Masagetas, y por los de la tierra se supo, que eran tres mil caballos, y seis mil infantes y el bagaje infinito por llevar sus familias y haciendas. Rocafort y Fernan Jimenez fueronse mejorando con su gente, por asegurarse de que los Masagetas no se les fuesen por pies, y descansaron el dia siguiente dentro de sus alojamientos. Al amanecer del otro, alentada su gente con el reposo, presentaron la batalla al enemigo. Los Masagetas, gente la mas valiente de todas las naciones del Levante, admirados mas que atemorizados del caso tomaron las armas, y salieron a recibir sus enemigos, en la dedefensa de sus hijos y mujeres. Gregorio General, principal ministro de la muerte del Cesar Roger con mil caballos, dio principio al terrible y espantoso combate, oponiendose a nuestra caballeria, que iba a meterse entre los reparos que tenian hechos con los carros. Travose sangrienta batalla, porque fueron las demas tropas de una y otra parte cerrando con la infanteria. Vieronse notables hechos en armas porque iguales en valor aunque desiguales en numero, combatian. El teatro de esta tragedia era un llano, que por espacio de dos leguas se estendia a las faldas del Hemo. La caballeria, destrozadas las armas, muertos los caballos, las espadas y mazas rotas, con las manos, con los cuerpos, se sustentaban en la pelea. A unos daba animo el deseo de venganza insaciable a otros la necesidad ultima de su propia defensa, y en todos gobernaba el caso porque los Masagetas estaban ya todos fuera de sus reparos, peleando trabados y confusos con los nuestros. Hasta mediodia anduvo la victoria dudosa, y varia pero muerto Gregorio cabe sus banderas con los mas valientes Capitanes, se inclino a nuestra parte. Quisieron los vencidos rehacerse dentro de los reparos, pero no fue posible, porque los vencedores entraron juntamente con ellos, dandoles la muerte entre los brazos de sus mujeres, a quien muchas veces alcanzaba la espada, porque sin excepcion de sexo ni edad salian a la defensa de sus hijos, y maridos ofreciendo sus cuerpos al rigor de la muerte. Acrecento la victoria el detenerse los Masagetas en poner en los caballos a sus mujeres, e hijos para huir, porque si de solo sus personas cuidaran, pocos se dejaran de librar huyendo; pero el amor natural poderoso aun entre los barbaros a despreciar la muerte, les detuvo para mayor dano suyo. Esparcidos por la llanura, caminaban, al guarecerse de la montana, los caballos cansados, poco ayudados de las mujeres mas llenos de temor, y impedidos de los ninos, que en los pechos y en los brazos los sustentaban, no pudieron salvarse. En este alcance perecieron casi todos porque desesperados revolvian sobre los nuestros, a cuyas manos hechos pedazos rendian la vida, por dar lugar a que sus mujeres se alargasen. No escaparon de nueve mil hombres que tomaban armas 300 vivos, y en esto concuerdan Nicephoro, y Montaner. Sucedio en este alcance un caso tan estrano como lastimoso. Viendo la batalla perdida, y que las armas Catalanas lo ocupaban todo; un Masageta mozo valiente y bravo, quiso acudir al remedio de la huida, mas por librar a su mujer hermosa y de pocos anos, que por temor de perder la vida, con la priesa que el peligro pedia, saco su mujer de los reparos y tiendas, donde todo andaba ya revuelto con la sangre y con la muerte y puesta sobre un caballo, el primero que el caso le ofrecio, y el en otro; tomaron el camino del monte. Tres soldados nuestros movidos de su codicia, o quiza de la hermosura y bizarria de la mujer, la fueron siguiendo. Reconocio el marido sus enemigos y el cuidado con que le venian siguiendo. Hecho el caballo de su mujer delante, y con el alfanje le iba dando, y animaba con voces, pero el caballo se rindio al calor y cansancio. Con esto el Masageta tuvo por menor mal dejar la mujer, que morir el, y dando riendas y espuelas a su caballo, paso adelante; pero las lagrimas y quejas tan justamente vertidas de su mujer le detuvieron. Revolvio su caballo, y emparejando con ella, le hecho los brazos, y con besos y lagrimas se despidio y aparto enternecido, y levantando luego el alfanje le corto de una cuchillada la cabeza. Barbara y fiera crueldad, y estrana confusion de accidentes, que puedan en un mismo tiempo andar juntos los brazos con el cuchillo, y los besos con la muerte, efectos todos de la pasion de un amante. Amor tierno dio los brazos y besos, celos insufribles el cuchillo y la muerte, porque sus enemigos no gozasen lo que el perdia, y vencieron los celos; dos efectos igualmente poderosos en el animo del hombre, amor, y deseo de vivir. Al mismo tiempo que cayo la mujer muerta del caballo, le cogio por la rienda Guillen Bellver, uno de los tres que la seguian, pero el Masageta banado de sangre propia vertida por sus manos, con increible furia braveza de una cuchillada quito el brazo y la vida a Guillen, y revolviendo sobre Arnau Miro, Berenguer Ventallola dando y recibiendo heridas cabe el cuerpo difunto de la mujer, cayo muerto; y no parece que cumpliera con las leyes de amante, si como sacrifico la vida de su mujer a sus celos, no sacrificara la suya a su amor. De cualquier manera fue el caso indigno de hombre racional, cuando no christiano. De Radamisto hijo de Tarasmanes rey de Iberia nos cuenta Tacito un suceso semejante, cuando huyendo con su mujer Cenobia en sendos caballos junto al rio Arajes, viendola rendida por estar prenada, y temiendo que no llegase a manos de su enemigo ofendido, prenda en quien pudiese con grande mengua y afrenta suya vengarse, le dio cinco heridas, y la echo en el rio: pero Cenobia tuvo diferente fin que la mujer del Masageta, porque unos villanos la sacaron del rio, la curaron, y entregaron al rey Tiridates enemigo de Radamisto. Los nuestros despues de la victoria, recogieron la presa y los cautivos, y dieron la vuelta a sus presidios con gran alegria y regocijo de haber dado fin a su venganza con tanto cumplimiento. El camino que llevaron fue con fatiga y peligro por ser largo y la tierra enemiga, puesta en armas, retirados en lugares fuertes, los frutos recien cogidos de las campanas; con que la comida las mas veces se compraba con sangre y vidas. Hay entre Nicephoro, y Montaner alguna diversidad en la relacion de esta jornada. Nicephoro dice, que los Catalanes la emprendieron a persuasion de los Turcoples, porque en el tiempo que juntos militaban debajo de las banderas del Imperio, los Masagetas como mas poderosos en la reputacion, de las presas siempre les trataron con desigualdad, y les hicieron agravio, de que quisieron los Turcoples por este camino tomar satisfaccion y Montaner solo dice que fue pensamiento de los Catalanes, y dejase bien creer, porque en materia de venganza no habia para que solicitarles. Lo que yo tengo por cierto es, que los Turcoples fueron los que les avisaron de la partida de los Masagetas, y que algunos siguieron a los Catalanes, pero no toda la nacion junta, ni Meleco su Capitan, porque despues de esta victoria dejaron al Emperador Andronico, y vinieron a servir a los Catalanes, como en su lugar se dira. CAPITULO XLIV. Acometen los Genoveses a Galipoli, y retiranse con perdida de su General. Por el mismo tiempo que Rocafort, y Fernan Jimenez alcanzaron victoria de los Masagetas, Ramon Montaner capitan de Galipoli la alcanzo de Genoveses. Fue el suceso notable, y en que claramente se muestran, cuan varios son los accidentes de una guerra, pues algunas veces las victorias y perdidas nacen de causas ni previstas, ni esperadas. Antonio Spinola con diez y ocho galeras Genovesas llego a Constantinopla para traer al Marquesado de Monferrato a Demetrio, tercer hijo de Andronico, y de la Emperatriz Irene, y platicando con el Emperador del estado de las cosas de los Catalanes, el Spinola con mas temeridad que cordura ofrecio de tomar a Galipoli, y hechar los Catalanes de Thracia, si le daba palabra de casar a Demetrio su hijo tercero con la hija de Apicin Spinola premio debido a tan senalado servicio. Andronico acepto el partido, y empeno su palabra que casaria su hijo. Con esto el Genoves arrogante con dos galeras llego a Galipoli debajo de seguro. Pregunto por el capitan, y llevado a donde estaba con semblante soberbio y descortes le dijo: Yo soy Antonio Spinola general de mi republica, vengo a ordenaros, que sin replica y dilacion degeis libres estas provincias, y os retireis a vuestra patria, porque de otra manera os hecharemos con las armas, y estareis sujetos a su rigor. Ramon Montaner reconociendose sin fuerzas, como cuerdo y buen soldado respondio con mucha blandura y cortesia: Que el salirse de Galipoli, y de Thracia no era cosa que tan arrebatadamente se podia hacer, como el queria, y que amenazarles con sus armas era cosa muy fuera de toda razon, y de las paces que tenian sus Reyes y su Republica, que el estaba puesto en guardarla mientras ellos la guardasen. Replico Antonio, y segunda, y tercera vez desafio a todos los Catalanes con palabras llenas de mil ultrages, y quiso que constase su desafio por fe publica de escribano. Montaner irritado de tanta insolencia, perdio el sufrimiento, y respondio con valor: Que la guerra que les denunciaba de parte de su republica era injusta, y que asi protestaba delante de Dios, y por la fe comun que procesaban, que todos los danos, derramamiento de sangre, robos, incendios, y muertes serian por su causa, porque ellos forzosamente se habian de oponer a tan injusta ofensa. Que la republica de Genova no tenia jurisdicion para requerirle saliesen de Thracia, no siendo aquella tierra sujeta a su senorio, que si su derecho solo se fundaba en su poder, viniesen a hecharles; que el suceso mostraria la diferencia que hay del decir al hacer. Que Andronico era cismatico, fementido, y que sus armas se habian de emplear en su ruina a pesar de los Genoveses. Luego con esta respuesta Antonio volvio a sus galeras, y con ellas a Constantinopla, y dio cuenta al Emperador de lo que habia pasado, ofrecio de darle luego ganado a Galipoli por la poca defensa que tenia. Andronico codicioso de ganar el presidio de sus mayores enemigos, dio al Spinola siete galeras con su Capitan Mandriol, Genoves de nacion, para que juntas con las diez y siete facilitase mas la empresa. Antonio embarco a Demetrio, y con veinte y cinco galeras llego el dia siguiente a las dos despues de medio dia a los palomares cerca de Galipoli, y comenzo a desembarcar la gente. Montaner con los pocos caballos que tenia arriscados y valiente, a la legua del agua impedia la desembarcacion. Pero diez galeras apartandose de las demas, libremente pusieron en tierra la gente que trahian. Hirieron a Montaner, y le matron el caballo, y creyendo los Genoveses que su dueno lo quedaba; dijeron a voces: Muerto es el capitan, y Galipoli nuestro; pero socorrido de un criado, escapo de sus manos con cinco heridas. Retirose dentro de Galipoli banado en su sangre propia y ajena, y causo alguna turbacion creyendo que las heridas de su capitan eran mortales. Recocidas luego, fue de tan poco cuidado, que ni el pelear ni el gobernar le impidieron. Guarnecieronse las murallas de Galipoli con dos mil mujeres, siendo caba de cada diez un mercader Catalan, y con chuzos, espadas y piedras se pusieron a la defensa de su libertad, sucediendo no solo en el cargo, pero en el valor de sus maridos. Duenos ya los Genoveses de la campana, ordenadas sus haces llegaron a Galipoli; arrimaron sus escalas, tirando inumerables dardos, apretaron gallardamente el asalto, y mas, cuando vieron las murallas solo defendidas de mujeres. La resistencia mostro luego, que solo en el nombre lo parecian, y en el esfuerzo y constancia varones invencibles. Rebatidos con muchas muertes, y heridas de las murallas; creyeron que la flaqueza natural del sexo, si porfiadamente se combatia, se rendiria. Volvieron segunda vez al asalto, pero con mayor dano se retiraron. Miraba Antonio Spinola desde su capitana el combate, y viendo su gente rendida, desesperado de poder hacer algun buen efecto con sola la que tenia en tierra, acudio con su persona, y con cuatrocientos caballos a dar calor al asalto. Llego a las murallas, conociendo el dano de cerca, y tanta gente muerta. Quisiera no haberse empenado, animo a los suyos, y acometieron con valor. Renobose el combate, y en las mujeres crecio el animo con el peligro, llenas de sangre y heridas tan asistentes en sus postas, que algunas de ellas con cinco heridas en el rostro no quiso dejar la suya, juzgando con tan honrado puesto como ocupar el que el marido debiera tener, no se habia de perder sino con la vida. Los Genoveses afrentados de verse tan gallardamente rebatidos de mujeres, obstinadamente peleaban, en caer uno muerto de las escalas, habia otro que se ofrecia al mismo peligro. Ramon Montaner visto el dano que habian recibido los Genoveses, y que ya no tenian dardos que tirar, sus escuadrones desechos, la mayor parte heridos, los demas cansados y rendidos al rigor del combate, y del tiempo, por ser el mes de Julio poco despues del medio dia, con cien hombres, y seis caballos, sin armas defensivas por ir mas sueltos, salio a pelear. Abierta una puerta de Galipoli, se arrojo con sus seis caballos sobre el enemigo desalentado de la fatiga del calor, y las armas; siguieronles los cien hombres, y con poca resistencia todo lo vencieron, y degollaron. Tomaron los vencidos la vuelta de sus galeras, apretados siempre de sus enemigos, perecieron casi todos en el alcance. Las galeras tenian las escalas en tierra, y hubo algun Catalan que siguiendo a su enemigo llego a darle muerte dentro de la galera; y si Montaner aquel dia tuviera mas gente de refresco, pudiera ser que muchas de las galeras genovesas quedaran en su poder. Demetrio hijo del Emperador, y los demas capitanes que quedaban vivos, se alargaron de tierra, temiendo el atrevimiento y osadia del vencedor. Los cuatrocientos caballos murieron todos, y su capitan Antonio en el mismo lugar donde de parte de su republica reto a todo nuestro ejercito, y le denuncio la guerra: fin justamente merecido de un hombre tan arrogante y que tan fuera de toda razon rompio una guerra, y su perdida fue aviso para los que ofrecen a los Principes empresas sujetas a la incertidumbre de la guerra, por muy faciles y seguras. Encendida una guerra, y empunada una espada, lo muy cierto esta dudoso, cuanto mas lo que esta en duda. Antonio Rocanegra, capitan genoves, hallando cortado el paso para sus galeras, con hasta cuarenta soldados se pudo en defensa en lo alto de un collado. Llego este aviso a Montaner, despues que los pocos genoveses que quedaron y habian con tanta infamia y dano retirado a sus galeras, se alargado con ellas, revolvio con la gente que tenia hacia donde el genoves estaba con los suyos, peleo con ellos, y parte rendidos, parte muertos, quedo solo Antonio Rocanegra con un montante, haciendo bravas y estremadas pruebas de su valentia. Aficionado y obligado Montaner, aunque enemigo de tanto valor, detuvo los soldados que le tiraban y procuraban matar, y con mucha cortesia le pidio que se diese a prision. Pero el genoves temerario, resuelto de morir antes que rendir las armas, menosprecio los ruegos y cortesia de Montaner, con que provoco la ira a los vencedores, que cerrando con el, le hicieron pedazos, con que los catalanes quedaron senores del campo, y de la victoria. Las diez y siete galeras de genoveses no osaron volver a Constantinopla, aunque la necesidad y falta de gente les pudiera obligar, pero temiendo la indignacion de Andronico, y la insolencia de los Griegos, desembocaron el estrecho y fueron la vuelta de Italia, llevando en ellas a Demetrio. Las otras siete galeras gobernadas por Mandriol, vueltas a Constantinopla avisaron a Andronico del suceso. Llego la voz del peligro en que estaba Galipoli a nuestro ejercito, que se venia retirando a sus presidios, despues de la victoria que se alcanzo contra los Masagetas, y temiendo perderle antes de ser socorrido, apresuro el camino, y llego dos dias despues que los genoveses se embarcaron vencidos. Fue el sentimiento universal en todos, por no haber llegado a tiempo de castigar en los genoveses tanta deslealtad, como romper las paces con ellos, estando ausente y acometer su presidio defendido de mujeres. Acrecentaba mas este sentimiento el verlas heridas y maltratadas; pero el gusto de la victoria le quito luego, y juntamente celebraron el contento y regocijo den entrambas victorias. CAPITULO XLV. Los turcos y turcoples vienen al servicio de los catalanes. En tanto que las armas catalanas y griegas se ocupaban en su misma ruina, los turcos libres del miedo que el ejercito de entrambas les pudiera dar, si concordes y unidos prosigueran la guerra, volvieron a seguir el curso de sus victorias, y ocupar las Provincias de la Asia, no teniendo ejercito que se les opusiese a la corriente de su prospera fortuna. Porque, segun cuenta Pachimerio, el ano veinte y cuatro del Reino de Andronico, que fue de Cristo mil trescientos y seis los Griegos desampararon de todo el punto del Asia y esto fue tres anos despues que los nuestros salieron de ella; de donde se colige manifiestamente el dano que resulto de la division y discordia de los Catalanes, y Griegos, pues con ella se perdio la ocasion de oprimir aquella soberbia nacion en sus principios, que en este tiempo se pudiera haber hecho con poca dificultad. Los Turcos absolutos senores de la Asia deseaban poner el pie en Europa, y dilatar sus vencedoras armas en Poniente. Detuvo algunos anos el cumplimiento de su deseo la falta de navios con que pasar los que estaban de la otra parte del estrecho de Galipoli. Valiendose de la ocasion presente de ver a los Catalanes enemigos de los Griegos, enviaron a Galipoli sus mensajeros a tentar el animo de los nuestros, y si admitirian algun trato queriendo venirles a servir. Mostraron que no les desplacia. Los Catalanes con esto enviaron a los mensajeros una fragata armada, y con ella vino Jimenez su Capitan con diez companeros a concluir el trato. Ofrecio de parte de los suyos venir con ocho cientos caballos, y dos mil infantes, y prestar juramento de fidelidad al general de los Catalanes. Las condiciones fueron, que se les senalase cuartel a parte donde pudiesen vivir juntos con sus familias, que de las presas se les diese la mitad de lo que se daba al soldado Catalan, que siempre que quisieren volver a su tierra pudiesen sin que se les hiciese violencia para detenerles. Oido lo propuesto por el Turco, de comun consentimiento les admitieron a su servicio, ofreciendo de cumplir con las condiciones con juramento. Con esta respuesta Jimelix volvio a pasar el estrecho, y a prevenir su gente en tanto que la armada llegaba y poco despues embarcados en los navios y galeras que se pudieron juntar, llegaron a Galipoli dos mil infantes, y ochocientos caballos Turcos, con sus hijos, y mujeres, y haciendas. Este fue el hecho de los Catalanes condenado de los antiguos, y modernos escritores por muy feo, pasar Europa a los Barbaros infieles enemigos del nombre Cristiano, manchando la gloria de aquella expedicion con tan impio y destestable consejo, como lo fue abrir el camino de Europa tan gallarda y poderosa nacion. Injusto cargo fue sin duda el que estos escritores ponen a los Catalanes, dejandose llevar de la pasion o del descuido de no advertirlo; yerro en un escritor grave. Impio consejo fuera el de los Catalanes, y pernicioso para su libertad, si los Turcos que admitieron en su favor fueran superiores en fuerzas, porque entonces libremente pudieran introducir su secta, y hacer dano a su fe, y juntamente oprimir la libertad de quien les llamo. Los socorros y ayudas no han de ser mayores que las propias fuerzas; porque no suceda lo que a un Scipion en Espana, cuando treinta mil Celtiberos, con perfidia notable le desampararon, y el como inferior no los pudo detener. De donde Livio saco un importante documento. Los Turcos no llegaban a tres mil en numero, en armas, en valor, inferiores a los Catalanes, de manera que no se pudiera presumir que los Turcos hicieran mas de lo que ordenaban los Catalanes, y siendo ellos cristianos, cierto es que su fe no pudiera peligrar, que aquellos Barbaros viendose tan inferiores la ofendieran. En las comunidades del Reino de Valencia, en tiempos de nuestros abuelos, los que mas fielmente sirvieron fueron los moros, y el servirse de ellos contra cristianos se tuvo por licito, y necesario. No de otra manera sirvieron los Turcos a los Catalanes en Grecia, a mas de que la propia defensa disculpa cualquier yerro que en este se pudiera haber hecho. No se hallara Republica ni principe apretado de guerras extranjeras, o civiles, que haya dejado de llamar en su ayuda gentes de religion y costumbres diferentes, y muchas veces dieron entrada en sus Reinos a los mas poderosos, por librarse del presente dano, sin advertir que pudieran quedar por despojos vencidos, o vencedores. El peligro vecino alguna vez se ataja con otro mayor, y puesto que de cualquiera manera se haya de perecer, bueno es dilatarlo, y escoger el mas remoto, y el que puede dejar de ser. Si los Catalanes hicieran lo que hizo Stilicon y Narses, el uno llamando a los Godos, el otro a los Longobardos para la ruina de Italia, y del Imperio, no pudieran ser mas ofendidos de las plumas y lenguas de la historia; unos les llaman impios, sacrilegos, otros piratas, comun pestilencia de las gentes, hombres sin Dios, sin ley, sin razon, y todo nace porque en su favor llamaron a los Turcos, que entendido esto por mayor, ofende algo las orejas cristianas, pero bien abvertido y averiguado, no hay razon para culparle levemente, cuando mas para ofenderles con palabras tan descompuestas, y llenas de injuria y afrentas. Mil leguas de su patria, sus capitanes, y embajadores muertos a traicion, ?que sufrimiento no irritara?. ?Que medio por violento que fuera no intentara su afrenta?. Cuando hubiera yerro, esto pudiera moderar el juicio del escritor. Hallase tambien alguna dificultad acerca del tiempo en que pasaron los Turcos, porque Nicephoro dice, que fueron llamados de los catalanes antes de la batalla de Apros, cuando se supo que Miguel venia sobre ellos, y que solos fueron quinientos los que pasaron. Esta narracion de Nicephoro la tengo por falsa, porque Montaner en el numero, y en el tiempo le contradice, y como testigo de vista se le debe dar mas credito, aunque catalan, y ofendido; porque en el discurso de su historia refiere muchas cosas contra los de su nacion, y condena lo mal hecho con libertad, y sin respeto, y no es de creer que quien dice la verdad en su dano, no la dijera en lo que tampoco importaba a su gloria como venia los turcos cuatro anos antes o despues. Zurita siguiendo la relacion de Berenguer de Entenza, difiere tambien de Nicephoro; porque dice que el mismo Berenguer de Entenza llamo a los turcos despues que supo la muerte de sus embajadores, y que pasaron a Galipoli mil y quinientos caballos, y le prestaron juramento de fidelidad. Esto tambien lo tengo por falso, porque parece imposible que en quince dias que Berenguer se detuvo en Galipoli, despues que se declaro por enemigo del Imperio, llamase a los turcos que estaban en Asia, y se concertase con ellos, y se juntasen mil y quinientos caballos, y se embarcasen, y viniesen a prestarle juramento de fidelidad; que son cosas que aunque se hicieran con suma presteza, no pudieran concluirse en quince dias. La verdad del tiempo en que pasaron los turcos, la refiere claramente Montaner, que fue cuatro anos despues de esta jornada, y para tener esto por cierto no se halla dificultad ni imposibilidad alguna, como las hay, y muy grandes en lo que dice Nicephoro, y Zurita; y asi en materia de los hechos de los Turcos solo seguire a Montaner, porque le tengo por mas verdadero, y que intervino y asistio en todas estas jornadas. En este mismo tiempo los turcoples que servian al emperador, declarados por rebeldes, porque a imitacion de los catalanes quisieron que se les pagase el sueldo o hacerse contribuir con las armas, no pudieron, por ser pocos, mantenerse por si, enviaron a decir a los catalanes que si les admitirian en su compania. Respondieron que viniesen seguros, que con ellos se usaria lo mismo que con los turcos, y con mayores ventajas por ser cristianos. Vinieron hasta mil caballos buenos, y prestaron juramento de fidelidad debajo de los mismos conciertos que lo hicieron los turcos. Pusieronse a orden de Juan Perez de Caldes. Quedo el emperador Andronico sin la milicia extranjera, despues que los alanos, y turcoples se apartaron de su servicio, tan falto de soldados que libremente se podia acometer cualquier empresa por grande que fuese en las provincias de su imperio, sin tener quien se lo impidiese. Estas fuerzas que perdio el emperador, acrecentaron las de Rocafort, porque turcos, y turcoples igualmente le respetaban y reconocian por suprema cabeza, y con esta seguridad de verse tan obedecido, y amado de ellos, se desvanecio, y se hizo odioso a muchos, por la insolencia y poder absoluto con que lo gobernaba, y mandaba todo. CAPITULO XLVI. Sucesos De Berenguer de Entenza despues de su prision hasta su libertad, y su vuelta a Galipoli. Con los nuevos socorros de turcoples, y turcos y de muchos otros espanoles que andaban antes encubiertos en los lugares del imperio, como mercaderes, o debajo del nombre de otra nacion, se aumentaron los nuestros, porque acreditados con tantas victorias, todos procuraban su amistad; movidos algunos con el deseo de venganza, los mas con su codicia, querian participar de las riquezas que la fama publicaba que habian adquirido en aquella guerra. En este mismo tiempo Berenguer de Entenza, despues de su larga y trabajosa prision, y haber peregrinado en vano por las cortes de algunos principes de Europa, para dar calor a la empresa de los catalanes, llego a Galipoli con una nave, y con quinientos hombres, gente toda de estimacion. Turbo la paz y sosiego del ejercito su venida, por las competencias del gobierno entre Rocafort y el se levantaron; pero antes de escribir las causas y razones que los unos y los otros tuvieron de competir, sera bien dar una larga relacion de lo que sucedio a Berenguer, desde que le prendieron hasta su vuelta. Despues que Ramon Montaner por orden de los capitanes del ejercito intento, sin poderlo concluir, el rescate de Berenguer, cuando las galeras de genoveses pasaron por el estrecho de Galipoli a la vuelta de Trapisonda, se tuvo por cosa muy cierta que en llegando a Genova se pondria a Berenguer en libertad, y se le daria satisfaccion, por ser vasallo y capitan de un rey amigo. No sucedio como pensaron, antes bien la republica autorizo caso tan feo, ni castigando a su general, ni dando libertad, y enmienda de lo perdido a Berenguer, porque siempre que el delito no se castiga, se aprueba. Llego a noticia de los Catalanes de Thracia como Berenguer estaba detenido en Genova, en carceles indignas de su persona, sin tratar de darle libertad, y determinaron de comun parecer, ya que por las armas no se podia intentar, suplicar al rey de Aragon Don Jaime interpusiese su autoridad con los de aquella republica. Para esto se nombraron tres embajadores, que fueron, Garcia de Vergua, Perez de Arbe, Pedro Roldan, entrambos del consejo de los doce. Llegaron a Cataluna, y dieron al rey su embajada; propusieron el agravio grande que se les habia hecho emprender debajo de fe y palabra a Berenguer su capitan, y continuar lo mal hecho alargando su libertad; que de parte de todos venian ellos a hecharse a sus pies, esperando de su clemencia, que olvidados los disgustos pasados, daria el remedio que conviniese, y buen despacho a su peticion. Dieronle particular relacion de sus victorias, y del estado en que se hallaban sus cosas, y las del imperio, cuyo senorio le ofrecieron si les ayudaba con calor, por estar sus provincias sin defensa, expuestas al rigor y armas del que primero las acometiese; y que tendrian por uno de sus mayores blasones, poder a costa de su trabajo, y de su sangre, acrecentar su corona, y hacer obedecer su nombre en lo mas remoto y apartado de Europa y Asia. Respondio el rey, que por dar gusto a tan buenos vasallos, pondria su autoridad y las armas cuando importase, y mas por Berenguer de Entenza, uno de sus mayores vasallos. En lo de darles socorro se escuso, por parecelle que al rey Don Fadrique de Sicilia su hermano le convenia mas el darsele: que el estaba lejos, y dificilmente se podrian dar las manos, ni sustentar cuando se ganasen las provincias de Grecia con Cataluna; pero agradecio y estimo su voluntad. Hecha esta diligencia, los tres embajadores se fueron a Roma, a representar al Papa la ocasion que tenian de reducir aquel imperio de Grecia a su obediencia, si a los catalanes de Thracia se les daba alguna ayuda grande, como lo seria si a Don Fadrique se le concediese la investidura, para que con su persona pasase a la empresa, con un Legado de la Santa Sete, y se publicase la Cruzada a favor de los que irian, o ayudarian con limosnas. El papa no recibio bien esta embajada, ni le parecio ponerla en trato, porque de suyo habia grandes dificultades y la mayor era, el temer de que la casa de Aragon no se engrandeciese por este medio. El rey Don Jaime para cumplimiento de su promesa, envio su embajada a la republica de Genova, significando el sentimiento grande que habia tenido de la prision de Berenguer, uno de sus mayores y mas principales vasallos; y que esto habia sido contravenir a los tratados de paz, si con sabiduria de la senoria se hubiese ejecutado; que les pedia pusiesen en libertad a Berenguer, y le diesen satisfaccion del dano que habia recibido, porque de otra manera no podia dejar de hacer alguna demostracion. La republica determino de venir en lo que el rey mandaba, y respondio, que habia sentido lo que Eduardo de Oria su general hizo con Berenguer de Entenza; y que fue motin de la gente vil de las galeras el que causo tan grande exceso; que no se pudo atajar por los capitanes, y general, hasta despues de ejecutado; que ellos pondrian desde luego a Berenguer en libertad, y nombraron once personas para que se juntasen con los deputados que el rey enviaria en el lugar donde fuese servido, para tratar de la enmienda que se habia de dar a Berenguer por los danos que habia recibido en la perdida de las galeras, y en su prision. Con este buen despacho se despidieron los embajadores del rey, y la republica envio otros para que de su parte representasen lo mismo y el vivo sentimiento que habian tenido todos los de ella, de que su general, aunque sin culpa, hubiese ofendido sus vasallos, y que luego que se supo mandaron que a Berenguer le llevasen a Sicilia, y le restituyesen lo que le habian tomado. Suplicaronle despues que mandase a los catalanes que dejasen la compania de los turcos, y se saliesen de aquellas provincias donde ellos tenian la mayor parte de su trato, y que le iban perdiendo por los danos, y correrias que continuamente se hacian por ellas. El rey ofrecio que se lo enviaria a mandar si Berenguer quedaba satisfecho. Puesto Berenguer en libertad, el rey envio sus deputados a Mompeller, lugar que se senalo para tratar de la recompensa; y la republica envio a Senorino Donzelli, Meliado Salvagio, Gabriel de Sauro, Rogelio de Savigniano, Antonio de Guillelmis, Manuel Cigala, Jacomio Bachonio, Raffo de Oria, Opisino Capsario, Guiderio Pignolo, y Jorge de Bonifacio, todos de su consejo. Estos fueron los que se juntaron con los deputados del rey, y despues de muchas juntas y acuerdos que se propusieron, jamas por parte de la senoria se vino bien a ellos, hallando en todos ocasiones de dudar para concluir, y ultimamente se deshizo la junta sin dar alguna satisfaccion por parte de la senoria, y con esto parecio que la respuesta tan cortes que dieron al rey, fue para que en este medio el rey mandase a los catalanes que no innovasen por el camino de las armas cosa contra Genoveses, pues amigablemente se ofrecieron a componerlo. Berenguer desesperado de poder alcanzar la recompensa, se fue al rey de Francia, y al Papa a tentar segunda vez que diesen ayuda a los catalanes de Thracia, proponiendo lo mismo que los tres embajadores propusieron; pero ni el rey, ni el Papa, quisieron darsele, y el se hubo de volver a Cataluna, donde vendio parte de su hacienda, y junto quinientos hombres, todos gente conocida y platica, y embarcado en un grueso navio, dejo la quietud de su casa para acudir a los amigos que tenia en Galipoli. CAPITULO XLVII. Berenguer de Entenza, y Berenguer de Rocafort dividen el ejercito en vandos. Berenguer de Entenza luego que llego a Galipoli quiso ejercitar su cargo como solia antes de ser preso, y Berenguer de Rocafort dijo que ya las cosas estaban trocadas, y que no tenia que gobernar mas de los que traia, que los demas ya tenian general. Alteraronse los animos, pretendiendo todos que se les debia la suprema autoridad. Los amigos y allegados de cada cual de ellos, con palabras descompuestas y llenas de arrogancia amenzaban que con sus armas se harian obedecer. Dividido el ejercito con esta competencia, todo andaba desordenado, y cerca de llegar a grande rompimiento, movidos de algunos chismes que se andaban refiriendo. Estuvieron cerca de venir a las manos, porque no falta entre tantos quien gusta de revolver, por hacer dano al enemigo, o acreditarse con el amigo. Esforzaban entrambas las partes su pretension con razones muy bien fundadas. Por la de Berenguer se decia, que antes de su prision era general, y habia sido el primero que acometio felizmente las provincias del imperio, y que por la alevosia de los Genoveses se habia perdido, no por haber faltado a lo que debia. Despues de una larga prision padecida por ser su general, no habia de ser ocasion de quitarle el cargo, antes bien de honrarle con el cuando no le hubiera tenido; que por desdichado no habia de perder lo que gano por su valor; que en viendose libre vendio parte de su hacienda para darles socorro, y a esto se anadia, lo que a Rocafort le ofendia mas, la diferencia tan desigual de la calidad, trato y condicion, Berenguer rico hombre, Rocafort, caballero particular; el uno cortes, liberal apacible, el otro aspero, codicioso, insolente. Por la parte de Rocafort esforzaban sus amigos su pretension con razones de gran consideracion. Fundaban su derecho diciendo, que Rocafort habia gobernado el campo como supremo capitan seis anos; que cuando tomo a su cargo el gobierno, estaban nuestras partes de todo punto perdidas, y con su industria, y valor lo habia restaurado, y que su nacion en su tiempo se habia hecho la mas poderosa y estimada de todo el Oriente: que seria cosa muy injusta quitarle el gobierno al tiempo de la felicidad, habiendole tenido en tiempos tan apretados; que muchas veces se deseo la muerte por menor mal del que se esperaba, que el fruto de los trabajos los habia de gozar quien los padecio, antes que los demas por nobles y grandes que fuesen; y que seria un agravio muy notable si le quitaban el puesto en que habia acrecentado su nombre con tan senaladas victoria, y librado su gente de una triste y miserable muerte, que siempre tuvieron por cierta. Mientras la una y otra parte se trataba del caso, vinieron casi a rompimiento, remitiendo su pretension a las armas, conque muchas veces dentro de las murallas de Galipoli estuvieron para darse la batalla; porque como no habia quien pudiese decidir la causa, por estar el ejercito dividido, llevados todos de las obligaciones, y aficion que cada cual tenia, no se podian gobernar, ni limitar como convenia para el bien comun. Hubo algunos bien intencionados que prefiriendo el bien publico a sus particulares intereses, se mostraron neutrales; y se pusieron de por medio para concertales, cosa de mucho peligro cuando las partes estan ya declaradas, porque siempre se juzga por enemigos los que no son amigos, y vienen a ser aborrecidos de los unos, y de los otros. El vando de Berenguer de Entenza, si con este medio no llegara a impedir el venir a las armas, se hubiera sin duda perdido porque al de Rocafort seguia la mayor parte de los Almugavares, y todos los Turcos y Turcoples, por haber jurado fidelidad en manos de Rocafort, a quien ciegamente obedecian. Berenguer tenia mucha menos gente que Rocafort, aunque era la mejor, porque siempre los menos suelen ser los mejores. Persuadieron a Rocafort, los que trataban del concierto, que remitiese su justicia, y su derecho en lo que determinasen los doce consejeros del ejercito, poniendole delante los incovenientes grandes si el negocio llegaba a rompimiento; porque aunque se degollase todo el vando de Berenguer, no pudiera ser sin gran perdida suya, y que despues quedarian sin fuerzas para resistir tantos enemigos como por todas partes la cercaban; que no eran tiempos aquellos que por intereses particulares fuese reputacion el venir a las armas, de donde se podria seguir el perderla toda la nacion; que ganaria mas gloria en ceder el derecho que pretendia, que si venciera a Berenguer. Ultimamente Rocafort vino bien en esto, por temer los danos que se podrian seguir, o por parecerle que los doce consejeros estarian mas de su parte que de la de Berenguer, a quien facilmente persuadieron lo mismo. Declararon los jueces, que Berenguer, Rocafort y Fernan Jimenez gobernasen cada cual de por si, y que los soldados tuviesen libertad de servir debajo del gobierno que mejor les pareciese, sin que para esto se le hiciese violencia por ninguna de las partes. Fue el medio mas acertado que en este caso se pudo tomar; porque declarar por Capitan general el uno, era sugetar el otro a su emulo y competidor, y primero escogiera la muerta cualquier de ellos que esta sujecion, ademas de que los doce no tenian autoridad para mandar que se obedeciese a quien ellos elegirian, porque no eran mas que medianeros para concertar las partes. Quedaron por entonces en lo exterior algo sosegados, pero los animos secretamente muy alterados y sospechos, deseando ocasion de vengarse del agravio que cada cual imaginaba que se le hacia: que todo lo que no es alcanzar uno su pretension como la desea, lo juzga por agravio. Las mas veces se imposibilitan las empresas por las competencias de los que mandan, cuando no los gobierna algun principe grande, y poderoso, que puede reprimir las insolencias delos atrevidos, y ambiciosos y por mucha moderacion que haya en los principios de una empresa, despues de los malos, o buenos sucesos, siempre se siguen ruines interpretaciones, de que toman mayor osadia los inquietos, y muchos buenos se ven obligados a defenderse, porque con esto se levantan tantas maquinas de recelos, envidias, y aborrecimientos, que parece imposible librarse; y asi se ha de tener por cosa muy notable que durase ocho anos esta empresa de los catalanes, y aragoneses libre de este dano. La empresa que Godofre hizo a la tierra santa, con ser la mas ilustre de todas las que refieren las historias, en sus principios padecio este dano, por las competencias entre Tancredo y Baldovino, entre Boemundo, y el conde de Tolosa; porque siempre en algunos pudo mas la ambicion que la piedad, principal motivo de aquella empresa. Fernan Jimenez de Arenos, aunque por el concierto pudiera dividirse, y gobernar solo por si, no quiso apartarse de Berenguer de Entenza, porque le parecio que no perdia reputacion en obedecer a un hombre igual en sangre, y mayor en anos, y tambien por ser muy pocos los que le seguian, y temerse de Rocafort; y asi Berenguer, y Fernan unieron sus fuerzas por ser mas respetados, y temidos. CAPITULO XLVIII. Rocafort pone sitio a Nona, Berenguer a Megarix y Ticin Jaqueria Genoves con ayuda de gente Catalana toma el Castillo y lugar de Fruilla. Aunque por los conciertos parecio que todo quedaba en paz, no se aseguraron los unos de los otros, ni dejaron de vivir llenos de recelos, acrecentando de cada dia mas el aborrecimiento, y cerrada de todo punto la puerta a tratos de concordia; porque como todos se hubieron de declarar, dejo de haber neutrales, y medianeros para averiguar algunas cosas que siempre ocurrian de jurisdiccion: el peligro les hizo apartar, ya que otra razon no pudo. Berenguer fue a poner sitio sobre Megarix, y Rocafort en su emulacion fue a ponerle a Nona, sesenta millas de Galipoli y treinta de Megariz; y aun se tuvo por corta la distancia, segun estaban los animos alterados, y particularmente los del vando de Rocafort, que como superiores les parecia mengua que los otros se atreviesen a competir. Los Turcos, y Turcoples, y los Almugavares siguieron a Rocafort, y algunos caballeros; con Berenguer se fueron los Aragoneses, y toda la gente noble que servia en la mar. Montaner por su oficio de Maestre racional no tuvo porque declararse, por haberse de quedar en Galipoli, y asi quedo solo por confidente de entrambos. En este mismo tiempo, Ticin Jaqueria Genoves, Gobernador del Castillo, y lugar de Fruilla, vino al servicio de los Catalanes con un vajel de ochenta remos. La causa de su venida fue deseo de satisfacer un agravio, con ayuda de los Catalanes; porque muerto un tio suyo que se llamaba Benito Jaqueria, en cuyo nombre habia gobernado el Castillo cinco anos, con cuidado, y fidelidad, segun el decia, habiale heredado otro tio suyo que luego vino a Fruilla, y sobre la averiguacion de ciertas cuentas tuvieron algunos disgustos, y vuelto a Genova el tio, tuvo aviso Ticin que enviaba cuatro galeras para prenderle. Sintio el agravio el Genoves, y quiso luego vengarse, pero no pudo hacerse dueno del Castillo, porque no tenia fuerzas para sustentarse solo de por si, ni bastante gente de confianza para hechar los amigos de su tio; y asi con esperanza de que hallaria en los Catalanes lo que deseaba, vino a Galipoli. No hallo a los generales, y dio razon a Montaner de la ocasion que le trahia. Ofrecio servir con fidelidad, y asi le asento Montaner en los libros, a el, y a diez caballos armados, para que todos ganasen sueldo en su provecho. Esto se acostumbraba de hacer con algunos caballeros, y gente principal, asentalles el sueldo por mas gente de la que traian, para hacerles esa comodidad. Pidio luego Ticin a Montaner que le diese gente, que el ofrecia de poner en sus manos el castillo, y el lugar, de donde le podria resultar grande provecho. Montaner no trato de la justicia y razon del hecho, sino solo de favorecer a quien pedia su ayuda, y se ponia debajo de su amparo. Dieronle luego armas, caballos, y las demas cosas para poner en orden los suyos, que llegaban hasta cincuenta, diole gente de socorro, porque Montaner como enemigo mortal de Genoveses, no quiso perder la ocasion de hacerles algun dano. A Juan Montaner su primo, y a cuatro Consejeros Catalanes se encomendo el socorro, con orden que no se hiciese cosa sin tomar parecer de Ticin Jaqueria. Partieron de Galipoli al otro dia del Domingo de Ramos, con una galera bien armada, y cuatro vajeles menores. Navegaron la vuelta del Castillo de Fruilla, donde se llego vispera de Pascua ya noche. El mozo Jaqueria sentido del agravio ejecuto su determinacion. Desembarco su gente con el silencio de la noche, y arrimaron sus escalas. Subieron por ellas treinta Genoveses de los de Jaqueria, y cincuenta Catalanes. Vino luego el dia con que fueron descubiertos, y se les defendio la entrada, pero peleando valientemente ganaron una puerta por la parte de adentro, y abierta, dieron libre la entrada a los demas que quedaban fuera. Hizose grande resistencia al principio por los que defendian el castillo, que pasaban de quinientos hombres, no tan bien armados como los nuestros, ni tan resueltos. Murieron hasta ciento y cincuenta de los enemigos. Hubo algunos cautivos, pero la mayor parte escapo con la huida. El Castillo ganado, la villa que era de Griegos sin defensa alguna se acometio luego, antes que los naturales pudiesen ponerse en resistencia, ni esconder su hacienda. Fue la presa riquisima, porque a mas del oro, y plata, y vestidos de precio que se ganaron, se tomaron tres Reliquias grandes que estaban en el castillo, empenadas por los Turcos al Genoves Benito Jaqueria. Teniase por tradicion que San Juan Evangelista las habia dejado en el Sepulcro, de quien arriba hicimos mencion. Las Reliquias fueron un pedazo del leno de la Cruz, de la parte donde Cristo reclino su cabeza. Asi lo refiere Montaner, y este San Juan le trujo siempre pendiente del cuello el tiempo que vivio entre los mortales. Estaba entonces con un engaste de oro, con joyas de mucho precio. Una alba con que el Santo decia Misa, labrada por las manos de la Virgen y el Epocalypsis escrito por el mismo Santo, con unas cubiertas de admirable arte, y riqueza. Parecio a Juan Montaner, y a Ticin Jaqueria que Fruila estaba lejos de los presidios para poderla sustentar, y asi la desmantelaron. Satisfecho el Genoves de su tio, y todos los demas del oro que se gano, con que volvieron a Galipoli, y dieron a Ramon Montaner y a los demas la parte que les cupo, y de las reliquias le cupo por suerte el leno de la cruz, que sin duda hubiera llegado a estos reinos, si en Negroponte a vuelta de las demas hacienda no le robaran este gran tesoro. Animado con el suceso pasado Ticin Jaqueria, le parecio acometer alguna empresa, y ganar algun lugar donde pudiese estar de asiento. Diole tambien para esto Montaner alguna gente, y con ella poco despues gano un castillo en la isla de Tarso, y le mantuvo no sin gran provecho de nuestra nacion, como adelante veremos. CAPITULO XLIX. El infante D. Fernando, hijo del rey de Mallorca, enviado del rey D. Fadrique, llega a Galipoli para gobernar el ejercito en su nombre. Divididos los capitanes en los sitios de Nona, y Megarix, el infante D. Fernando, hijo del rey de Mallorca, con cuatro galeras llego a Galipoli, por orden del rey de Sicilia D. Fadrique, porque juzgo que importaba para el aumento de su casa enviar persona puesta por su mano que gobernase el ejercito de los Catalanes de Thracia, pues ellos mismos le habian llamado y prestado juramento de fidelidad, no acordandose quiza de que esto habia sido cinco anos antes, cuando la necesidad les obligo, y que entonces pudiera haber dificultad en admitirle. Tomo el infante esta jornada a su cargo por servir al rey solamente, el se la encargo, con palabra, de que no se casaria en Francia sin su consentimiento, y que gobernaria aquellos estados en su nombre. Tanta estimacion se hizo de aquellas armas cuando las vieron superiores a las del imperio, que no las quisieron apartar de su obediencia los reyes, aunque fuese para un infante de su misma casa. Don Fadrique, principe de singular prudencia, y maestro grande de la arte del reinar, no quiso empenar su reputacion en nuestras armas, porque las tubo por perdidas cuando le pidieron socorro, ni declararse por enemigo de Andronico hasta que le vio sin fuerzas para defenderse; pero los accidentes fueron tan diferentes de lo que se presumia, que la resolucion del rey con tanta razon determinada, vino como veremos, a no tener el efecto que hubiera si antes les socorriera. La venida del infante dio notable contento a los que entonces se hallaron en Galipoli, particularmente a Montaner grande criado, y apasionado de su casa. Admitieronle como a Lugarteniente del rey sin dificultad ni replica todos los que se hallaron presentes, que aunque fueron pocos, por ser los primeros se les agradecio de parte del rey. Enviaronse luego correos a los tres capitanes principales, Entenza, Rocafort, y Fernan Jimenez, haciendoles saber la venida del infante, y juntamente les remitieron las cartas del rey que vinieron para ellos, dandole razon de como venia a gobernarles en su nombre. Dio Montaner para su servicio cincuenta caballos, y mayor numero de acemilas que hubo menester para su casa; y porque la posada de Montaner era de las mejores de Galipoli se salio de ella, y se la dio al infante. Berenguer de Entenza estaba sobre el sitio de Megarix treinta millas de Galipoli, donde recibio el aviso de la venida del infante por los dos caballeros que Montaner embio para que se le diesen, juntamente con la carta del rey. Partio luego con pocos, y llego a Galipoli el primero de los capitanes. Dio la bien venida al infante, y le juro por su general y suprema cabeza. Luego tras el vino Fernan Jimenez de Arenos de Modico, y siguio en todo a Berenguer. Mejoroseles el partido a estos dos ricos hombres, porque su vando menos poderoso, siempre temia al de Rocafort, y con la venida del infante parece que todo se habia de sosegar, y las cosas, fuera de sus lugares por la violencia de uno, volverian al suyo, y serian todos estimados segun sus merecimientos, y calidades. Fue el contento universal en todos, asi del vando de Berenguer, como de Rocafort, a quien altero mucho la venida tan fuera de tiempo del infante, y sin duda que desde luego le negara la obediencia si no fuera porque conocio en los suyos el gusto que les habia dado esta nueva. Hallose en notable confusion era hombre sagaz, y prevenido en todos sus consejos, pero no pudo prevenir con sus artes acostumbradas lo que nunca pudo temer. Despues de haber consultado con sus intimos amigos caso, parecio que convenia responder mostrando mucho gusto de la venida del infante, unico deseo de todos ellos, y que por estar el sitio tan adelante no se atrevia a dejarle para ir a darle la obedencia, que le suplicase de parte de todos, que viniese a Nona donde le esperaban con mucho gusto. En esta sustancia se respondio al infante, y el entre tanto con los deudos, y amigos confidentes, dispuso los animos a seguir su parecer y consejo. Llego la respuesta de Rocafort a Galipoli, y el infante no quiso determinarse sin el parecer de Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez, y de algunos otros capitanes bien afectos a su servicio, y de gran conocimiento de las trazas y designios de Rocafort. A todos parecio peligrosa la detencion, y que debia el infante partir luego, porque el ejercito no se enfriase en el gusto que tenia de su venida, y Rocafort no tuviese tiempo de concluir ni mover nuevas platicas en deservicio del rey, y excluir del gobierno su persona. Con esta resolucion dispuso el infante su partida, fue acompanado de la mayor parte de la gente de Berenguer de Entenza, y de Fernan Jimenez, sus personas no parecio llevarlas porque no fuera acertado antes de tener ganada la voluntad de Rocafort, y de los suyos, ponerle delante por primera entrada sus competidores en mejor lugar cabe el infante; y asi defirieron la ida estos dos ricos hombres cuando el infante hubiese jurado, porque entonces estando con entera autoridad se podrian hacer las amistades. CAPITULO L. El infante es excluido del gobierno por las manas de Rocafort. Partiose el infante de Galipoli con el mayor acompanamiento que pudo, llevando consigo de los capitanes conocidos solo a Ramon Montaner, y en tres dias de camino por la costa llego al campo, donde fue recibido con universal regocijo, y Rocafort con grandes demostraciones de contento le festejo los dias que tardo a poner en platica las ordenes de su tio. Esperaba el infante que Rocafort se comidiese sin volver segunda vez a requerille, pero como vio que alargaba el obedecer al rey, y no se daba por entendido, le dijo que el queria dar luego las cartas del rey que venian para el ejercito, y decirles de palabra el intento de su venida, y que para esto mandase juntar el consejo general. Obedecio Rocafort con muestras de mucho gusto, y para el dia siguiente ofrecio de tenerle junto; porque ya en los pocos dias que tardo el infante, previno a sus amigos que echasen voz por el campo, que seria bien andar con mucho tiento en la resolucion que se debia tomar de admitir al infante por el rey, y que por lo menos no se determinasen luego. Hizose esto con mucho arte, porque siempre se temio, que viendo el ejercito al infante no aclamase luego al rey, y le admitiese. Parecio a todos el consejo avisado y cuerdo; porque el vulgo ignorante raras veces penetra segundas intenciones, y asi le siguieron. El dia siguiente la confusa multitud del consejo general que constaba de todos los que ganaban sueldo, junta en el campo, espero al infante. Vino acompanado de los de su casa, y de muchos capitanes, entrego las cartas a un secretario, y mando que en publico se leyesen. Leidas, les declaro brevemente como el rey movido de sus ruegos habia admitido el juramento de fidelidad, que sus embajadores le hicieron; y aunque para sus reinos no podia ser util el encargarse de su defensa, habia querido mostrar el amor que les tenia, porponiendo su conveniencia a la de ellos, y asi le habia mandado que con su persona viniese a gobernarles en su nombre y les ofreciese que siempre acudiria con mayores socorros. Respondieronle segun Rocafort pretendio, que ellos tendrian su acuerdo sobre lo que se debia hacer, y que tomado le reponderian. Con esto los dejo el infante, y se fue a su posada. Quedo Rocafort con ellos, y poco seguro de la determinacion que tanta gente junta pudiera tomar, y temiendose de algunos caballeros, que aunque eran sus amigos, deseaban que el infante quedase a gobernarles, les dijo: que el caso de que se trataba no podia dicurrirse bien entre tantos, porque la multitud siempre trae consigo confusion, la cual no da lugar a considerarse por menudo las dificultades que suelen ofrecerse en materia de tanto peso; que se escogiesen cincuenta personas las de mayor credito y confianza, para que estas fuesen platicando, y discurriendo el negocio con las conveniencias y contrarios que en el habia; y tomada la resolucion que les pareciese, la refiriesen a los demas, para que juntos libremente la condenasen, o aprobasen, con que se escusarian los inconvenientes de haberlo de comunicar con tantos. Tuvose por acertado el parecer de Rocafort, que cuando el vulgo se inclina a dar credito a uno, en todo le sigue, sin hacer diferencia de los buenos, o malos consejos porque mas se gobierna con la voluntad que con la razon. Luego nombraron cincuenta personas, para que juntamente con Rocafort, lo tratasen, no advirtiendo con cuanta mayor facilidad se pueden cohechar los pocos que los muchos. Con esto tuvo hecho su negocio, porque los cincuenta fueron casi todos puestos por su mano, y a los poco de quien no podia fiar igualmente que los demas, fue facil el persuadirles, a mas de no faltarles razones, y de mucho fundamento, para esforzar la suya. Juntaronse los cincuenta con Rocafort, y el les dijo lo siguiente. La venida del Sr. Infante, amigos y companeros, ha sido uno de los mayores y mas felices sucesos que pudieramos desear, al fin enviado por la poderosa mano de quien hasta el presente dia nos ha conservado con grande aumento de nuestro nombre, y confusion de nuestros enemigos, porque ya se ha dado fin a nuestros trabajos, y principio a una felicidad muy entera, por tener prendas tan propias de nuestros Reyes, a quien podemos entregar con seguridad, la libertad, y la vida, recibiendole no como el quiere por Lugarteniente de su tio, sino como principe absoluto, y sin la sujecion y dependencia alguna. Por grande yerro tendria, si la eleccion de principe pende de nosotros, escoger al que vive ausente, y ocupado en gobernar mayores estados, y dejar al desocupado y libre de otras obligaciones y el que ha de vivir siempre entre nosotros, y correr la misma fortuna de los sucesos prosperos, y adversos. Si a don Fadrique recibimos por rey, a manifiesta servidumbre nos sujetamos, porque con su persona no podra asistirnos, y necesariamente habra de enviar quien en su nombre gobierne este victorioso ejercito, y las provincias que por el estan sujetas. ?Que mayor desdicha se podra esperar, si por premio de nuestras victorias, venimos a ser gobernados por otra mano que la propia de nuestro principe?. Y el mismo rey don Fadrique procurara nuestra defensa en cuanto no le estorvare a la del reino de Sicilia. ?Pues por que se ha de admitir tanta desigualdad?. Los trabajos, los peligros, las perdidas para nosotros solos, pero la gloria y provecho, no solo igual, pero mayor, y mas segura para el rey. Si nos perdemos quedando muertos, o en dura servidumbre, libre don Fadrique, y tan gran principe como antes; pero si ganamos nuevas provincias, y estados, todos han de venir a ser suyos. ?Pues puede algun cuerdo con esta desigualdad, hallandose libre para escoger, dar la obediencia a principe con tales calidades?. A mas de esto ?no se acuerda la paga que nos dio por tantos servicios al partir de Sicilia?. iQue fue mas que un poco de bizcocho, y otras cosas que no pueden negarse a los siervos, y esclavos!. No, amigos, no nos conviene tomar por rey a D. Fabrique, pues no se acordo de nosotros al tiempo que le pediamos su ayuda, y cuando nos importaba tanto el darnosla, sino cuando a el convino, y a nosotros no nos es de provecho. Esto se hecha bien de ver ahora, pues no nos envia armas, gente, bastimentos, o dineros, ni otra cosa necesaria para la guerra, sino cabeza y general que nos gobierne como si tuvieramos falta de esto, y no se hubieran alcanzado muchas victorias sin tenerle puesto por su mano. No consintamos que el premio de nuestros servicios se distribuya por mano de sus ministros, y gobernadores, en quien siempre puede mas la pasion que la verdad, mas su particular interes que la comun utilidad, porque tratan las provincias como quien las ha de dejar, y como en la posesion temporal de ajena propiedad gozan de los presente, sin ningun cuidado de lo venidero, y mas estando el rey tan apartado, a quien nuestras quejas llegaran tarde cuando sean oidas, y los socorros tan a tiempo como el que ahora nos envia, despues de seis anos que con grande instancia se lo pedimos. En esto finalmente me resuelvo, que excluyamos a D. Fadrique por D. Fernando; tengamos presente al principe por quien aventuramos la vida, y sea testigo, pues ha de ser juez, de los servicios que le hicieramos y cuide de nosotros como de si mismo, pues nuestra conservacion y vida corren parejas con la suya. Contentese D. Fadrique con Sicilia ganada, y conservada por nuestro valor; deje a D. Fernando su sobrino los trabajos de una guerra incierta y peligrosa, estas Provincias destruidas, y sola la esperanza de conquistar nuevos reinos, y senorios. Con esta platica los pocos dudosos que habia se resolvieron con el parecer de Rocafort, y luego dos de los cincuenta electos dieron razon de la determinacion que habian tomado a todo el campo, refiriendo las mismas razones de Rocafort. Tuvose con aplauso general de todos por acertada aquella determinacion, y quisieron luego se diese la respuesta a el infante. Fueron para esto los cincuenta, y propusieronle su embajada. Don Fernando como buen caballero, respondio que el venia de parte de su tio, y que con su autoridad, y fuerzas habia tomado aquella empresa a su cargo, y seria faltar a su obligacion si con puntualidad no ejecutase las ordenes de quien le enviaba, y que por ningun caso admitiria el ofrecimiento que le hacian, sino recibiendole como Lugarteniente de su tio D. Fadrique. Rocafort siempre publico que el infante, por tener alguna disculpa con el rey, no admitiria luego el ofrecimiento que le hacian, y con esto engano la mayor parte del ejercito, porque si hubiera quien les persuadiera, y desenganara que el infante por ningun caso se quedara a gobernarles como a principe, sin duda que le admitieran por el rey. Quince dias se pasaron en este trato, y el infante creyo siempre que aquellas eran palabras de cumplimiento, y que a lo ultimo obedecerian al rey. En este medio Rocafort, como de su parte tenia todos los Turcos, y Turcoples a su disposicion, y parte del ejercito que le seguia, la otra como inferior no le osaba contradecir. Con esto quedo todo el ejercito que estaba debajo de su mano, resuelto de no admitir el infante por el rey; y a la verdad su intento no era excluir a Don Fadrique por D. Fernando porque con ninguno de ellos se pudiera conservar, pero como hombre sagaz, y que conocia al infante por uno de los mejores caballeros de su tiempo, y que no tendria mala correspondencia con el rey tu tio, le propuso al ejercito para que excluyesen al rey, prefiriendo al infante, de quien estaba cierto que no lo admitiria, y como la mayor parte del ejercito con este engano de Rocafort se declaro por el infante contra el rey, despues no quisieron elejir a quien una vez excluyeron. Todos estos embustes tramaba Rocafort, seguro que aunque despues los descubriesen no le causarian dano, por tener de su parte a los Turcos, y Turcoples, que juntos con los confidentes era la mayor parte del ejercito. No se puede negar que en esta parte Rocafort podria tener alguna disculpa, aunque fuera de natural y condicion mas moderado, porque despues de tantas victorias, y haber gobernado un ejercito cinco anos, justamente pudiera rehusar el no admitir un superior cuyo favor habian prevenido sus mayores enemigos Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez, que siempre serian preferidos por su calidad, y mejor correspondencia. Y aunque el infante por quitar toda sospecha les hizo quedar en Galipoli, no por eso se la quito a Rocafort, antes ese mismo cuidado con que prevenian las ocasiones exteriores de que pudiese tenerla, se la acrecentaba mas, creyendo siempre que era tener sobrad confianza de Berenguer, y de Fernan, y que ellos la tenian del infante, pues no mostraban queja de no habelles admitido en su compania. No hay cosa que mas penetre y descubra que los recelos, y temores de perder un puesto tan superior como el que Rocafort tenia, y mas en un sujeto de tantas partes, y experiencia. CAPITULO LI. Rocafort antes de partirse el infante del ejercito gano a Nona, y de comun parecer de los capitanes, deja el ejercito los presidios de Thracia, y determina pasar a Macedonia. La venida del infante D. Fernando al ejercito, acabo de poner en desesperacion a los griegos que estaban sitiados, y dentro de pocos dias se hubo de entregar con mucha perdida en las manos del vencedor, porque aunque no perdieron las vidas, quedaron sin haciendas. Berenguer de Entenza tambien tomo a Megarix. Sentiase ya en nuestro campo gran falta de vituallas, porque diez jornadas al contorno de Galipoli estaba todo talado y destruido, que los cinco anos ultimos de los siete que estuvieron en esta provincia, se mantuvieron de lo que la tierra sin cultivar producia, pues no llegaban a los arboles, y vinas sino para quitarles el fruto. A lo ultimo vino esto a faltar, y fue forzoso tratar de buscar otras provincias donde entretenerse, y poder vivir. Habiase diferido esto por las enemistades de Entenza, y Rocafort, que estaban aun tan vivas, que no se osaban mover de sus alojamientos, ni juntarse por el recelo que se tenia que entrambas las dos parcialidades no llegasen a rompimiento: tanto pueden disgustos e intereses particulares, que impiden el remedio comun y quieren mas perecer con ellos, que vivir cediendo de su locas y vanas pretensiones. Todos fueron de parecer que desmantelasen a Galipoli, y los demas presidios, y en esto conformaron los capitanes competidores juntamente con los turcos, y turcoples; y asi suplicaron al infante la gente buena y libre de pasiones, que fuese servido de no desampararles hasta dejarles en otra provincia, porque debajo de su autoridad, y nombre, irian todos muy seguros y en este medio se podrian concertar las diferencias de Entenza, y Rocafort. El infante tuvo su acuerdo por bueno, y ofrecio de hacerlo, y a lo que yo puedo entender, movido de lastima de que Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez de Arenos quedasen en las manos de Rocafort, a quien el respeto del infante parece que detenia la ejecucion de su animo vengativo, quiso tentar si con esta detencion podia concertar estas diferencias, y dejarles con mucha paz y quietud, para que unidos y conformes pudiesen hacer mayores progresos, esperando siempre que obedecerian al rey, aunque por entonces lo hubiese rehusado. Junto el infante las cabezas principales del ejercito, con todos los del consejo, y resueltos ya de salir de aquellos presidios que tenian en Thracia, por haberles forzado la necesidad, y falta de vituallas. Trataron que camino tomarian; y que ciudad en Macedonia ocuparian. Hubo diferentes pareceres, y ultimamente parecio el mas acertado, que se acometiese la ciudad de Cristopol, puesta en los confines de Tracia en Macedonia por tener la entrada de las dos provincias facil, y la retirada segura, y los socorros de mar sin poderselos impedir, como en Galipoli, que ocupado el estrecho con pocos navios de guerra impedian el libre comercio que venia por mar a darles alguna ayuda. Ordenose que Ramon Montaner con hasta treinta y seis velas que habia en nuestra armada, y entre ellas cuatro galeras, llevasen las mujeres, ninos, y viejos, por mar a la ciudad de Cristopol, despues de haber desmantelado todos los presidios que en aquellas costas se tenian por nosotros, como Galipoli, Nona, Pacia, Modico, y Megarix. El infante y los demas capitanes ordenaron en esta forma su partida. Berenguer de Rocafort con los turcos y turcoples, y la mayor parte de los Almugavares saliese un dia antes que Berenguer, y Fernan Jimenez, y que siempre se guardase este orden en el camino siguiendo siempre Berenguer a Rocafort una jornada lejos, y esto se hizo por quitar las ocasiones que pudiera haber de disgusto, si los dos bandos juntos se alojaran, donde forzosamente sobre el tomar los puestos vinieran a las manos. Pudose sin peligro dividir sus fuerzas, por no tener enemigo poderoso en la campana que les pudiese prontamente acometer, porque divididos el espacio de un dia de camino, no se pudieran socorrer si le tuvieran, toda la gente de guerra atendia mas a defenderse dentro de las ciudades, que salir a ofender nuestro ejercito; cosa que tantas veces emprendieron con notable dano suyo y gloria nuestra. Juntos en Galipoli, despues de haber desmantelado todos los demas presidios, partio Rocafort con su gente por el camino mas vecino al mar, y al otro dia le siguio Berenguer de Entenza, y el infante, ocupando siempre los puestos que Rocafort dejaba. Despues de haber caminado algunos dias, comenzaron a entrar en lo poblado de la provincia, a donde sus armas no habian llegado. Los Griegos con el pavor del nombre de Catalanes huian la tierra adentro dejando en los pueblos bastimentos en grande abundancia, con que los nuestros pasaban con mucha comodidad, y libres del dano, que siempre creyeron de faltarles con que vivir. Esta fue una de sus empresas grandes, entrarse por tierras, y provincias no conocidas, sin tener seguridad de alguna plaza, o de algun Principe amigo. La expedicion de los diez mil Griegos que cuenta Xenofonte, fue de las mayores que celebra la antigueedad, pero siempre los Griegos llevaban por fin llegar a su patria, y parte con armas atravesaban Provincias, y naciones estranas: pero los Catalanes solo tenian por fin de aquel viaje, no el descanso de su patria sino la expugnacion de una Ciudad grande y fuerte, que resolvieron de acometer antes de salir de Galipoli, y que el fin de una fatiga y peligro grande fuese el principio de otro mayor. CAPITULO LII. La vanguarda del campo del infante, y Berenguer, alcanza la retaguarda de Rocafort, y llegan casi a darse la batalle; mata Rocafort a Berenguer de Entenza; y Fernan Jimenez de Arenos huyendo del mismo peligro se pone en manos de los Griegos. Llego Rocafort con su ejercito a una aldea dos jornadas lejos de la ciudad de Cristopol, puesta en un llano abundante de frutas, y aguas, las casas vacias de gente, pero llenas de pan y vino, y de otras cosas no solo necesarias, pero de mucho gusto y regalo. Detuvieronse en tan buen alojamiento mas de lo que debieran soldados platicos, y bien disciplinados; cerca de medio dia aun no habian partido, porque la gente derramada por aquella llanura, con el regalo de la fruta que se hallaba en los arboles, se entretuvo de manera que no se pudo recoger antes. La vanguarda del campo del infante donde iba Berenguer de Entenza, porque salio mas temprano de lo que acostumbraba alcanzo la retaguarda de Rocafort. Alterose su retaguarda, y vueltas las caras viendose tan cerca los de Berenguer, juzgaron que venian a romper con ellos: tocose arma con grande confusion, y la vanguarda del uno con la retaguarde el otro se encontraron. Rocafort luego que reconocio la gente de su contrario tuvo por cierto que venia con determinacion de ejecutar algun mal intento, pues no pudiera ser otra la causa que a Berenguer le obligara a romper los conciertos sin primero avisar. Un hombre sospechoso nunca discurre ni piensa lo que le puede quitar las sospechas, sino lo que se las acrecienta. Rocafort no considero su descuydo en diferir la partida hasta medio dia, y acordose que Berenguer de Entenza habia madrugado mucho. Al fin, o por pensarlo asi, o por tomar la ocasion de venir a las manos con el, mando suvir a caballo su gente, y el hizo lo mismo armado de todas piezas, y partio con gran furia contra la gente de Berenguer de Entenza, a quien la suya habia ya acometido, trabandose una cruel y sangrienta escaramuza. Llego tambien aviso al Infante y a los demas capitanes del desorden. Salio Berenguer de Entenza el primero a caballo, y desarmado con sola una azcona montera, como persona de mas autoridad, a detener los suyos, y retirarlos. Gisbert de Rocafort hermano de Berenguer, y Dalmau de San Martin su tio, vieron a Berenguer que andaba metido en los peligros de la escaramuza, o que les pareciese que animaba su gente contra ellos, o lo que se tiene por mas cierto, viendo la ocasion de satisfacer su mal animo, y quitar el emulo a su hermano, Gisbert, y Dalmau cerraron juntos con el. Berenguer de Entenza, que como inocente y buen caballero, viendo que los dos hermanos se encaminaban para el vuelto a ellos les dijo: ?Que es esto amigos?. Y en este mismo tiempo le hirieron de dos lanzadas, con que aquel valiente y bravo caballero cayo del caballo muerto, sin poderse defender por estar desarmado, descuidado y entre sus amigos. Encendiose mas vivamente la escaramuza despues de muerto Berenguer, y los Rocafort ejecutaron su venganza matando muchos de su vando. No puede ser mayor la crueldad, que despues de haber vencido y muerto su contrario, degollar y despedazar los vencidos, en quien no pudiera haber resistencia, despues de perdida su cabeza, en admitir a Rocafort, y obedecelle; pero su soberbia y arrogancia fue tanta que no hacia ya la guerra a sus enemigos, sino a su propia naturaleza, y solicitaba a los Turcos, y Turcoples para que inhumanamente acabasen todos los del vando de Berenguer, sin excepcion alguna de persona. Fernan Jimenez de Arenos con el mismo descuido que Berenguer de Entenza, iba desarmado, y retirando su gente a cuchilladas, fue advertido de la muerte de Berenguer y que con cuidado le iban buscando para matarle; y asi con alguna gente que pudo recoger y llevar tras si, se salio del campo y tuvo por mas seguro entregarse a los Griegos que a Rocafort. Fuese a un Castillo que estaba cerca, donde fue recibido debajo de seguro, con que se presentase delante del Emperador Andronico. El infante por amparar y defender la gente del vando de Berenguer, salio armado con algunos caballeros que le siguieron, y se opuso con valor a los Turcos, y Turcoples, que asistidos de Rocafort, todo lo pasaban por el rigor de su espada. Pudo tanto la presencia del Infante, que Rocafort puesto a su lado, por que los Turcos no le perdiesen el respeto, retiro su gente, despues de haber tan alevosamente muerto a Berenguer, y tanta gente de su vando. Quedaron muertos en el campo ciento cincuenta caballos, y quinientos infantes, la mayor parte de las companias de Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez de Arenos. Sosegado el tumulto, y retirada la gente a sus vanderas, el Infante, y Rocafort vinieron juntos a la plaza del lugar, donde tenian el cuerpo de Berenguer tendido. Apeose el Infante de su caballo, y abrazado con el cuerpo difunto, dice Montaner, que lloro amargamente, y que le abrazo y beso mas de diez veces, y que fue tan universal el sentimiento, que hasta sus mismos enemigos le lloraron. Vuelto el Infante a Rocafort con palabras asperas le dijo, que la muerte de Berenguer habia sido malamente hecho por algun traidor. Rocafort con palabras humildes respondio que su hermano, y tio no le conocieron hasta que le hubieron herido. Con esto se hubo de satisfacer el Infante, pues no tenia fuerzas para castigar tanto atrevimiento, y sin duda que hiciera alguna demostracion, sino se hallara con tan poca gente. Mando que para enterrar el cuerpo de Berenguer, y hacerle sus obsequias se detuviese el ejercito dos dias, porque quiso honrarle con lo que pudo; y asi se hizo. Enterraronle en una hermita de San Nicolas que estaba cerca, junto del Altar mayor; sepulcro harto indigno de su persona si consideramos el lugar humilde, y poco conocido donde le dejaron, pero celebre y famoso por ser en medio de las Provincias enemigas, cuya inscricion y epitaphio es la misma fama que conserva, y estiende la memoria de los varones ilustres que carecieron de tumulos magnificos en su patria, por haber perecido en tierra ganada y adquirida por su valor. Este fin tuvo Berenguer de Entenza, nobilisimo por su sangre, y celebrado por sus hazanas, y por entrambas cosas estimado de Reyes naturales, y estranos. En sus primeros anos sirvio a sus Principes primero en Cataluna, y despues en Sicilia, con buena fama, donde alcanzo muchos amigos, y hacienda para seguir el camino que la fortuna le ofrecio de engrandecerse, y alcanzar estado igual a sus merecimientos, que aunque en su patria lo poseia grande, pero no de manera que su animo generoso y gallardo cupiese en tan cortos limites, como los de la Baronia que hoy llamamos de Entenza. Fue Berenguer animoso y valiente con los mayores peligros, fuerte en los trabajos, constante en las determinaciones, igualmente conocido por los sucesos prosperos y adversos porque en medio de su felicidad padecio una larga y trabajosa prision y apenas salido de ella, y restituido a los suyos, cuando otra vez la fortuna se le mostraba favorable murio a traicion a manos de sus amigos, en lo mejor de sus esperanzas. El infante despues de sosegado el alvoroto, envio a llamar a Fernan Jimenez, ofreciendole que podia venir seguro debajo de su palabra. Respondio que le perdonase, que ya no estaba en su libertad para cumplir sus mandamientos, porque habia ofrecido de presentarse ante el Emperador Andronico con toda su compania. Tuvole el Infante por disculpado, y Fernan Jimenez despues de haber recogido los suyos, se fue a Constantinopla donde le recibio Andronico con muchas muestras de agradecimiento, de que le hubiese venido a servir y por mostrarlo con efecto, le dio por mujer una nieta suya viuda, llamada Teodora, y el oficio de Megaduque que tuvo Roger y despues Berenguer de Entenza. Con esto quedo Fernan Jimenez de los mas bien librados capitanes de esta empresa, y el que solo permanecio en dignidad, y escapo de fines desastrados. CAPITULO LIII. Deja el Infante nuestra compania, y lleva consigo a Montaner despues de entregar la armada. En este medio que el Infante se detuvo en el lugar donde mataron a Berenguer, llegaron sus cuatro galeras con sus Capitanes Dalmau Serra caballero y Jayme Despalau de Barcelona, y alegre de tener galeras con que apartase de Rocafort, mando juntar consejo general, y volvio segunda vez a requerilles, si le querian recibir en nombre de su tio Don Fadrique, porque cuando no quisiesen estaba resuelto de partirse. Rocafort autor de la determinacion pasada, cuando se les propuso lo mesmo, como mas poderoso entonces, despues que le faltaban sus emulos en quien pudiera haber alguna contradicion, fuele facil tener a todo el campo en su opinion, porque sus pensamientos ya eran mayores que de hombre particular. Respondieron al Infante lo que la vez pasada y con mayor resolucion. Con esto se tuvo por imposible y desesperado el negocio; y asi se embarco el Infante con sus galeras, dejando a Rocafort absoluto senor, y dueno de todo, y navego la vuelta de la Isla de Tarso, seis millas lejos de la tierra firme donde estaba el campo. Llego el Infante a la isla casi al mismo tiempo que Montaner con toda la armada, y despues de haberle referido la maldad de Rocafort, y perdida de tan buenos caballeros como eran Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez de Arenos, le mando de parte del Rey, y suya que no se partiese de su compania. Obedecio Montaner con mucho gusto, porque estaba rico y temia a Rocafort aunque era su amigo. La amistad de un poderoso insolente siempre se ha de temer, por que la amistad facilmente se pierde y queda el poder libre de respetos para egecutar su furia, y sus antojos. Suplico al Infante fuese servido de detenerse, mientras el con la armada daba razon a los capitanes del campo de lo que se le habia encargado, que eran la mayor parte de sus haciendas, y todas sus mujeres e hijos. Fue contento el Infante de aguardalle, y con esto Montaner con la armada llego a una playa donde estaba alojado el ejercito, una jornada mas delante de donde los dejo el Infante. No quiso que persona alguna desembarcase, hasta que le aseguraron que no se haria dano a la mugeres, hijos y haciendas, de los de Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez, y que les dejaria libres para ir donde quisiesen. Con este seguro desembarco todos los que quisieron ir al Castillo donde Fernan Jimenez se habia retirado. Dieronles cincuenta carros, y con doscientos caballos de Turcos y Turcoples de escolta, y cincuenta Cristianos les enviaron al Castillo. A los que no quisieron quedarse, ni con Rocafort ni con Fernan Jimenez, se les dieron barcas armadas hasta Negroponte. En esto se entretuvo el campo dos dias, y Montaner ya que se queria partir, hijo juntar consejo general, y despues de haberles entregado los libros, y el sello del ejercito, les dijo, que el Infante Don Fernando de parte del Rey, y suya le habia mandado que le siguiese, a quien era forzoso obedecer y que no lo habia querido hacer antes, hasta haber dado descargo de lo que se le encomendo que el se iba con grande sentimiento de dejarles, aunque por su mal proceder de ellos pudiera no tenelle, pues daban tan mala recompensa a los que les habian gobernado, y sido sus generales que Berenguer quedaba muerto por sus excesos, y Fernan Jimenez entregado a la fe dudosa de los Griegos. Estas razones dijo Montaner, por la seguridad que tenia de los Turcos y Turcoples a quien siempre trato con mucho amor y ellos reconocidos le llamaban Cata, que en su lenguage, quiere decir padre; y aunque Rocafort lo mandara, no intentaran cosa contra el. Toda la nacion junta le rogo que se quedase, y los Turcos, y Turcoples hicieron lo mismo, solicitando siempre a Rocafort que le detuviese; pero como estaba ya resuelto de partirse, y hablo con alguna libertad a favor d Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez, no quiso ponerse en peligro, ni dar ocasion a Rocafort que con pequena ocasion le diese muerte como a los demas. Con esto se partio del ejercito con un vajel de veinte remos, y dos barcas armadas, en que puso su hacienda, y la de sus camaradas, y criados. Llego a la isla de Tarso donde el Infante le esperaba, y en ella se detuvieron algunos dias para tomar bastimentos, y consultar la navegacion que havian de hacer. Detuvoles tambien el buen acogimiento que hallaron en Ticin Jaqueria aquel Genoves que con ayuda de Montaner saqueo el Castillo de Fruilla, y despues ocupo el de aquella isla, donde con muestras de sumo agradecimiento les entrego las llaves del Castillo, y les ofrecio servir con su vida y hacienda. Siempre el hacer bien es de provecho, y la recompensa viene muchas veces de quien menos se penso que la pudiera hacer y lo que perdio en muchos beneficios, de uno solo que se agradezca, se sigue mayor utilidad que dano de todos los que se perdieron. Hallo Montaner con el Infante seguridad en el puerto, regalo en lo que se les dio para su sustento, con solo haber ayudado antes al Genoves, aunque fue con su mismo interes y provecho. CAPITULO LIV. Pasa el ejercito a Macedonia. Apartado Montaner del campo, Berenguer de Entenza muerto, y Fernan Jimenez huido quedo solo Rocafort absoluto senor y dueno de todo, y asi mudaba a su gusto y antojo las determinaciones de todo el consejo. La resolucion que se tomo entre todos los capitanes antes que saliesen de sus presidios, fue de acometer a Cristopol y hacerse fuerte en el, como lo hicieron en Galipoli, y tener las dos provincias de Thracia y Macedonia vecinas para hacer sus entradas. Parecio al principio facil la empresa, porque creyeron coger a los Griegos descuidados, y sin tiempo para prevenirse, y sin duda que les saliera bien el pensamiento, si en el camino no se detuvieran cuatro dias en vengar sus particulares agravios y pasiones con que tuvieron los Griegos espacio y lugar bastante, no solo para defenderse, pero tambien para ofenderles, y acabarles, si entre los Griegos hubiera hombres de valor y cuidado. La dilacion de las ejecuciones en la guerra es muy perniciosa, y muy util cualquier presteza, que por faltarles a muchos un dia, una hora y aun menos tiempo, perdieron grandes lances y ocasiones. Rocafort despues que supo que la Ciudad estaba puesta en defensa, se resolvio de pasar al estrecho de Cristopol que es la parte maritima del monte Rodope, y no detenerse, en acometer el lugar. El siguiente dia con todo el campo paso el estrecho, no sin gran fatiga, porque el camino era aspero, los bagajes muchos; y los ninos, mujeres y enfermos. Los Griegos, aunque advertidos del camino que llevaban los Catalanes, no pudieron, o no osaron atreverse a impedilles el paso. Atravesando el monte Rodope, bajaron a los campos de Macedonia cerca de ocho mil hombres de servicio entre todas las naciones; bastante ejercito para cualquier grande empresa, si los animos estuvieran unidos, y la muerte de Berenguer no hubiera hecho odioso a Rocafort, aun a sus propios amigos, porque desde entonces el se desvanecio y ellos se ofendieron; al fin del otono se hallaron en medio de la provincia de Macedonia los pueblos enemigos poderosos y aun no maltratados con la guerra, pero los danos de Thracia su provincia mas vecina, les sirvio de escarmiento, para prevenirse dentro de las Ciudades, y recoger los frutos de la campana. Cuidadosos pues los Catalanes de poner su asiento por aquel invierno en algun sitio acomodado, corrian toda la tierra, reconociendo puestos que poder ocupar, y recoger bastimentos y vituallas compradas con sangre, y con dinero. Ultimamente despues de haber hecho grandes danos en toda la Provincia, se hicieron fuertes en las ruinas de la antigua Casandria, uno de los mejores puestos de toda la Provincia, por estar vecino al mar, y toda la comarca de aquel cabo fertil y apacible, por los muchos senos, y entradas que el mar hace y de donde facilmente, o por lo menos con mas comodidad que de otro cualquier lugar, podian hacer sus entradas la tierra a dentro, y tener a Tesalonica cabeza de la provincia en continuo recelo de su dano. CAPITULO LV. Prision del Infante Don Fernando en Negroponte. Partio el Infante de la Isla de Tarso con Ramon Montaner y mando que se le entregase a Montaner la mejor galera que fue la que llamaban Espanola. Con estas cuatro galeras, un leno armado, y una barca de Montaner fueron navegando por la costa de Thracia, y Macedonia, hasta el puerto de Almiro. Lugar del Ducado de Athenas, donde el Infante habia dejado cuatro hombre cuando venia, para hacer bizcocho para cuando se volviese. Hallo el Infante que contra la fe y palabra comun le habian tomado el bizcocho, y maltratado los cuatro que lo hacian. Tomo el Infante luego satisfacion del dano que habia recibido, hechando gente en tierra, y saqueando el lugar de Almiro, donde todo se llevo a sangre y fuego. Despues de haber saqueado y satisfecho la perdida pasada de alli pasaron a la Isla que Montaner llama Espol, yo entiendo que fue la que hoy se llama el Sciro. Saqueo toda la Isla, y combatio el Castillo sin fruto. De alli tomaron el cabo de la Isla de Negroponte, quiso el Infante entrar en la Ciudad, porque cuando vino a Romania estuvo en ella, y fue muy recibido, y festejado. Montaner y los demas capitanes de experiencia le advirtieron, que no convenia poner a riesgo su persona, y la de los que con el iban, despues de haber saqueado los Lugares del Duque de Athenas, con quien los senores de Negroponte tenian confederacion. No dio credito a sus buenos consejos, y usando de su poder absoluto, con evidente peligro entro en la Ciudad, hallaron en el puerto diez galeras de Venecianos que habian venido a instancia de Carlos de Francia, a quien dio el Papa la investidura de los Reinos de Aragon, cuando el Rey Don Pedro ocupo a Sicilia. Trahian un caballero Frances llamado Tibal de Sipoys, para que en nombre de Carlos su principe tratase en Grecia nuevas confederaciones, y amistades, y particularmente de los nuestros, de quien esperaba Carlos su remedio, porque tenia pensamiento de venir en persona por los derechos que pretendia al Imperio, a echar de el al Emperador Andronico. El Infante y ano tuvo lugar de arrepentirse, ni volver atras, porque fuera dar mayor sospecha; pero antes de desembarcar quiso que le asegurasen, y diesen palabra de no ofendelle. Hicieronlo con mucho gusto al parecer, Tibaldo el primero, y los capitanes de las diez galeras Venecianas, que se llamaban Juan Tarin, y Marco Misot, y los tres senores de Negroponte. Con esto le parecio al Infante que estaba seguro. Salto en tierra, donde le convidaron para aseguralle mas, y quitar a las galeras la mayor defensa que era el estar alli su persona, y las de quien siempre le acompanaban que entre ellas fue la de Montaner. Apenas puso el Infante el pie en tierra, cuando las diez galeras Venecianas dieron sobre las del Infante, y el vajel de Montaner, donde acudio mucha gente, porque tenian noticia que habia dentro grandes riquezas. Mataron al entrar, cerca de cuarenta hombres que se quisieron defender, y al mismo tiempo prendieron al Infante, con hasta diez de los mas principales que estaban en su compania. Tibaldo luego libro la persona del Infante, a Micer Juan de Misi, senor de la tercera parte de Negroponte; para que le llevase al Duque de Athenas en nombre de Carlos de Francia, cuya orden se aguardaria para disponer de la persona del Infante. Llevaronle con ocho caballeros, y cuatro escuderos a la Ciudad de Athenas, donde fue entregado al Duque y por su orden con muchas guardas llevado al Castillo de S. Tomer donde quedo prisionero algunos dias. CAPITULO LVI. Rocafort y su gente prestan juramento de fidelidad a Tibaldo de Sipoys en nombre de Carlos de Francia. En este tiempo, ya Tibaldo trataba de traer al servicio de Carlos a Rocafort y a toda la compania y procuraba grangearles por todos los medios que pudo. No falto quien le advirtio que en ninguna cosa podia ganar mas la voluntad de Rocafort, que entregandole dos de aquellos prisioneros que tenia, que el uno de ellos era Montaner, y el otro Garcia Gomez Palacin, enemigo grande de Rocafort. Tibaldo dio credito al aviso, y sin mas averiguacion embarco en sus galeras a Montaner, y a Palacin, y el en persona partio la vuelta del cabo de Casandria, donde estaban los nuestros con Rocafort; y apenas hubo llegado a su presencia, cuando le presento los dos prisioneros, pareciendole que habian de ser el medio de sus amistades, y asi fueron ellas tan desdichadas, pues se fundaron en la sangre, y muerte de un inocente. Entregaronse ambos prisioneros, pero con diferente suerte, porque al uno le apartaron para quitarle la vida, y al otro para darle libertad. Honraron con grandes demostraciones de contento a Montaner, y a Palacin mando Rocafort cortarle luego la cabeza, sin darle mas tiempo de vida de lo que el verdugo tardo a darle la muerte, y sin que persona alguna se atreviese a replicar sobre ello a Rocafort. Que se halle hombre tan ruin como Rocafort entre tanto soldados, y capitanes no me causa admiracion; pero que entre todos ellos no se hallase un hombre de bien que detuviera, o replicara a Rocafort, advirtiendole, si quiera, que ofendia su fama, y obscurecia sus hechos, con ejecucion tan inhumana, y fuera de tiempo. Era Garcia Gomez Palacin Aragones, valiente soldado, y honrado caballero, aunque desdichado, principal capitan, y valedor del vando de Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez de Arenos. Con este hecho indigno de cualquier hombre que lo sea, perdio Rocafort amigos, y reputacion; pues dar la muerte a un caballero que se retiraba como vencido a la patria, de donde no le pudiera ofender, ni impedir su grandeza, fue indicio y senal manifiesta de su crueldad, y fiereza. Montaner como habia sido Maestre Racional de nuestro ejercito, y era el que mandaba todos los oficiales de pluma, tenia grangeados con su buen termino, y verdad los animos de todos los soldados, y asi le amaban como a padre, cosa raras veces vista amar la gente de pluma a quien ordinariamente aborrecen y murmuran, porque les parece que estando descansados, con trampas y enredos en dano de la milicia se acrecientan, y enriquecen, y ellos con mil trabajos y peligros viven siempre en una miserable suerte. Recibieron todos a Montaner con regocijo general, y luego le dieron una posada de las mas honradas que habia, y los Turcos, y Turcoples los primeros le presentaron veinte caballos, y mil escudos, y Rocafort un caballo de mucho precio, y otras cosas de valor, sin que huviese persona de estimacion en todo el ejercito que no le diese algo. Tibaldo de Sipoys, y los capitanes Venecianos que le entregaron, quedaron corridos de ver que se hiciese tanta honra a quien ellos habian robado cuanto tenia, y temieron que no le hiciese dano en desbaratar sus trazas, y pretensiones; pero Montaner era cuerdo, y como no le parecio cosa segura quedarse en nuestro campo, ni las impidio, ni las faborecio. Rocafort que hasta entonces habia estado dudoso en aceptar lo que por parte de Carlos de Francia le ofrecia Tibaldo de Sipoys, porque el respeto de la casa de Aragon le detenia pero cuando tuvo por cierto que por no haber querido admitir al Infante por el rey Don Fadrique, las casas de los reyes de Aragon, Sicilia, y Mallorca, le serian enemigos, vino en lo que Tibaldo deseaba, que la compania le recibiese por su general en nombre de Carlos de Francia, ofreciendoles el sueldo aventajado, y grandes esperanzas, que era lo que les podia dar. Con esto le juraron fidelidad, forzados a lo que yo puedo juzgar, de la violencia de Rocafort, porque deshechar a su principe natural, y tomar al estrano, y enemigo, no es posible que los Catalanes, y Aragoneses voluntariamente lo consintiesen, ni Rocafort lo intentase, sino por la seguridad que tenian en los Turcos, y Turcoples, y parte de la Almugavaria que ciegamente le obedecian, aunque lo que Rocafort hizo no parece que fuese traicion, porque no tomo las armas contra sus principes, sino solo se aparto de sus servicios: cosa en aquellos tiempos licita y usada, y mas cuando precedian agravios. Ni menos fue por aborrecimiento que tuviesen a la casa de Aragon, y amor a la de Francia, sino que quiso arrimarse por entonces al principe menos poderoso, para con mas facilidad apartarse de el cuando sus cosas llegasen al estado en que esperaba verse. Porque corria una voz entre muchas, que Rocafort se queria llamar rey de Tesalonica, o Salonique, y no era esto sin algun fundamento, pues habia mudado el sello del ejercito que era la imagen de San Pedro, y en su lugar mando poner un rey coronado; senales evidentes de sus altos y atrevidos pensamientos, y que sin duda llegara a ser principe absoluto, si su grande avaricia, y soberbia no atajara los pasos de su prospera fortuna, al tiempo que le ofrecia un estado con que pudiera fundar, y engrandecer su casa. Que si Rocafort viviera cuando los nuestros ocuparon los Estados de Athenas, y Neopatria, tengo por sin duda que no llamaran al rey de Sicilia sino que le recibieran por su principe y senor; pues se pudiera hacer con muy justo titulo, habiendo sido Rocafort su general tantos anos en tiempos de trabajos, y debajo de cuyo mando, y govierno habian alcanzado tantas victorias, y dado glorioso fin a tan senaladas empresas. Luego que las galeras Venecianas vieron a Tibaldo general del ejercito en nombre de Carlos, partieron la vuelta de su casa y Ramon Montaner con ellas, aunque le rogaron mucho que se quedase, pero como el conocia la poca seguridad que habia en la condicion de Rocafort, jamas quiso quedarse, ni aun pediendoselo muy encarecidamente el mismo Tibaldo. CAPITULO LVII. Montaner con las galeras Venecianas vuelve al Negroponte, y en Athenas se ve con el Infante Don Fernando. Juan Tari general de las galeras Venecianas por orden de Tibaldo dio una galera a Montaner, para que llevase en ella sus camaradas, sus criados, y su ropa, y su persona se embarco en la Capitana con Tari, de quien fue por extremo regalado, y servido. A mas de esto Tibaldo dio cartas a Montaner para Negroponte, en que mandaba que se le restituyese todo lo que se le habia robado de su galera cuando prendieron al Infante, y esto so pena de la vida y perdimiento de bienes, si alguno lo ocultase. Con este buen despacho partio Montaner a Negroponte con las galeras Venecianas, donde llegaron con buen tiempo y luego se notificaron las cartas de Tibaldo al justicia mayor de Venecianos. Hicieronse luego pregones con las penas dichas a los que no restituyesen, y Juan Damici, y Bonifacio de Berona, como senores tambien de la Isla hicieron los mismos pregones, cuando vieron la carta de Tibaldo, supremo ministro en aquellas partes del rey de Francia. Fueron los pregones poco obedecido, porque no se hicieron sino solo para satisfacer y cumplir con esta demostracion con Tibaldo, porque Montaner no cobro cosa alguna de las perdidas, ni se le dio otra satisfacion. Montaner como verdadero criado y servidor el Infante, pidio a Juan Tari que le diese lugar para ir a la Ciudad de Athenas a verle y consolalle en su prision, que como nacio subdito de los de su casa, no podia dexar de acudir en caso tan apretado como velle preso. Tari con mucha cortesia le ofrecio de aguardar quatro dias en Negroponte, en que tendria bastante tiempo para ir a visitar al Infante, y volverse; porque de Negroponte, a Athenas habia solas veinte y cuatro millas. Partio Montaner con cinco caballos, y en llegando a la Ciudad quiso ver al Duque, y aunque le hallo enfermo, le dio lugar para le viese, y le recibio con mucha cortesia, y con palabras muy encarecidas le significo el sentimiento que habia tenido del suceso de Negroponte, quando le robaron su galera, y ofrecio que en todo lo que se le ofreciese le ayudaria con veras. Montaner respondio que estimaba mucho la merced, y honra que le hacia, pero que solo deseaba ver al Infante Don Fernando. Diole licencia el Duque con mucho cumplimiento, y mando que en el tiempo que Montaner estuviese con el Infante, todos quantos quisiesen pudiesen entrar en el castillo, y visitalle. Dieron luego libre la entrada de Sant Ober, y Montaner en viendo al Infante, las lagrimas le sirvieron de palabras, que mostraron el sentimiento de ver su persona puesta en manos de estrangeros. El infante en lugar de recibir algun consuelo de Montaner, fue el el que se le dio, y animo con palabras de grande valor y constancia. Dos dias se detuvo Montaner en su compania, platicandose los medios mas necesarios para su libertad, y ultimamente quiso quedarse para serville, y asistille en la prision, no le consintio el Infante por parecelle mas conveniente que fuese a Sicilia a tratar con el Rey de su libertad. Diole cartas para el Rey, y le encargo que como testigo de vista refiriese a su tio todo lo que habia pasado en Thracia, y Macedonia, acerca de admitille en su nombre. Con esto se despidio Montaner, y fue a tomar licencia del Duque para volverse, de quien fue regalado con algunas joyas, que le fueron de mucho provecho, porque todo el dinero que trahia habia dexado al Infante, y repartidos sus vestidos entre los que le servian. Vuelto a Negroponte, se partieron luego las galeras, y navegando por las costas de la Morea, llegaron a la Isla de la Sapiencia, donde toparon quatro galeras de Riambau Dasfar, de quien ya tenia lengua Montaner. Los Venecianos sospechosos siempre como gente de Republica, apartandose con Montaner, le preguntaron si Riambau Dasfar era hombre que les guardaria fe. Respodioles que era buen caballero, y que el no seria enemigo ni haria dano a los amigos del Rey de Aragon, y que con seguridad podrian estar todos juntos, y honrar a Riambau. Con esto se sosegaron, y Montaner paso a la galera de Riambau Dasfar, y luego todas se juntaron, y se convidaron los capitanes con mucha llaneza y seguridad. Llegaron a Clarencia donde se detuvieron las galeras Venecianas, y entonces Montaner se paso a las de Riambau, en cuya compania llego a Sicilia, y en Castronuevo se vio con el Rey, y le dio larga relacion de lo que pasaba juntamente con la carta del Infante. Mostro el Rey gran sentimiento, y luego escribio al Rey de Mallorca, y al Rey de Aragon, para que todos juntos ayudasen a la libertad de Don Fernando; y en este medio Carlos hermano del Rey de Francia escribio al Duque de Athenas que enviase la persona del Infante al Rey Roberto de Napoles. Obedecio el Duque; y asi vino el infante a Napoles preso, donde estuvo un ano en una cortes prision, porque salia a caza, y comia con Roberto, y con su muger, que era su hermana. El rey de Mallorca su padre por medio del Rey de Francia le alcanzo libertad, con que el Infante vino a Colibre a verse con su padre. CAPITULO LVIII. Prision de Berenguer, y Gisbert de Rocafort. Los nuestros despues que admitieron por Capitan general a Tibaldo, y le juraron en nombre de Carlos hermano del Rey de Francia, mantuvieron el puesto de Casandria, sustentandose de las correrias, y entradas que hacian la tierra a dentro, hasta llegar a Tesalonica donde estaba la Emperatriz con toda su Corte, con todas las riquezas y tesoros del Imperio de los Griegos, que esta ambiciosa mujer habia recogido para acrecentar a sus hijos en grave dano de Miguel su entenado, sucesor legitimo del padre. Mientras Rocafort sin recelo de mudanza trataba de su aumento, y grandeza, llego el fin de su prosperidad, y principio de su desdicha, que las mas veces suele ser en la mayor confianza y seguridad del hombre; para que se conozca claramente la instabilidad de las cosas humanas y que no hay poder que pueda en si propio asegurarse, porque las causas de su acrecentamiento son las mismas de su ruina. La primera causa y motivo que tuvieron sus enemigos para deriballe, fue conocer en el un grande desconocimiento de lo que debia a su propia naturaleza y sangre, pues a mas de ser cruel, era codicioso y lascivo; insufribles vicios en los que mandan, porque la vida, honra, y hacienda, bienes los mayores del hombre mortal, andan siempre en peligro. El deseo de tomar satisfacion y venganza de los agravios recibidos de Rocafort, con el miedo se encubrieron, hasta que tomaron la ocasion del poco caso, y respeto que Rocafort, tenia a Tibaldo, y secretamente pusieron en platica su libertad, pareciendoles que hallarian en Tibaldo, como en hombre ofendido, el remedio de sus agravios; pues casi eran comunes a todos. Dixeron a Tibaldo que les ayudase a salir de tan dura servidumbre, y que se reprimiese la insolencia de Rocafort, pues olvidado de lo que debia hacer un buen gobernador, y capitan, atropellando las leyes naturales, usaba de su poder en cosas ilicitas, y fuera de toda razon, y de los subditos libres como de sus esclavos, y de los bienes agenos como suyos propios. Que ya era tiempo que las maldades de Rocafort tuviesen castigo, y sus trabajos y peligros fin que pues el era la suprema cabeza pusiese el remedio conveniente, y diese satisfacion a tantos agraviados. Tibaldo como solo y forastero, temiendose que no fueran echadizos de Rocafort para descubrir su animo, respondio con palabras equivocas, ni cargando a Rocafort, ni desesperandoles a ellos. Era el Frances hombre muy prudente, y de grande experiencia, y quiso aunque agraviado de Rocafort, tentar el camino mas suave para moderalle; porque como el principal motivo de su venida habia sido para tener de su parte nuestro exercito, no reparaba en su particular autoridad, sino en lo que habia de ser de importancia para eL Principe, cuyo ministro era. El primer medio que tomo fue hablar con gran secreto a Rocafort, y pedille que se fuese a la mano en sus gustos, poniendole delante los danos que le podrian causar. Pero Rocafort poco acostumbrado a sufrir personas que pretendiesen detener y corregir sus desordenes respondio a Tibaldo con tanta aspereza, que le obligo a poner remedio mas violento, y desesperado de poder mantener a Rocafort en el servicio de su Principe, sino se le consentian sus ruindades, determino vengarse de el, y dexar nuestra compania. Pero disimulo esta determinacion hasta que un hijo suyo viniese con seis galeras de Venecia, a donde le habia enviado algunos meses antes. Llegaron dentro de pocos dias, y Tibaldo quando se vio seguras las espaldas, envio con gran secreto a decir a los Capitanes conjurados, que le hiciesen saber en lo que estaban resueltos de los negocios de Rocafort. Ellos respondieron que juntase consejo, y que en el veria los efectos de su determinacion. Diose Tibaldo por entendido, y al otro dia hizo juntar el consejo, publicando que tenia cosas importantes que tratar en el. Vino Rocafort con la insolencia, y arrogancia que acostumbraba. A la primera platica que se propuso, comenzaron todos a quexarse de el; pero como hasta entonces no habia tenido hombre que le osase contradecir, ni que descubiertamente se le atreviese, alborotose extranamente y con el rostro ayrado, y palabras muy pesadas, los quiso atropellar como solia. Entonces los Capitanes conjurados se fueron levantando de sus asientos, y llegandosele mas, multiplicando las quexas, y acordandose de los agravios que a todos hacia, diciendo, y haciendo, le asieron a el, y a su hermano, sin que pudiesen resistirse, porque los conjurados eran muchos, y resueltos. Luego que tuvieron presos a entrambos hermanos, y entregados a Tibaldo, acometieron la casa de Rocafort, y la saquearon toda, alargandose la licencia militar, como suele en casos semejantes, sin detenelles el respeto que debian tener a las paredes de quien habia sido su General tantos anos, y con su espada, y valor heberles defendido tantas veces. CAPITULO LIX. Tibaldo llevando consigo los dos hermanos presos, dexa el exercito, y los lleva a Napoles, donde les dieron muerte. Causo la prision de Rocafort diferentes efectos, porque sus amigos se entristecieron como participantes de sus delitos, y hubieran hecho alguna demostracion de liberalle, si no dudaran de que un caso tan grave no era posible haberse emprendido sino con gran prevencion de ayuda, y lados; y mas que aun no habia reconocido quales eran amigos, o enemigos declarados, cosas que muchas veces suele ser de importancia para los que acometen casos tan repentinos, y prontos. Los Turcos, y Turcoples que eran los fieles a Rocafort, quedaron tan pasmados y atonitos del hecho, que no pudieron tomar resolucion. Los Almugavares estaban divididos, la mayor parte le amaba, la otra le aborrecia, pero toda la gente de estimacion y la nobleza, como la mas ofendida, era la que procuraba con muchas veras su perdicion. Aquella noche que Rocafort estaba preso, fue toda inquieta, y llena de recelos. A la manana ya parecio que habia mas sosiego, porque supieron que Rocafort, y su hermano estaban vivos. Pero quando a Tibaldo le parecio que tenia a todos los del exercito mas descuidados, y seguros, una noche con gran secreto embarco a los dos hermanos Rocafort en sus galeras, y el juntamente con ellos navego la vuelta de Negroponte, desando burlada toda nuestra compania. A la manana quando vieron partidas las galeras, y que Tibaldo se llevaba en ellas a los dos hermanos, alteraronse todos mucho, y decian que aunque Rocafort fuese de tan ruines costumbres, era su Capitan, y no les parecia justo entregarle a sus enemigos, para que hiciesen escarnio de el, y de nuestra nacion, dandole una muerte vil y afrentosa, en mengua de todos ellos. Que si Rocafort la merecia que se la hubiera dado el exercito por sus manos, y no ponerle en las de sus mayores enemigos. Con esta platica se fueron encendiendo los animos atizados de los amigos intimos de Rocafort de suerte, que llegaron a tomar las armas los Almugavares, y Turcos contra los que habian senalado en su prision, y con una furia y coraje increible, lo iban buscando por sus alojamientos, y matando los que topaban, sin que hubiese soldado, ni caballero que se atreviese a resistirles; tanata fue la aficion y voluntad que la gente de guerra tuvo a Rocafort, que jamas la pudieron borrar sus maldades, y ruin correspondencia con los amigos ni en esta ocasion pudo sosegarse hasta vengarle, y satisfacerse muy a su gusto. Quedaron muertos de este alboroto, o motin catoce Capitanes de los mas conocidos enemigos de Rocafort, y otra mucha gente de los aficionado, y criados de estos capitanes, que quisieron al principio resistir. Cosa notable que los nuestros puestos en medio de sus enemigos, tres anos continuos tuviesen ellos siempre guerra civil, derramandose mas sangre que en todas las demas que tuvieron con extranos. Y aunque las guerras civiles son de ordinario ocasion de no tenerlas con los extranjeros, no sucedio esto a los nuestros, pues a un mismo tiempo acometian al enemigo, y se mataban entre ellos. Tibaldo llego a Napoles con los dos hermanos Rocafort presos, y los entrego al Rey Roberto su mortal enemigo. El origen de esta enemistad fue no haberle querido Berenguer de Rocafort entregas unos Castillos de Calabria, que por razon de las paces hechas entre los Reyes le pertenecian, hasta que le satisfaciesen lo corrido de sus pagas a el, y a su gente, y como los Reyes tienen por injuria, y atrevimiento grande, pedilles paga de servicios por medios violentos, aunque por entonces satisfizo a Rocafort, quedole siempre vivo el sentimiento de este agravio. Mando luego que lo llevasen a los dos hermanos al Castillo de la Ciudad de Aversa, y que encerrados en una obscura prision los dexasen sin darles de comer hasta morir. Fue Berenguer de Rocafort el mas bien afortunado, y valiente Capitan que hubo en muchas edades, y el mas digno de alabanza, si al paso de su prosperidad, no crecieran sus vicios. Sirvio al Rey Don Pedro, y a sus hijos Don Jayme, y Don Fadrique de Capitan. Despues con nuevos pensamientos se junto con Roger en la Asia, a donde fue con no pequeno socorro. Por muerte de Corbaran de Alet fue Senescal, Maestre de Campo, general del exercito, y despues de muerto Roger, y berenguer preso, le goberno por espacio de cinco anos, sin competidor alguno, y en este tiempo destruyo muchas Ciudades y Provincias. Vencio Tres batallas con muy desigual numero de gente, y en una de ellas un Emperador de Oriente, y mantuvo una guerra tanto tiempo en el centro de las Provincias enemigas; y ultimamente atraveso con su exercito desde Galipoli a Casandria, quemando y destruyendo cuanto se le puso delante. Nunca fue vencido, ni aun en pequenas escaramuzas. Triumpho de todos sus enemigos, y en todas las guerras civiles y extranjeras fue siempre vencedor; pero el remate de todas estas dichas paro en una triste prision, y miserable muerte, aunque al parecer de todos, justisimo castigo del cielo, por la sangre inocente que derramo de sus amigos, y de otros muchos que injustamente murieron a sus manos. Gisbert de Rocafort siguio la misma fortuna que su hermano, pero segun se colige de los historiadores de aquellos tiempos, no procedio tan disolutamente como el, aunque fue participante y companero en muchos de sus delitos, y particularmente en la de Berenguer, y quiza por no tener el lugar de su hermano fue menos notado, porque los vicios se descubren mas en la mayor fortuna. Quien fuesen estos caballeros, o de que familia de las muchas que en Cataluna hubo de este apellido. Montaner lo calla como de muchos otras que se hallaron en esta grande empresa, que ni aun escribio sus nombres; yerro por cierto, o descuido muy notable, y de grandisimo perjuicio para las casas nobles que hoy permanecen en estos Reynos, cuyos pasados se hallaron en esta tan senalada expedicion. CAPITULO LX. Eligen los Catalanes Gobernadores, y solicitados del duque de Athenas ofrecen de serville. Despues del miserable caso de Rocafort, y de los que por el se siguieron, que nuestro exercito no solo sin cabeza, pero sin personas capaces de tanto peso; porque el gobierno de tan varias gentes, acostumbradas a obedecer famosos Capitanes, y envejecidas debaxo de su mando, mal se pudiera entregar a quien no fuera igual a los pasado en valor, y nobleza de sangre. Roger de Flor fue el que primero los goberno, hombre, como se dixo, senaladisimo entre todos los capitanes de su tiempo. Despues Berenguer de Entenza ilustre por su sangre, y hazanas. Luego Rocafort, famoso por sus victorias; y aunque sin estos en nuestro campo habia muchos caballeros, y capitanes de nombre, que pudieran ocupar este puesto, habian todos perecido por la crueldad de Rocafort, que como a emulos y competidores les procuro siempre su perdicion; porque no hay razon que prevalezca en un hombre cuando se atraviesa la conservacion de un puesto grande, y los medios que pone para adquirille, y mantenelle, no repara en si son buenos, o malos, a trueque de salir con su pretension. Juntaronse los del consejo para elegir cabeza y considerando la falta que tenian de ellas, se resolvieron de nombrar dos caballeros, un Adalid, y un Almugavar, para que por todos cuatro juntos, por consejo de los doce se gobernase el campo. Con este gobierno se entretuvieron algun tiempo en Casandria, a donde tuvieron Embaxadores del Conde de Brena, que sucedio en el Ducado de Athenas por la muerte de su Duque, ultimo descendiente de Boemundo, que por faltarle sucesion dexo su Estado al Conde su primo hermano. Traxo esta embaxada Roger Deslau, caballero Catalan, natural de Rossellon, que servia al Conde. Con este se asento el trato, ofreciendoles de parte de su Senor, que siempre que le viniesen a servir les daria seis meses de paga adelantada, y las mesmas ventajas que habian tenido en servicio del Emperador Andronico. Pero dudabase mucho que pudiesen ir a serville, sino dandoles armada con que pasar; porque por tierra parecia imposible, por haber de atravesar tantas Provincias, y casi todas de enemigos, rios caudalosos, montes asperos, y todo esto sin haberlo reconocido. Con todas estas dificultades quedaron firmados todos los conciertos, por si en algun tiempo le fuesen a servir. Pasaron el siguiente invierno los nuestros con alguna falta de bastimentos; y asi en abriendo el tiempo, trataron de desamparar a Casandria, y acometer a Tesalonica, cabeza de toda la provincia, a donde estaba la mayor fuerza de ella, porque se tenia por cierto, que ganada esta Ciudad, podrian fundar con mucha seguridad los Catalanes, y Aragoneses su Imperio en ella, y alcanzar las mayores riquezas del Oriente, por residir alli Irene muger de Andronico, y Maria muger de su hijo Miguel, con toda su corte. No fueron estos consejos tan ocultos al Emperador Andronico, como se pensaba, y trato luego de prevenirse, porque conocia a los Catalanes con brios para emprender cosas tan grandes, y al parecer imposibles. Envio Capitanes expertos a Macedonia, a levantar gente para defender las Ciudades principales. Mando que dentro de ellas se recogiesen los frutos de toda las campanas, para asegurarse del dano que podia causar la falta de ellos, y dexar al enemigo la tierra de manera que no se pudiese mantener de lo que en ella quedaba. Mando tambien que desde Cristopol hasta el monte vecino se levantase una muralla, para impedirles la vuelta de Thracia. Con esto le parecio al Emperador que acabaria a los Catalanes, si venir con ellos a las manos, que esto jamas quiso que se aventurase, porque tenia por imposible vencerlos con fuerza y violencia. Estuvo bien cerca de salirle bien estas trazas a Andronico si el valor de nuestra gente no las hiciera vanas, y sin provecho. CAPITULO LXI. Sale el exercito de Casandria; y pasa a Thesalia. Dexaron los nuestros a Casandria, y vinieron con todo su poder la vuelta de Tesalonica, creyendo hallarla en el descuydo que Ciudad tan grande y populosa pudiera tener, pero fue muy diferente de lo que se penso, porque bastecida de provisiones, y de gente de guerra, estaba sobre el aviso. Tentaron de acometella a viva fuerza de asaltos, pero las dos emperatrices que estaban dentro, asistidas de los mas valientes Capitanes del Imperio, libraron la Ciudad; porque los Catalanes, reconociendo tan gallarda defensa, dexaron la empresa, y alojados en las aldeas mas vecinas, corrieron la tierra para buscar el sustento; pero como la vieron vacia de gente, y de ganado, sospecharon la traza del enemigo que ellos no habian prevenido. Trataron luego de partirse; porque ocho mil hombres, sin los cautivos, caballos y bagajes, eran numero grande para poder sustentarse, y vivir de lo que el enemigo habia dexado de recoger. Viendo pues la ruina inevitable si se detenian, determinaron volver a Thracia por el camino que truxeron a la venida; pero avisados de un prisionero que el paso de Cristopol estaba cerrado con un muro, y bastante gente para su defensa, tuvieronse casi por perdidos, porque creyeron tambien que tras esta prevencion, los Macedones, Thracios, y Lyrios, y Acarnanes, y los de Tesalia, todos los pueblos vecinos, juntas sus fuerzas les acometerian, o por lo menos les defenderian el buscar el sustento, con cuya falta forzosamente habrian de perecer. La ultima necesidad, como siempre acontece, les hizo resolver de atravesar toda la Provincia de Macedonia, y entrar en Thesalia, cuyos pueblos vivian sin recelo de sus espadas, porque creyeron que Macedonia, y las fuerzas que habian dentro de ella, fueran impenetrables muros para que los Catalanes los pudieran ofender. Apenas acabaron de tomar este consejo, cuando luego le pusieron en execucion, porque Andronico no les pudiese prevenir, y asi desando a Thesalonica, recogiendo todas sus fuerzas, con increible diligencia, porque el enemigo no les impidiese la entrada de los montes, caminaron por pueblos enemigos, tomando de ellos solo el sustento forzoso, porque el temor del peligro fue mayor entonces que su codicia, que por no detenerse, no la exercitaban. Al tercero dia llegaron a la ribera del rio de Peneo, que corre entre los montes Olimpo, y Ossa, y riega aquel amenisimo valle llamado Tempe, tan celebrado en la antigueedad. En las caserias, y poblaciones, riberas de este rio se alojaron, donde convidados de su regalo, y templanza del cielo, pasaron el rigor del invierno. Dioles ocasion para este reposo el tener llana y segura la salida par Tesalia, y la abundancia de bastimentos que hallaron en las tierra, poco trabajadas antes de gente militar. Fue este valle de Tempe tan estimado de los antiguos, asi por la suavidad, y templanza del ayre, como por la Religion, y deidades que creyeron que habitaban entre aquellas selvas, y bosques, y en el rio, que le tenian por un paraiso, y propia habitacion de sus Dioses. Los Griegos quando supieron el camino que los Catalanes habian tomado, poco seguros de que no volviesen, no los quisieron irritar, aunque la presteza de su camino fue de manera, que aunque les quisieran seguir no pudieran alcanzalles, y quedaron con nuevos temores de gente, cuya industria, y valor excedia todas sus fuerzas, y consejos. CAPITULO LXII. Baxa el exercito de los Catalanes a Thesalia, y por concierto dexan esta Provincia, y pasan a la de Achaya. En entrando la primavera, salio el exercito del valle y baxo a Thesalia, sin haber enemigo que se le opusiese, con que libremente se hicieron contribuir de la mayor parte de sus pueblos que viven en lo llano. Hallabase entonces esta Provincia sujeta a un Principe de poca capacidad, casado con Irene hija bastarda del Emperador Andronico. Estaba desavenido con su suegro, porque no queria reconocer la obediencia que debia al Imperio; porque ya en este tiempo aquella monarquia Oriental de los Griegos estaba en su ultima declinacion, y la mayor parte de los principes sujetos no la querian reconocer, porque la vieron sin fuerzas, y sin ellas qualquier derecho se pierde, que la sujecion no se da sino al poderoso. Asi el Imperio de los Romanos del Occidente, ha venido a quedar en un titulo vano de su grandeza, porque Italia, Francia, Espana, y Inglaterra, que en un tiempo le rindieron tributo, y recibieron sus leyes, hoy se ven libres, porque declino su poder, y con el se perdio su derecho; Los Godos y demas naciones Septentrionales le reduxeron a esta miseria. Luego que el Principe de Tesalia supo las fuerzas que tenia en su Estado, y que eran superiores a las suyas, con los buenos consejeros, y ministros fieles que tuvo, alcanzo lo que otros no pudieron con las armas, que fue persuadilles con dadivas, y con ruegos, que saliesen de su Estado; y asi con una cortes embaxada, despues de haber fortificado algunas Ciudades, y puestos en defensa, porque tambien fuese esto ocasion de que los Catalanes no dexasen lo cierto por lo dudoso, ofrecieronles bastimentos necesarios, y fieles espias para que los llevasen a Achaya, o a donde mejor les pareciese, y juntamente les dieron gran cantidad de dinero; porque quando el poder es muy inferior, no se puede tener por desvalor, y mengua redimir con dinero la vexacion que se padece. Juntaronse los Gobernadores, y Consejeros del exercito, y ponderando las dificultades y peligros que pudieran suceder de quedarse en la Provincia, juzgaron por cosa util y necesaria admitir los partidos, y caminar adelante; porque quanto mas se acercaban hacia el mediodia, tanto se acercaban a tener cerca los socorros de Sicilia, y de Espana. Respondieron a los Embaxadores, que ellos admitian el partido, y con esto el negocio quedo concluido, y luego por parte del Principe se les entrego el dinero, y vituallas, y ellos con mucha puntualidad partieron el dia que ofrecieron de salir. Con esto Tesalia quedo libre por su industria de gravisimos danos, y los Catalanes con la misma los evitaron, porque la guerra a todos es danosa, y muchas veces el vencedor se diferencia solo en el nombre del vencido. El camino que los nuestros tomaron, fue por la parte montanosa de la Provincia de Thesalia llamada la Blaquia, que forzosamente hubieron de atravesar parte de ella. Zurita quando refiere el camino que hizo este exercito, recibio grande engano, diciendo que la tierra que pasaron se llamaba Valaquia, porque no llego a su noticia que habia Provincia que se llamase Blaquia, porque Montaner de donde el lo saco la llama Blaquia, y Zurita ignorando el nombre, y corrigiendo a Montaner, la llama Valaquia, llevado de la semejanza del nombre; pero a la Valaquia no llegaron los nuestros con cien leguas. La Blaquia se debe llamar que es, segun Nicetas en el fin de su historia, la tierra montanosa de Tesalia, que viene bien con el camino que los Catalanes hicieron, y con el nombre que Montaner la llama. Sus naturales se llaman Blacos, gente belicosa, y que tuvo muchos anos oprimidos a los Emperadores Orientales, y aun hoy entre los Turcos conservan su nombre y valor, puesto que sujeto a tan barbara y poderosa gente. No acaba Montaner de encarecer el trabajo que se tuvo en este camino de la Blaquia, porque siempre fue con las armas en la mano, y peleando; tanta resistencia hallaron en los naturales. Yo entiendo que una de las mayores empresas que se hicieron en esta expedicion, fue el abrir camino por esta tierra tan llena de gente platica, y valiente. Al fin la atravesaron a pesar suyo, con universal admiracion de los que conocieron el peligro, con las buenas y fieles guias de los de Tesalia. Pasaron el estrecho llamado Thermopilas, celebre por los trescientos Espartanos que con Leonidas murieron defendiendo el paso a Xerxes, y la libertad de Grecia. De alli baxaron a la ribera del rio Cephiso, que baxa del monte Parnaso, y corre hacia el Oriente, desando a la parte del Norte los pueblos llamados de los antiguos Locrenses, Opuncios, y Epiemenides, y a medio dia Achaya, y Beocia. Llega este rio hasta Lebadia, y Haliarte, donde se divide y pierde el nombre y le muda en el de Esopo, y Ysmeno. Esopo corre por medio de la provincia Atica, hasta que entra en el mar. Ysmeno junto de Aulide desagua en el mar Eupoyco, llamado hoy de Negroponte. Por aquellas vecinas aldeas de Locrenses se alojo nuestro campo para pasar el otono, y invierno, y tomar resolucion de lo que se habia de hacer la primavera siguiente. CAPITULO LXIII. El Duque de Athenas recibe a los Catalanes. Asi que el Duque de Athenas supo que el exercito de los Catalanes habia pasado los montes, y atravesado la Blaquia, envio con mucha diligencia sus Embaxadores a las cabezas del exercito, temiendo que otros Principes vecinos recibiesen a los Catalanes en su servicio; porque como era milicia de tanta estimacion, todos procuraban tenerla en su favor, y asi el con grandes ofrecimientos de pagas, y sueldos aventajados, les acordo la palabra que le dieron en Casandria de venille a servir quando el envio a Roger Deslau. Los Catalanes oida la embaxada del Duque, les parecio mas util su amistad que la de los otros Principes vecinos; y asi se concluyo el trato con el, que fue el mismo con que sirvieron al Emperador Andronico. Con estos nuevos socorros el Duque se puso en Campana a restaurar lo que sus enemigos habian ocupado de su estado. El mas vecino, y poderoso enemigo era Angelo, Principe de los Blacos, y el Emperador Andronico que como Principe Griego aborrecia el nombre latino, y queria hechar de su Estado al Duque, y a los demas Franceses que le seguian. El Despota de Larta, llamada de los antiguos Andracia, tambien le apretaba con sus armas. Contra los de estos tres enemigos, que aun divididos eran poderosos, comenzo la guerra el Duque, y fue tan dichoso en ella, que no solamente reprimio la furia y rigor de sus enemigos, y defendio su Estado, pero tambien cobro treinta fuerzas que le habian usurpado. Ultimamente se trataron y concluyeron paces con todos, pero se hicieron muy aventajadas por parte del Duque. Todos los sucesos de esta guerra que los Catalanes tuvieron con los enemigos del Duque, no hay Historiador que lo refiera sino solo por mayor, ni ha quedado memoria ni papel alguno de donde se pudieran sacar algo que ilustrara estos sucesos, que fueron sin duda muy notables, porque los enemigos con que se hizo eran poderosos en numero, y valor. Gran desdicha de nuestra nacion, que haya enterrado el silencio hechos tan memorables, que pudieran perpetuar su estimacion en los siglos venideros. CAPITULO LXIV. Despide el Duque con suma ingratitud a los Catalanes que le habian servido sin quererles pagar, con que los unos y los otros se previenen para la guerra. Luego que el Duque se vio absoluto y pacifico senor de su estado, no trato de cumplir su palabra, pagando lo que habia ofrecido a los nuestros quando los llamo a su servicio, antes bien tratandoles con poca estimacion, les fue maquinando su ruina: cosa al parecer imposible, olvidarse de tan reciente y senalado beneficio, como fue restituirle en su Estado, y reprimir tan poderosos enemigos. Admiro extranamente esta novedad, y mudanza a los Catalanes, y Aragoneses, que esperaban de su mano vivir de alli adelante con honra y comodidad; porque como el Duque se criara en Sicilia, en el Castillo de Agosta, mostraba aficion a los Catalanes, y hablaba su lengua como si fuera natural y propia suya. Quedaron suspensos de velle, tan trocado, quando mas prendas y obligaciones corrian. La traza que tuvo el Duque para librarse de las descomodidades que la gente de guerra pudiera causar en su Estado pacifico, fue la siguiente. Entresaco de nuestro exercito doscientos soldados de a caballo los de mayor servicio y partes, y trescientos infantes, y repartio entre todos ellos algunas haciendas con harta moderacion por todo su Estado. Quedaron estos contentisimos, y los demas tambien esperando de que el Duque habia de usar de la misma liberalidad con ellos. Pero al tiempo que creyeron ver cumplidas sus esperanzas, les mando el Duque que dentro de un breve plazo se saliesen de su Estado, y que quando no le obedeciese los trataria como a rebeldes, y enemigos. Los nuestros, aunque confusos y turbados de golpe tan poco prevenido, con el valor y determinacion que solian, le respondieron que obedecerian con mucho gusto si les pagaba el sueldo que se les debia, pues tan bien le habian servido, y los seis meses adelantados que les ofrecio quando vinieron a su servicio, que con este dinero podrian alcanzar vaxeles para volver a su patria seguros aunque mal pagados. Replico a esto el Duque con tanta soberbia, y con tanto desconocimiento de los servicios pasados, y dixo que se fuesen de su presencia, y se saliesen de su tierra, que el ni les debia, ni les queria pagar lo que con tanta desvergueenza le pedian: que aprestasen luego su salida, si no querian verse muertos o cautivos. Esta respuesta obligo a los nuestros, a que determinasen antes morir que salir de su tierra sin que se les diese entera satisfacion. Hicieronle saber esta resolucion; y entretanto se apoderaron de algunos puestos importantes, a donde los pueblos aunque por fuerza les contribuian para sustentarse. Luego que el Duque supo que los Catalanes se querian defender, hizo grandes juntas de gente, asi de naturales, como de extranas, para echarles por fuerza de su estado, pudiendolo hacer con menos gasto, menos peligro, y menos nota de su ingratitud, si les despidiera dandoles las pagas que tan bien habian merecido. Al fin se resolvio de hecharles por fuerza, y para esto junto un poderosisimo exercito bien desigual con nuestro corto poder, porque de Atenienses, Thebanos, Platenses, Locrenses, Tocenses, y Magarenses, y ochocientos caballos Franceses, llego a tener seis mil y quatrocientos caballos, y ocho mil infantes, aunque Montaner quiere que sean mucho mas, pero en este caso me ha parecido seguir a Nicephoro que lo escribe harto difusamente, y pudo tener mas noticia por hallarse mas cerca que Montaner que ya no estaba presente en esta jornada, y el Griego es muy neutral quando no escribe los sucesos de su nacion, sino de las extranas. Los doscientos caballos, y trescientos infantes a quien el Duque habia dado las haciendas que se ha dicho viendo el peligro de sus campaneros, y creyendo que aquel mismo rigor se habia tambien de executar en ellos, fueronse al Duque, y le dixeron, como entendian que aquel exercito que tenia junto era para contra sus companeros, y amigos; y que si esto era asi verdad, ellos les renunciaban las haciendas que les dio, porque tenian por mejor suerte morir defendiendo a los suyos, que gozar riquezas en paz, pereciendo ellos. El Duque confiado de sus fuerzas, que eran tan superiores a las nuestras, les respondio con palabras tan pesadas, y tan llenas de mil ultrajes y afrentas, que quando no vinieran tan resueltos de apartarse de su servicio, solo esta respuesta les obligara a procurar vengarse. Las palabras en todos los hombres han de ser muy medidas, y mas en los Principes, porque de la descortesia no se puede esperar sino aborrecimiento, y las mas veces deseo y cuidado de satisfacion y venganza. Palabras descompuestas causan justa indignacion aun en los mas humildes. La cortesia es lazo con que se prenden los corazones, y usada con los enemigos suele ser medio para ablandarlos en el mayor impetu de su furia. Con esto se fueron los quinientos a juntar con los demas Catalanes, y Aragoneses, y les avisaron de la ultima resolucion del Duque, de quien dice Nicephoro, que estaba tan arrogante y soberbio, viendo debaxo de su mano tanta y tan lucida gente, que ya sus designios eran mayores que destruir a los Catalanes, porque esto lo pensaba hacer como de paso, y entrar despues en las Provincias del Imperio, haciendo una cruel y sangrienta guerra hasta llegar a Constantinopla. Pero todas estas trazas atajo Dios en sus principios, porque la sobrada confianza de si mismo nunca se logra. CAPITULO LXV. Victoria de los catalanes contra del Duque de Athenas, y su muerte, con que los catalanes se apoderaron de aquellos Estados, y dieron fin a su peregrinacion. Los Catalanes, y Aragoneses luego que supieron que el Duque venia marchando con todo su campo la vuelta de sus alojamientos, hicieron lo que otras veces, quando se vieron forzados de la necesidad, que fue poner el remedio en solo su valor. Determinaron salirle al encuentro, aunque se hubiese de pelear con tanta desigualdad. Hallabanse en nuestro exercito, entre todas las tres naciones, tres mil y quinientos caballos, y quatro mil infantes, quando dexaron sus quarteles para salir a recibir al Duque. Llegaron a alojarse el primer dia en unos prados por donde atravesaba una acequia muy grande, que les ofrecio un ardid y traza importante para su ruina del enemigo. La yerba de los prados estaba crecida un palmo alta, bastante para encubrir el terreno. Empantanaron todos aquellos campos vecinos, por donde juzgaron que la caballeria habia de hacer sus primeros acometimientos. Para la suya dexaron algunos en seco, para que quando fuese menester pudiese salir y escaramuzar por lo enjunto y firme; sucedioles bien la traza, porque el Duque al otro dia vino con todo el exercito, tan poderoso, que fue ocasion, de su descuido en advertir los ardides del enemigo, y les parecio que solo el lucimiento de sus armas y galas bastaba para humillar sus enemigos. En descubriendo a los nuestros ordeno sus esquadrones, y porque tenia mayor confianza de la caballeria, la puso toda delante, y el en persona con una tropa de doscientos caballeros Franceses, y los mas lucidos de la Provincia, tomo la vanguarda. Nuestra gente al tiempo que el Duque se disponia para la batalla, quiso hacer lo mismo mezclando los esquadrones y tropas de los Turcos, y Turcoples entre las suyas; pero ellos se salieron a fuera diciendo, que no querian pelear, porque tenian por imposible que el Duque viniese contra los Catalanes, de quien habia sido tan bien servido, sino que debia ser traza con que los querian destruir a ellos como a gente de diferente religion. No se turbaron los Catalanes, y Aragoneses en esta resolucion de los Turcos, aunque por la brevedad no les podian desenganar, ni quisieron rehusar la batalla, antes con mas coraje salieron a escaramuzar, y cebar al enemigo que viniese a buscar su misma muerte. El Duque con la primer tropa de vanguarda vino cerrando contra un escuadron de infanteria, que estaba de la otra parte de los campos empantanados, y con la furia que la caballeria llevaba se metio sin poderlo advertir en medio de ellos, y al mismo tiempo los Almugavares sueltos y desembarazados con sus dardos, y espadas se arrojaron sobre los que cargados de hierro se rebolcaban en el lodo y cieno con sus caballos. Llegaron las demas tropas para socorrer al Duque, y cayeron en el mismo peligro. El Duque como mas conocido, fue de los primeros que murieron a manos de los que poco antes habia menospreciado, y maltratado con palabras afrentosas. Esto suele ser el fin de los arrogantes y desvanecidos, que de ordinario vienen a perecer donde creyeron que habian de triunfar. Muerto el Duque, y los que iban en su tropa, quedo lo restante del campo lleno de miedo y confusion, porque ya los Catalanes y Aragoneses les habian acometido por diversas partes; y los Turcos, y Turcoples satisfechos de sus recelos, viendo que los nuestros degollaban la gente del Duque, salieron de refresco contra ella, y dieron cumplimiento a la victoria. Perecio con el Duque mucha gente principal, porque de setecientos caballeros que entraron en la batalla solos dos quedaron vivos. El uno fue Bonifacio de Verona, y el otro Roger Deslau, caballero de Rosellon, y muy conocido en nuestro exercito, por haber venido muchas veces con embaxada del Duque a nuestros Capitanes, quando moraban en Casandria. Fue batalla muy terrible y sangrienta, y duro mas el alcance y el matar, que el vencimiento; porque en siendo muerto el Duque, y empantanadas las primeras tropas de la caballeria, hubo gran desorden en lo restante del exercito enemigo, con que fue facil el rompelle. Ganada tan senalada victoria pasaron adelante, y en pocos dias se apoderaron de la Ciudad de Thebas, y luego de la de Athenas, con todas las fuerzas del Estado del Duque, rendidas las mas sin esperar sitio, porque toda la defensa se habia perdido en la batalla. Con esto quedaron nuestros Catalanes, y Aragoneses senores de aquel Estado, y Provincia, al cabo de trece anos de guerra; y con esto dieron fin a toda su peregrinacion, y asentaron su morada gozando de las haciendas, y mugeres de los vencidos. Porque despues que se vieron sin contradicion duenos de todo, la mayor parte de los soldados se casaron con las personas mas principales y mas ricas de la Provincia, y quedo fundado en ella un nuevo Estado, y Senorio, que nuestros Reyes de Aragon estimaron mucho, por ser ganado, no con sus propias fuerzas, ni con la hacienda comun de sus Reynos, sino por hombres particulares subditos suyos; gran dicha de Principes tener tales vasallos, que los trabajos, los gastos, y los peligros vayan por su cuenta, y el fruto de las victorias, la conquista de los Reynos, la gloria de haberlos adquirido, y el mando, y gobierno de ellos sea por el Principe en cuyos Estados nacieron. Estaban los nuestros tan faltos de personas principales, y caballeros que les gobernasen, que pidieron a Bonifacio de Verona, uno de los caballeros que quedaron vivos de la batalla, que fuese su Capitan. Pero Bonifacio por parecelle que tendria la misma autoridad que tuvo Tibaut, no quiso admitir lo que le ofrecian. Dos cosas por cierto extranas hallo en este caso; la primera que pusiesen los ojos para su Capitan en un extranjero, y prisionero suyo; y la segunda que el no lo quisiese ser. Desenganados de su voluntad, hicieron Capitan a Roger Deslau, y le dieron por muger la que lo habia sido del Senor de Sola, muger principal y rica. Con este Capitan se goberno algun tiempo aquel Estado. CAPITULO LXVI. Los Turcos con el deseo de volver a la patria dexan el servicio de los Catalanes, y por el mismo camino que vinieron, vuelven a Galipoli. Los Turcos, y Turcoples viendo que los Catalanes, y Aragoneses sus companeros habian acabado su peregrinacion, y que estaban resueltos de fundar en aquel Estado su asiento y vida, deseosos de volver a la patria, determinaron de apartarse de nuestra compania, y aunque les propusieron diferente partidos para que se quedasen, ofreciendoles Villas, y Lugares donde descansadamente pudiesen vivir, y participar igualmente con ellos del premio de sus victorias, ninguna cosa basto a detenerles; porque decian que ya era tiempo de volver a su Tierra, ver sus amigos y deudos, y mas hallandose con tanta properidad y riquezas como tenian, con las quales querian que su propia naturaleza fuese el centro de su descanso. Con esta resolucion se partieron amigablemente los Turcos, y Turcoples de nuestra compania la vuelta de su patria. Tomaron el propio camino que truxeron quando vinieron con los Catalanes desde Galipoli. Atravesaron toda Thracia, sin que persona alguna se les resistiese, talando y destruyendo con grande inhumanidad todas las Provincias por donde pasaron. Los Turcoples con Meleco su Capitan eran Christianos, pero mas en el nombre, que en los hechos. No quiso intentar nuevo trato para volver al servicio de Andronico, o porque dudo que no se lo admitirian, o ya que lo admitiesen recelo no fuese para despues de aseguralle darles la muerte; porque sabian que los Griegos y su Principe Andronico estaban muy ofendidos, de que en la batalla que los Catalanes ganaron cabo Apro, ellos fueron los primeros que desampararon a Miguel, y despues dexaron las vanderas Imperiales de Andronico a quien servian, y se juntaron con los Catalanes, y Aragoneses sus mayores enemigos, y por siete anos continuos destruyeron con ellos el Imperio; causas bastantes para temer cualquiera reconciliacion, que tan grandes ofensas nunca se olvidan. Desesperado Meleco de tomar este camino, le abrio otro la suerte para que descansase, porque el Principe de Servia le ofrecio buen acogimiento, con condicion que no habian de tomar las armas, ni usarlas sino quando el quisiese. Aceptolo Meleco, y quedaron en Servia el y los suyos en vida sosegada y quieta, bien diferente de la que hasta alli tuvieron. Calel capitan de los Turcos, que llegaban al numero de mil y trescientos caballos, y ochocientos infantes, entro en Macedonia, donde determino de estar muy de asiento, hasta que con seguridad pudiese volver a su patria, y en este medio hizo tantos danos en aquella provincia, que fue forzoso, ya que faltaban las fuerzas para hecharle con ellas, tratar de algunos conciertos con que le obligasen a salir. El que parecio mas conveniente para entrambas partes fue, que Calel desampararia la provincia si le aseguraban el paso de Cristopol, y le daban navios con que pudiese pasar el estrecho, porque sin estas cosas, y faltandoles qualquiera de ellas, era imposible volver a la Natolia su patria. Los Turcos entonces practicaban poco el ser marineros, porque como tenian aun provincias que ganar en tierra firme No cuidaban de las que estaban de la otra parte del mar, y asi no pudo tener Calel esperanza en los navios de los de su nacion. El estrecho de Cristopol era imposible atravesarle, por la muralla que en el se habia levantado despues que los nuestros la pasaron. Avisaron al Emperador Andronico de los pactos con que los Turcos daban palabra de salir de la provincia, y ponderando como era justo el peligro y riesgo que se ponia con su detencion, y lo que toda Macedonia padeceria, si los Turcos de que el paso y camino de su patria se les impidiese, y que podrian acometer a Tesalonica, o alguna otra empresa semejante a que la desesperacion obliga, y acordandose quan caro le costo el menospreciar a los Catalanes, le hizo resolver presto en el negocio, y aceptar aquellos partidos, y ofrecer a los turcos el paso libre de Cristopol, y navios para pasar el pequeno estrecho del Helesponto. Y porque nadie los pudiese ofender, envio tres mil caballos para guarda suya, con un famoso capitan llamado Senanqrip Estratepedarea, una de las dignidades principales de aquel imperio. Con esta gente Calel, y los demas Turcos pasaron el estrecho de Cristopol y llegaron cerca de Galipoli donde se les habia ofrecido que se les daria embarcacion. CAPITULO LXVII. Los Griegos rompen la fe prometida a los Turcos, y descubierta la trahicion, ganan un castillo donde se fortificaron. Estando ya aguardando los navios la gente, y Capitanes de Senanqrip, reconociendo las grandes riquezas que los Turcos se llevaban, y que eran despojos de sus provincias, teniendo por gran vileza dexar aquellos barbaros, siendo tan pocos, volviesen a su patria con ellos, determinaron quebrarles el seguro, y la palabra Real, juzgandolo por menos incoveniente que sufrir tanta mengua. Tuvieron acuerdo de como, y a que tiempo les acometerian, parecio que fuese de noche; tiempo oportuno para gente descuidada. No se trato el negocio con tanto secreto que los Turcos no tuviesen noticia de lo que contra ellos se maquinaba, en tan gran ofensa de la misma razon y justicia, y del derecho universal de las gentes, que hace inviolable la fe prometida aun al mismo enemigo. Levantaronse aquella noche, y ocuparon un Catillo el mas vecino que se les ofrecio, y pusieronse en defensa con determinacion de morir vengados. Senanqrip, y sus Capitanes como se vieron descubiertos, hubo gran confusion entre ellos si era bien acometerles, o dar aviso al Emperador de lo que pasaba. Prevalecio este ultimo parecer, y avisaronle luego. Pero aunque el aviso llego presto y a su tiempo, Andronico tardo en resolverse; falta muy ordinaria de los principes, y la mas perniciosa, dilatar los remedios hasta que pasa la ocasion, y vienen a llegar quando ya no es posible que aprovechen; y esto en tanto es mas peligroso, quanto el negocio es de mayor importancia, como lo son los tocantes a la guerra, donde los yerros pequenos suelen ser causa de perdidas de Reynos, y Monarquias. Tardar en la eleccion de los pareceres que se han de seguir, es peor que executar el que se tiene por menos conveniente. Viose bien este caso, de quanta mayor importancia fuera para Andronico, o mandar que luego se pelease con los Turcos, o darles navios para pasar el estrecho, porque qualquiera de estas dos cosas que hiciera, que eran las que le tenian suspenso y dudoso, fuera mas acertada, que con la tardanza de resolverse darles tiempo para que les viniese socorro, y lugar de fortificarse y prevenirse, como lo hicieron. Porque desenganados los Turcos de que los Griegos no les guardarian palabra, como gente desesperada, hicieron grande esfuerzo en avisar a los de su misma nacion, pues estaban de la otra parte del estrecho, y estos como supieron el peligro en que se hallaban Calel, y los suyos, y las grandes riquezas que tenian, con vajeles pequenos, y en muchos viajes pasaron gran multitud de Turcos en su socorro, y viendose tantos juntos, no solamente trataron de defenderse pero comenzaron a correr la tierra como platicos en ella. CAPITULO LXVIII. Los Turcos vencen a Miguel, y hacen grandes danos en Thracia. Hasta que el emperador Andronico, temiendo que aquellos pocos enemigos iban tomando fuerzas, se acabo de resolver en acabarlos de una vez: resolucion que por poco le costara la vida a Miguel Paleologo su hijo, porque el en persona emprendio la jornada con la gente de guerra que tenia, y gran multitud de villanos que los trahia mas la codicia de recoger los despojos, que de pelear. Tenian todos por cierto, que en viendo los Turcos al emperador Miguel, y el fausto y vanidad de los cortesanos, se rendirian; y fue tanto el descuido de los Griegos, que como si fueran a caza vinieron la vuelta de los Turcos, sin ordenar esquadrones, olvidados de todo punto del manejo ordinario de la guerra, o fuese por ignorancia, o por parecerles inutil qualquier prevencion para tan poca gentes. Los Turcos como no tenian otro remedio sino pelear, o morir vilmente, dexaron las mugeres, ninos y haciendas dentro los reparos de sus fortificaciones, con bastante numero para su defensa, y salieron a encontrarse con el enemigo setecientos cavallos. Venia el emperador Miguel muy descuidado, pensando hallar a los Turcos no en la campana, sino defendiendo el poco espacio de tierra que habian fortificado, y quando descubrieron la tropa de los setecientos cavallos que les salian a recibir, fue tanta la turbacion de los Griegos y desorden de los villanos, que antes de ser acometidos fueron rotos. Cerro junta la tropa de los setecientos cavallos turcos por la parte donde vieron los estandartes, y el guion del emperador Miguel, que ni estaba en parte segura, ni con la defensa que debiera. Los villanos a este tiempo ya habian vuelto las espaldas y desamparado el puesto que se les encargo, y tras ellos muchos soldados de quien Miguel tenia alguna confianza, y asi se vio en un punto sin pelear vencido. Perdio el guion, y aunque con voces, y ruegos procuro detener los que huian, no fue oido ni creido. Viendose solo, y que los Turcos le apretaban, volvio las riendas a su cavallo, lleno de lagrimas, y tristeza, y huyo como los demas. Los turcos le siguieron, y si algunos capitanes y soldados honrados no volvieran el rostro al enemigo para entretenelle, hubieranle sin duda alcanzado; pero los Turcos detenidos de estos pocos que les hicieron resistencia, dexaron de seguir el alcance, y pusieron todas sus fuerzas en rendir a los que se defendian, que a poco rato los acabaron, y con esto dieron fin, y remate a la victoria. Saquearon los alojamientos, y tiendas de Miguel, y en la que el estaba alojado hallaron mucho dinero, y joyas de grandisimo valor y entre ellas una corona imperial con piedras finisimas de precio inestimable. Esta vino a las manos de Calel, y haciendo donayre de la dignidad imperial se la puso en la cabeza, afrentando de palabra al que con tanto deshonor suyo la habia perdido. Una de las causas de esta rota de Miguel, fue pelear con gente a quien habia quebrado la palabra, que como el guardarla se debe por derecho universal de las gentes, y todas las leyes divinas, y humanas nos obligan a ello, permite Dios tales sucesos, y que los Barbaros triunfen de los Cristianos como en castigo de tan execrable maldad. Debieran los griegos acordarse lo que les costo pocos anos antes no guardarla a los nuestros, pues estaba a pique de perderse el imperio griego, si los Catalanes, y Aragoneses tuvieran algun principe que les alentara. Despues de esto los Turcos soberbios, y atrevidos con la victoria tan sin pensar alcanzada, corrieron por toda la provincia de Thracia talando, y destruyendo lo que podian, sin que Andronico se les opusiese; y esto por el espacio de dos anos, con tanto temor de los naturales, que dexaron de salir a cultivar la tierra. CAPITULO LXIX. Philes Paleologo vence a los Turcos, con que todos quedaron muertos, o presos. Mientras el emperador procuraba traher milicia estrangera para levantar exercito, por no poderle formar de la propia, Philes Paleologo pariente suyo, hombre tenido hasta entonces por encogido y que solo trataba de estarse quieto en su casa, le pidio que le diese licencias, y poder juntar la gente que quisiese ofreciendose de tomar a su cargo la jornada. Andronico advirtio la bondad del hombre, y pareciendole que debia ser enviado de Dios para remedio de tantos danos, determino de encargalle la guerra, y dexarsela hacer a su modo, porque tenia por cierto que sus pecados eran causa de tantos malos sucesos pues no basto un grande ejercito para vencer tan poco numero de Turcos; y asi puso solo su esperanza en la bondad de Philes, a quien dio dinero, armas y cavallos, y la gente que quiso. Salio Philes en campana, y antes encargo a todos que se confesasen, porque de otra manera era imposible alcanzar algun buen suceso. Distribuyo la mayor parte del dinero en limosnas con los pobres, y en los Monasterios, para que estuviesen en continua oracion: remedios generales para todos los trabajos, con los quales se aplaca la ira, y se alcanza la misericordia de Dios. Hecho esto, envio por muchas partes a descubrir al enemigo. Tuvo luego aviso que Calel con mil y doscientos caballos corria las camapanas de Bizia, donde habia hecho una gran presa. Con esta nueva camino tres dias, despues que partio de las aldeas vecinas a Constantinopla, y asento su alojamiento cabe el rio que los naturales de la provincia llaman Xerogipso. Y al cabo de dos dias que alli estuvo, cerca de la media noche, llego el aviso como los Turcos estaban cerca cargados de grandes despojos. Preparose Philes para la batalla, y al salir del sol se descubrieron clara y distintamente de ambas partes. Los Turcos con gran priesa pusieron los carros alrededor de los cautivos y presa, haciendo su acostumbrada oracion asi lo cuenta Gregoras, y echandose polvos sobre la cabeza. Al tiempo de pelear, Philes acometio al anemigo; pero el que gobernaba el cuerno derecho, matando por sus propias manos dos turcos, fue herido en un pie de suerte, que se hubo de salir de la batalla. Esto turbo de manera la gente que peleaba en aquel lado que casi estuvo desbaratada, si Philes con su valor no los animara y detuviera. Peleose gran rato, pero la victoria inclino a la parte de Philes, y los Turcos desbaratados y vencidos, habiendo gran parte de ellos muerto en la batalla, huyeron. Siguiose el alcance hasta que los Turcos llegaron a un Castillo donde se habian fortificado. Prosiguio su victoria Philes, y en pocos dias llego a ponerles sitio. El Emperador quando supo el buen suceso de la jornada, envio algunas galeras de Genoveses a guardar el estrecho, para que a los cercados no les pudiese venir socorro. Viendose los Turcos tan desesperados, por tener todos los caminos de su remedio cerrados, determinaron salir del Castillo de noche, morir como hombres. A Philes le llegaron dos mil caballos Tribalos, y muchos Genoveses, con que se apretase mas el sitio. Los Turcos por ver a Philes mas poderoso no mudaron de parecer, antes con nuevo coraje y brio, salieron de noche, y acometieron los quarteles del campo, pero fueron rebatidos y echados con gran perdida suya. Otra noche volvieron a probar su fortuna, y dieron en las tiendas y alojamientos de los Tribalos, de donde volvieron muy mal tratados. Resolvieron por ultimo remedio desamparar el Castillo, y tomar la vuelta del mar donde estaban las galeras de los Genoveses, en quien pensaban hallar alguna misericordia por no tenerlos ofendidos. Era la noche muy obscura, y asi muchos de los Turcos pensando ir hacia el mar, daban en manos de los Griegos, que los mataban sin piedad. Los demas llegaron a la lengua del agua, dice Nicephoro que los Genoveses mataron muchos de ellos, y muchos cautivaron, pero Montaner anade, que esto fue debaxo de palabra que los pasarian a la Natolia sin hacerles dano, y que quando los tuvieron dentro en sus galeras, les echaron en cadena, y mataron. Como quiera que ello sea, los Turcos companeros de los Catalanes, y Aragoneses acabaron en esta jornada, despues de haber ellos solos inquietado el Imperio cerca de tres anos, retirandose quinientas millas que hay, o poco menos, desde Athenas hasta Galipoli; y aun para destruirles, con ser tan pocos, hubo Andronico de valerse de los Tribalos, y Latinos, y con todo se tuvo por milagro que Dios obro por medio de Philes, porque quando vieron a Miguel desvaratado y vencido, les parecio que ya no serian bastantes fuerzas humanas para resistirles, sino que se habia de acudir a las divinas. CAPITULO LXX. De algunos sucesos de los Catalanes, y Aragoneses en Athenas. Los Catalanes, y Aragoneses ya firmes y seguros en las Provincias de Athenas, y Beocia, gobernaronse algun tiempo por Roger Deslau, como arriba diximos, pero poco despues, o por muerte de Roger, porque se cansaron de su gobierno, y le arrimaron, enviaron embaxadores al rey Don Fadrique, a quien amaban de corazon, por mas agravios y menos precios que de el hubiesen recibido, y le suplicaron fuese servido de darles Principe y Senor que les gobernase. El Rey con esta embaxada tuvose por satisfecho del sentimiento pasado por no haber querido admitir al Infante D. Fernando su sobrino en su Nombre. Pero como Rocafort, de quien se tenia por cierto que fue el autor de este consejo, era ya muerto, y agora le ofrecian lo mesmo que entonces pretendia, no paso adelante su enojo, aunque para mi entiendo que por mas vivo que estuviera su desabrimiento, no dexara perder tan buena ocasion de acrecentar a su hijo con un Estado tan grande. Tuvo el Rey Don Fadrique su consejo de la persona que les enviaria, y parecio por entonces nombrar al Infante Manfredo su hijo segundo por Principe y Senor de aquellos estados, y por tal le juraron los Embaxadores en nombre de toda la compania. Pero por ser aun Manfredo de pocos anos, no quiso el Rey su padre que fuese por entonces, sino enviar a Berenguer Estanol, hombre de mucho valor, y prudencia, para que mientras el Infante creciese, le gobernase en su nombre. Contentaronse con esto los Embaxadores, que tambien traian facultad de la compania de poderle admitir. Partio Berenguer Estanol juntamente con ellos con sus galeras para Athenas, donde fue bien recibido, por verse ya los Catalanes, y Aragoneses debajo de la proteccion de sus Principes naturales, y hubieranlo procurado antes, si Rocafort por sus particulares intereses no impidiera estos tan honrados pensamientos. Llegado Berenguer Estanol a tomar el cargo y gobierno de nuestra gente, tuvo luego guerra con los Principes comarcanos, quando con unos, quando con otros; porque lo tomo por medio conveniente para conservarse en aquellos Estados, por ser cosa muy asentada entre los Catalanes, que han de ocuparse siempre en alguna guerra extranjera, por escusar las disensiones domesticas y civiles; que la ociosidad suele despertar en la fiereza de su natural. Este consejo tomaron prudentisimamente los Catalanes de athenas, como a principal medio para su conservacion. Tenian por un lado al Emperador Andronico, con quien pocas veces estuvieron en paz, por otro al Principe de la Morea, y por otros dos al Despota de Larta, y al Senor de Braquia. Mientras peleaban con los unos, hacian treguas con los otros; y asi se conservaron muchos anos con tanta reputacion en Oriente, que he leido en la Historia del Cantacuseno, sacada a la luz por el Padre Pontano, que rehusando el mismo Juan Cantacuseno, por no dexar el lado de Andronico el nieto, salir de Constantinopla a gobernar una Provincia, dio por disculpa que la Provincia estaba vecina de los Catalanes, y no podia ir a ella sin mucha gente de guerra, y esta disculpa parecio bastante, y se la admitieron. Y en un discurso que trahe Zurita de un Frayle Dominico, animando al Rey de Francia para la conquista de la Tierra Santa, dice, que los Catalanes ya habian abierto el camino, y que seria lo mas importante de la empresa tenerles de su parte, y alentarles, para que tambien emprendiesen la jornada. Mientras que Berenguer Estanol vivio, y fue cabeza y Capitan en Athenas, tuvieron guerras continuas, no con todos a un tiempo, pero ya con unos, ya con otros, sin tener jamas ociosas sus armas. Muerto Estanol, volvieron segunda vez a pedir al Rey Don Fadrique Gobernador y caudillo que por el Infante Manfredo les rigiese. Don Fadrique quiso darles persona senalada; y asi mando venir de Cataluna al Infante Don Alfonso su hijo, y con diez galeras le envio muy bien acompanado para que gobernase el Estado por su hermano Manfredo. Fue Notable el contento que recibieron los Catalanes, y Aragoneses por tener prendas de la casa Real de Aragon entre ellos. No goberno mucho tiempo Alfonso por su hermano Manfredo, que murio de alli a poco. Entonces Don Fadrique envio a decir a la compania, que admitiesen por su Principe y Senor al mismo Alfonso que los gobernaba. Con esto los Catalanes, y Aragoneses quedaron del todo contentisimos, y tuvieron por seguro su Estado, pues habia de asistir con ellos su Principe. Pusieron gran cuidado en casarle, para que en sus hijos, y descendientes se conservase el Senorio. Dieronle por mujer la unica heredera de Bonifacio de Verona, a quien ellos amaron y honraron mucho todo el tiempo que vivio, y despues de muerto quisieron que en su descendencia se perpetuase el mando y gobierno de aquel Estado. Tenia esta senora la tercera parte de la isla de Negroponte, y de trece Castillos en la tierra firme del Ducado de Athenas. El Infante Don Alfonso tuvo en ella muchos hijos, y ella vino a ser una de las mujeres mas senaladas de su tiempo, aunque Zurita no siente en esto como Montaner a quien yo sigo. Con esto daremos fin a la Expedicion de nuestros Catalanes, y Aragoneses, hasta que tengamos larga y verdadera noticia de lo que sucedio en el espacio de ciento y cincuenta anos que tuvieron aquel Estado. FIN. INDICE CAPITULOS. PAGINAS. CAPITULO I.--Estado de los Reinos y Reyes de la casa de Aragon por estetiempo............................................................13 CAPITULO II.--Eleccion del General....................................15 CAPITULO III.--Quien fue Roger de Flor................................16 CAPITULO IV.--Determinan Los Capitanes su jornada, y suplican al Rey les favorezca.........................................................17 CAPITULO V.--Embaxada de los nuestros al Emperador Andronico, y su respuesta.............................................................18 CAPITULO VI.--Senala sueldo el Emperador a la gente de guerra, y hace muchas honras y mercedes a sus Capitanes.........................19 CAPITULO VII.--Parte de Sicilia la armada, y que gente y milicia fue la de los Almugavares.................................................20 CAPITULO VIII.--Roger se casa. Pelean Catalanes y Genoveses dentro de Constantinopla.....................................................21 CAPITULO IX.--Pasa la armada a la Natolia, y hecha la gente en el cabo de Artacio.......................................................22 CAPITULO X.--Vencen los Catalanes y aragoneses a los Turcos...........24 CAPITULO XI.--Retirase el ejercito para invernar en el cabo de Artacio sus alojamientos..............................................25 CAPITULO XII.--Fernan Jimenez de Arenos se aparta de los suyos........26 CAPITULO XIII.--Parte el ejercito a socorrer a Philadelphia y vencen a Caramano Turco General de los que la tenian sitiada..........27 CAPITULO XIV.--Entra en Philadelphia el ejercito victorioso. Gananse algunos fuertes que el enemigo tenia cerca de la ciudad, y dan segunda rota a los Turcos junto a Tiria...............................28 CAPITULO XV.--Llega Berenguer de Rocafort con su gente a Constantinopla, y por orden del Emperador se junta con Roger en Epheso................................................................30 CAPITULO XVI.--Reprimen los nuestros el atrevimiento de Sarcano Turco. Llegan nuestras banderas a los confines de la Natolia y Reyno de Armenia............................................................31 CAPITULO XVII.--Pelean con todo el poder de los Turcos los Catalanes y Aragoneses en las faldas del monte Tauro, y alcanzan de ellos senaladisima victoria.................................................32 CAPITULO XVIII.--Con la entrada del invierno vuelven los nuestros a las Provincias maritimas. Rebelanse los de Magnesia, poneles sitio Roger, pero llamado de Andronico, le levanta y llega a la boca del estrecho con todo el ejercito.........................................33 CAPITULO XIX.--Alojase el ejercito en la Thracia Chersoneso, y Roger parte a Constantinopla................................................35 CAPITULO XX.--Berenguer de Entenza con nuevo socorro llega a Constantinopla donde se le dio el cargo de Megaduque, y a Roger le ofrecieron el de Cesar................................................36 CAPITULO XXI.--Los Genoveses persuaden al Emperador la guerra contra los Catalanes, Miguel Paleologo hace lo mismo, y alborotase en Galipoli la gente de guerra...........................................37 CAPITULO XXII.--agase la gente de guerra por orden de Andronico con moneda corta de donde nacieron nuevos alborotos.......................39 CAPITULO XXIII.--Da el Emperador Andronico en feudo a los Capitanes Catalanes y Aragoneses las Provincias del Asia........................40 CAPITULO XXIV.--La gente de guerra con mayor furia que antes se alborota, porque tiene alguna desconfianza de Roger...................41 CAPITULO XXV.--Concluyese el trato de pasar al Oriente, y Roger recibe las insignias de Cesar, y dinero...............................42 CAPITULO XXVI.--Partese Roger a verse con Miguel Paleologo, contradiselo Maria su mujer y los demas Capitanes.....................43 CAPITULO XXVII.--Matan a Roger con gran crueldad los Alanos, estando comiendo con los Emperadores Miguel y Maria, y a todos los que fueron en su compania........................................................44 CAPITULO XXVIII.--La gente de guerra toma descubiertamente las armas contra los Griegos, y en diferentes partes del Imperio se matan los Catalanes y Aragoneses................................................45 CAPITULO XXIX.--Berenguer de Entenza, y los que estaban dentro de Galipoli, sabida la muerte de Roger, deguellan todos los vecinos de Galipoli, y el campo enemigo los sitia................................47 CAPITULO XXX.--Tienen los nuestros consejo, siguese el de Berenguer de Entenza, no por el mejor, pero por ser del mas poderoso............48 CAPITULO XXXI.--Los Embaxadores de nuestro ejercito a la vuelta de Constantinopla por orden del Emperador fueron presos y muertos cruelmente en la Ciudad de Rodesto....................................49 CAPITULO XXXII.--Envianse Embaxadores a Sicilia, y sale Berenguer con su armada, gana la Ciudad de Recrea y vence en tierra a Calo Juan hijo de Andronico.....................................................50 CAPITULO XXXIII.--Prision de Berenguer de Entenza con notable perdida de los suyos..........................................................52 CAPITULO XXXIV.--Los pocos que quedaron en Galipoli dan barreno a todos los navios de su armada.........................................53 CAPITULO XXXV.--Salen los nuestros de Galipoli a pelear con los Griegos, y alcanzan de ellos senaladisima victoria....................54 CAPITULO XXXVI.--Previenese Miguel Paleologo para venir sobre Galipoli, los nuestros a pelear con el tres jornadas lejos, y entre los lugares de Apros y Cipsela se da la batalla, sale de ella Miguel vencido, y herido.....................................................55 CAPITULO XXXVII.--Estado de las cosas de Andronico y de los Griegos...58 CAPITULO XXXVIII.--Los nuestros hacen algunas correrias, y toman a las ciudades de Rodesto y Paccia......................................59 CAPITULO XXXIX.--Fernan Jimenez de Arenos llega a Galipoli, entra a correr la tierra, y al retirarse derrota dos mil infantes, y ochocientos caballos del enemigo......................................60 CAPITULO XL.--Fernan Jimenez gana el Castillo y lugar de Medico.......61 CAPITULO XLI.--Dividense los nuestros en cuatro partes, Montaner rompe a George de Cristopol...........................................62 CAPITULO XLII.--Rocafort y Fernan Jimenez de Arenos toman al Estanara y cobran sus cuatro galeras...........................................63 CAPITULO XLIII.--Los Catalanes y Aragoneses, por dar cumplimiento a su venganza, a las faldas del monte Hemo vencen a los Masagetas.......64 CAPITULO XLIV.--Arremeten los genoveses a Galipoli, y retirasen con perdida de su general.................................................66 CAPITULO XLV.--Los Turcos y Turcoples vienen al servicio de los Catalanes.............................................................68 CAPITULO XLVI.--Sucesos de Berenguer de Entenza despues de su prision hasta su libertad, y su vuelta a Galipoli.............................69 CAPITULO XLVII.--Berenguer de Entenza, y Berenguer de Rocafort dividen el ejercito en vandos.........................................71 CAPITULO XLVIII.--Rocafort pone sitio a Nona, Berenguer a Megarix, y Ticin Jaqueria Genoves, con ayuda de gente Catalana toma el Castillo y lugar de Fruilla....................................................72 CAPITULO XLIX.--El infante D. Fernando, hijo del rey de Mallorca, enviado del rey D. Fadrique, llega a Galipoli para gobernar el ejercito en su nombre.................................................73 CAPITULO L.--El infante es excluido del gobierno por las manas de Rocafort..............................................................75 CAPITULO LI.--Rocafort antes de partirse el infante del ejercito gano a Nona, y de comun parecer de los capitanes, deja el ejercito los presidios de Thracia, y determina pasar a Macedonia...................77 CAPITULO LII.--La vanguardia del campo del infante, y Berenguer, alcanza la retaguarda de Rocafort y llegan casi a darse la batalla; mata Rocafort a Berenguer de Entenza; y Fernan Jimenez de Arenos huyendo del mismo peligro se pone en manos de los Griegos.............78 CAPITULO LIII.--Deja el Infante nuestra compania, y lleva consigo a Montaner despues de entregar la armada................................80 CAPITULO LIV.--Pasa el ejercito a Macedonia...........................81 CAPITULO LV.--Prision del Infante Don Fernando en Negroponte..........82 CAPITULO LVI.--Rocafort y su gente prestan juramento de fidelidad a Tibaldo de Sipoys en nombre de Carlos de Francia......................83 CAPITULO LVII.--Montaner con las galeras Venecianas vuelve al Negroponte, y en Athenas se ve con el Infante Don Fernando............84 CAPITULO LVIII.--Prision de Berenguer, y Gisbert de Rocafort..........85 CAPITULO LIX.--Tibaldo llevando consigo los dos hermanos presos, dexa el exercito, y los lleva a Napoles, donde les dieron muerte......86 CAPITULO LX.--Eligen los Catalanes Gobernadores, y solicitados del duque de Athenas ofrecen de serville..................................88 CAPITULO LXI.--Sale el exercito de Casandria, y pasa a Thesalia.......89 CAPITULO LXII.--Baxa el exercito de los Catalanes a Thesalia, y por concierto dexan esta Provincia, y pasan a la de Achaya................90 CAPITULO LXIII.--El Duque de Athenas recibe a los Catalanes...........91 CAPITULO LXIV.--Despide el Duque con suma ingratitud a los Catalanes que le habian servido sin quererles pagar, con que los unos y los otros se previenen para la guerra.....................................92 CAPITULO LXV.--Victoria de los Catalanes contra el Duque de Athenas, y su muerte, con que los Catalanes se apoderaron de aquellos Estados, y dieron fin a su peregrinacion.......................................93 CAPITULO LXVI.--Los Turcos con el deseo de volver a la patria dexan el servicio de los Catalanes, y por el mismo camino que vinieron, vuelven a Galipoli....................................................94 CAPITULO LXVII.--Los Griegos rompen la fe prometida a los Turcos, y descubierta la trahicion, ganan un castillo donde se forticaron.......95 CAPITULO LXVIII.--Los Turcos vencen a Miguel, y hacen grandes danos en Thracia............................................................96 CAPITULO LXIX.--Philes Paleologo vence a los Turcos, con que todos quedaron muertos, o presos............................................97 CAPITULO LXX.--De algunos sucesos de los Catalanes, y Aragoneses en Athenas...............................................................98 End of the Project Gutenberg EBook of Expedicion de Catalanes y Argoneses al Oriente, by D. Francisco De Moncada *** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EXPEDICION DE CATALANES Y *** ***** This file should be named 13516.txt or 13516.zip ***** This and all associated files of various formats will be found in: https://www.gutenberg.org/1/3/5/1/13516/ Produced by Virginia Paque and Jose Mendez Updated editions will replace the previous one--the old editions will be renamed. Creating the works from public domain print editions means that no one owns a United States copyright in these works, so the Foundation (and you!) can copy and distribute it in the United States without permission and without paying copyright royalties. Special rules, set forth in the General Terms of Use part of this license, apply to copying and distributing Project Gutenberg-tm electronic works to protect the PROJECT GUTENBERG-tm concept and trademark. Project Gutenberg is a registered trademark, and may not be used if you charge for the eBooks, unless you receive specific permission. 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It exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from people in all walks of life. Volunteers and financial support to provide volunteers with the assistance they need, is critical to reaching Project Gutenberg-tm's goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will remain freely available for generations to come. In 2001, the Project Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4 and the Foundation web page at https://www.pglaf.org. Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit 501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at https://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by U.S. federal laws and your state's laws. The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S. Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered throughout numerous locations. Its business office is located at 809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact information can be found at the Foundation's web site and official page at https://pglaf.org For additional contact information: Dr. Gregory B. Newby Chief Executive and Director gbnewby@pglaf.org Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide spread public support and donations to carry out its mission of increasing the number of public domain and licensed works that can be freely distributed in machine readable form accessible by the widest array of equipment including outdated equipment. Many small donations ($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt status with the IRS. The Foundation is committed to complying with the laws regulating charities and charitable donations in all 50 states of the United States. Compliance requirements are not uniform and it takes a considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up with these requirements. We do not solicit donations in locations where we have not received written confirmation of compliance. 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Hart was the originator of the Project Gutenberg-tm concept of a library of electronic works that could be freely shared with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support. Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper edition. Most people start at our Web site which has the main PG search facility: https://www.gutenberg.org This Web site includes information about Project Gutenberg-tm, including how to make donations to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks.